Sobre la corrección fraterna dice Santo Tomás:
“Según hemos expuesto, hay dos tipos de corrección: Una que es acto de caridad, cuyo objetivo principal es la corrección del delincuente con sencilla amonestación. Esta corrección incumbe a cualquiera, súbdito o superior, que tenga caridad.
Hay, en cambio, otra
corrección que es acto de justicia, y cuyo objetivo es el bien común.
Este no se promociona solamente amonestando al culpable, sino también,
muchas veces, castigándole, para que los demás, atemorizados, desistan del pecado. Esta corrección incumbe solamente a los prelados, los cuales, además de amonestar, deben también corregir castigando”.
(Suma Teológica, II-II, q.33, art.3)