A lo copiado de "Página Católica" todo agregado o comentario se traduce en innecesario. El video, agregado a las palabras de un auténtico apóstol de Cristo no dejan la menor duda de quienes son, porqué atacan a la Iglesia y de quienes reciben esos mandatos. Pese que a uno de ellos, no será el aborto lo que lo tenga preocupado como a otros tantos que integran esa "malviviente camándula", se deduce al mismo tiempo su confusión al no conocer el "sexo" que lo inclina, de orden y verguenza preferiblemente ni hablar. El falso o mentiroso periodismo, tambien participó y se encuentra identificado en varios espacios. A reconocer, aunque quizás sea tarde, los cómplices de "Abuelas, Madres e Hijos" que fabricaron 30.000 desaparecidos y colaboraron en aprisionar a quienes ofrecían su vida en defensa del pueblo también contribuye el video.     
Apostillas a la defensa de la Catedral
Por Alejandro Bunge
1) Es el Estado quien debe defender el orden público. La población acude
 en defensa de sus bienes cuando falta el Estado. Ocurre con la 
seguridad, con el desorden económico, y también con la defensa de los 
bienes fundamentales de una nación: la Fe y las familias.
2) La experiencia de la Catedral de Posadas nos dejó en desamparo. Hasta
 el Clero abandonó su puesto. El Estado obedeció al Clero y no apareció a
 poner orden. Sólo parte de la población defendió lo que había que 
defender supliendo los poderes del Estado. Y los que atacaron, sabiendo 
que no habría orden público, pasaron la raya. La de la decencia, la del 
orden, la de la dignidad, la de lo humano. Actuaron como endemoniados.
3) Nos planteamos que eso no ocurriría en el ataque a la Catedral. No 
manifestaron Las Rojas, el Mas y el PO a favor del aborto. Manifestaron 
en contra de la Iglesia, en contra de la Fe y de la familia. Sus lemas 
fueron públicos: “la Iglesia que más ilumina es la que arde”. Y sabemos 
que son capaces, porque lo intentaron en Posadas.
4) Apareció el estado. Apareció el orden público. ¡Bien! La brigada 
antimotines en canchas de fútbol se hizo presente. No como dice la 
prensa. Digámoslo: de espaldas a nosotros, formando un cordón frente a 
las hordas ululantes (había quienes ululaban). Nosotros hubiéramos 
podido pegarles, degollarlos. No esperaban de nosotros un ataque. La 
Policía lo esperaba de Las Rojas, del Mas y del PO. Recibieron insultos,
 escupidas, golpes, botellazos, petardos, pintura. Todo lo que 
hubiéramos recibido nosotros, menos de lo que hubiera recibido la 
Catedral.
5) Apareció la prensa. ¿Imparcial? No, sólo del lado de ellos. La 
policía temía el ataque de ellos, la prensa no. Pasó un fotógrafo. Foto y
 foto, con obsesión irritante al sacerdote y a nosotros. ¿Foto a la 
cara? Sí, y al bajo vientre (¿?). Se llama mala leche. Si le avisás que 
se le puede romper la cámara en el tumulto (el seguro no cubre esa 
rotura) te dice ¿me amenazás? Pero se da vuelta y se va. Y publica todo 
lo que puede en contra nuestro.
¿Fotografiaron el desastre que hicieron estos/as endemoniados con las paredes del Cabildo y del palacio municipal? ¿Qué impuestos van a pagar esos daños? Las bombas de pintura, las meadas, los graffitis insultando Iglesia y policía, pidiendo muerte y fuego. Los mismos que acusan de eso a la Inquisición. Santa Inquisición.
¿Fotografiaron el desastre que hicieron estos/as endemoniados con las paredes del Cabildo y del palacio municipal? ¿Qué impuestos van a pagar esos daños? Las bombas de pintura, las meadas, los graffitis insultando Iglesia y policía, pidiendo muerte y fuego. Los mismos que acusan de eso a la Inquisición. Santa Inquisición.
6) La resistencia. Hubo de todo. Quienes preferimos marcar el límite y 
quienes prefieren resistir a pie firme sin responder. El enemigo nos une
 por el espanto. No todos pensamos igual. Incluso sabemos que una 
espiral de violencia no nos conduce ni a la Patria católica, ni al orden
 deseado. ¿Qué camino queda? Que el buen Dios conduzca las acciones y 
nos inspire la prudencia. Pero estos endemoniados no pueden avanzar más.
7) Volver al principio. El Estado debe poner orden. Los católicos no 
dejaremos que estos pederastas, asesinos de niños, perversores de 
jóvenes, odiadores de la Fe, travestidos monstruosos, sigan campeando 
por las calles como si su delito fuera un derecho. El Estado debe 
castigar el delito. Este, el de los ladrones y los asesinos. Si el 
Estado no lo hace la población lo hará. Los católicos lo harán. Aún y a 
pesar de su clero.
8) Las gracias. A los mártires de La Vendeé. A los Carlistas. A los 
mártires de la guerra civil argentina y al General Juan Facundo Quiroga,
 que nos enseñó que cuando la revolución asalta las Iglesias, mata los 
Sacerdotes y viola las mujeres o niños, la única bandera posible es 
Religión o muerte (que es como decir Orden o muerte).
Al general Rosas que sacrificó su felicidad en defensa del Orden. A los Cristeros. A los mártires de la guerra española del ´36. A los que vieron la revolución mundial y murieron en defensa de un orden que dos Guerras mundiales arrebataron.
A los mártires de Rumania, Hungría, Polonia y los países de esa región. A los millones de mártires rusos. A los mártires cubanos, víctimas de la pistola del Che.
A los mártires americanos que pararon la guerrilla. A Genta. A Sacheri. A tantos que en la Patria murieron defendiendo la Fe y la familia.
A la Iglesia que resiste los cambios revolucionarios que anidan en su interior . A todos los anónimos que nos marcaron el camino de la contrarrevolución desde la Rev. Francesa a nuestros días. Y desde antes. Gracias. Recen por nuestro pueblo, por nuestros pueblos, por la Cristiandad bendita.
Al general Rosas que sacrificó su felicidad en defensa del Orden. A los Cristeros. A los mártires de la guerra española del ´36. A los que vieron la revolución mundial y murieron en defensa de un orden que dos Guerras mundiales arrebataron.
A los mártires de Rumania, Hungría, Polonia y los países de esa región. A los millones de mártires rusos. A los mártires cubanos, víctimas de la pistola del Che.
A los mártires americanos que pararon la guerrilla. A Genta. A Sacheri. A tantos que en la Patria murieron defendiendo la Fe y la familia.
A la Iglesia que resiste los cambios revolucionarios que anidan en su interior . A todos los anónimos que nos marcaron el camino de la contrarrevolución desde la Rev. Francesa a nuestros días. Y desde antes. Gracias. Recen por nuestro pueblo, por nuestros pueblos, por la Cristiandad bendita.
 

 
