Terrorismo abortista e hiperfeminismo ideológico
Son pocos los órganos de prensa que han recogido la
noticia, aunque sea de una gravedad inaudita, al punto de llevar a la
Procuración a abrir una indagación con la pesada acusación de “atentado con fines terroristas”:
al amanecer del último 10 de enero fue incendiado y destruido por
desconocidos (por ahora) el portón de la parroquia de San Roque en
Rovereto, provincia de Trento. ¿Por qué? Por el «Pesebre del Inocente»
montado en la base de la escalinata que, desde la Avenida Trento
conduce a la entrada de la iglesia; básicamente, el Párroco, P. Matteo
Graziola, propuso la tradicional representación de la Navidad,
dedicándola sin embargo a los niños víctimas inocentes del aborto,
simbolizados en la pequeña imagen del niño recién nacido puesto sobre el
césped delante de la cabaña.
Fue inmediata la enfurecida reacción de las feministas, quienes, «enojadas» por el pesebre, llamaron a la «violencia» y pidieron además «sanciones» contra el sacerdote por parte «de la autoridad religiosa»,
sin tomar en consideración la violencia que, viceversa, con el aborto
se consuma todos los días sobre los niños por nacer. Esto,
evidentemente, no las «turba»… La matriz revolucionaria del
incendio intencionado es la abortista, evidentemente tomada en
consideración por la magistratura al igual que en los crímenes análogos
de terrorismo. Pero no solo eso. Un escrito, dejado sobre el muro,
permite reducir el campo acerca de los posibles responsables: «Los verdaderos mártires están en los mares»,
se lee. Lo que añade un punto de vista inmigracionista, absolutamente
coherente con las posturas del progresismo desenfrenado, del feminismo
de Izquierda, del antagonismo comunista.
El incendio doloso representa el enésimo episodio de
intimidación, de amenaza y de violencia registrado también en Italia no
solo contra quienes están a favor de la vida, sino también contra la
misma libertad de opinión y de expresión. Un episodio que no asustó al
P. Matteo, de todas formas determinado a proseguir realizando con coraje
la misma labor y dando el propio testimonio pro-vida. Recordando bien
-es justo destacarlo- como la vida representa un valor en sí misma,
objetivo, para todos, no negociable y que no es el fruto de la «supuesta infabilidad de una visión religiosa» o del «integrismo católico»,
como sostiene Bernardetta Santaniello, magistrada y ni más ni menos
ex-presidente del Tribunal de Menores de Trento. Visión
sorprendentemente apoyada por rumores fuera de lugar de respaldo a la
ciega ideología hiperfeminista como aquella, conforme las informaciones
publicadas por la prensa, del decano de Rovereto, don Sergio Nicolli,
que habría así «admitido la propia impotencia en contrarrestar eficazmente el apoyo suministrado a la instalación del pesebre»,
como declaró la misma Santaniello. A quien ha respondido, siempre a
través de la prensa local, la abogada Monica Boccardi, acusándola de
haber expresado solo una «visión ideológica», limitada «por una interpretación de la ley 194/78», aquella sobre el aborto, «no conforme a
la letra, ni al espíritu de la normativa»: «En vez de llenar la mente
de los jóvenes de pseudos-derechos y de pseudo-libertades, de conceptos
que reducen la sexualidad a una mecánica del placer físico, totalmente
desligada de la afectividad y de su finalidad natural, la maternidad –escribe la abogada Boccardi–
bienvenido sea el mensaje educativo inherente al pesebre de don Matteo,
pesebre que revela en todo su poder el milagro de la vida».
CitizenGo lanzó inmediatamente una petición on line,
para expresar solidaridad al párroco y a la comunidad católica de San
Rocco. Solidaridad que a todos es posible expresar también en la
oración.
Sin embargo, la abogada Boccardi
definió bien la diferencia entre la Iglesia y el hiperfeminismo
expresado por posturas como la de la Dra. Santaniello, citando una
página del P. Reginald Garrigou-Lagrange, que se adecúa bien a la
situación «La Iglesia es intransigente porque cree, es tolerante en la práctica porque ama. Los
enemigos de la Iglesia son en cambio tolerantes en los principios
porque no creen, pero intransigentes en la práctica porque no aman. La
Iglesia absuelve a los pecadores, los enemigos de la Iglesia absuelven
los pecados». Es inútil agregar algo. También
porque, además de las palabras, es bueno hacerlas seguir de hechos,
colocarse en juego, de manera incondicional: como todos los años lo
piden los millares de participantes en la Marcha nacional por la Vida,
ya programada para el próximo 18 de mayo en Roma.
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