Del inmenso número de notas expresadas en algún pensamiento político, interpreto a esta como lo mas exacto que todo argentino pensante y bien nacido haya manifestado. Las reglas para su tratamiento, como si fuesen logarítmicas parecieran haber sido analizadas, las hipótesis, tesis y demostración han sido minuciosamentes tratadas. No obstante, de haberse conocido los planes que desde hacen mas de 100 años amenazan a nuestra patria, solo observando la imagen que ilustra este artículo, simplificaría la tarea que ocaciona su lectura y aún más si se apela a una comprensión de la visión "apokaliptica" de los últimos tiempos. De hecho que la fe, esperanza y caridad, deben fortalecer nuestra lucha y actuar como elementos a no frenar nuestros propósitos en procura de recuperar lo que por un robo fraudulento, con nuestra propia indiferencia de cómplice, hemos termiados siendo víctimas.
ESTO NO HA TERMINADO.
72 horas para celebrar el éxito de la convocatoria. Más que
suficiente. Ahora, hay que planificar lo que viene porque esto no ha
terminado ni mucho menos, en especial cuando la Administración Cristina
exhibe una sorprendente y suicida necedad (el concepto lo repiten varios
columnistas dominicales en diarios de diferentes ciudades del país, y
que no tienen relación alguna entre ellos. Es un denominador,
evidentemente).
“Así será en los 10 días iniciales de diciembre, probablemente. Pero
no tiene sentido, por ahora, anticipar mucho más. Que siga el diputado
nacional Andrés Larroque haciendo consultas para el desplazamiento de
gente hacia la Ciudad de Buenos Aires. No tiene ni idea la sorpresa que
puede llevarse el córvido que alguna vez fue joven.”
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24).
Algunas conclusiones muy importantes del 8N que, con toda seguridad,
Ud. protagonizó. Porque 8N fueron quienes se movilizaron pero también
quienes siguieron el evento, con inocultable simpatía, en las redes
sociales o frente a la pantalla de TV o en el balcón o en la esquina o
solamente sonriendo hacia adentro y diciendo ‘Ché, qué bueno está
esto…’.
Este concepto debe quedar muy en claro: 8N fuimos muchos, no todos, pero sí muchísimos, la mayoría.
1. 8N fueron muchos de los que votaron por Cristina en 2011 pero no lo harán por el FpV en 2013.
Diario El Día, de La Plata:
“(…) ¿Cuántos de los ciudadanos que el jueves salieron a la calle
habían votado hace un año por Cristina? No hay encuestas que den una
aproximación exacta. Pero analistas y dirigentes políticos creen que un
componente significativo de la movilización fue el de votantes
kirchneristas desencantados. En el 54% con el que fue reelecta la
Presidenta hubo mucho “voto provisorio”, que optó por una continuidad
previsible pero sin que eso implicara una adhesión total al
kirchnerismo. Esa franja es la que, un año después, no vería satisfechas
sus expectativas.
“Entre los que salieron a protestar, hay muchos que supieron estar
lejos y cerca nuestro desde el 2003 hasta ahora. El desafío es volver a
acercarlos…”, dice un hombre del oficialismo que milita en la postura
conciliadora. ¿Cómo hacerlo? Ante esa pregunta es que en el propio
Gobierno algunos empiezan a fogonear la idea de una renovación y
proponen evaluar ciertas medidas económicas, y otras “políticas”, que
descompriman la tensión. Creen, por ejemplo, que este sería el momento
para anunciar un aumento del mínimo no imponible de Ganancias, que el
Gobierno ha descartado hasta ahora pero no definitivamente. Y que podría
hacerse una convocatoria a líderes opositores para iniciar un diálogo
sobre una “agenda institucional”.
Estas propuestas, según trascendidos de las últimas horas, formarían
parte de las que le acercarían a la Presidenta en la semana que se
inicia.
Una pregunta, mientras tanto, se escucha con insistencia en todas las
mesas de análisis político, no sólo las del oficialismo: ¿Qué hubiera
hecho Néstor ante una coyuntura así? En general, hay consenso en creer
que hubiera mostrado una señal frente al reclamo. Y para dar esa
respuesta se apela a antecedentes concretos: cuando el oficialismo
perdió la pulseada en Misiones por la re-reelección de Rovira (en un
plebiscito que tuvo enfrente al obispo Piña y que alcanzó un fortísimo
impacto nacional), Kirchner envió un mensaje claro al forzar el abandono
de pretensiones similares en otras provincias. Y cuando se topó con las
impresionantes movilizaciones de Blumberg, no sólo recibió al padre de
Axel sino que envió un paquete de reformas al Congreso que apuntaba a
dar respuesta a aquel reclamo de seguridad, que hoy reaparece como una
de las consignas fuertes del 8N. (…)”.
2. 8N fueron muchos de quienes votaron por Cristina en 2011. Y
no entenderlo es un problema enorme del Frente para la Victoria porque
su prioridad sería cómo recuperar lo que se la ha escapado velozmente:
Santiago Fioriti en el diario Clarín:
“(…) Dos encuestas a las que tuvo acceso Clarín coinciden en que más
del 30 por ciento de los votantes del oficialismo apoyan los reclamos,
un fenómenos que, según el razonamiento del sociólogo Enrique Zuleta
Puceiro, exhibe “un nuevo tipo de manifestaciones que están ocurriendo
en todo el mundo, con actores que ponen límites a todos y que expresan
una democracia de proximidad, interpretada por una ciudadanía informada,
atenta y cada vez más impaciente”.
El muestreo nacional de Opinión Autenticada, que recopiló 800
testimonios apenas finalizada la concentración, concluyó que “entre
quienes se manifiestan favorables a las marchas, una porción que oscila
entre el 35% y el 39% reporta haber votado a la Presidenta”. El 8N,
según la consultora, tuvo un nivel de aceptación del 55% y un nivel de
rechazo del 25%.
El relevamiento de Management & Fit arroja cifras similares. “Más
de tres de cada diez de los consultados dice haber votado a Cristina.
Son los mismos que un año atrás tenían una buena imagen de la Presidenta
y que hoy se suman a los que opinan negativamente sobre su gestión. Por
eso creo que estos cacerolazos los tiene que capitalizar el Gobierno o
no los capitaliza nadie”, dice la directora de M&F, Mariel Fornoni.
(…)”.
3. 8N logra poner un límite al cristinismo. No hay reforma y
no habrá reelección. Ella tiene 3 años para intentar una salida
ordenada. Los afiches en la marcha del colectivo Flores de Papel “Los
Vamos a Juzgar” no fueron bromas ni amenazas. Apenas advertencias.
JorgeAsísDigital:
“La Plaza de Mayo, La Plaza del Obelisco, alrededores de la Quinta de
Olivos. Como las plazas centrales de Córdoba, Rosario, Mendoza. Nada
tienen que envidiarle al significado político de la Plaza Tharir. De El
Cairo, Egipto. La aglomeración egipcia, basada también en las redes
sociales, bastó para demoler la fortaleza temible del presidente Hosni
Moubarak. Y transferir el poder al fundamentalismo. La única fuerza que
mantenía la capacidad de organizarse.
En cambio, las sucesivas aglomeraciones de las Plazas Tharir de la
Argentina, a partir de las mismas redes, brotaron el 8-N para brindar –
como primera constatación – una contención popular.
Hacia los desmanes fundamentalistas del cristinismo (única fuerza, a pesar de todo, organizada).
Oponer la expresiva simpleza del freno. Para atenuar las desaforadas
arbitrariedades que complementan, hasta aquí, la mala praxis del segundo
mandato de Nuestra César.
Con apetencias, para colmo, de violatoria continuidad. Jactancia traducida como reelección.
Un espejismo (la reelección) que el 8-N envió, definitivamente, a la lona.
La primera lección, de nuestras Plazas Tharir marca la imposibilidad absoluta de la reelección.
En adelante, y si no se desespera en la patología de la euforia (o la
simultanea depresión), Nuestra César tiene tres años para intentar
congraciarse con la “sociedad harta que espera”. Y que le paga, por si
no bastara, los impuestos, por servicios cada vez más desastrosos.
Cabe la posibilidad, también, que Nuestra César ignore la lección de
las Plazas Tharir. Y prosiga, frontalmente, con el arrebato de “ir por
todo”.
La aguarda, en todo caso, el abismo que siempre atrae. El abismo que, después de todo, cautiva.
Pero como se trata – para Consultora Oximoron – de una buena muchacha
de barrio, mal intelectualizada, con una cultura de contratapas pero lo
suficientemente inteligente y astuta, Nuestra César puede constatar que
las diversas Plazas Tharir de la Argentina no contienen el objetivo
marginal de desalojarla. Como al pobre Moubarak.
Lo que la sociedad le pide, en efecto, es más solución y menos relato efectista. Reglas del juego claras.
¿Es posible aún recuperar la credibilidad destruida?
Debe constatar que no se trata de ninguna Marcha del Odio. Al contrario.
Es el desfile – para Oximoron – de la gente que necesita creer. En algo.
En la petulancia, ligeramente degradada, de ser argentino. (…)”.
4. 8N es una oportunidad para Cristina: corregir el rumbo. Debería apreciarlo y no enojarse.
Arnaldo Paganetti en el diario Río Negro, de General Roca:
“Todavía se puede revertir la situación. Ella está en condiciones de
hacerlo. Cuenta con gente de la vieja guardia del kirchnerismo con
capacidad de provocar un cambio estratégico. Pero algo de su carácter la
traba y eso, a diferencia de Néstor, le impide modificar la forma de
gestionar y la recuesta en los pibes de La Cámpora, que son ineptos y no
dejan de decir estupideces”.
La evaluación de un veterano peronista corrido de “la pingüinera”
desnuda un debate sigiloso que se viene dando en las cercanías de la
presidenta Cristina Fernández de Kirchner, con el telón de fondo de la
impresionante manifestación del 8N en todo el país, convocada como el
13S a través de las redes sociales, aunque en esta ocasión se notó la
mano invisible de estructuras organizativas.
(…) Si el reto del 8N es mayúsculo para la Rosada (de hecho reforzó
algunos límites, como el cierre a una reforma constitucional para lograr
la re-reelección), también lo es para la oposición.
Expertos navegantes en mares tempestuosos, los peronistas de todo
color se frotan las manos pensando en la sucesión que se irá abriendo a
partir del 2013. Daniel Scioli sigue siendo el alumno obediente con
ondas de amor y paz, al que se pone y se saca del bolillero. Pero en el
PJ, también hay figuras como José Manuel De la Sota, quien hoy ya se
comporta como un rival de Cristina, y el intendente de Tigre, Sergio
Massa, al que todos tratan de seducir. Consciente de que está en
desventaja en distritos como la capital federal, Córdoba, Santa Fe y
Mendoza, la Presidenta habría dado luz verde para un acuerdo en la
provincia de Buenos Aires que llevaría el año próximo como primer
candidato al jefe comunal, seguido de Alicia Kirchner. (…)”.
5. 8N es un mensaje a Cristina que es mentira que ella se
encuentre ejecutando lo que prometió. No es cierto. Ella está cambiando
el libreto, tal como ya lo hizo en 2007.
Hugo E. Grimaldi en La Gaceta, de San Miguel de Tucumán:
“(…) Uno de los reparos que le han hecho por estas horas muchos de
quienes la votaron hace apenas un año y que salieron a la calle el
jueves, se refiere a lo que aparentemente ella nunca explicitó para
conseguir su segundo mandato, al que se lo presentó en campaña con mayor
previsibilidad y con un mayor acercamiento al mundo.
Ambas cosas han quedado superadas por la realidad, ya que Cristina
encaró, de un año a esta parte, un trasvasamiento generacional más
acelerado, que coincidió con la bendición de varios núcleos, cuya cabeza
más visible es La Cámpora, que empezaron a desplazar al justicialismo
del centro de la escena, a partir de una ideología mucho más estatista
que la de su primer período y con el mismo o con mayor aislamiento
internacional. Sin embargo, las grandes críticas que se centran en el
corazón del modelo, lo que la Presidenta ha definido como su “proyecto
político” con un “aspecto económico fundamental de inclusión”, pocas
chances tienen de prosperar en cuanto a rectificaciones. La gente pidió
ser escuchada y desde el Gobierno se le avisó desde la negación que
deberá esperar la hora de las próximas elecciones y que, por ahora, hay
vocación de ir “por más”.
Esta afirmación de rumbo casi inmutable ha sido rubricada en los
últimos discursos presidenciales y ya se verá cómo le juega a CFK el
peso de tanta tozudez. En ellos, marcó territorio, inclusive contestando
de antemano las demandas de los caceroleros o refutando elípticamente
el día después, en algunos casos con frases muy irónicas o diciendo que
si trabaja 24 horas por día “es imposible no equivocarse” y que su
“compromiso con el país es inquebrantable”. (…)”.
6. El gran peligro es, acabada la experiencia del populismo
demagógico (no hay simpatizantes suficientes y se ha perdido el control
de la calle), intentar un populismo autoritario.
Sergio Berensztein en el diario La Nación:
“(…) Puede concluirse que los motivos reales del cacerolazo apuntan a
lo que el Gobierno no hace o hace mal, más que a lo que hace bien. En
particular, la Asignación Universal por Hijo, una vieja propuesta de
Elisa Carrió, cuenta con el consenso de todas las fuerzas políticas. Por
algo la Presidenta prefiere regularla por decreto en vez de asegurar
ese derecho por ley.
Si la Presidenta y su equipo prefieren creer que se trata de una
inusual conspiración de factores de poder concentrados y deciden
profundizar el conflicto, pueden poner en riesgo no sólo a su gobierno
sino al sistema democrático en su conjunto. Pueden precipitar una
situación de inestabilidad y crisis de gobernabilidad. Y por querer
controlarlo todo pueden incluso quedarse sin nada.
Un derrape hacia un régimen populista-autoritario nos permitiría
comprender mejor por qué la Presidenta consideró que lo más importante
que ocurrió el 8-N fue que se llevó a cabo el 18° Congreso del Partido
Comunista Chino.
La Argentina ya vivió demasiados episodios lamentables en su
historia, incluidos hechos de violencia y violaciones masivas de todo
tipo de derechos. Hace por lo menos ocho décadas que entramos en un
proceso de decadencia. En ese período, nunca pudimos crecer sin
inflación, ni lograr estabilidad sin desempleo ni marginalidad. Se
equivocó José Hernández: nos peleamos y nos devoramos entre nosotros.
(…)”.
7. ¿Y por qué no un cambio de gabinete, capaz de devolverle energía a lo que ya no tiene?
Joaquín Morales Solá en el diario La Nación:
“(…) Cristina podría no cambiar las políticas que le gustan, pero su
gabinete ya no da más. Abal Medina, Moreno, Lorenzino, Marcó del Pont,
De Vido, Timerman. Todos ellos son cargas políticas que agravan los
problemas con su sola presencia. Han consentido políticas que llevaron
al país, por ejemplo, al colapso de su sistema energético. El monumental
corte de electricidad del miércoles fue sólo el primero, según todos
los especialistas. Un verano con escasa electricidad y un invierno con
insuficiente gas. Ése es el destino que les aguarda a los argentinos,
caceroleros o no. Los ferrocarriles hicieron ricos a los empresarios del
poder, pero los usuarios se desmayan literalmente de calor, en el ramal
Mitre sobre todo, en los días ardientes. La policía está preparada para
recoger a los desmayados en las estaciones cercanas a la Capital.
El modelo progresista y revolucionario le acaba de informar a la
Corte Suprema de Justicia que no hará nada para cumplir con la
resolución del tribunal sobre los jubilados. Nada. Entran a los
tribunales 8.000 juicios por mes de jubilados que piden justicia. Diego
Bossio, jefe de la Anses, les comunicó a los jueces que ellos no están
de acuerdo con la Corte y que prefieren pleitear caso por caso. El
sistema previsional quebraría si obedecieran a los jueces, les explicó,
insensible. ¿Y el dinero que la Anses le traslada al Gobierno hasta para
los gastos corrientes de la administración? ¿Y el dinero que la
administración les transfiere a Fútbol para Todos, a Aerolíneas
Argentinas, a los medios financiados por el Estado, a los amigos
políticos que luego ríen y aplauden delante de la Presidenta?
La solución era más simple. Bastaba con un gesto inicial. Cristina
prefirió entablar un combate contra la gente común, bailando al borde de
una profunda crisis política y social.”
8. 8N constató la pérdida del control de la calle pero el
kirchnerismo cristinista recalcitrante no se está preguntando cómo
recuperarla.
Eugenio Paillet en La Nueva Provincia, de Bahía Blanca:
“(…) El cristinismo recalcitrante encuentra que tiene cada vez más
objetores dentro de las propias filas del gobierno, del gabinete y del
espacio que los nuclea a todos. La impresión de que hechos puntuales,
como el fuerte corsé que senadores y diputados le impusieron a la
posibilidad de reformar la Constitución para permitirle a ella la
eternidad en el poder, sumada la impresionante movilización ciudadana
del jueves, y la pérdida sin solución de continuidad de entre 20 y 30
puntos de popularidad en todas las encuestas desde el 10 de diciembre
pasado a esta parte, más el clamor que hoy está en boca del 70 por
ciento de la ciudadanía en torno a más seguridad, menos inflación, menos
corrupción y respeto a las leyes y las libertades de cualquier signo,
han provocado aquel colapso que hoy los envuelve.
Hubo críticas durísimas para algunos comportamientos previos al
cacerolazo. Un importante ministro que tiene aspiraciones de al menos
ser candidato a gobernador bonaerense en 2015 llamó “energúmenos” al
senador Aníbal Fernández y al piquetero Luis D’Elía. Ese y otros hombres
del gobierno están convencidos de que ambos hicieron una fuerte
contribución a la masa de ciudadanos que se desplegaron pacíficamente
por plazas, avenidas y calles de todo el país. Les faltó agregar a Juan
Manuel Abal Medina, a quien de manera evidente los que marcharon el
jueves le demostraron que no están preocupados por no poder comprar
dólares para viajar a Miami.
En una primera mirada, antes de profundizar en algunos de aquellos
desvelos y su posible desenlace, hay que decir que todo estaba demasiado
cantado. Lo que iba a pasar con la concentración, que el gobierno ya
sabía que sería tres veces más impactante que la del 13 de septiembre. Y
lo que pasó después. O, mejor dicho, lo que no va a pasar en términos
de esperar que el gobierno pueda tomar alguna lección de los casi dos
millones de ciudadanos, según registros policiales, que desfilaron
frente a las cámaras de televisión a lo largo y ancho de la geografía
nacional.
(…) Con un agregado que parte de las propias voces de aquella
fracción de peronistas críticos que conviven sin remedio con tantas
dosis de autismo y soberbia. “Nosotros hoy no juntamos ni a palos esa
parva de gente”, se sinceró un operador político. Es cierto que falta
una eternidad para 2015. Pero la impresión de que Cristina Fernández
tiene ante sí un plazo infranqueable para dejar el poder va ganando de a
poco los análisis y las proyecciones. Esa visión trae aparejados no
pocos temores por lo que pueda venir.
9. Si ella no escucha ni escuchará, ¿fue todo para nada? ¿Hay que frustrarse por ello?
Carlos Sachetto en Los Andes, de la ciudad de Mendoza:
“¿Significa entonces que esa enorme movilización no ha servido para
nada? De ninguna manera. Sirvió para mostrar que una parte importante de
la sociedad comprendió el valor de dejar de ser un sujeto pasivo y
adoptar un rol activo en la política. Que desde esa base podrán
levantarse futuras alternativas de poder.
Que los reclamos se legitiman con el aval de multitudes en las
calles. Que la Justicia, presionada por el Gobierno para disponer a su
antojo de las leyes y la Constitución, puede sentir ahora un respaldo
que no sólo se expresa en declaraciones de la oposición política. Que la
notable superación en número de participantes con el cacerolazo
anterior implica la idea de un fenómeno en crecimiento.
Podrá la Presidenta seguir subestimando a quienes piensan distinto y
afirmar que sólo repiten los titulares de los diarios y lo que dicen las
pantallas de la televisión. Pero es evidente que la agresión de las
palabras, la soberbia hecha estilo y la vocación de llevarse todo por
delante, ha comenzado a tener sus consecuencias. Estamos a un año de las
elecciones legislativas y a tres del final de su mandato. Tarde o
temprano, los efectos se verán. (…)”.
10. 8N fue un capítulo importante en la construcción de lo
que viene. Fue exitoso pero no fue el final. No se puede ser tan miope
como para ser víctima del éxito propio. Ni tan mezquino como para no
comprender que diciembre es un mes importante. Fundamental para una
nueva exhibión de poder popular.
Edgar Mainhard en Urgente24:
“(…) Por supuesto que esto no concluye aquí. Los ciudadanos quieren
ir por más. Diciembre será un mes muy especial por la necesidad de
defender la libertad de expresión, que no significa cuidar por los
intereses de Grupo Clarín sino dejarle en claro a la Presidente cuáles
son los límites posibles para su obsesión con la ridícula Ley de
Servicios de Comunicación Audiovisual que parió su esbirro hoy devaluado
Juan Gabriel Mariotto y aprobó un Legislativo irresponsable.
Porque esto es lo que viene: salir a las calles cada vez que la
agenda de Cristina amenace las expectativas de los ciudadanos.
Presionar. Limitar. Exigir. La Presidente de la Nación es libre de
ignorar y de no escuchar el reclamo. Pero tendrá que hacerlo sabiendo
que con su actitud de desprecio solamente provoca el enojo, el malhumor y
el desaliento de los ciudadanos que no necesitan de un partido político
para expresar su malestar. Pueden valerse de ese formidable poder que
acaban de descubrir, el de las coincidencias colectivas. No estuvo en
las teorías del pasado. No lo enseñó nadie. No lo han investigado los
licenciados en Ciencias Políticas. Es un cambio que está ocurriendo, y
bienvenido el cambio. Si ellos tuvieran un referente partidario se
estaría planteando el desplazamiento de la Presidente. Precisamente no
es destituyente porque no se propone un personaje de reemplazo sino un
freno a la Presidente.
Así será en los 10 días iniciales de diciembre, probablemente. Pero
no tiene sentido, por ahora, anticipar mucho más. Que siga el diputado
nacional Andrés Larroque haciendo consultas para el desplazamiento de
gente hacia la Ciudad de Buenos Aires. No tiene ni idea la sorpresa que
puede llevarse el córvido que alguna vez fue joven. (…)”.