jueves, 31 de enero de 2013

OBJETIVO FINAL: LA ANTARTIDA

Por Javier Cornejo, Abogado, especialista en Derecho Internacional

"EL TRIBUNO DE SALTA"

La publicitada teatralización de disputas verbales entre el Gobierno inglés y el argentino sobre “sentarse a una mesa de negociación” por Malvinas, omite ostensiblemente el tema de la soberanía del Estado argentino sobre el territorio insular, plataforma continental, y sector del continente Antártico de nuestra legal pertenencia.
Si la soberanía no es tema de tratamiento, ¿que pretende negociar Argentina?
El resultado del plebiscito isleño del próximo 11 de marzo indudablemente será usado por el Imperio Británico como el salvoconducto definitivo de su permanencia por siempre en el Sur Americano.
Como otra cara de esta ruidosa e inocua cháchara, invariablemente un misterioso manto de silencio cubre el continente Antártico de toda información inconveniente.
Fisuras informativas
Silencio, que no obstante el celo guardado, tuvo fisuras informativas en distintas épocas que velozmente fueron neutralizadas de diferentes maneras: ridiculizándolas, cubriéndolas de descréditos con sospechas conspiranoicas, acusando a sus generadores de facultades mentales alteradas, o directamente suprimiendo físicamente a sus protagonistas.
El conocerlas nos ayudará a comprender, un poco más, las motivaciones que tiene el Imperio Británico para no devolver nunca los territorios que nos usurpan.
A efectos de su certeza, me remitiré a las que se pueden acceder públicamente y ocurrieron en los últimos 100 años.
En la presente oportunidad me referiré al acontecimiento más notable y que hasta el día de hoy no existen respuestas a lo sucedido, ni fue comprobado si su objetivo era científico o militar, o ambas cosas
La Operación High Jump (Salto Alto)
Apenas termina la Segunda Guerra Mundial, los EEUU convocaron al almirante Richard Byrd, Gran Canciller de la Orden de Lafayette y de la Cruz del Mérito, secretario Perpetuo de la Academia Federal de la Marina Americana y de las Ciencias, experto absoluto en temas antárticos, expedicionario en reiteradas campañas en ambos polos, poniéndolo al mando de la Task Force 68 compuesta por más de 4.000 hombres, a efectos de invadir la zona antártica en el despliegue militar más enorme que haya ocurrido luego de finalizada la segunda gran guerra.
El equipamiento estaba compuesto con más de 13 naves, entre rompehielos, destructores, portaaviones (“Pillipine Sea”), cargueros, buques tanques de aprovisionamiento, buque de comunicaciones y submarinos.
El despliegue comenzó en el Mar de Ross divido en tres grupos convergentes con la finalidad de efectuar un rastrillaje total y meticuloso del continente blanco.
Instalaron una pista continental de la que despegaban aviones tipo DC3 para vuelos de largo alcance aerofotográficos.
En sólo 2 semanas relevaron más de 500.000 km2 y tomaron más de 70.000 fotografías.
Final anticipado
La operación High Jump, prevista para un tiempo de 8 meses, finalizó abruptamente a las 2 semanas en un desastre total.
El 5 de marzo de 1947 el almirante Byrd declara en el diario Mercurio de Chile: “La mayor amenaza para EEUU y sus aliados, viene ahora del Polo Sur, pues nos hemos encontrado con extrañas aeronaves de alta tecnología y de muy altas velocidades”.
Declaraciones que fueron puestas en duda por sus detractores, pero, de todos modos:
¿A qué o quiénes se enfrentó el almirante?