sábado, 4 de abril de 2015

El cansancio de Cristo “Venid a mí todos los cansados y los agobiados, y yo os haré descansar” Mt. 11,28 “Mi Rostro irá delante de ti y te daré descanso” Ex.33,14. A pesar de la cruz no eres fatiga, ni a pesar de los clavos ajetreo. Tu extenuación, decía el Cireneo fue la del sol bruñiendo cada espiga. De armadura la sangre y de loriga, te cubrió cuando exánime eras reo, cuando el feroz clamor del pueblo hebreo segó la vid y cultivó la ortiga. Apenas si te oyeron una queja -soliloquio del Hijo abandonado que obedece en la sed y en el dolor- Tu cansancio no tiene olor a oveja, huele a incienso de Dios glorificado, a fragancia de Rey y de Señor. Antonio Caponnetto



El cansancio de Cristo


“Venid a mí todos los cansados y los agobiados, y yo os haré descansar”
                                                                                                           Mt. 11,28

Mi Rostro irá delante de ti y te daré descanso”
                                                                                                             Ex.33,14.


A pesar de la cruz no eres fatiga,
ni a pesar de los clavos ajetreo.
Tu extenuación, decía el Cireneo
fue la del sol bruñiendo cada espiga.

De armadura la sangre y de loriga,
te cubrió cuando exánime eras reo,
cuando el feroz clamor del pueblo hebreo
segó la vid y cultivó la ortiga.

Apenas si te oyeron una queja
-soliloquio del Hijo abandonado
que obedece en la sed y en el dolor-

Tu cansancio no tiene olor a oveja,
huele a incienso de Dios glorificado,
a fragancia de Rey y de Señor.

Antonio Caponnetto