lunes, 14 de enero de 2013

"CHAVEZ ETERNO"

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En otro momento de inspiración, la diputada ultrakirchnerista Diana Conti, muy bien podría haber pronunciado esta frase y lanzado al ruedo de la crisis venezolana que amenaza con desbordarse. El enfrentamiento entre el heredero formal, Nicolás Maduro, y el presidente electo de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, se mantiene latente en tanto no hay noticias concretas, partes médicos, fotografías o claras evidencias de que el teniente coronel inventor del Socialismo del Siglo XXI sigue con vida en La Habana, bajo el control del castrismo. Cuanto más se prolonga esta situación, más aumentan las tensiones y comienzan a tejerse las alianzas y acuerdos secretos cuya exteriorización se contiene a la espera del desarrollo de los acontecimientos.
Mientras tanto, la ficción resguarda este imperfecto equilibrio y nadie dice nada. El disimulo se instaló en el centro de esta crisis latinoamericana que, entre los problemas que generó, sobresale la vulneración de la ley y su uso en la estructura electoral del país en favor de sus necesidades políticas y del ideologismo que las alimenta. En Caracas, la Justicia se torció drásticamente y se la utilizó para modificar las disposiciones institucionales que claramente surgen de la Constitución Nacional. Ese sometimiento judicial creció con dos excepciones, que inmediatamente fueron castigadas -en oportunidades distintas- por el gobierno bolivariano, en clara demostración de lo que sostuvimos en diversas oportunidades, incluso ayer, cuando abordamos estas cuestiones.
Podrá sostenerse que no existe una similitud con lo que ocurre en la Argentina, pero a poco que repasemos nuestra propia realidad, las intenciones y arbitrariedades que surgen desde el Poder Ejecutivo y a las palabras del ministro de Justicia o de legisladores como la mencionada Conti y pese a las diferencias que existen con Venezuela, se añaden más elementos alarmantes, especialmente por el silencio de nuestras autoridades, que no se limitaron a callar sino que, por el contrario, avalaron esta situación. ¿Qué otra cosa es la presencia de Cristina W. en La Habana? El enfrentamiento de la Presidente de la ex República con la Suprema Corte de Justicia ya tomó el camino de presagios oscuros y peligrosos que no se satisfacen con la reflexión de que la Argentina tiene diferencias de fondo y constitutivas con Venezuela, pues la crisis que afronta este país hermano está integrada en un proceso general, más amplio, tremendamente ambicioso, que apunta al control político de la América Latina extrayéndola del escenario mundial, su comercio y producción de riqueza. Recordemos que la Argentina siempre fue el blanco preferido de la subversión y que ésta actuó en consecuencia.
El proyecto revolucionario, nacido a instancias del Foro de San Pablo, es de vieja data y comenzó a tomar cuerpo en los años sesenta. Sus avatares tuvieron una expresión más contundente en la década de los setenta, hasta la derrota militar de las organizaciones armadas que ya en esa época defendían los mismos intereses expresados, a veces de ex professo, de manera confusa pero con claridad en sus objetivos. La propaganda mezcla la propuesta económica con elementos puntuales como el petróleo, la capacidad de producir alimentos y asegurar mínimas fuentes de consumo local para afirmar los beneficios de los saldos exportables, siempre en favor de una nueva burguesía que surgiría de una forzada pero distinta realidad política y social. Hoy, esta etapa, salvo algunas excepciones, está en plena construcción y forma parte esencial de una crisis casi idéntica que, con claridad, está en gestación en el Cono Sur. Como ya lo comentamos, el tema mapuche -o indigenista, si se prefiere- afecta principalmente a un país serio y administrado como Chile, que tomó la previsión de armarse. Bolivia ya es un foco de cuestionamientos y el narcotráfico es algo así como la esencia de este futuro buscado y altamente conflictivo que, decidido, apunta al desorden social y la ruptura de la seguridad en todas las geografías del continente, incluso el Brasil, como lo ha demostrado.
A esta altura de los acontecimientos, es innecesario abundar en mayor detallismo y anticipos, pero sí podemos agregar que en este esquema el factor militar es tomado en su doble faz: si las estructuras castrenses son fuertes, se buscará el respaldo de éstas previa modificación de sus paradigmas, adecuándolas a un ideario estatizante, alejado de los valores, principios y tradiciones, incluso del componente religioso al que se ve como un serio peligro para esta planificación. Es el caso de Venezuela, cuya organización armada muestra severas divisiones que alimentan serios presagios. Concurrentemente, se dan situaciones como la Argentina -e incluso el Uruguay- donde los simbolismos expresivos de la espiritualidad que alimenta a cualquier Fuerza Armada y que hacen a su íntima y estricta razón de ser, deben ser acallados, subsumidos casi en el ridículo y adecuados a una nueva visión de la historia que permitiría avanzar con la flamante doctrina.
Carlos Manuel AcuñaApenas repasemos lo que sucede, con la destrucción moral que se intenta aplicar a las Fuerzas Armadas y de Seguridad, con presos políticos por haber defendido todo lo contrario a lo que se quiso y se desea imponer, lo menos que podemos decir es que resulta explicable la alarmante desazón y la inquietud que surge en todos los sectores válidos de la sociedad. “Chávez eterno” coincide con “Cristina eterna” y ambos disparates, que suenan a algo insólito en este siglo XXI, integran reflexiones como ésta, que deberían detenerse en instancias superiores y más creativas.
Carlos Manuel Acuña