Los Nuevos Juicios de Lesa Humanidad que tenemos que impulsar
Por Nicolás Marquez
El crimen de lesa
humanidad conforme lo define el Estatuto de Roma suscripto en 1998 e
incorporado por la ex República Argentina en el año 2001 (y cuya normativa es
aplicable a los hechos acontecidos con posterioridad a su incorporación en la
legislación local) es definido como el “ataque generalizado o sistemático
contra una población civil” agregando que “Por ´ataque contra una
población civil´ se entenderá una línea de conducta que implique la comisión
múltiple de actos contra una población civil, de conformidad con la política de
un Estado o de una organización” (así lo describe el extenso artículo 7 de
dicho Tratado).
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Nos interesa traer a
comento dichos conceptos, puesto que desde que el kirchnerismo ocupó el poder
del Estado desde el año 2003 hasta la fecha, realizó un golpe de Estado a la
Corte Suprema de Justicia derrocando a 4 de los 7 jueces del cuerpo (es decir
el 57,2% de sus miembros) a fin de lograr una mayoría de facto e ilegítima a
base de nombramientos de magistrados colocados de manera forzada e irregular y
con ello, dar curso a la innoble cacería de militares y civiles (la mayoría de
ellos casi octogenarios) que son acusados a la marchanta de haber actuado en la
guerra antiterrorista obrante entre 1969/79, la cual se intensificó cuando en el
año 1975 el actual partido gobernante ordenó a las FF.AA. mediante decretos
sucesivos “aniquilar el accionar de los elementos subversivos”, y desde
entonces se comenzó a combatir al terrorismo con un mecanismo irregular que dio
lugar a la figura del “desaparecido”.
Si bien las secuelas
de este conflicto armado habían sido superadas por indultos y amnistías
graduales emitidas en democracia y avaladas en cuanto a su legalidad y
constitucionalidad en distintas ocasiones por la Corte Suprema de Justicia
(tanto en los tiempos del Presidente Raúl Alfonsín, como en los de Carlos Menem
y los del propio Fernando de la Rúa), la posterior Corte de facto que “de
prepo” impuso el socio de Lázaro Báez y Presidente de la Nación Néstor
Kirchner, ordenó ilegalmente desoír los siguientes principios jurídicos
reconocidos expresa y deliberadamente por nuestra Constitución Nacional:
Principio de Cosa Juzgada, Principio de Irretroactividad de la Ley Penal,
Principio de Ley Penal más Benigna, Principio de Ne bis in idem, además de los
consabidos principios de prescripción previstos de sobra en la legislación
penal vigente.
Pues bien, a partir
de entonces, el aparato del Estado por medio de los sumisos jueces y fiscales
federales del sistema (de los cuales el kirchnerismo nombró a más del 60%)
comenzaron a sentenciar injustamente a sabiendas (es decir incurriendo en el
delito de prevaricato) a fin de cuidar sus respectivos traseros, cargos y
ascensos para desde entonces violar los citados principios que la Corte ordenó
ignorar, con el objetivo de llevar adelante un sinfín de juicios ilegales a
partir de entonces y hasta nuestros días.
Luego, este ataque
sistemático y generalizado contra un selectivo sector de la población llevado a
cabo por esta maquinaria estatal naciente a partir del año 2003 se encargó de
encarcelar a 1865 personas (a pesar de que sólo 289 fueron “condenados” en este
lapso) y de los cuales 250 de ellos (casi la misma cantidad de “condenados” y
casi el 15% del total de encarcelados) murieron en cautiverio por expreso
abandono de persona por parte de las autoridades judiciales que por acción u
omisión incumplieron con sus deberes de funcionario público, ya que a más allá
de la injusta detención, lo cierto es que los burócratas que viven de Poder
Judicial ni siquiera osaron otorgarle a sus secuestrados el pertinente arresto
domiciliario sino que los hacinaron ilegalmente en cárceles comunes, cuando
conforme el Código Penal hasta el más polémico de los detenidos debe ser
beneficiado con el pertinente arresto domiciliario pasados los 70´años, siendo
que en el caso que estamos describiendo el promedio de edad de los 1865 presos
(a los que hay que descontarles los 250 que fueron virtualmente asesinados por
este sistema) ostentan más de 75 años de edad.
Como todos estos
vividores que solícitamente pululan en la burocracia del poder judicial
responden a un sistema político que les bajó órdenes específicas de violentar
elementales principios constitucionales en el marco de este ataque generalizado
a ancianos que mueren a diario en esta política ilegal de abandono y destrato,
urge imperiosamente que cuando se restaure y rescate el Estado de derecho a
partir del mes diciembre del año 2015 (es decir cuando la delincuencia
kirchnerista ya no esté en el poder) se lleven adelante todas las acusaciones e
imputaciones habidas y por haber a jueces, fiscales y funcionarios judiciales
de todas las jerarquías que hayan participado directa o colateralmente de esta
maquinaria ilegal al servicio del detallado plan generalizado de exterminio físico
y/o moral de ancianos civiles y/o militares que fueron no sólo ilegalmente
acusados sino posteriormente destratados, secuestrados y apaleados por el
ominoso andamiaje estatal que operó al margen del principio de legalidad.
Será un acto de
justicia que la sociedad civil deberá peticionar a las autoridades cuando el
imperio de la ley vuelva a entrar en vigencia, nosotros desde estas líneas ya
empezamos a clamarlos.
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COMENTARIO DE LECTOR
JOAQUINmar 5, 2015 at 19:56
Con respecto a que
se aplicó un mecanismo irregular que dio lugar a la figura del “desaparecido”,
cabe recordar que el gran teórico de la guerra, el aleman Karl Clausewitz, en
su libro “De la guerra”, indica que “El general que tenga consideraciones
humanitarias, mejor que no haga la guerra”, y que “un soldado debe recurrir a
todos los medios que tiene a su alcance, a todos, para ganar la guerra”. Por su
parte, el entonces presidente general Juan D. Perón, en su discurso del 04 Ene
1952, en el acto de entrega de sables a nuevos generales, expresó: “El
conductor conduce y si para conducir tiene que echar mano de ciertos recursos,
tiene que hacerlo. Su deber es llevar su tropa a la victoria. Ser conductor,
señores, es una tarea extremadamente difícil para tener que andar todavía con
fiorituras o figuras retóricas”. En síntesis, la guerra es la guerra y, como en
el amor, cualquier recurso es válido para ganar. En toda guerra hay
desaparecidos. ¿Quién habla de los desaparecidos en Vietnam? Aquí la izquierda
hizo una bandera con la cifra emblemática de los “30.000 desaparecidos” y la
sociedad, estúpidamente, se tragó esa mentirosa píldora y hoy todavía
cualquiera habla de los famosos e inverosímiles “30.000 desaparecidos”.