El
cansancio de Cristo
“Venid
a mí todos los cansados y los agobiados, y yo os haré
descansar”
Mt. 11,28
“Mi Rostro irá delante de ti y te daré
descanso”
Ex.33,14.
A pesar de la cruz no eres
fatiga,
ni a pesar de los clavos
ajetreo.
Tu extenuación, decía el
Cireneo
fue la del sol bruñiendo cada
espiga.
De armadura la sangre y de
loriga,
te cubrió cuando exánime eras
reo,
cuando el feroz clamor del
pueblo hebreo
segó la vid y cultivó la
ortiga.
Apenas si te oyeron una
queja
-soliloquio del Hijo
abandonado
que obedece en la sed y en el
dolor-
Tu cansancio no tiene olor a
oveja,
huele a incienso de Dios
glorificado,
a fragancia de Rey y de
Señor.
Antonio
Caponnetto