El sorete papal. Por Mayo Von Holtz
El otro día cuando fustigué sin piedad
al funcionario Bergolio, alguien me dijo que yo no respetaba nada, que
era el Papa de quien estaba hablando, y que se debe respetar su
investidura (yo me había referido al pontífice calificándolo de sorete
papal); la misma imputación recibí varias veces cuando en términos
parecidos me referí a la ex presidente CFK.
Lo único que merece respeto son las personas respetables, tengan o no tengan investiduras; por el contrario, respetar a un sorete
con investiduras es una forma indirecta de no respetar a las personas
respetables.
Si se respeta por igual a la persona respetable y a la que
no la es, es a la persona respetable a la que no se está respetando.
Respeto a todo aquel que vive de lo que su propia capacidad genera en el
mercado, respeto a todo aquel que ejerce una actividad pacífica sin
ocasionarle ningún daño a un tercero, respeto a todo aquel que cada vez
que habla profiere un pensamiento inteligente o ilustrativo; respeto a
las personas que son un ejemplo de vida a imitar, es decir, respeto a
las personas respetables. Respeto al almacenero de la esquina de casa,
que subsana todos los obstáculos que permanentemente le pone el
gobierno, y aun así ofrece a todo el barrio infinidad de artículos a un
precio razonable, respeto al albañil que me hizo la vereda con las
baldosas todas parejas e impecablemente colocadas, cobrándome un precio
razonable por hacerlo, respeto a Henry Ford, a Newton, a Aristóteles, a
Bill Gates, a Thomas Alva Edison y a todos los empresarios del mundo.
No respeto a un sorete como Begoglio,
quien teniendo la infinita ventaja de poder hacerle un bien a la
humanidad diciendo cosas sensatas cada vez que habla, desperdicia ese
benefincio diciendo estupideces, haciéndole un daño inmenso a todo los
fieles del mundo que creen en sus palabras sólo porque es el Papa el que
las profiere; no respeto a CFK por haberle robado sus propiedades a
todos los argentinos honrados durante 12 años de bestial expoliación
fiscal; no respeto a los chorros ni a los hablan de economía sin tener
la mas remota idea de lo que dicen. No respeto a un sorete que dice que
el dinero es estiercol del demonio, sin que al mismo tiempo le prohiba a
sus curas que recolecten estiercol del demonio en bolsitas luego de
concluida la misa.
Cuanto
más corrupto es el mandatario que recibe el Papa, más incontenible es
la alegría con que los recibe. Si vivieran Mao o Stalin sus visitas le
producirían una alegría tan incontenible que no es descabellado pensar
que intentaría besarlos.