Francisco, "rabino de referencia" - Alejandro Sosa Laprida
Miles
Christi - 08/12/2015
Los
rabinos Bergoglio, Bergman y Avruj departiendo dichosos en la Sinagoga
Vale
la pena mirar este breve vídeo en el cual el rabino, y muy probablemente masón,
Sergio Bergman, afirma que su gran amigo « Francisco » es su rabino de
referencia:
¿Acaso
hace falta algo más para convencerse de que Bergoglio
no es católico? Para los escépticos recalcitrantes, esos que hacen de la
negación sistemática de la realidad su pasatiempo favorito, he aquí otros
ejemplos similares por demás elocuentes:
1. Aplaude al Rabino Skorka que está «
esperando al mesías »:
«
Si en este momento elevo un pedido a Dios, es que se multipliquen todos
aquellos, que seamos muchos los que breguemos por la verdad, más allá de las
disquisiciones y los puntos de vista teológicos, más allá de las diferencias
teológicas. Tenemos que hacer una realidad humana, construir una realidad
humana distinta. Estamos esperando al
Mesías, pero para que El llegue, le tenemos que preparar el terreno,
tenemos que dejarle un lugar. Yo creo que no es una cuestión pasiva, creo
que El va a venir cuando Dios lo disponga, Dios se va a revelar a lo humano,
cuando El lo va a disponer. Pero yo creo que Dios también nos está esperando a
nosotros. Muchas gracias. » Rabino Abraham Skorka, discurso del 11/10/12 con
motivo de la recepción del doctorado honoris causa que le atribuyó la UCA, a manos del cardenal Jorge Bergoglio, que
escuchó y aplaudió el discurso del rabino.
(Cf.
primer vídeo 14:20 a 15:20: https://www.youtube.com/watch?v=57qlSC83vRI
2. Elogia el judaísmo talmúdico:
«
Mis felicitaciones más fervientes por la gran fiesta de Pesaj. El Omnipotente,
que ha liberado a su pueblo de la esclavitud de Egipto para guiarlo a la tierra
prometida, siga librándolos de todo mal y
los acompañe con su bendición. Les
pido que recen por mí (!!!). » (Saludos a la comunidad judía de Roma el 25
de marzo de 2013: https://www.aciprensa.com/noticias/el-papa-saluda-al-rabino-de-roma-por-la-pascua-judia-82652/)
«
Una mirada muy especial se dirige al pueblo judío, cuya Alianza con Dios jamás ha sido revocada, porque ‘‘los
dones y el llamado de Dios son irrevocables’’ (Rm. 11,29). » (Exhortación
apostólica Evangelii Gaudium del 24 de noviembre de 2013, § 247: https://www.aciprensa.com/Docum/evangeliigaudium.pdf
)
«
Dios sigue obrando en el pueblo de la primera Alianza y hace nacer tesoros de sabiduría que brotan de su encuentro con la Palabra divina
(!!!) » (Exhortación apostólica Evangelii Gaudium del 24 de noviembre de
2013, § 249: https://www.aciprensa.com/Docum/evangeliigaudium.pdf)
Almuerzo
rabínico kosher en la Casa Santa Marta del Vaticano
Convengamos
que, al igual que los otros errores profesados por « Francisco », éste también
tiene su orígen en la neo-religión
ecuménico-conciliar, que asume el judaísmo talmúdico como un culto
legítimo, no reprobado por Dios, a pesar de su pertinaz negativa en
reconocer a Jesucristo como al Mesías y al Redentor del género humano. A modo
de ejemplo, entre muchísimos otros posibles, citemos el documento de la Comisión Bíblica del año 2001,
intitulado El pueblo judío y sus escrituras
sagradas en la Biblia cristiana, prologado
por el cardenal Joseph Ratzinger, quien por entonces era el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe:
« (…) los cristianos pueden y deben admitir
que la lectura judía de la Biblia es una lectura posible, en continuidad
con las Sagradas Escrituras judías de la época del segundo Templo, una lectura
análoga a la lectura cristiana, que se desarrolla paralelamente. Cada una de
esas dos lecturas es coherente con la visión de fe respectiva, de la que es
producto y expresión. Son, por tanto, mutuamente irreductibles. En el campo
concreto de la exégesis, los cristianos pueden, sin embargo, aprender mucho
de la exégesis judía practicada desde hace más de dos mil años; de hecho,
han aprendido mucho de ella a lo largo de la historia. Por su parte, pueden
confiar que también los judíos podrán sacar partido de las investigaciones
exegéticas cristianas.»
3. Le pide a un rabino que escriba el prólogo
de su libro El Jesuita:
«
Hasta donde mis conocimientos llegan al respecto, esta debe ser la primera
vez que un rabino prologa un texto de un sacerdote católico, en dos mil años de
historia. Hecho que adquiere más relevancia aún cuando dicho sacerdote es
el arzobispo de Buenos Aires, primado de la Argentina y cardenal consagrado por
Juan Pablo II. » (Rabino Skorka, El
Jesuita, p. 9: https://docs.google.com/file/d/0B9XFGc_BZfpPbUxwTm9qM0Z2NDQ/edit?pli=1)
Y el rabino en cuestión apoya las uniones homosexuales:
«
La obsesión de Bergoglio que cual leitmotiv
va y viene en todo el libro, puede definirse con los vocablos: encuentro y
unidad. Entendiendo éste último como un estado de armonía entre los hombres, en
el que cada uno desde su peculiaridad coopera para el crecimiento
material y espiritual del otro, inspirado en un sentimiento de amor. » (Rabino Skorka, El Jesuita, p. 11: https://docs.google.com/file/d/0B9XFGc_BZfpPbUxwTm9qM0Z2NDQ/edit?pli=1)
El rabino Bergoglio es un esmerado siervo de la Sinagoga
Al
rabino Skorka: «No olvido que Usted me invitó dos veces a orar y a hablar en su
sinagoga. Y yo lo invité para que les hablara sobre los valores a mis
seminaristas.» (Sobre el cielo y la
tierra, cap. 28, p. 2: http://fr.calameo.com/read/002080055a8b71b163859)
Skorka
a Bergoglio: «Yo aprecio los cambios que Usted introdujo, que el Presidente
salude a todos los dignatarios religiosos, que varios de ellos participen en
las prédicas del Te Deum. Cambiar
esas cosas dentro de una estructura tan antigua no es fácil. Lo felicito por intentar romper viejos
círculos viciosos.» (Sobre el cielo y la tierra, cap. 28, p. 5:
http://fr.calameo.com/read/002080055a8b71b163859)
«
(…) En sendas oportunidades (2004 y 2007) estuvo en la comunidad Benei Tikva en
los servicios religiosos preparatorios para estas festividades,
denominados Selijot. En esas ocasiones brindó su saludo reflexivo y sentido a
Benei Tikva y a toda la comu-nidad judía del país. Fueron momentos de
encuentro en los que, más allá de las diferencias y divergencias, se generó
un sentimiento de hermandad ante la presencia de un único Padre. Bergoglio
manifestó entonces cómo las oraciones vertidas habían tocado su corazón.
Acentuó insistentemente el sentimiento de cercanía espiritual y fraternal que
sintió junto a los presentes. Fue el mismo sentimiento que sintió la comunidad
para con él. (…) » (Rabino Abraham
Skorka, Visiones de un mundo en paz, La Nación, 4/9/13: https://s3.amazonaws.com/archivo.lanacion.com.ar/impresa/pdf/2013/09/04/040913DT0250101211.pdf)
4. Celebra Hanukkah en una sinagoga :
El rabino Bergoglio enciende una vela en la fiesta de
Hanukkah
«
(…) El arzobispo de Buenos Aires y primado de Argentina, cardenal Jorge
Bergoglio, destacó los lazos que unen a la fiesta de Janucá, la festividad de
las luminarias, con la Navidad al encabezar un oficio religioso
realizado en una sinagoga de la ciudad de Buenos Aires. “Janucá se une en un símbolo con la Navidad y es el símbolo
de la luz, ya que en el relato del nacimiento de Jesús, los ángeles anunciaban
la presencia de la luz, o sea que la luz está en ambas fiestas. En el
caso de Janucá tiene un significado histórico muy concreto pero también se
proyecta hacia adelante y da lugar a luces propias”, explicó
Bergoglio en declaraciones a la Agencia
Judía de Noticias. Bergoglio realizó estas declaraciones tras visitar la
sinagoga de la comunidad NCI-Emanu El
de la Fundación Judaica, donde encendió la quinta vela de la festividad de Janucá. El cardenal aclaró que no es
la primera vez que concurre a una sinagoga. “Es algo que suelo hacer, como los
hermanos judíos vienen a nuestra casa, yo voy a la de ellos, somos hermanos.
El amor nos lleva a la fraternidad”, resaltó el líder de la Iglesia Católica.
(…) »
5. Discurso en otra sinagoga por Rosh
Hashanah:
«
(…) Hoy, aquí en esta Sinagoga, tomamos nuevamente conciencia de ser pueblo en camino (!!!) y nos
ponemos en presencia de Dios. Es un alto en el andar para mirarlo a Él y
dejamos mirar por Él; para examinar nuestro corazón en Su presencia y preguntar
si caminamos siendo irreprochables. También yo lo hago, como caminante, junto a
Ustedes mis hermanos mayores. (…) Por ello, al ponemos hoy en la
presencia de Dios, al sometemos a su juicio, lo hacemos confiados en ese Señor
de honda ternura, que es fiel y se nos presenta como el que dice “te amé con un
amor eterno y por eso te atraje con fidelidad" (Jerem. 31:3). Sí, el Señor nos atrae hacia sí con fidelidad, “con
lazos de amor.” (Oseas 11:4). Sólo nos pide que nos dejemos tomar en brazos por
Él, que dejemos que Él nos enseñe a caminar (Oseas 11:3); nos pide que reconozcamos que Él es nuestro Dios,
"es el verdadero Dios, el Dios fiel, que a lo largo de mil generaciones, mantiene
su alianza y su fidelidad con aquellos que lo aman y observan sus
mandamientos." (Dt. 7:9) »
6. Celebra liturgia judía de la B'nai B'rith en la
Catedral de Buenos Aires:
«
Cristianos y judíos conmemoraron el lunes 12 de noviembre en la catedral
metropolitana de Buenos Aires un nuevo aniversario de la Noche de los Cristales
Rotos o Kristallnacht, considerado el
primer pogrom antijudío y el inicio del Holocausto judío. La liturgia,
organizada por la Comisión de Ecumenismo
y Diálogo Interreligioso y la B´nai B´rith Argentina, contó con reflexiones
del primado argentino, cardenal Jorge Bergoglio y del rabino Alejandro
Avruj, de la comunidad NCI-Emanu El.
La recordación se fundamentó en el texto De la muerte a la esperanza, escrito
por el rabino León Klenicki y el teólogo Eugene Fischer, y actuó el coro
polifónico de la Sociedad Hebraica Argentina. Participaron, además,
representantes de las iglesias Evangélica Metodista, Luterana Unida y
Presbiteriana San Andrés.»
7. Su oración es judía:
«Yo
rezo todos los días el oficio divino con los salmos de David. Los 150 salmos
los pasamos en una semana. Mi oración
es judía, y luego tengo la
eucaristía, que es cristiana.»
El rabino Bergoglio disertando sobre « valores » en la
Sinagoga
8. Confesamos el mismo Dios que los judíos:
«
Nuestra humana fragmentariedad, nuestra desconfianza y nuestro orgullo se han
superado gracias al Espíritu de Dios
omnipotente, de tal forma que entre nosotros ha ido creciendo siempre más
confianza y fraternidad. Ya no somos más extraños, sino amigos y hermanos. Confesamos, aunque con diferentes perspectivas
(!!!), el mismo Dios, Creador del
universo y Señor de la historia. Y Él, en su infinita bondad y sabiduría,
siempre bendice nuestro compromiso con el diálogo. (…) Las confesiones
cristianas encuentran su unidad en Cristo; el Judaísmo encuentra su unidad en
la Torá. Los cristianos creen que Jesucristo es la Palabra de Dios hecha carne
en el mundo; para los judíos la Palabra de Dios está presente principalmente en
la Torá. Ambas tradiciones de fe tienen
como fundamento al único Dios, el Dios de la Alianza, que se revela a los
hombres a través de su Palabra. En la búsqueda de una actitud justa hacia Dios,
los cristianos se dirigen a Cristo como la fuente de vida nueva, los judíos a
la enseñanza de la Torá. »
Antes
de finalizar su discurso, el Papa afirmó que en la reflexión sobre el judaísmo,
el Concilio Vaticano II tuvo en cuenta las
diez tesis de la Conferencia de Seelisberg, un encuentro entre cristianos y
judíos celebrado en esta ciudad suiza en 1947 en el que se elaboró un documento
con un nuevo tratamiento teológico de la Iglesia hacia el judaísmo. Este
documento sentó también las bases del Consejo, cuya cooperación con la Iglesia
“se avivó oficialmente después del Concilio, y especialmente después de la
institución de nuestra Comisión para las relaciones religiosas con el judaísmo
en 1974’’.
9. El rechazo de Jesucristo conduce a la «
santidad »:
"I would like to send my
greetings to the Hebrew community, to our Jewish brothers, for whom today is a
sacred day, Yom Kippur", Pope Francis said. "I
hope the Lord brings down his blessing of peace and will keep in life and
holiness, according to the Word of the Lord we have heard today: Be Holy,
for I am Holy," he continued.
“Quisiera
ante todo enviar un saludo a la comunidad judía, a nuestros hermanos judíos,
que hoy celebran la fiesta del Yom Kippur.
Que el Señor los bendiga con su paz y
los mantenga en una vida de santidad, según la Palabra del Señor que hemos
escuchado hoy : sed santos porque Yo soy Santo.’’
¿Cómo puede
concebirse una vida de santidad si se rechaza a Jesucristo?
Y
además, pedir a Dios que «bendiga con su
paz» y «mantenga en la santidad»
precisamente a quienes lo rechazan, ¿no es acaso una blasfemia colosal?
10. El « magisterio » ecológico de Francisco,
fuente de inspiración para los judíos:
The Shalom Center, a
Philadelphia-based Jewish community, organized a Yom Kippur service at Washington’s Lincoln Memorial, to bring
attention to the issue of the environment.
The service not only used
passages from rabbinical literature, but also quoted Pope Francis' Encyclical Laudato Si'.
"The fact that the pope has
spoken out so powerfully and so clearly [on climate change], and the fact that
he is going to be speaking at the UN and Congress and meeting with the
president, means that the work many of us have been doing for years is on the
front page," said Rabbi Arthur Waskow, who founded The Shalom Center. He told
the Huffington Post the Pope's message
on the environment "takes the work we're doing and gives it front and center
place in people's consciousness."
El
« magisterio » de Francisco es recibido con beneplácito por los izquierdistas y
los judíos, por los laicistas y los homosexualistas : a todos los enemigos de
la Iglesia les encanta y les parece estupendo su mensaje ecológico, ecuménico y
mundialista…
«Si el mundo los aborrece, tengan presente
que antes que a ustedes, me aborreció a mí. Si fueran del mundo, el mundo los
querría como a los suyos. Pero ustedes no son del mundo, sino que yo los he
escogido de entre el mundo. Por eso el mundo los aborrece. Recuerden lo que les
dije: “Ningún siervo es más que su amo.” Si a mí me han perseguido, también a
ustedes los perseguirán. Si han obedecido mis enseñanzas, también obedecerán
las de ustedes. Los tratarán así por causa de mi nombre, porque no conocen al
que me envió.» (Jn. 15, 18-21)
11. Bendice estatua en honor de la « unidad »
de la Iglesia con la Sinagoga:
“This statue is exactly a
demonstration of two sisters of the same dignity, the church and
the synagogue,” Vatican spokesman Rev. Federico Lombardi told reporters
before the Pope’s visit to the statue.
¿Cómo
podría la unidad existir en detrimento de la verdad? Es completamentente
absurdo, además de lisa y llanamente
blasfematorio, pretender que pueda existir unidad con quienes rechazan
obstinadamente a Jesucristo desde que lo hicieron crucificar por considerarlo
un impostor. Eso es algo que debería ser evidente para cualquier cristiano
medianamente instruído…
12. Bromea sobre Jesús con los judíos,
quienes lo rechazan y reivindican su ejecución:
“Yo estaba en la mesa del Papa: hubo
pensamientos bastante profundos acerca de temas como el mesianismo, el diálogo
interreligiosos y cómo sumar más a los musulmanes, nos dijo que esa mañana
había hablado sobre Moisés y su guerra contra los amalequitas, y contamos
chistes religiosos; el del Papa fue
un clásico, que es buenísimo y contado por él tiene otro peso, sobre un
cura que durante semanas da prédicas antisemitas hasta que Jesús, en la cruz,
mira a la Virgen, que estaba a un lado, y le dice: ‘Mami, vámonos que no nos
quieren…’”, relató el presidente de la Asamblea Rabínica Latinoamericana.
“En ese marco se amplió la mesa y todos quedamos alrededor del Papa, como se ve
en la foto, y ya teníamos que irnos, pero seguimos
contando anécdotas y chistes y yo dije que lo ideal sería poner lo que
estaba sucediendo en palabras de los Salmos: ‘¡Qué bello y agradable es que
los hermanos estén sentados juntos!’, con tanta calidez y armonía”, continuó.
Aparentemente,
nada deleita tanto al rabino Bergoglio como mofarse de la Crucifixión de
Nuestro Señor Jesucristo en compañía de sus « hermanos mayores »:
13. Francisco, esperanza judía:
“Juan XXII es el Papa
bueno, que para nosotros es sumamente importante, porque ahí viene que ya no es
sólo de la iglesia sino de la humanidad.
Es el Papa del CVII y lo que se conoce de la Iglesia post conciliar, donde
el reencuentro con las religiones en general y el judaísmo en particular dio
por terminado un ciclo de falsa acusación del pueblo judío”, dijo. “El otro
Papa, que también será canonizado como santo, Juan Pablo II, para
nosotros es tan importante sobre todo para aquellos que lo pudimos conocer en
persona en la Argentina, cuando yo era un referente de la juventud judía y pude
compartir con él su visita a nuestro país. Él cierra el círculo que abrió
Juan XXIII y dijo que los judíos son los hermanos mayores en la fe”, detalló Bergman.
[...] Claudio Epelman, director del Congreso Judío Latinoamericano, quien
también asistió a la canonización, expresó: “Estos dos Papas muy queridos por
el pueblo judío fueron artífices indiscutidos del acercamiento entre ambas
religiones. Vivimos un gran momento de hermandad entre católicos y judíos, pero
esto no siempre fue así: la historia da cuenta de cientos de años
enfrentamiento”. “Fue Juan XXIII
quien marcó el quiebre en la historia, y reformuló la relación entre judíos y
católicos, e inequívocamente Juan Pablo II fue el impulsor de estas
ideas. Conozco personalmente al Papa Francisco y será él el líder de la Iglesia
cuando se cumplan 50 años del histórico documento Nostra Aetate, que reinició la relación entre católicos y
judíos, y sin dudas dará gigantescos pasos en la construcción de entendimiento y hermandad con los judíos”,
explicó.
El rabino Bergoglio rindiendo pleitesía a sus « hermanos
mayores »
14. El judeocristianismo de Bergoglio y de
Vaticano II condenado por la Sagrada Escritura:
«
¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es
anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que
confiesa al Hijo, tiene también al Padre. Lo que habéis oído desde el
principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio
permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre.
» (1 Jn. 2, 22-24)
«Porque
vosotros, hermanos, vinisteis a ser imitadores de las iglesias de Dios en
Cristo Jesús que están en Judea; pues habéis padecido de los de vuestra propia
nación las mismas cosas que ellas padecieron de los judíos, los cuales mataron
al Señor Jesús y a sus propios profetas, y a nosotros nos expulsaron; y no agradan a Dios, y se oponen a todos los hombres,
impidiéndonos hablar a los gentiles para que éstos se salven; así colman ellos siempre la medida de sus
pecados, pues vino sobre ellos la ira hasta el extremo.» (1 Tes. 2, 14-16)
«¿Por qué ustedes no
comprenden mi lenguaje? Es porque no pueden escuchar mi palabra. Ustedes tienen por padre al demonio
y quieren cumplir los deseos de su padre. Desde el comienzo él fue homicida
y no tiene nada que ver con la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando
miente, habla conforme a lo que es, porque es mentiroso y padre de la mentira.
Pero a mí no me creen, porque les digo la verdad. ¿Quién de ustedes probará que
tengo pecado? Y si les digo la verdad, ¿por qué no me creen? El que es de Dios escucha las palabras de
Dios; si ustedes no las escuchan, es porque no son de Dios.» (Jn. 8, 43-47)
El rabino Bergoglio
se congratula por la obstinación de los judíos en el rechazo de Jesucristo, su
Mesías y Salvador
15. Y también por el Magisterio de la
Iglesia:
«
Los testimonios incesantes de los Santos Padres, al atestiguar que en el
patíbulo de la Cruz consumó su obra, enseñan que la Iglesia nació -en la Cruz-
del costado del Salvador, como una nueva Eva, madre de todos los vivientes.
Dice el gran Ambrosio, tratando del costado abierto de Cristo: Y ahora se
edifica, ahora se forma, ahora... se figura, y ahora se crea..., ahora se
levanta la casa espiritual para constituir el sacerdocio santo. Quien
devotamente quisiere investigar tan venerable doctrina, podrá sin dificultad
encontrar las razones en que se funda. Y, en primer lugar, con la muerte del Redentor, a la Ley Antigua abolida sucedió el
Nuevo Testamento; entonces en la sangre de Jesucristo, y para todo el
mundo, fue sancionada la Ley de Cristo con sus misterios, leyes, instituciones
y ritos sagrados. Porque, mientras nuestro Divino Salvador predicaba en un
reducido territorio -pues no había sido enviado sino a las ovejas que habían
perecido de la casa de Israel- tenían valor, contemporáneamente, la Ley y el
Evangelio; pero en el patíbulo de su
muerte Jesús abolió la Ley con sus decretos, clavó en la Cruz la escritura
del Antiguo Testamento, y constituyó el Nuevo en su sangre, derramada por todo
el género humano. Pues, como dice San León Magno, hablando de la Cruz del
Señor, de tal manera en aquel momento se realizó un paso tan evidente de la Ley
al Evangelio, de la Sinagoga a la Iglesia, de lo muchos sacrificios a una sola
hostia, que, al exhalar su espíritu el Señor, se rasgó inmediatamente de arriba
abajo aquel velo místico que cubría a las miradas el secreto sagrado del
templo. En la Cruz, pues, murió la
Ley Vieja, que en breve había de ser enterrada y resultaría mortífera, para
dar paso al Nuevo Testamento, del cual Cristo había elegido como idóneos
ministros a los Apóstoles; y desde la Cruz nuestro Salvador, aunque
constituido, ya desde el seno de la Virgen, Cabeza de toda la familia humana,
ejerce plenísimamente sobre la Iglesia sus funciones de Cabeza, porque
precisamente en virtud de la Cruz -según la sentencia del Angélico y común
Doctor-, mereció el poder y dominio sobre las gentes; por la misma aumentó en nosotros
aquel inmenso tesoro de gracias que, desde su reino glorioso en el cielo,
otorga sin interrupción alguna a sus miembros mortales; por la sangre derramada
desde la Cruz hizo que, apartado el obstáculo de la ira divina, todos los dones
celestiales, y, en particular, las gracias espirituales del Nuevo y Eterno
Testamento, pudiesen brotar de las fuentes del Salvador para la salud de los
hombres, y principalmente de los fieles; finalmente, en el madero de la Cruz
adquirió para sí a su Iglesia, esto es, a todos los miembros de su Cuerpo
místico, pues no se incorporarían a este Cuerpo místico por el agua del
Bautismo si antes no hubieran pasado al plenísimo dominio de Cristo por la
virtud salvadora de la Cruz. » (Encíclica
Mystici Corporis, Pío XII, 1943, § 12)
En la solemnidad de la Inmaculada
Concepción de la Santísima Virgen María, madre de Jesucristo, verdadero Mesías,
Rey de Israel y Redentor del género humano.
Anexo acerca del
tema de la relación de Francisco con el judaísmo (tomado del
artículo El extraño pontificado del papa
Francisco, p. 5 a 9: http://callmejorgebergoglio.blogspot.fr/2014/09/the-strange-papacy-of-pope-francis-by.html):
La cuestión del
judaísmo.
La primera carta oficial de Francisco, enviada el mismo día de su elección, fue
dirigida al gran rabino de Roma. Hecho por demás sorprendente. La primera carta
de su pontificado ¡enviada a los judíos! Acaso esta decisión habrá obedecido a
un imperativo evangelizador apremiante, a saber, una proclamación inequívoca
del Evangelio, destinada a curarlos de su tremenda ceguera espiritual, una
solemne invitación a que reconozcan por fin a Jesús de Nazareth como a su
Mesías y Salvador…Pues nada de eso. Francisco evoca la «protección del Altísimo», fórmula convencional y vacía de
contenido, destinada a ocultar las divergencias teológicas insalvables que
separan a la Iglesia de la Sinagoga, para que sus relaciones avancen «en un espíritu de ayuda mutua y al servicio
de un mundo cada vez más en armonía con la voluntad de su Creador»
Hay
dos preguntas que un lector prevenido no puede dejar de formularse. La primera
es la siguiente: ¿Cómo puede concebirse una «ayuda mutua» con un enemigo que no tiene sino un objetivo en mente,
a saber, la desaparición del cristianismo, y esto desde hace casi dos mil años?
¿En qué cabeza puede caber el absurdo según el cual los judíos desearían «ayudar» a la Iglesia, fundada según
ellos por un impostor, por un falso mesías, el cual constituye el principal
obstáculo al advenimiento del que ellos aguardan, y a propósito del cual
Nuestro Señor les advirtió : «Yo he
venido en nombre de mi Padre y vosotros no me habéis recibido ; otro vendrá en
su nombre y vosotros lo recibiréis » (Jn. 5, 43) Terrible profecía que San
Jerónimo comenta diciendo que «los
judíos, tras haber despreciado la verdad en persona, aceptarán la mentira
aceptando al Anticristo» (Epist. 151, ad Algasiam, quest. II) y San
Ambrosio que «eso muestra que los judíos,
quienes no quisieron creer en Jesucristo, creerán en el Anticristo.» (In
Psalmo XLIII)
Ahora
que el obstáculo político encarnado por la Cristiandad ha sido suprimido por la
oleada revolucionaria asistimos a la supresión progresiva del obstáculo
religioso, a saber, el papado, alcanzado desde hace más de cincuenta años por
el virus de la modernidad revolucionaria. Ese obstáculo a la manifestación del «hombre de iniquidad», ese misterioso katejon del que habla San Pablo (2 Tes.
2,7), que retarda su venida y que no es otro que el poder espiritual romano, es
decir, el papado, según la tradición exegética. Es tan sólo cuando ese
obstáculo haya sido removido que « se
revelará el impío.» (2 Tes. 2, 8) La penetración de las ideas
revolucionarias en Roma no es en absoluto una cuestión de fantasías
complotistas ni el resultado de una imaginación desbocada: quienes trabajaron
activamente para realizar el aggiornamento
de la Iglesia, esto es, con miras a su adaptación al mundo moderno, lo que ha
sido el objetivo principal del Concilio Vaticano II, su «línea directora» (Pablo VI, Ecclesiam
Suam, 1964, n°52), no tienen empacho en admitirlo. Así el cardenal Suenens
no se anduvo con rodeos: «Vaticano II, es
1789 en la Iglesia» (citado por Mons. Lefebvre, Ils l’ont découronné, Clovis, 2009, p. 10), aseveró quien fuera una
de las figuras más relevantes del último concilio y uno de los cuatro moderadores nombrados por Pablo VI.
El
padre Ives Congar (o.p.), nombrado por Juan XXIII en 1960 consultor de la Comisión Teológica Preparatoria y luego, en 1962, experto oficial en el concilio, en el
cual fuera también miembro de la citada Comisión Teológica, a sido sin duda
alguna el teólogo más influyente de la asamblea conciliar, junto al jesuita
Karl Rahner. El famoso dominico declaró, refiriéndose a la colegialidad
episcopal, que en el Concilio «la Iglesia
había efectuado pacíficamente su Revolución de Octubre» (Vatican II. Le concile
au jour le jour, deuxième session, Cerf, p. 115), reconoció que la
declaración Dignitatis Humanae sobre
la libertad religiosa dice «materialmente
otra cosa que el Syllabus de 1864, incluso aproximadamente lo contrario»
(La crise dans l’Eglise et Mgr. Lefebvre, Cerf, 1976, p. 51) y admitió que en
ese texto, en el cual había trabajado, «se
trataba de mostrar que el tema de la libertad religiosa se hallaba presente en
la Escritura. Pero no lo estaba.» (Eric Vatré, La droite du Père, Guy Trédaniel Editeur, 1995, p. 118)
Y
según el cardenal Ratzinger «el problema
del concilio fue el de asimilar los mejores valores de dos siglos de cultura
liberal. Son valores que, aunque surgidos fuera de la Iglesia, pueden hallar un
sitio –purificados y corregidos- en su visión del mundo y eso es lo que sucedió»
(Revista Jesus, nov. 1984, p. 72), quien tampoco vacila en afirmar, a propósito
de la constitución pastoral Gaudium et
Spes sobre las relaciones de la Iglesia con el mundo moderno, que se puede
considerar ese texto como un «anti-Syllabus,
en la medida en que representa un intento de reconciliación de la Iglesia con
el mundo tal cual se ha vuelto desde 1789.» (Les principes de la théologie
catholique, Téqui, 1987, p. 427)
La
segunda pregunta que se plantea a propósito de la carta enviada por Francisco
al gran rabino de Roma es la siguiente: ¿Cómo puede concebirse que una religión
falsa (el judaísmo talmúdico, corrupción del judaísmo vetero-testamentario),
estructurada en base al rechazo, a la condena y al odio de Jesucristo, pueda
estar «al servicio de un mundo cada día
más en armonía con la voluntad del Creador»? Tamaño absurdo exime de
comentarios…Mas se encuentra naturalmente en perfecta consonancia con la
modificación de la plegaria por los judíos del Viernes Santo, que Juan XXIII se
apresuró a efectuar en marzo de 1959,
apenas cuatro meses después de su elección, suprimiendo los términos «perfidis» y «perfidiam» aplicados a los judíos, y que sería luego suprimida
definitivamente del nuevo misal aprobado por Pablo VI en abril de 1969 y
promulgado en 1970. He aquí la nueva plegaria que en él figura: «Oremos por los judíos, a quienes Dios habló
en primer lugar: que progresen en el amor de su Nombre y en la fidelidad a su
Alianza.» Plegaria a propósito de la cual cabría efectuar varias
observaciones: 1. No se menciona la necesidad de su conversión a Jesucristo. 2.
El término «alianza» insinúa que la «
antigua » aún tendría vigor. 3. Todo «progreso»
en el amor de alguien implica un amor ya presente; ahora bien, ¿cómo podrían «progresar» en el amor del Padre si
niegan al Hijo? 4. ¿Y cómo podrían «progresar»
en la «fidelidad a su alianza» si se
obstinan en rechazar a Jesucristo, sacerdote perfecto y cordero sin tacha, que
ha sellado una Nueva Alianza entre Dios y los hombres al inmolarse en la Cruz?
La
conclusión cae de su peso: nos encontramos ante una nueva teología que marca
una ruptura de fondo con la que había tenido curso en la Iglesia desde sus
orígenes hasta Vaticano II y que la antigua plegaria por la conversión de los
judíos, eliminada de la liturgia latina, expresaba de manera luminosa : «Oremos igualmente por los judíos, que no
han querido creer (perfidis judaeis), a fin de que Dios nuestro Señor quite el
velo de sus corazones y que conozcan, ellos también, a Jesucristo nuestro Señor
(…) Dios eterno y todopoderoso, que no rehúsas tampoco tu misericordia a la
infidelidad judía (judaicam perfidiam), escucha las oraciones que te dirigimos
por este pueblo enceguecido ; haz que conozcan la luz de la verdad, que es
Jesucristo, para que sean liberados de sus tinieblas.»
El
contraste con la nueva plegaria es pasmoso, tanto como lo es con el discurso de
Juan Pablo II en la sinagoga de Roma en abril de 1986, en el cual alaba la «legítima pluralidad religiosa» y afirma
que hay que esforzarse en «suprimir toda
forma de prejuicio (…) a fin de presentar la verdadera cara de los judíos y del
judaísmo.» «Prejuicio» que la antigua plegaria del Viernes Santo expresaba
de manera cabal, lo que explica ciertamente su desaparición de la nueva
liturgia…Pero no se puede negar que esto sea harto problemático, pues según
reza el célebre adagio del siglo V atribuido al papa San Celestino I: lex orandi, lex credendi, la ley de la
oración determina la ley de la creencia, es decir que, modificando el contenido
de la oración, puede modificarse a la vez el contenido de la Fe. Y lo
acontecido en el siglo XVI a raíz de las innovaciones litúrgicas de Lutero en
Alemania y de Cranmer en Inglaterra basta para demostrarlo.
Desgraciadamente,
el episodio de la carta enviada por Francisco al rabino de Roma en el día de su
elección no habría de quedar en eso. En efecto, doce días más tarde Francisco
reincidió enviando una segunda carta al rabino, esta vez con motivo de la
pascua judía, dirigiéndole sus «felicitaciones
más fervientes por la gran fiesta de Pesaj.» Lo que no deja de suscitar una
pregunta insoslayable: desde una perspectiva católica, ¿cuál puede ser la
naturaleza de esas «felicitaciones»
con motivo de una celebración en la que se ultraja a Jesucristo, único y
verdadero Cordero Pascual inmolado en la Cruz en redención de nuestros pecados?
Porque
tales «felicitaciones» no pueden sino
confortar a los judíos en su ceguera espiritual y por tanto mantenerlos
alejados de su Mesías y Salvador, lo cual es cuando menos paradójico viniendo
de parte de un soberano pontífice…El cual prosigue diciendo: «Que el Todopoderoso que liberó a su pueblo
de la esclavitud de Egipto para conducirlo hacia la tierra prometida continúe
liberándolos de todo mal y acompañándolos de su bendición.» Palabras
embarazosas en grado sumo, dado que manifiestamente Dios no los ha liberado aún
de todo mal, puesto que no existe mal mayor que el de ser considerados «enemigos del Evangelio» (Rom. 11, 28) y
formar parte de la «Sinagoga de Satán»
(Ap. 3, 9) ¿Cómo concebir que Dios pueda
continuar «acompañándolos de su bendición»,
cuando ellos continúan rechazando con obstinación a Aquel que Él ha enviado?
Deseo
precisar aquí, para evitar cualquier tipo de malentendido, que de ningún modo
ataco a los judíos de manera personal, ya que no me caben dudas de que los hay
excelentes personas y que profesan sus creencias con toda buena fe. Al
referirme a los judíos entiendo situarme en el plano de los principios
teológicos, el único que es pertinente en esta cuestión. Y en ese terreno se
comprueba una enemistad irreductible entre la Iglesia, que busca establecer el
reino de Jesucristo en la sociedad, y el judaísmo talmúdico, el cual,
habiéndose estructurado en oposición a Jesucristo y a la Iglesia, busca
obstaculizar su misión evangelizadora, en total coherencia con su teología, que
no le permite ver en Jesús de Nazareth más que a un impostor y a un
blasfemador, a un falso mesías que impide la venida del verdadero, el que ellos
aguardan ansiosamente con vistas a restaurar el reino de Israel y a regir las
naciones desde Jerusalén convertida en la capital de su reino mesiánico
mundial.
No
se trata pues en absoluto de «racismo»
ni de un pretendido «antisemitismo» conceptualmente
absurdo, según la raída cantinela que no cesan de entonar cuando alguien se
atreve a abordar el tema, al unísono y a voz en cuello, los creadores de
opinión mediáticos, auténtica policía ideológica del sistema mundialista, para
desviar la atención del verdadero problema que plantea el judaísmo talmúdico y
sionista, cuya índole es estrictamente teológica, aunque de él se sigan necesariamente
consecuencias políticas, económicas y culturales.
Hecha
esta aclaración, volvamos a la carta de Francisco, quien concluye diciendo: «Les pido que recen por mí, y les garantizo
mi oración por ustedes, con la confianza de poder profundizar los lazos de
estima y de amistad recíproca.» Nos es forzoso constatar que aquí llegamos
al colmo en el ámbito de lo absurdo. En efecto, ¿cómo es posible imaginar que
la oración de quienes están, según San Juan, bajo el imperio de Satán, podría
ser atendida por Dios? Y en buena lógica, si los judíos aceptaran rezar por el
papa, cosa inimaginable considerando que su misión se opone diametralmente a la
suya, se verían obligados a pedir su apostasía del cristianismo y su conversión
al judaísmo. Es decir que Francisco implícitamente les estaría pidiendo nada
menos que rezaran por él para que pudiera rechazar a Cristo, ¡tal como lo hacen
ellos! A decir verdad, si esta cuestión no revistiese una gravedad inaudita,
estaríamos ante un gag desopilante por sus incongruentes y grotescas
implicaciones.
Y
esto sin mencionar los lazos de «amistad
recíproca» que Francisco evoca al final de su mensaje, ya que la
incoherencia de esta expresión no es menos flagrante que la de la anterior.
Expliquémonos: Un amigo es un alter ego, un otro yo, de lo que se sigue que la
verdadera amistad no es viable si los amigos no poseen una correspondencia de
pensamientos, de sentimientos y de objetivos que vuelva posible la comunión de
las almas. Ahora bien, los pensamientos y la acción de la Iglesia y de la
Sinagoga son, como ya lo hemos dicho, diametralmente opuestos, sus proyectos
son incompatibles, la oposición que existe entre ellas es radical, de suerte
que, hasta tanto los judíos no hayan aceptado a Cristo como a su Mesías y
Salvador, le enemistad entre ambas permanecerá irreductible, por razones
teológicas evidentes, del mismo modo que lo son la luz y las tinieblas, Dios y
Satán, Cristo y el Anticristo… Con este tipo de deseos entramos de plano en el terreno de la utopía,
de la sensiblería humanista, de la negación de la realidad y, sobretodo, en la
falsificación del lenguaje y en la perversión de los conceptos: nos encontramos
de lleno en la esfera de la ilusión, de la manipulación intelectual y de la
mentira. Mentira de la cual sabemos fehacientemente quien es el padre…
Monseñor
Jorge Mario Bergoglio, cuando era arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado
de la Argentina, tenía ya la muy peculiar costumbre de acudir regularmente a
sinagogas para participar en encuentros ecuménicos, el último de los cuales no
remonta más allá del 12 de diciembre de 2012, apenas tres meses antes de su
elección pontifical, con motivo de la celebración de Hanukkah, la fiesta de las
luces, en la cual se enciende cada tarde una vela en un candelabro de nueve
brazos durante ocho días consecutivos, liturgia cuyo significado es, desde un
punto de vista espiritual, la expansión del culto judío. El cardenal Bergoglio
participó activamente en la ceremonia del quinto día, encendiendo la vela
correspondiente.
De
más está decir que evento semejante no se había producido jamás en la historia
de la Iglesia. Y que constituye un hecho altamente perturbador. Aunque no menos
inquietante resulta ser el hecho de que este tipo de gestos escandalosos pasen
completamente desapercibidos para la inmensa mayoría de los católicos,
profundamente aletargados, imbuidos hasta la médula del pensamiento
revolucionario que socava la Fe y debilita el sensus fidei de los creyentes, compenetrados de la ideología pluralista, humanista, ecuménica,
democrática y derecho-humanista que sus pastores les inculcan sin cesar desde
hace más de medio siglo, ideología que es totalmente extranjera al depósito de
la Revelación y que se ha vuelto el leitmotiv de los discursos oficiales de la
jerarquía eclesiástica desde Vaticano II.
Para
concluir este apartado, he aquí un pequeño extracto de lo que Francisco decía a
los judíos en otra sinagoga de Buenos Aires, Bnei Tikva Slijot, en septiembre
de 2007, durante su participación a la ceremonia de Rosh Hashanah, el año nuevo
hebreo : «Hoy, en esta sinagoga, tomamos
nuevamente conciencia de ser pueblo en camino (???) y nos ponemos en presencia
de Dios. Hacemos un alto en nuestro camino para mirar a Dios y dejarnos
contemplar por El.» ¿Qué interpretación podrá atribuirse al «nosotros» empleado por Francisco? ¿Qué
realidad querrá designar utilizando la palabra «Dios»? En todo caso, habida cuenta del contexto, no podría
designar a Dios Padre, pues si no está claro que los judíos no rechazarían al
Hijo. En efecto, Nuestro Señor les dijo: «Si
Dios fuese vuestro Padre, me amaríais, porque es de Dios que he salido y que
vengo (…) Vosotros tenéis por padre al Demonio, y queréis cumplir los deseos de
vuestro padre (…) El que es de Dios escucha las palabras de Dios. Vosotros no
escucháis porque no sois de Dios.» (Jn. 8, 42-47) Hecho de lo más
sorprendente, durante su extenso discurso pronunciado en esa sinagoga de la
capital argentina, quien en ese entonces no era «sino» Monseñor Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires y
cardenal primado de la Argentina, no se dignó a pronunciar ni tan siquiera una
vez el Santo Nombre de Jesús…
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