lunes, 16 de marzo de 2015

¡BENDITO EL QUE VIENE EN EL NOMBRE DEL SEÑOR!


¡BENDITO EL QUE VIENE EN EL NOMBRE DEL SEÑOR!


Francisco es aclamado como AMO DEL MUNDO
Francisco es aclamado como AMO DEL MUNDO
A continuación están algunas frases del artículo de Bernardo Pérez ” Francisco dos año después: La primavera del Reino”. Puede leerse en Religión Digital.
 El autor enaltece el ” Pontificado” de Francisco y eleva al personaje a la categoría de “Aquél que hebía de venir” el nuevo Pastor de ese Nuevo Reino  que da la vuelta a todo lo anterior. Las frases van seguidas de apostillas mías entre corchetes. El artículo es un cántico a Ia Revolución que ya ha comenzado, la revolución humanística que un día lejano se inició hace 50 años y que proclamó triunfante MONTINI/ PABLO VI, en el célebre discurso  de la ONU, que fue seguido por Ia entrega de la TIARA PONTIFICIA, símbolo de la triple potestad del Reino de Cristo, regido por quien se proclamaba “Servus servorum  Dei”.
PRESIONE "MAS INFORMACION" A SU IZQUIERDA PARA LEER ARTICULO
 Estamos ante el lógico final de un proceso con un timonel que conduce la nueva situación en Ia definitiva “ocupación” de la Iglesia, con una nueva iglesia que eclipsa a  la Iglesia de Cristo, como un cuerpo astral eclipsa a otro interponiéndose.
Abrid los ojos porque esto es lo que pasa ante nuestros ojos.  ¡Salid de ella pueblo mío!
 Siguen algunas  frases del artículo en cursiva seguidas de mis apostillas entre corchetes.
Dos años con Francisco y ya nos parece que TODO LO ANTERIOR fue un sueño, una peasadilla larga [¿Dos mil años?], de  soportar el ministerio como un poder [¿ El poder de las llaves?] o un cargo [ ¿ El “munus regendi et sannctificandi?]. Pero llegó Francisco. Muchos pretendieron que no había cambiado nada [ ¿Ah, fue un cambio profundo acaso una revolución?]. Francisco puso la Iglesia en salida [¿Hasta entonces nadie lo hizo?, ¿Los grandes papa, San Gregorio, San León, San Pío V, San Pío X no lo hicieron?] Francisco empezó a cambiar la Iglesia...de otra manera de ser Iglesia que lleva a la inanición..Los cristianos estamos legitimados a tomar las riendas de nuestra Iglesia [¿Ya no es monárquica como la  quiso la Pastor Aeternus, ¿a los papas no se les dio el poder de las llaves? ¿ Se le destrona a PEDRO en favor del pueblo?] No está nuestro sitio con los cómplices del latrocinio [¿Fueron ladrones los obispos y papas del pasado?]. Estamos viviendo la primavera del Reino [¿Otra Iglesia, otro Reino que vuelve con Francisco?]. No se dieron cuenta que la Iglesia no es ni puede ser el Reino [Tremendo error de quienes creyeron que eran el Reino anunciado a cada paso porJ esucristo en parábolas y dichos, bien que esa Reino padece contradicción hasta que venga glorioso Aquél que vendrá en Gloria y Majestad…¿Todo esto era  un mal sueño, una pesadilla, un error de dos mil años?]. El reino es un proyecto y se construye por cristanos y por no cristianos [¿Iglesia ecuménica?¿ Iglesia del pueblo?]. Nosotros somos capaces de construir ese Reino en medio del mundo [¿Ya no cuenta el que dijo que construyó su Iglesia, su Reino sobre una Piedra, una sola Piedra angular invisible y otra visible que la representaba?] Desde hace dos años los ciegos ven y los sordos oyen cosas inauditas ..[¿ Ya no fueron los contemporáneos de Cristo los ciegos que vieron y los sordos que oyeron al verdadero Rey del Mundo? ¿Lo bueno ha empezado ahora con Francisco?] Vieron cosas como que el Papa fuera bendecido por el pueblo.[ ¿La bendición de Isaac a Jacob es ahora el pueblo quien la da?] Dos años hace cuando el Papa abandonó su residencia vaticana, abandonó los símbolos de poder, que no ejerce su ministerio sino como un servicio..[Todo patas arriba en la iglesia democrática, la iglesia del pueblo a quien hay que servir…] que como Pastor ..critica la economía capitalista. En estos dos años se les anuncia a los pobres, a los emigrantes, a los marginados la Buena Noticia que no es otra que Dios ama a los que sufren [¿No era la Buena noticia que a los pobres de espíritu se les anuncia el Evangelio de la penitencia y la conversión, el evangelio de aquél Reino parecido a una Red que sacada del mar los Ángeles separan los peces buenos de los malos  y estos son arrojados al horno del fuego que no se acaba? ¿No terminó esta parábola preguntando el Señor si la habían entendido? ¿Sospecharía el Señor que habría algunos que no la entenderían.. que tergiversarían el significado y finalidad del Reino que predicaba? ¿Un Reino cuyos enemigos son los ángeles  malos, las pasiones humanas, el afán de poder, el apego a los bienes de este mundo, el hombre que quiere hacerse el Centro del mundo, el objeto de adoración, el que ocupe el trono del Rey de este Reino, y se haga adorar como Dios]
El que no vea la REVOLUCIÓN que dirige en Francisco su adelantado mayor es que esta ciego.
El artículo termina con una solemne declaración  SÍ, FRANCISCO  ES EL QUE HABÍA DE VENIR.
Con Francisco se consuma la Revolución, lo que se programó hace centurias, lo que se impulsó hace décadas, lo que se oficializó en el concilio Vaticano II, la que labraron y sembraron los papas conciliares y se realiza ante nuestros ojos. Francisco es el último tramo, FRANCISCO es el Amo del Mundo. El rey Eternal ha sido echado  del trono que por su generación y nacimiento  le corresponde. Francisco ha ocupado su lugar. Francisco ahora es aclamado como AMO DEL MUNDO.
 Sigue el artículo íntegro:
FRANCISCO DOS AÑOS DESPUÉS: LA PRIMAVERA DEL REINO

Bernardo Pérez: “Los cristianos estamos legitimados, con Francisco, a tomar las riendas de nuestras iglesias”

(Bernardo Pérez).- Dos años con Francisco como obispo de Roma y ya nos parece que todo lo anterior fue un sueño, una pesadilla larga y profunda de la que no podíamos despertar. Algunos, incluso, llegaron a perder la esperanza de ver una forma de ejercer la autoridad en la Iglesia que se pareciera en algo a lo que el nazareno vivió y propugnó con su vida y su palabra.
Demasiado acostumbrados estábamos ya a tener que soportar que el ministerio se entendiera como un poder o como una acción funcionarial; que la vida de la institución se redujera en muchos aspectos a una carrera eclesiástica donde lo que importa es el cargo y no la carga; que las relaciones de la Iglesia con el mundo estuvieran marcadas por el tactismo y las componendas y no por la denuncia crítica y la actitud profética.
Pero, llegó Francisco, y con él llegó el escándalo para los que siempre han ostentado el poder y han gustado de los primeros puestos en los banquetes, de vestir largos y caros vestidos, de morar en caras mansiones, de codearse con los poderosos y de tener la mano larga y la sonrisa presta ante los que compran con dádivas un trocito de su cielo en venta.
Al principio, estos tales, pretendieron hacer creer que no había cambiado nada, que Francisco era el Papa y que como tal actuaría, dando a entender que en las cosas verdaderamente importantes nada iba a cambiar. No fue así. Francisco puso la Iglesia en salida, pidió a los pastores que se mezclaran con el rebaño hasta oler a oveja, sobre todo a oveja descarriada. Debían ir a las periferias y alejarse de los centros de poder donde todo es demasiado fácil y demasiado cómodo. Los cardenales y los obispos de Francisco deberán ser hombres dispuestos a dejarlo todo por el Reino de Dios y su justicia.
De esta manera, de arriba hacia abajo, Francisco empezó a cambiar la Iglesia, desde la cabeza a los miembros. Y envió una señal inequívoca al Pueblo de Dios, a los de abajo: no tenemos que soportar pastores que no dan la vida por sus ovejas, no hemos de callar la verdad que está en el sentir de los fieles, no podemos ser cómplices de una manera de ser iglesia que nos lleva a la muerte por inanición.
Los cristianos estamos legitimados, con Francisco, a tomar las riendas de nuestras iglesias, a implicarnos en la vida social y política, estando cerca de nuestros hermanos que sufren, de los desahuciados, de los marginados, de los precarizados, de los indignados. Debemos estar y ser con el mundo que sufre la injusticia que ocultan con la mentira. No está nuestro sitio con los cómplices del latrocinio que se está llevando a cabo contra las estructuras del estado social y derecho en los países occidentales.
Hemos de ser honestos con nuestra fe y radicales en nuestra acción, se acabó ya el tiempo de los miedos, de las medias tintas. Nuestro sitio está con los que sufren. Si los pastores no están ahí, habrá que pedirles cuentas. El que no crea que el Reino de Dios está cerca, es que ha perdido la verdadera y única fe que propugnó Jesús, no la fe en él, sino la fe en el Dios del Reino. Hoy más que nunca, con Francisco, el Reino se hace visible en medio de nosotros. Estamos viviendo la primavera del Reino.
El Concilio Vaticano II fue la primavera de la Iglesia. Por fin despertaba de su largo sueño dogmático y empezaba a mirar el mundo con los ojos de la fe, no de la dogmática. Fue una eclosión de vigor que puso patas arriba todo, desde la liturgia hasta la formulación de la fe, desde el lenguaje hasta las prácticas concretas. Pero, los miembros de la Iglesia no estaban preparados para vivir una revolución y pronto el miedo cundió. Los más osados quisieron poner el Reino como categoría central del hacer y decir de la Iglesia, no se dieron cuenta que la Iglesia no es ni puede ser el Reino de Dios, ese fue el gran error del pasado, confundir la Iglesia con el Reino.
El Reino está dentro y fuera a la vez, se construye por los cristianos y por los no cristianos, se vive en cada lugar donde los hombres se comportan como hermanos y la misericordia, justicia y caridad son la norma a seguir. El Reino es el proyecto a seguir, no un modelo a imitar.
Por eso, el Concilio quedó como una primavera en la Iglesia, tras la que vino el verano, el otoño y el largo y duro invierno. Ahora, lo que vivimos con Francisco es la conciencia de que la Iglesia no es sino un instrumento del Reino. Un instrumento privilegiado, sacramento universal de salvación, pero uno más. Ser conscientes de esto es lo que Francisco nos ha regalado. Que nosotros somos capaces de construir el Reino en medio del mundo con nuestros hermanos los hombres. Como Juan Bautista, podríamos preguntar si era Francisco el que había de venir, y la respuesta no es otra que: “los ciegos ven, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia”.
Desde hace dos años, los que estaban ciegos y sordos, los que ni oían ni veían porque se les habían cerrado todas las opciones, ven y oyen cosas inauditas, cosas que hace unos años harían resucitar a los muertos. Cosas como que el papa pida ser bendecido por el pueblo, que no viva en su residencia vaticana, que no ostente los símbolos del poder, que no viva como un poderoso, que ejerza el ministerio como un servicio.
O que hable como pastor del Pueblo de Dios, que se dirija a los poderosos para pedirles conversión, que critique la economía capitalista, que mata, que se acerque a los que sufren las consecuencias de la economía, de la política de exclusión, de la sociedad de consumo. Pero lo más importante no es que los muertos resuciten, sino que a los pobres, a los humillados y ofendidos, a los emigrantes, a los perseguidos, a los precarizados, a los marginados, se les anuncie la Buena Noticia, que no es otra que Dios ama a los que sufren las consecuencias del pecado de este mundo de desecha a la mayoría de la humanidad.
Sí, Francisco es el que había de venir. Lo hemos esperado mucho tiempo, pero su presencia hoy nos llena de alegría renovada y nos da más fuerza para seguir en la brecha. Cada uno en su ocupación, pero comprometido en hacer avanzar esta propuesta de poner la Iglesia entera al servicio del Reino. Porque, hoy más que nunca, este mundo al que tanto amamos, necesita una transformación radical, necesita una revolución, necesita el Reino de Dios.