martes, 15 de octubre de 2019

LA OSA



LA OSA



Alborozo en el mundo de los científicos alucinados y fantasiosos: descubrieron en Canadá una nueva criatura de las nieves, la osa Pizzly, agresiva y peligrosa, híbrida según afirman, de bestia y humano, que mantiene aterrorizados a los pobladores, pues mata a quien quiera enfrentarla, asalta las chozas, las destruyen hasta los cimientos, con sus enseres, muebles y comestibles.


Lo asombroso y terrorífico es que vive en Buenos Aires, desde mucho tiempo atrás, sin que los porteños mayormente lo adviertan, una tremenda OSA; más asesina aún que la canadiense. Ella allí se sintió como en su casa, hasta que ¡Oh, horror!, inesperadamente, días pasados, lanzó furiosamente un ultimátum aterrador que espantó a los porteños, aullando, según pudo entenderse: ¡Yo soy la dueña de esta área –bramó-, y al que me contradiga y no me guste lo destruyo! ¡Lo mato! ¡Comenzaré por liquidar a  los 58.000- argentinos que  más odio!



Otra OSA asesina! ¡Ahora en pleno Buenos Aires! Pero esta OSA no es como la canadiense, pues anda libremente por la ciudad; camina en dos patas, y tiene a su disposición todos los medios de comunicación. Esta OSA, como la canadiense, no es plenamente animal ni tampoco muy humana, siendo más bien un horrible engendro. Parece humana, pero sólo en apariencia, pues su humanidad no está muy desarrollada, debido a sus sentimientos asesinos, agresivos y exclusivistas, que la convierten en una bestia mucho más peligrosas que las Pizzlys de cuatro patas.
Cuando todos estábamos pasmados de terror, alguien advirtió que lo que ocurre con la OSA de Buenos Aires ya estaba ocurriendo desde decenas de años, en otros lugares del mundo, particularmente en Palestina, donde la OSA practica un sistema de exterminio contra todos aquellos que ella considera sus enemigos. Esta OSA fue criada y amamantada por las grandes potencias judeo/calvinistas, dejándola dueña de un territorio propiedad del pueblo palestino. Estos fueron expulsados con la fuerza de las armas y recluidos en campos de concentración, durante generaciones, en condiciones lamentables e inhumanas… hasta la muerte.
Previendo que los 58.000 nacionalistas argentinos que votaron por Biondini serán recluidos por la OSA, en campos de concentración, -con la aquiescencia de los grandes figurones, con Soros y Francisco 1º a la cabeza-; los nacionalistas deberían ir adquiriendo carpitas, bolsas para dormir, unos kilos de yerba para tomar mate, papel higiénico, y otros elementos imprescindibles para la vida al aire libre. Seguramente vivirán en campamentos instalados en esa querida Patagonia que en otras épocas fue argentina; y que en poco tiempo más, será territorio donde reinará, a sangre y fuego, como en Palestina, la homicida OSA de dos patas.*