LA MASONERÍA, 300 AÑOS DE IMPOSTURA
“Quitad a la masonería la máscara que la cubre y la veréis como es”, escribió el Papa León XIII en 1884 en su encíclica Humanum Genus . Con motivo del tercer centenario de la aparición de la Francmasonería, Johan Livernette siguió este consejo al pie de la letra.
Desenmascarar la secta masónica en todos sus aspectos fue el caballo de batalla de este autor católico comprometido. Al ser decisiva la acción de las sociedades secretas en el avance de la globalización, su estudio es una continuación de su anterior trabajo Complot contre Dieu . Está estructurado rigurosamente, ya que se basa en una amplia documentación y en hechos históricos irrefutables. Masonería, 300 años de impostura es sin duda uno de los libros más completos que se han escrito sobre el tema.
370 páginas
También puede ordenar la masonería, 300 años de impostura mediante el envío de un cheque de 23,80 euros (19 + 4,80 euros de franqueo) a nombre de Johan Livernette a la siguiente dirección:”
Johan
BP 30042
CEDEX 83040 Toulon 9
[Recomiendo vivamente el libro del mismo autor ” Le Complot contre Dieu: Le mondialisme demasqué” que he tenido el placer de leer.
Añado una pequeña observación sobre el libro “Le Complot contre Dieu”
El capítulo VII estą íntegramente dedicado a cuestiones muy afines a las tesis del blog:
El capítulo VII estą íntegramente dedicado a cuestiones muy afines a las tesis del blog:
Particularmente interesante son las páginas dedicadas al “feneyismo” y
a la herejía de la negación del bautismo de sangre y de deseo. Cita en
este contexto a los hermanos Dimond. Está herejía contrubuiría en último
término a la negación de la infalibilidad de la Iglesia tanto en su
magisterio extraordinario como el ordinario y universal. Por lo que se
alinea con el secular Complot contra la Iglesia.
Respecto de la FSSPX después de exaltar la figura de Lefebvre de
quién trae citas de sus discursos e intervenciones, deplora el
“ralliement” que ocurre ante nuestros ojos de la Fraternidad con los
ocupantes de la Sede romana , dirigida en la actualidad por una logia
masónica. Indudablemente, demuestra, la obra de Lefebvre ha sido
infiltrada en nuestros días, aunque, pienso yo, no es ajeno a ello la
misma actitud ambigüa y a veces confusa en las ideas, que ya se
manifestaron en la vida de su fundador.
El autor dedica un gran espacio al Concilio Vaticano II, que califica
de gran desastre. Según él es una revolución contra el dogma y la moral
católica. Analiza su principal error de la Libertad religiosa que dio
carta blanca para la libertad del error a escala mundial y personal, en
claro desafío a la Tradición de la Iglesia, que adoptó la el pensamiento
de San Agustín: ” Qué muerte tan funesta para las almas es la libertad
para el error”. Su analisis del Concilio es profundo y está dotado de
una rara perspicacia.
Estudia también la actuación de los papas conciliares . Trae pruebas
de la pertenencia (poco conocida) al club masónico Rotary Club, de Juan
Pablo II, y su confusa actuación en determinados asuntos que sabiamente
sabía mezclar, en mi opinión, con una impronta tradicionalista, y con
su falso fatimismo de que alardeaba con el famoso “Totus tuus “. Por no
hablar de su respaldo a la impostora Sor Lucía que como él desempeñó un
magnífico papel, no exento sin embargo de flecos que la traicionaron, de
todo lo cual hay abundante información en el blog. El autor denuncia
la tragicocómica figura de Bergoglio.
Como se ve el autor coincide enteramente con la posición del blog. La
lectura de sus libros será de gran ayuda para los lectores
sedevacantistas del blog. Yo pienso que estas coincidencias que no se
pueden atribuir a influjo de unos sobre otros, son un patente testimonio
de la Verdad, que aunque padece persecución, rechazo y silenciamiento,
como es claro respecto de las tesis del blog que son caracterizadas de
radicales, exageradas y hasta asilvestradas, sin embargo aparecen por
todas partes y entre grupos de las naciones más ilustradas e
inteligentes, como una pervivencia de la Verdad que “aunque padece
nunca perece” como decía la gran Santa Teresa