jueves, 24 de enero de 2013

CRÍTICA A CRISTINA

Este artìculo pasa a constituirse en algo a que los políticos habitualmente nos tienen acostumbrados "distraernos con supuestos y enredados enfrentamientos" . En este caso quién aportó sobradamente a la decadencia del país, se sobresalta ante protagonismo de la encargada de lo que mismo elaboró para su entrega final. ¿Alguna vez dejarán de tomarnos por idiotas? Quién es ladrón de gallinas o quién de tropas de ganado lleva un mismo nombre "LADRONES". Los "camanduleros estos", y esta probado, son fieles sirvientes al NUEVO ORDEN MUNDIAL y no trabajan por los pobres. ROBAN PARA LA CORONA.   

 Cavallo: "... Y hablan de precio vil los que vendieron El Calafate a US$ 2 el m2"

Los Kirchner se beneficieron con el precio subvaluado de los terrenos fiscales en El Calafate. Y no solo ellos, también varios de sus amigos y colaboradores. ¿Ellos pretenden afirmar que el Estado Nacional le vendió a precio vil el predio de Palermo a la Sociedad Rural Argentina? Interesante la explicación de Domingo Cavallo porque es el marco oportuno para una muy probable medida de no innovar que perjudicará a Cristina Fernández de Kirchner, quien seguramente protestará contra el Poder Judicial y las corporaciones, tal como sucede cada vez que la Presidente se equivoca.
Domingo Cavallo: "Es asombroso que se considere “precio vil” los US$ 30 millones más los US$ 100 millones que agregaron los inversores socios de la Sociedad Rural y no se considere “precio vil” el que pagaron los Kirchner, a razón de menos de US$ 2 el metro cuadrado, los terrenos que pocos meses después le vendieron a Cencosur por más de US$ 100 el metro cuadrado."

VALOR AGREGADO

  • Desde El Calafate, Cristina envió su regalo a Fenix e IRSA
  • Entre tarifazo y saqueos, Cristina expropió y la Rural irá a Tribunales
 
 
Ya se han escrito muchos artículos, con sólidos argumentos jurídicos y constitucionales, que demuestran la ilegalidad del decreto por el que el Gobierno de Cristina Kirchner pretende confiscar el Predio Ferial vendido en 1991 a la Sociedad Rural. Yo no me voy a referir a ese aspecto porque lo han hecho voces mucho más autorizadas que la mía, con argumentos claros y contundentes. 
Pero sí siento la obligación de referirme a las numerosas mentiras que el Gobierno utiliza como fundamento de su ilegítimo decreto. Lo hago porque forma parte de la estrategia que  en forma alevosa viene utilizando este Gobierno para tergiversar la historia de nuestra Patria. Y para el el bienestar futuro de los Argentinos es imprescindible que las nuevas generaciones no se dejen engañar por este relato.
La venta a la Sociedad Rural del predio de Palermo en 1991 por US$ 30 millones, fue no sólo legítima, sino altamente beneficiosa para los intereses generales de nuestro País. La sociedad Rural había ocupado este predio, por decisiones de sucesivos Gobiernos, comenzando por el de Domingo Faustino Sarmiento en 1876, durante más de 100 años. Todas las edificaciones realizadas sobre ese predio habían sido hechas por la Sociedad Rural Argentina que desde 1880 organizó, sin interrupción alguna, la Feria Ganadera que adquirió fama mundial y que fue siempre un símbolo del importante progreso de la Ganadería y de la Agricultura de Argentina.
En 1991, pocos meses después de que el Gobierno del Presidente Menem (en el que yo había sido Ministro de Relaciones Exteriores desde julio de 1989 y Ministro de Economía y Obras y Servicios Públicos desde enero de 1991) lanzara la política de re-capitalización y modernización del Campo Argentino, simbolizado en la eliminación completa de las retenciones a las exportaciones agropecuarias. La Sociedad Rural Argentina ofreció adquirir el predio ferial para posibilitar fuertes inversiones que producirían una gran jerarquización de los servicios que tradicionalmente había prestado y seguiría prestando esa institución.
Desde el punto de vista legal, el Poder Ejecutivo estaba autorizado a vender el predio en forma directa dado que se trataba de una venta a quienes lo venían ocupando. Además, la venta de ese inmueble, que de hecho había tenido el destino de predio Ferial desde 1876, encuadraba perfectamente en la política de venta de los inmuebles innecesarios del Estado que se lanzó en 1989 precisamente para permitir que esos inmuebles sirvieran para emprendimientos privados enderezados al crecimiento y la modernización del País.
Se siguieron todos los pasos exigidos por las normas en vigencia, incluso excediendo las precauciones demandadas por la Ley. Por ejemplo, siendo que con una tasación del Banco Hipotecario o del Banco de la Ciudad era suficiente para cumplir con la normativa, se pidieron las 2 tasaciones y se solicitó también una tasación adicional a un grupo de prestigiosas empresas inmobiliarias. Todas las tasaciones, que obviamente se hicieron teniendo en cuenta las restricciones al dominio que afectaban a esa propiedad, ascendieron a valores del orden de los US$ 30 millones en los que se terminó realizando la operación de venta. 
La Sociedad Rural no sólo estaba comprometida a pagar ese precio, sino que debía hacer las inversiones necesarias para cumplir con un ambicioso plan de  ampliación y jerarquización de las instalaciones y el Estado ingresaría, además, una participación en el precio de las entradas a los eventos que se llevaran a cabo en el Predio. Fue precisamente esta operación la que posibilitó que hoy las instalaciones tengan la magnificencia y funcionalidad que han podido admirar millones de visitantes argentinos y del exterior en los últimos 20 años.
En el año 2010, 19 años después de que se hubiera concretado la operación, el juez federal Sergio Torres dispuso mi procesamiento, junto con los de algunos funcionarios que me acompañaron en el Ministerio, con los directivos de la Sociedad Rural y con los peritos tasadores de las instituciones oficiales (Banco Hipotecario y Banco de La Ciudad) que hicieron las tasaciones en las que se basó la operación. Nos procesaron por el supuesto delito de “peculado”, es decir de sustracción del predio de Palermo en favor de la Sociedad Rural, con el argumento de que un perito oficial designado por el Juez y sin que hayan participado peritos de las partes involucradas, sostuvo que el precio correcto del predio, en el año 1991, debió ser de US$ 132 millones.
La tasación presentada 19 años después por el perito oficial se basó en una supuesta evaluación de los ingresos que obtuvieron la Sociedad Rural y sus socios inversores luego de la compra del terreno. Esa evaluación se hizo sin tener presente que, además de pagar el precio del terreno, la Sociedad Rural y sus socios invirtieron más de US$ 100 millones adicionales. 
Tampoco tuvieron en cuenta el costo del capital, porque el perito no procedió a descontar a la tasa de mercado el flujo de fondos para determinar el valor presente en 1991 y, si todos estos errores fueran pocos, el cálculo se hizo en base a información que obviamente era imposible que estuviera disponible en 1991. Es tan absurda la valuación, que se desmiente por la misma realidad del negocio que manejaron la Sociedad Rural y sus socios inversores. 
Lejos de resultar rentable, esas inversiones le generaron pérdidas, a punto tal que algunos de los inversores terminaron quebrando y no pudieron pagar,  o demoraron mucho en hacerlo, los créditos que habían obtenido para financiar las inversiones. Este magro resultado económico no debe sorprender. En todos los países del mundo, predios feriales como el de Palermo se sostienen con aportes y subsidios de los Estados, mientras que en este caso, no sólo esos aportes y subsidios no existieron, sino que los inversores tuvieron que pagar el precio del terreno y una participación en sus ingresos al Estado.