Escandaloso contrato por los trenes chinos: porque la gente seguirá viajando como ganado
El contrato firmado por el gobierno nacional con la empresa china CSR
para la provisión de 25 formaciones de 8 vagones para la línea
Sarmiento y de 30 formaciones de 8 vagones para la línea Mitre (que ya
están en funcionamiento) establece en una cláusula: viajarán 402
personas sentadas y que, a 4 personas paradas por metro cuadrado, se
calcula que cada formación llevará 1.000 personas. Pero también se
harían cálculos -reservados- para que entren 1800 personas por formación
y hasta 2800 pasajeros. Por lo cual se prevé que hagan equilibrio si
son 8 personas apretadas por metro cuadrado en cada formación. Los
trenes nuevos -pero no modernos- que funcionan en la línea Mitre son un
paso adelante pero la gente sigue viajando como ganado en las horas pico
por las especificaciones antes mencionadas.
Modernización con corrupción
Sin duda deberían comprarse más formaciones y vagones por los más de
500 millones de dólares que pagó la Argentina. Sobre todo si se los
compara con los que compró Turquía a la misma compañía china y por lo
cuales pagó 294 millones de dólares, obligando a los chinos a invertir
100 millones de dólares en una fábrica turca de repuestos. Y
tranquilamente se podrían comprar más si no fuera por el escandaloso
sobreprecio que se pagó, estimado en 220 millones de dólares. Ésta sería
la causa por la cual Randazzo declaró: “si no llego a presidente me
retiro”, aunque no se sabe si se retira de la política o bien que no
sería candidato a otro cargo. Pero esas declaraciones no pueden ser
tomadas al pie de la letra, ya que Randazzo está atajando penales desde
que dijo “hay que matarlos”, en referencia a los grafitteros
que pintan los trenes y aclaró que son tarados los que piensan que él
quiere matar realmente a alguien. En esto último tiene toda la razón
pero es evidente que se excedió en sus palabras, generadas seguramente
por la bronca por esos grupos de vándalos que atacan a la gente en las
estaciones de tren. Lo mismo vale para los que rompen asientos,
ventanillas y baños, lo que obedece a una mala cultura de los
argentinos, pero cabe señalar que esa conducta destructiva en los trenes
y en el espacio público fue tolerada y hasta incentivada por el
kirchnerismo durante 11 años. Como los piquetes, con los cuales ahora
también se pone furioso el teniente coronel Sergio Berni, después de que
el kirchnerismo durante 11 años los considerara como un ejercicio de la
libertad de expresión.