Lesa Animalidad
Para
experimentar las vacunas que se vienen, inocularon hurones. ¿Ud. me
cree si le digo que todos toditos se murieron sin quedar uno solo vivo?
La
empresa de conseguir ese medio contra la enfermedad llevó a inocular
ratas, y si las cosas van bien con el fármaco, el coronavirus dejaría de
ser noticia y los goles se festejarán por gente-gente en la
cancha-cancha y no con viejas grabaciones de las viejas emociones de la
vieja normalidad, pero a Uds. lo que les interesa es saber qué pasó con
las pobres ratonzuelas.
– Pues lo explica Roxana Bruno y te cuento que recibir la solución de la Gran Esperanza y quedar el 98 % macho esterilizado sin poder tener ratoncitos nunca jamás, fue todo uno. – “¡Qué lo parió!”, dijo El Rosarino.
Con
estos antecedentes exitosos que a la vista están, el Gobierno ya le
prometió al Gran Vacunador comprarle una millonada, no de los hurones
(que te dije que todos los elegidos murieron), ni de ratas, (¿para qué
comprar ratas que encima ni sirven para reproducción?), sino de la
vacuna soñada. Cosas del libre mercado, en el que triunfan los más
competitivos y previsores y no los argentos peronistas, como que el Gran
Proveedor instaló casi hoy mismo, ayer nomás, digo en febrero 2020,
tiempo record, ¿te das cuenta?, toda una planta industrial desde la
cual se nos va a vacunar a todos a la inglesa, cuando los Médicos Por la Verdad dicen que tienen tratamiento a la argentina, sin vacunas que quizá no harían falta.
Llamó
la atención que en su famoso programa un periodista agudo, inteligente,
dialéctico, que sabe usar la ironía, valiente opositor últimamente
inundado de agudo gracejo, desconfiado siempre con el gobierno, en medio
de un torrente de críticas a él tornara de golpe el ritmo del programa y
redujera todo el problema de la vacuna a cuál es la más barata, enseñándonos que indiscutiblemente nos conviene la de Oxford. Lanata parecía estar pasando un aviso.
Otrosí
has de saber que los filantrópicos vacunistas ya están hurtando el
cuerpo a los daños y perjuicios materiales y morales y lucro cesante por
los efectos colaterales que los vacunados tengamos. Hasta el santo
desconfía…
A
todo esto, mi fuente Carlos Pagni, que parece periodista de una
Argentina mejor merecida pero pasada y -¡vamos todavía!- que deseo
futura, se pregunta iluso en La Nación si todo esto está
documentado o autorizado o responsabilizado con alguna ley o decreto; en
fin, si hay alguna juridiquiada que asemeje a cierto estado de derecho,
que le dicen, y dé alguna apariencia republicana al asunto.
– ¿Me preguntas qué cosa es “republicano”?
–
Es algo difícil muy difícil de entender, que yo como profesor trataré
de explicarte aunque sin muchas esperanzas: seria concebir que la cosa
de todos los argentinos es de todos los argentinos y no feudo de la
jefatura … ¿Viste que no duele?
Habrá
que pensar mucho aquel gesto que se nos hacía trivial de bajarse la
camiseta para que te pongan una vacuna, no sea cosa que nos pase como
con las ratas estériles o con los difuntos hurones. O que sea fundada
la sospecha de Lucas Carena que desconfía de que los mismos que te las venden sean los que escriben que en la tierra hay humanidad sobrante.
Pero
no conspiranicemos con animales, que el delito de lesa ratonidad no
existe, porque en Derecho los sujetos son hombres, y los hurones y los
ratones ni pueden practicar justicia ni sufrir injusticia alguna ni
delitos de lesa humanidad. Aunque eso sí, si se pasa al nivel de los
animales superiores, que vendríamos a ser nosotros, se viene a producir
la animalada del Genocidio, del cual algo sabe el propio autor del Plan
de Lucha para destruir por implosión el sistema penal argentino, pues
tiene el conocimiento que le da vivir el delito desde adentro como
partícipe firmante del ominoso fallo FAL, aquel que dice que matar un
inocente nonato es un derecho. Pues escrito está:
“[…]
Esta ideología […genocida] no queda en los documentos de meros
especuladores de gabinete, sino que se lleva a la práctica y se
instrumenta, entre otras cosas, mediante una multinacional de la anticoncepción, el aborto y la esterilización, que controla foros y congresos internacionales”. […]. La visión que este control genocida
proporciona es poco menos que aterradora: islas de ´civilización
industrial´ controlando un mundo en el cual la mayoría de la población
muere de hambre y presenta toda clase de taras físicas, y psíquicas,
como consecuencia de habérsele negado cualquier género de asistencia.
Por supuesto que la ´piadosa´ bomba neutrónica podría limpiar el planeta
de la humanidad sobrante en forma más expeditiva y con menos dolor” […]
“Es absurdo seguir pensando que el nacionalismo alemán tuvo el
monopolio de la ideología genocida, y resulta particularmente alarmante que la propia intelectualidad de la periferia no se percate de ello, pues la ideología genocida demuestra
la total falta de escrúpulos del poder central, en tanto que la falta
de conocimiento y conciencia del planteo genocida actual, demuestra el
grado de colonización y el formidable poder manipulador sobre las clases
medias periféricas”.
Te digo que lo escribió Zaffaroni en Criminología. Aproximación desde un margen, 2da reimpresión, Themis, Bogotá, Colombia, 1998, pp. 48 y ss..
Héctor H. Hernández
Autor de los libros * La felicidad de los argentinos y la religión; * “No matarás…” El fallo Fal y el Exterminio”; * Gesta de Dios por los argentinos. Preguntas y respuestas sobre el Genocido prenatal desatado; * Salvar vidas con el derecho penal (Testimonio de un defensor); * El Garantismo abolicionista; * Inseguridad y Garantismo abolicionista; * director y coautor de Fines de la pena. Abolicionismo. Impunidad.