martes, 8 de septiembre de 2020

Cap: 4: La confederación filicida- La ciencia por encima de las paparruchadas ideológicas



Cap: 4: La confederación filicida-

La ciencia por encima de las paparruchadas ideológicas


Pero no son los fetichismos progresistas sino la ciencia desde la embriología y la biogenética la que nos ha demostrado con absoluta certeza que la vida humana comienza en el momento en el cual se unen el gameto masculino (espermatozoide) y el gameto femenino (óvulo), y es en este proceso de fusión cuando se acoplan 23 cromosomas del espermatozoide con 23 cromosomas del óvulo materno. Esto forma el cigoto, es decir un nuevo ser conformado en su inicio por 46 cromosomas con su material genético propio y un sistema inmunológico diferente del de la madre. Vale decir, después de la fertilización del óvulo no hay ninguna otra etapa en la que el embrión reciba una nueva y esencial contribución genética para ser lo que ya se es. Desde entonces, el embrión sólo necesita nutrición, oxígeno y tiempo para alcanzar la plena maduración de un hombre adulto. Este nuevo ser humano comienza a desarrollarse como tal desde el instante mismo de la concepción. Luego, el cigoto no es un ser humano en potencia: sino un ser humano con gran potencial.

A los 14 días de la concepción se inicia el desarrollo del sistema nervioso. Al cabo de los 21 días el corazón comienza a latir y bombear sangre. En ese mismo lapso empieza además a  diferenciarse el cerebro y aparecen esbozos de lo que luego serán las piernas y los brazos. A las cuatro semanas ya empiezan a formarse los ojos. Desde la semana quinta se estima que el bebé ya siente el gusto, el tacto y el dolor. A las seis semanas la cabeza tiene su forma casi definitiva, el cerebro ya está muy desarrollado, comienzan a formarse manos y pies, y muy pronto aparecerán las huellas dactilares (las mismas que tendrá toda su vida). Transcurridos los cuarenta días, la actividad cerebral ya consigue ser captada por el electroencefalograma. A las ocho semanas el estómago comienza la secreción gástrica. Aparecen las uñas. A las nueve semanas se perfecciona el funcionamiento del sistema nervioso: reacciona a los estímulos y detecta sabores, pues se ha comprobado que si se endulza el líquido amniótico —en el que el bebé nada dentro del vientre materno— ingiere más, mientras que si se sala lo rechaza. A las once semanas el bebé ya se chupa el dedo —algo que puede verse perfectamente en una ecografía—. Y en definitiva, a partir del nacimiento el único cambio que el niño técnicamente transita es el relativo a la modificación del sistema externo de apoyo a la vida inherente a sus métodos de alimentación y obtención de oxígeno.