miércoles, 2 de diciembre de 2015

El racismo – P. Leonardo Castellani


El racismo – P. Leonardo Castellani

  Hay muchas formas de racismo [...] En los tiempos de fray Bartolomé de las Casas, ciertos teólogos españoles afirmaron que los nativos de América no eran seres humanos, porque no pertenecían a la raza de Sem, ni a la de Cam, ni a la de Jafet, las tres razas mencionadas en la Biblia. Eran, por lo tanto, meros animales, de cuyo oro y bienes el hombre el español cristiano- tenía el derecho de adueñarse, como tiene el derecho de tomar las plumas del pavón, la miel de las abejas y la lana de las ovejas.
Jacques Maritain



  Tres novicios que iban al noviciado de Córdoba, dos argentinos y un peruano, se encontraron en el tren con un judío alemán, un ingeniero de una gran fábrica, que no me es lícito nombrar; el cual los invitó, les pagó el almuerzo -créase o no- y los hizo hablar en grande. Al fin del almuerzo les dijo a dos:
  -Usté saldrá del noviciado y usté también.
 
Al tercero le dijo:
  -Usté permanecerá-. El judío no sabía que el verbo propio es perseverará.
  Los novicios lo tomaron a broma. Pero dos años más tarde, uno de ellos, el peruano, se acordó de la predicción, que se había verificado a la letra, y me lo contó.
  Me dio curiosidad y fui a ver al judío, no creyendo en tanta coincidencia.
Me invitó a comer también. Yo le dije:
  -Mire que escribo en un diario que pasa por antisemita.
  -Mejor -me dijo el ingeniero.
  Al fin de la comida -durante la cual dejé siempre que comiese primero de cada fuente... por cortesía-, le pregunté cómo había adivinado el futuro de los novicios.
  -Oh, no es difícil -me dijo-; por sus ideas; por sus maneras de ver las cosas; yo conozco muchos eclesiásticos; es una curiosidad en mí; leo obras de teología de todas las religiones; soy un poco psicólogo...
  -Todo eso no basta -le dije yo.
  Pensó un rato, y al fin me dijo la siguiente notable sentencia:
    -Un cura, si es verdadero cura, desde el momento que comienza a pensaren ser cura... ya es cura.
  Yo me levanté de la mesa, y apuntándole el índice, le dije:
  -¡Usté se convertirá al catolicismo!
  -Absit! -me dijo el alemán.
  -Usté se convertirá al catolicismo; acuérdese lo que le digo.
  -¿Cómo lo sabe?
  -Porque un judío, si comienza a obrar como si no fuera judío, si es verdadero judío, ya no es judío.
  Este diálogo, si ustedes lo entienden, contiene la verdadera solución de la cuestión judía.
  En efecto, la cuestión judía existe; y no tiene más que una solución: o que el judío se convierta al cristianismo, o que se porte como verdadero judío.
  Portarse como verdadero judío es cumplir la ley de Moisés, la cual les manda a ellos desde hace siglos que se separen de los cristianos, que se distingan de ellos incluso con un vestido diferente y que no tengan esclavos cristianos. Es decir, en tiempo de Moisés no había cristianos, pero había gohims, que ahora somos nosotros.
  Ahora bien; la Iglesia Católica no manda acerca de los judíos nada más que eso. Pero lo manda perentoria y machaconamente; y hoy día nadie la obedece en esto -ni en casi nada. Vean la preciosa compilación de documentos solemnes del magisterio eclesiástico de Lo Grasso S. J., titulada Ecclesia ct Status, sobre todo los edictos de Constantino (315), Constancio y Juliano (357), Teodosio (393), Honorio (423), la tercera Novella de Valentiniano (438) y la preciosa carta a los Hebreos de Terracina, de San Gregorio el Magno, papa y periodista (590-604), que al mismo tiempo que íes permite edificar una sinagoga -pero no cerca de la iglesia- y los recomienda a los obispos Bacanda, Agnel y Pedro, concluye terminantemente:

“Prohibimos netamente gravar o afligir a los susodichos hebreos contra el orden de la razón; mas ya que se les permite convivir en las Leyes Romanas, como dicta la justicia, dispongan su conducta según su entender, sin que nadie los estorbe. Pero no les es lícito tener esclavos cristianos.”

  Este precepto: “No les es lícito tener esclavos cristianos”, es el que más se viola en nuestros días, sobre todo en la Argentina, en que todos somos más o menos esclavos de los judíos, a causa del imperio fantástico que tiene el oro internacional sobre nosotros y sobre todo por causa de la mentalidad de ganar dinero a toda costa y furia -incluso vendiendo la patria- que va cundiendo en nuestro pueblo con el ejemplo impune y descarado de los de arriba. Eso también es hacerse esclavo, en cierto modo, de los judíos.
  Un amigo me manda continuamente al diario recortes furiosamente rubrados del Mundo Israelita y de otro diario en idisch -cuyo título traducido debe de ser más o menos: Cheman Raijman Schildlovich Jacarandina-, con unas cartas que echan venablos contra lo que allí escriben ellos y él subraya. Pero lo que ellos escriben allí, a mí más bien me gusta: hay un editorial en el Mundo Israelita del 9 de febrero de 1946, que es más cristiano que muchísimos editoriales de La Prensa. Los judíos dicen allí que ellos son judíos; recomiendan a los israelitas argentinos el no meterse tanto en política argentina que descuiden la política sionista; reconocen que la mayoría de los hebreos propenden de suyo al comunismo y que esa herejía cristiana –como tantísimas otras- es de inspiración del judaísmo, aunque del judaísmo corrompido... “Jabotinski decía que un hombre no puede tener dos ideales. El caso de los comunistas judíos lo corrobora. Su ideal es el comunismo y le dan prioridad sobre todo lo demás [...] incluso sobre Eretz Israel”..., cuanto más sobre la postiza patria argentina. Por último, piden limosna para Eretz Israel, o sea el Hogar Judío resucitado en tierra palestina. Todo eso no nos enfurece ni disgusta; al contrario.
  El que nos disgusta bastante es el judío puesto al servicio de la propaganda, aunque sea cristiano y filósofo. La Información Católica Internacional anda repartiendo un folleto de Jacques Maritain, titulado Por qué no somos Racistas ni Antisemitas. Es cosa de ponerse a llorar cuando uno lo lee. Por suerte, le desconfío que lo lean muchos. El filósofo francés ha dejado a un lado el filósofo y queda solamente el francés; y ni siquiera eso. El resultado no es para felicitarlo. Consideren un momento el texto que puse arriba. ¡Qué desastre!
  Ese texto pretende que “ciertos teólogos españoles” enseñaron la doctrina de que los indios eran animales y no hombres. Es para quedarse patitieso de la información que tiene ese filósofo. Si ésa es la información católica internacional, preferimos carecer de ella y ser católicos nacionales, o mejor, católicos simplemente. Si los católicos internacionales tienen tan buena información, ¡que nombren a esos teólogos españoles! Y hasta que no los nombren, declaramos, a fuer de teólogos hispanos, que eso es un hediondo embuste. Ningún doctor español en teología, ningún licenciado en teología, ningún maestro en teología, ningún bachiller, ningún alumno aplazado en teología, ningún noble español, ningún artesano español, ningún truhán español, ninguna ramera española, ningún judío español pudo haber dicho jamás lo que atribuye a “ciertos teólogos españoles” el descarado seudoteólogo francés, ¡en el tiempo de Melchor Cano y de Arias Montano, en los tiempos del teatro de Lope y los Autos Sacramentales! Ni siquiera hoy en día, ni Cristiano García, ni la sirvienta asturiana de la Madre María, es capaz de decir eso ni en sueños.
  ¡Oh maestro Jacques!... Si no respetáis a España, por lo menos respetad la Teología. Y no seáis tan racista judío y tan racista francés, al venir a predicarnos que no seamos racistas hispanos. O todos los racismos son malos... o ninguno.
  No hay derecho.

P.LEONARDO CASTELLANI – Cristo ¿Vuelve o no vuelve?  Ed. Gladius 2014 (1ra ed. 1951) –  Pags. 176-179


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