lunes, 21 de enero de 2013

GOOD MORNING VIETNAM!!!

 CLAUDIO CHIARUTTINI:
 GOOD MORNING VIETNAM!!! 
(SORPRENDENTE NUBE ....DE FLATULENCIAS)
 
Galerías de fotos...
Editorial Sin Saco y Sin Corbata
Fin de la gira de Cristina Fernández por Cuba, Emiratos Árabes, Indonesia y Vietnam. El resultado fue una visita -que no fue visita- a Hugo Chávez, una cereza argentina bañada en oro, la muñeca de un metro de la Presidente de la Nación (que prometen no poner a la venta) y la foto de la “exitosa abogada” por los túneles de Saigón. Para la Casa Rosada descomprimió el regreso del descanso presidencial y permitió probar algunas nuevas formas de comunicación que tendrá el gobierno desde ahora.
El primer giro es la utilización de la cuenta de Twitter de Cristina Fernández para imponer agenda. Ya se hizo con el tema de la Justicia hace dos semanas, con el Caso Darín y ahora, para criticar el aumento del subte ordenado por Mauricio Macri. Incluso se usó el sistema para fustigar al Grupo Clarín y La Nación, la nueva víctima de las presiones oficiales a los medios opositores.
Tres han sido los efectos que logró la Casa Rosada con este tipo de comunicación presidencial:
(1) Los dichos de la Presidente de la Nación impusieron agenda a los medios e, incluso, lograron hacer olvidar los pobres resultados que, en términos económicos, tuvieron los destinos elegidos para la gira oficial.
(2) Los primeros datos de los tracking que realizan encuestadores oficiales confirmarían que se evita el efecto negativo secundario de las cadenas nacionales, lo que minimiza la pérdida de imagen positiva de la Presidente de la Nación, en especial, cuando decide crispar a la sociedad.
(3) Los temas “calientes” (inflación, inseguridad, suba del dólar blue, la mala temporada en la Costa Atlántica, la disputa salarial) han pasado a ser secundarios o terciarios en el tratamiento de la opinión pública y los propios medios de comunicación.
Sin embargo, la nueva estrategia no es perfecta. Los ataques de Cristina Fernández a la Justicia sacudieron al sector, según se ha podido detectar en la “familia tribunalicia”, pese a feria de verano. En la “batalla comunicacional” contra Ricardo Darín, la Presidente de la Nación no salió  bien parada, dado que victimizó al actor. En el tema subte se expuso a la respuesta de la ex vicejefa de Gobierno porteño, Gabriela Michetti, una “intocable” desde el punto de vista comunicacional, por el efecto negativo que puede producir a la figura presidencial responderle (para Mauricio Macri, sigue siendo un “chaleco” anticríticas enorme).
También aparece otro efecto secundario negativo no menor: Cristina Fernández queda sola hablando ante la opinión pública. En los cuatro temas centrales tocados hasta ahora (Justicia, Ricardo Darín, ataque a los medios y subtes), el coro de funcionarios que acompaña a la Presidente de la Nación en sus dichos no la siguió (excepto el caso del ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, que atendió órdenes de la Mandataria desde Emiratos Árabes e Indonesia).
Para una Presidente de la Nación que impone su discurso por decisión y repetición, la falta de una “troup” de funcionarios y legisladores repitiendo sus dichos, como es usual, crean una sensación de aislamiento que vacía el intento de imponer un discurso hegemónico. En el fondo, en la reiteración fluida y constante de ciertos conceptos permiten ser resignificados y reinstalados en la sociedad.
Así, las primeras dos semanas del nuevo sistema de comunicación presidencial no parece tener un efecto neutro para Cristina Fernández, por eso, en la Casa Rosada sostienen que se mantendrá durante todo el verano para ver si sirve como mecanismo para utilizar en la campaña electoral. No es poco, para un gobierno que se basa en el relato, y no en la gestión, para poder retener y aumentar su caudal de votos.
El escenario es diferente en la oposición. Las tres primeras semanas de enero muestran que no hay nada nuevo en la estrategia comunicacional de los diferentes dirigentes que compiten por la agenda mediática. Tampoco hay originalidad en las acciones políticas encaradas. Incluso, algunos que hicieron una fuerte apuesta a la presencia de turistas en Mar del Plata, Pinamar y sus alrededores, fracasaron en su maniobra dada la menor concurrencia de la esperada. En ese sentido, el cepo cambiario no le sirvió al antikirchnerismo para sumar adeptos.
Sin embargo, en algo la oposición parece haber mantenido el ritmo y es en su afán de quemar todos los puentes que se pueden tender para esbozar negociaciones. Al parecer, todos creen que los otros fueron los grandes derrotados de las elecciones de octubre del 2011 y que son ellos los que pueden capitalizar el descontento de ese 46% de votantes.
Así, casi todos las figuras políticas no kirchneristas han salido a conquistar potenciales votantes entre aquellos que no votaron a Cristina Fernández, algo que parece ilógico dado que el resultado de las elecciones fueron un gigantesco voto castigo para toda la oposición en masa. Pero nadie parece haber recibido el mensaje que dieron las urnas. Un dato no menor.
Hagamos una pequeña lista: Hugo Moyano intentó acordar con José Manuel de la Sota, Sergio Massa y Daniel Scioli. Su lista de exigencias dejaron mudos a los circunstanciales interlocutores. Mauricio Macri trató de seducir al Gobernador de Córdoba, no sabe si será candidato en la Provincia de Buenos Aires y, ante la negativa que le dan en la cara los peronistas, busca artistas, deportistas y productores agropecuarios para usarlos como cabeza de lista en los distritos más importantes.
Elisa Carrió volvió a la Coalición Cívica hace dos semanas. Ya creó las condiciones para que Alfonso Prat Gay y María Eugenia Estenssoro anticipen que, si no hay alianza con el Frente Amplio Progresista, habrá ruptura en la agrupación. La respuesta de la ex diputada chaqueña fue anunciar que volvería Adrián Pérez en reemplazo de los dos rupturistas.
Ricardo Alfonsín anticipa una negociación con el FAP que el Frente Amplio Progresista dice que no existe y niega cualquier tipo de alianza o acuerdo con el PRO. Sin embargo, el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, asegura que lo mejor para el radicalismo es ir junto con Mauricio Macri a las elecciones legislativas, confirmando que la Unión Cívica Radical de Buenos Aires va camino hacia una ruptura dolorosa.
Hermes Binner y Francisco de Narváez aparecen aislados en el escenario opositor. El primero, en la creencia de que fue un ganador en las elecciones del 2011. El segundo, por intentar un acercamiento hacia Daniel Scioli mientras el Gobernador de Buenos Aires impulsa a Roberto Lavagna como posible cabeza de fórmula alternativa.
En paralelo, el PRO se encamina a una interna capitalina que puede tener más costos que beneficios para la agrupación. Las disputas entre el larretismo y el michettismo, ha dividido y paralizado al partido de Mauricio Macri. Definir cuál de los dos bandos tiene mayor peso en el electorado macrista podría ordenar el armado de candidaturas. Sin embargo, ahora María Eugenia Vidal aparece como una potencial figura para reemplazar a Mauricio Macri en 2015 y una línea llamada “PRO Libres” parece querer encarar un proyecto en la cabeza de Federico Pinedo, dejando de lado la figura de Gabriela Michetti.
La experiencia de las agrupaciones de centro-derecha con alta presencia urbana, como fueron la Unión del Centro Democrático (UCeDé), el Partido Federal, el cavallismo y el lopezmurphismo confirman que, cuando hay elecciones internas, los perdedores terminan por abandonar al partido madre y le provocan una pérdida de poder que termina por destrozar el proyecto personalista. ¿Quién puede negar que ésto no pasará en el PRO?
El peronismo no kirchnerista tiene un problema mayor: Daniel Scioli no reacciona a las demandas de la dirigencia sindical-política y se planta en un cristinismo culposo. Luis Barrionuevo ya trabaja para el proyecto De la Sota 2015 y su esposa, Graciela Caamaño, busca ser compañera de fórmula de Sergio Massa si encara una postulación para ser Gobernador de Buenos Aires dentro de dos años.
Daniel Scioli sabe que Luis Barrionuevo es clave para que José Manuel de la Sota pueda hacer pié en Buenos Aires, por eso lanza a sus hombres a desembarcar en Córdoba para darle pelea al Gobernador de esa provincia. Aquí, de nuevo, dos hombres que unidos podrían enfrentar a Cristina Fernández terminan por esmerilarse mutuamente, sin ningún sentido.
En las segundas líneas, la disputa es mayor. Todos quieren renovar sus bancas, los que quedaron afuera, quieren volver; los nuevos no intentan esperar su tiempo y todos están más preocupados por sus proyectos personales que por los de cada agrupación. Así, los esfuerzos se atomizan y las fuerzas centrípetas permiten condiciones mayores para una división, que para analizar uniones o alianzas con otros miembros de la oposición.
Todos aseguran que sumarán votos en las próximas elecciones, pero la demanda de espacios toma en cuenta los peores resultados. De esta forma, entre los dirigentes de la oposición no surgen las renuncias, se destaca la contradicción entre la palabra y las acciones, y todo intento por ganar los votos oficialistas pasan a un tercer, cuarto o quinto lugar.
A 20 días del comienzo de un año electoral clave, vemos a un gobierno intentando consolidar el voto de 2011, estabilizar la posición de la Presidente de la Nación en las encuestas de opinión, buscando nuevas estrategias de comunicación, intentando esmerilar a los opositores y consolidando la estructura interna del cristinismo talibán. Por el contrario, el antikirchnerismo muestra una tendencia suicida que podría emparentarse con una manada de delfines encallados en una playa.
2013 recién comienza. Nadie puso sus cartas sobre la mesa. Pero como ocurrió en 2012, los mayores enemigos de Cristina Fernández son Cristina Fernández, la gestión y el choque entre relato y realidad. Sin embargo, la oposición no debería esperar a que todo el trabajo sucio lo haga siempre el gobierno. La política y los votantes los esperan.