Meditación: Cómo San Juan Bautista, estando en cadenas, envió sus discípulos a Cristo
Para el domingo segundo de Adviento
PUNTO PRIMERO.
Considera cómo san Juan, siendo tan amado de Dios por la grandeza de
sus virtudes, estaba en cadenas preso y aherrojado, y desamparado del
mundo, porque es condición de Dios partir su Cruz con sus escogidos, y
darles trabajos en esta vida para aumento de su corona en la otra.
Contempla la paciencia que tiene san Juan en sus cadenas, y cómo no
descuida de sus obligaciones, antes descuidando de sí, pone todo su
cuidado en el bien de sus hijos y en el mayor servicio de Dios. Aprende a
no desmayar en los trabajos, sino tenerlos por grandes consolaciones y
mercedes de Dios, y a valerte de ellos para avivar en su servicio y en
el cumplimiento de sus obligaciones.
PUNTO II. Considera
cómo san Juan desde la cárcel envió sus discípulos a Cristo a
preguntarle si era el Mesías que esperaban, no porque lo ignorase, pues
le había confesado públicamente por el Cordero inmaculado de Dios que
quita los pecados del mundo, sino para certificarlos a ellos y a todo
el pueblo, que lo había de oír con esta ocasión, de que era el verdadero
Mesías, y para darles buen Padre y buen Maestro, hallándose ya cercano a
la salida de este mundo. Saca de aquí afectos y deseos de dar a conocer
al mundo la dignidad y santidad de Cristo, y de traer a todos los
hombres a su santo servicio y en especial a aquellos que están mas a tu
cargo, dejando las emulaciones que suele haber entre los maestros y
discípulos, procurando siempre la honra de los otros, corno procuró San
Juan Bautista la de Cristo.
PUNTO III. Considera la
respuesta que les dio el Salvador, mas con obras que palabras, sanando
en su presencia a muchos enfermos, sordos, cojos, ciegos y leprosos, y
diciéndoles que dijeseis a san Juan lo que habían visto y oído: de que
has de sacar el modo come has de volver por la verdad y por ti mismo,
cuando hubiere varias opiniones de tu vida más con obras que palabras,
que las obras dan mayor voz y son mas abonados testigos: mete la mano en
tu pecho, y considera cuáles son tus obras, y que testimonio dan de ti
, y pídele gracia al Señor para enmendar tu Vida, y vivir de manera que
merezcas ser tenido por discípulo suyo.
PUNTO IV. Considera lo
que dice el evangelista San Mateo, que volviendo los discípulos de san
Juan las espaldas para llevar la respuesta a su Maestro, empezó Cristo a
decir muchas alabanzas de san Juan, como otros suelen emplearse en
murmurar de los que vuelven las espaldas; y Cristo dijo de él, que era
ángel y profeta, y más que profeta, por las virtudes angélicas que
adornaban su alma. Aprende de aquí lo primero a decir bien de tus
prójimos en presencia y ausencia, y pídele a Dios gracia para no decir
mal de nadie; y lo segundo, saca grande estimación de san Juan, viendo
la que tuvo de el Cristo, predicando al pueblo su santidad: mira corno
paga Cristo los servicios que le hacen, pues, por el que san Juan le
hizo enviándole sus discípulos, le retorno en esta vida tales loores y
alabanzas y con ellas tal honra, en tal ninguno la alcanzó jamás, y
después colmadísimos premios en la vida eterna.
Padre Alonso de Andrade, S.J