Jueves, 3 de octubre de 2019
Reportaje al Gran Historiador Don Julio Irazusta (1969)
Hablar de Julio Irazusta es hablar, automáticamente, de revisionismo.
Fue uno de los primeros —si no el primero— en plantear seriamente, sobre
bases documentales y con un nutrido aparato erudito, la necesidad de
revisar la versión clásica de nuestra historia, en especial el capítulo
sobre Rosas.
Desde hace muchos años viene bregando este entrerriano de aspecto
vagamente británico, por una nueva visión de la historia que para él
constituye una parte de la visión nacional.
Estamos en su casa, en San Telmo (“un barrio que está de moda”, nos
dice, sonriendo) que alberga su biblioteca de 10.000 volúmenes y más de
500 carpetas confeccionadas con recortes de diarios, hojas de libros,
fotos y mapas. Ese acervo bibliográfico y documental significa un
trabajo de muchos años.
—Cuando yo era estudiante — nos dice— compraba tres ejemplares de cada
libro. Uno para leer y formar mi biblioteca y los restantes para
destrozarlos y con sus restos formar mi fichero...
Hablamos de sus libros; “Argentina y el Imperialismo Británico" (1934.
en colaboración con su hermano Rodolfo); “Ensayo sobre Rosas” (1935),
“Actores y Espectadores” (1938), que logra un premio municipal. En 1941
aparece el primer tomo de "Vida Política de Rosas”, cuya obra completa
abarca siete volúmenes y es, sin duda, el trabajo histórico más
enjundioso de Irazusta. Más adelante publicará “Tomás de Anchorena”,
“Tito Livio”, "Urquiza y el Pronunciamiento” y ya en otra temática,
“Perón y la Crisis Argentina", "Balance de Siglo y Medio”, “Genio y
Figura de Leopoldo Lugones”. Siempre su obra está adscripta a una
preocupación política.
—Yo preferiría pasar mis días leyendo lo nuevo y releyendo lo viejo.
Todos mis libros fueron escritos instado por mis amigos, mis compañeros
de generación. Y si la preocupación dominante es la política, es porque
se trata de "la cenicienta del espíritu”, la más desprestigiada y sin
embargo la única actividad intelectual que puede resolver los grandes
problemas humanos...
—¿Cuando descubrió que la historia argentina debía ser revisada?
—Cuando Uriburu entregó el poder a los conservadores. Durante la
conspiración que culminó el 6 de setiembre de 1930 el General nos decía
siempre que los conocía muy bien, y después les dejó el gobierno. ..
Además, vimos a esos conservadores haciendo en el poder una política
totalmente contraria a la que habían sostenido antes, sobre todo en el
problema de las carnes. Allí empecé a advertir la existencia de una gran
mentira.
—¿Cuáles fueron sus fuentes de información?
—Primeramente toda la literatura unitaria, de la que saqué distintas
conclusiones. Y también el libro de Saldías sobre Rosas, que profundizó
algunas de las contradicciones de la línea historiográfica unitaria. Los
dos primeros tomos de mi “Vida Política de Rosas" se basan
exclusivamente en lo editado. Después de concluirlos empecé a trabajar
en los archivos. Allí estuve siete años, desde 1943 hasta 1950, con
horarios completos de invierno y verano. De modo que los tres últimos
editados y los dos que estoy terminando son fruto de una investigación
propia.
—¿Cuál libro quiere más, de los suyos? ¿Cuál le dio más satisfacción económica?
—Satisfacción económica, ninguno. Intelectual, el “Ensayo sobre Rosas",
porque muchos espíritus preclaros me dijeron que yo los habla convencido
con mi razonamiento, entre ellos don Manuel Gálvez. Pero hay un libro
que quiero mucho, tal vez porque es inédito, un hijo nonato: es “La
Monarquía Constitucional en Inglaterra”.
—¿Cuál es su filósofo favorito?
—En mi juventud era apasionado lector de Platón. Después aprendí mucho
con Croce. Ahora prefiero a Santo Tomás y a Aristóteles. A Santo Tomás,
sobre todo, porque es el mejor filósofo político de toda la Historia
-¿Qué realidad la cuesta aceptar más?
—Que la Argentina, al país más rico del mundo, si se tiene en cuenta la
proporción entre su inmensa riqueza actual y su escasa población, sea el
único que no puede resolver una crisis que ya dura treinta años.. .
-¿Cuál serla el sueño que le gustaría concretar?
Que la Argentina hiciera su revolución nacional.
¿Qué está escribiendo últimamente?
Varias cosas. Una historia argentina, pero pensada y escrita en términos
políticos. Una historia de Gualeguaychú, mi pueblo. Unas memorias de
las que tengo escrito ya un tomo y serán dos en total. Y un ensayo, “La
Política, Cenicienta del Espíritu” que ya está escrito en su totalidad
pero quiero reescribir.
—¿Qué opina de la revolución estudiantil mundial? (Mayo francés)
—No descarto la Influencia exterior. Sólo una orquestación montada por
usinas poco visibles pero reales podría movilizar un movimiento como el
que presenciamos en nuestro tiempo. Pero entendámonos: la sociedad
capitalista del mundo occidental está dejando sin resolver mucho de los
problemas planteados por el desarrollo económico, científico y
tecnológico Se explica, por consiguiente, que los estudiantes estén
descontentos en todos lados
—¿Cree en la juventud argentina?
—Sin ninguna vacilación. Las generaciones anteriores nos dieron una
patria pero luego ella se achicó lamentablemente y así perdimos
condiciones que inicialmente eran más favorables, aun, que las de
Estados Unidos. Tengo la esperanza de que la nueva generación, al estar
bien Informada, esclarecida, sobre los errores del pasado, sepa actuar
mejor. Esa es la función de los hombres que reconstruyen el pasado: dar
la verdad para que ella evite repetir las grandes equivocaciones
nacionales
Lucrecia Orrego
Bibliografía: Revista ·"Todo es Historia" numero 30 - octubre de 1969