La Reina de los Bajitos Militantes volvió al ruedo con la segunda cadena
nacional del año. Mientras en algunos barrios la gente protestaba por
no tener luz para poder escuchar el discurso refrescante de la Presi,
varios representantes de la patria contratada aplaudía, cual foca con
parkinson, todas y cada una de las frases que disparaba Cris. El
panorama era de lo más pintoresco: De Mendiguren charlaba con Moreno
sobre la mejor forma de seguir empomando a los consumidores; Gabriel
Mariotto -courier de Cristina en la provincia de Buenos Aires- le
ofrecía a Hebe de Bonafini una casita en Marbella para Sueños
Compartidos, y el morocho nazi de Luis D´Elía hablaba de la excelente
gestión del judío Timerman sobre el arreglo con el régimen misógino y
teocrático de Irán. Y todo mientras la monada cantaba "si la tocan a
Cristina, qué quilombo se va a armar".
"Ustedes quédense tranquilos que el único que me tocaba ya no está," afirmó la Presi con el fin de tranquilizar a los niños presentes, para luego asegurar que "siempre es bueno tener alguien cerca por si quieren hacer algo".
Ambiguo, sospechoso, juguetón. Luego dedicó gran parte del mecanismo de
comunicación institucional de uso excepcional, para contarle a Guy
Ryder que tendremos una pobreza difícil de dimensionar, pero que la
desocupación -según el Indec- es del 6,7%, con lo que tenemos el dudoso
lujo de poseer pobres con laburo. También le contó a Guy sobre los 17
mil millones de pesos que fueron entregados a las empresas para mantener
el empleo, sosteniendo, de este modo, el negocio más rentable desde la
invención del narcotráfico: la impresora de Boudou.
A continuación, anunció que el piso no imponible del impuesto a las
ganancias sube un 20%, lo cual calificó como un sacrificio del Estado,
algo así como decir que es un sacrificio no cobrarle a un tipo por
entrar a su propia casa. Afirmó que en Suecia también se paga impuesto a
las ganancias y nadie llora. Algunos afirman que esto se debe a que un
sueco promedio tiene la posibilidad de vivir en uno de los países menos
pobres del mundo y con mejor distribución de la riqueza. Otros,
sencillamente, sostienen que esto se debe a que las suecas están
buenísimas. Lo que importa es que Luis D´Elía, habitante del inframundo
que existe más allá de Camino de Cintura, aplaudió la comparación.
Luego de afirmar como logro que el impuesto a las ganancias lo
tributarán sólo el 17% de los laburantes en blanco -o sea que el 83% de
los trabajadores argentinos gana menos de mil dólares mensuales- sacó
cuentas en el aire sobre cuánto pagará un sujeto que quiera viajar en
subte con la nueva tarifa. No sé bien en qué momento empezó la debacle
educacional en el país, pero está claro que ya estaba hecha pomada antes
de la década del ´60, dado que la Presi obtuvo números impares tomando
por base un monto de 3,50. Probó con veinte viajes mensuales, le dio
149, intentó con los ochenta viajes de una familia tipo, la tablita le
tiró 589. Descontamos que ni siquiera tuvo en cuenta que los escolares,
no pagan. Con estas cuentas brillantes, no es de extrañar que nadie
confíe tampoco en sus predicciones económicas.
Mientras Salustriana aún espera que la Presi la lleve a conocer el
Subte, Cris se puso a moquear por Él, afirmó que fue el mejor presidente
de los últimos 50 años y que será el mejor presidente de las próximas
décadas. Explicó que la rentabilidad financiera no es buena, dijo que su
gobierno defiende las paritarias libres, pidió que no se pasen con las
paritarias y, a un año de haber desautorizado el aumento del 35,7% de
los peones rurales, se quejó de que ese sector gana poco. Para
finalizar, lagrimeó de vuelta, hizo terapia de regresión, y contó que en
su vida se imaginó que una persona como ella llegaría a ocupar el lugar
que ocupa hoy en día. En algo coincidimos.
No está mal coincidir en algo, aunque, en este caso, sea la falta de
imaginación de que una mina así podría gobernarnos dos períodos al hilo.
Me hace sentir integrado. Ahora puedo contarle a mi terapeuta
kirchnerista que finalmente encontré un punto de similitud con algo del
gobierno. Berreta, cierto, pero al menos ya no me siento tan contreras y
hasta puedo entender a ese que de política no caza one y, por ende,
simpatiza con cualquier cosa que enunciativamente le resulte agradable.
Sobre este punto, vendría bien hacer una defensa empírica: nadie tiene
la obligación de entender de política ni nadie tiene la obligación de
participar en política. Hay dos sectores de la sociedad que no se
interesan en política por naturaleza. Son los extremos de la escala
adquisitiva, o sea, los más pobres y los más ricos. Y no se interesan
por razones obvias: nada que pueda resolverse a nivel gubernamental
afectará sustancialmente sus realidades. Del resto ¿Cuál es el problema
de que no les importe la política? ¿O acaso debemos obligar a un mocoso
que se pasa el día mandando Baila Peter al 13013, a que nos cuente qué
opina de la discusión por la coparticipación? Nadie se mete en política
hasta que no le tocan algo de nuestro interés. Nadie, ni los más
apasionados.Y los intereses son tan, pero tan subjetivos como la moral:
lo que a mi me parece grave, a mi tía Giussepina le parecera normal y a
mi vecina del sexto piso le agradará.
Hace tiempo que escucho opiniones más cercanas a demoler todo y echar
sal gruesa, que a realizar un arqueo de caja y una presentación de
balance. Kirchnerismo en negativo, la misma negación y destrucción de la
obra ajena para justificar mi posición ideológica. Últimamente, estas
opiniones se van acrecentando a niveles de violencia verbal
absolutamente comprensibles, dado que el kirchnerismo se ha
caracterizado en sacar lo peor de todos, en el oficialismo por vocación,
en el resto del entramado, por reacción.
La inmensa mayoría de las personalidades políticas aún no entienderon
una de las movilizaciones de septiembre y noviembre. Tal como expresé
entonces, considero que no salimos a quejarnos por insistencia o
instigación de ningún político de peso, dado que no hay político de peso
que pueda mover un millón de personas más que para recibir puteadas. Y
no necesitamos formar un partido ni ganar elecciones para carajear a la
Presi. Algunos se ofuscaron porque ni después supieron qué decir para
arrimar un adepto a su espacio, se enojaron con el público que no les
aplaudió el set en medio de un festival. Hoy, sin darse cuenta,
ningunean también a aquellos manifestantes, al tratarlos como un ente
desprovisto de identidades individuales en el que cada cual salió a
quejarse por lo que cree necesario. Creyeron que ese era el puntapié
para iniciar lentamente el postkirchnerismo. Entiendo la desilusión:
algo que no pudieron hacer desde su oratoria, lo logró la bronca
popular.
Pareciera que el "armen un partido y ganen elecciones" como instructivo
para putear al gobierno pegó fuerte y, fuera del kirchnerismo, adoptaron
posiciones un tanto risueñas: no hace falta que armes ningún partido,
seguime, chango, que yo te digo cómo putear al gobierno. Y aunque nos
parezca mentira, hay personas que putean al gobierno por motivos
distintos a los nuestros, sujetos que los votaron en 2003 o 2007 y se
sintieron desilusionados, o se avivaron, o les pasó el tractor de la
inflación por arriba. A ese tipo no se le puede exigir que desprecie los
mismos actos que lo llevaron a votar aquella vez. Y que yo no comparta
esos motivos de adhesión, obviamente no tiene nada que ver con que hoy
sí comparta sus actuales motivos de desprecio. No son desagradecidos al
modelo, sólo cambiaron de opinión. ¿O realmente creen que el votante
promedio es el 1,2 punto de rating que tiene 678? Votaron del mismo modo
que votamos todos nosotros, en base al beneficio inmediato que creían
poder obtener. A ellos los motivaron los créditos al consumo o los
servicios públicos regalados, a nosotros nos motivó un plan sustentable y
a largo plazo.
Noto que hay muchos puristas, que se niegan a sentarse a hablar con
personas de distintas ideologías, sin detenerse a pensar en los ideales.
También me anoticié de que hay puristas aún mayores, que expulsan al
huérfano político por creer que hubo una o dos cosas que le gustó de ese
enorme colectivo de enunciaciones utópicas con realizaciones pedorras
que hemos denominado kirchnerismo. Han corrido el eje de la discusión
desde el exfuncionario acomodaticio que busca salvarse el culo post
2015, hacia el votante que hace dos, cinco o diez años votó a esto.
Mientras sigan exigiendo pedigree antikirchnerista, van a seguir sacando
la misma cantidad pedorra de votos. Diganle que sí, miéntanle, si
quieren, discútanlo, miéntanle como a la pareja, pero no lo obliguen a
que se autoflagele sólo por el sadismo de verlo purgar la culpa de haber
sido uno más de esos once millones de votos. Es básico, chicos. A no
ser que quieran autoboicotearse para ser eternamente protestones de
cafés. Con todos los que aún quedan apoyando a esta corporación
monopólica del choreo y la malapraxis administrativa..