lunes, 11 de marzo de 2013

LA FUERZA DE LOS INTERESES


 

Queridos amigos:
Cuando el poeta Ramón de Campoamor escribió sus muy mentados versos que dicen:  “En este mundo falaz, nada es verdad ni es mentira, todo es según el color, del cristal con que se mira” aún no había nacido Hugo Chávez para dividir Venezuela y provocar con su muerte el inmenso desfile ante su féretro de los que lo consideran un benefactor y de los que solo quieren asegurarse que nunca más volverán a tenerlo rigiendo sus destinos.
Pero más allá de las antinomias, algunas cuestiones que rodearon a los sucesos recientes acaecidos en Venezuela no pueden escapar al “objetivismo”, defendido por  Alisa Zinovevna Rosenbaum (Ayn Rand),  que afirma que “los hechos son los hechos”  y que la razón humana es competente para hacernos conocer la realidad.
  De modo que consideramos evidente que Hugo Chávez engañó a sus  conciudadanos al afirmar que estaba libre de enfermedad y pedirles el voto para una presidencia que nunca podría ni siquiera asumir. Mintieron luego con empeño los funcionarios que informaron falsamente acerca de su estado de salud mientras sobrevivía en su  agonía en Cuba, hablando de largas reuniones de gabinete en que Chávez ejercía su poder  y formulaba directivas y mostrando fotos que la inmediatez de su muerte demostró que estaban evidentemente trucadas. Hubo un desprecio manifiesto por la transparencia y el derecho a la información del pueblo de Venezuela que se consumó cuando la Cámara Nacional Electoral dispuso la consagración como presidente de Nicolás Maduro, el principal portavoz de la mentira, contrariando la letra de la Constitución que dispone que asuma el Presidente de la Asamblea. De este modo, Maduro presidirá Venezuela hasta las elecciones del 14 de Abril en que, obviamente, será el candidato oficial con el único fundamento de haber sido dispuesto así por el difunto líder.
  Es notable que los presidentes sudamericanos que revisaron tan minuciosamente la Constitución de Paraguay y sancionaron a ese país con la suspensión de su membresía al Mercosur por no haberle dado, supuestamente, al presidente Lugo  suficiente tiempo para ejercer su defensa, ahora no tengan siquiera una palabra de censura ante tanta mentira y tanta burla a la Constitución venezolana. Eso solo puede explicarse porque Venezuela es un país potencialmente rico, desde el que Chávez compró conciencias y apoyos con petróleo y préstamos generosos, mientras que Paraguay es un pequeño país, rico solo en dignidad y soberanía. Las delegaciones  que asistieron al funeral, entre las que se cuentan las de nuestro país, esperan sin dudas que Nicolás Maduro gane las elecciones aprovechando las ventajas que le brindan controlar los bienes  y el aparato comunicacional del Estado y continuar  recibiendo los beneficios  que suman aliados al precio de restar futuro al pueblo venezolano. En síntesis, la fuerza de los intereses explica la validez que se da a los procesos políticos, dejando que la denostada política  realista se burle de las premisas principistas  y los postulados éticos.
  Sentados en la primera fila en el recinto del funeral se encontraban los presidentes dictatoriales de Irán, Mamohud Ahmadinejad, de Cuba, Raúl Castro  y de Bielorusia, Alexander Lukashenko, lo que nos lleva a enunciar un  nuevo aforismo “dime quienes más te lloran y te diré quién fuiste”. Extrañamente, la presidente Cristina Fernández que fue de los primeros gobernantes en llegar a Venezuela con una nutrida delegación y de decretar más días de duelo que los que mereció la tragedia del Once, partió antes de que se consumara el funeral y la grotesca novedad del embalsamamiento del difunto Chávez. Cuesta creer que  un simple consejo médico modificó su  voluntad por lo que caben las especulaciones acerca de que trató de evitar un encuentro con Ahmadinejad o que no la satisfizo su ubicación por protocolo. Este tipo de especulaciones es la consecuencia de uno  de los muchos y lamentables rasgos comunes de los gobiernos de Venezuela y de la Argentina, a saber: la manipulación de la realidad a través de la construcción de un relato que disimula las verdaderas intenciones y motivaciones de los protagonistas y nos aleja consecuentemente de la verdad.
  Dejemos a Venezuela con su drama  y sus elecciones, advirtiendo simplemente que con su nivel de inflación, la pérdida de competitividad de sus empresas y la estabilización en el precio del barril de petróleo, le esperan días duros a su pueblo y grandes desafíos  al próximo presidente, quienquiera sea. Pero como la cuestión de la inflación y la competitividad también nos  concierne a los argentinos, podemos seguir nuestro informe analizando las consecuencias de esas cuestiones en nuestro país.
  Por primera vez desde el año 2001 la Argentina volvió a tener déficit primario  o sea que los gastos superaron a los ingresos del sector público, aún sin computar los fondos empleados a pagar los intereses de la deuda del Estado. Este factor influye severamente para alimentar el proceso inflacionario y es una muestra de la creciente incapacidad del gobierno para controlar la economía. Las medidas “creativas” que desarrollan algunos funcionarios, como el Secretario de Comercio Guillermo Moreno, no solo afectan directamente a la economía sino a la credibilidad y la confianza que esta actividad requiere. Al singular congelamiento de precios, sin lista de precios conocida, agravado por la prohibición  a los supermercados de dar a publicidad sus ofertas en los medios, se agrega ahora una iniciativa para reemplazar todas las tarjetas de crédito por una única tarjeta estatal para comprar en dichos comercios. Esperemos que esta insensatez no se consume porque se seguirán sumando factores de incertidumbre  y evidenciando una vocación autoritaria y estatista que aleja cada vez más la posibilidad de una trabajosa recuperación.
  Otro sector que entró en emergencia es el de los servicios públicos en la Provincia de Buenos Ares, encabezado por los combativos gremios docentes. Se conjugan en esta circunstancia la presión gremial por recuperar el valor adquisitivo de  los sueldos ante el avance de la inflación, las fallas en la administración de recursos  propias de la gestión Scioli y el  abandono en que el gobierno nacional deja a la provincia, con el evidente propósito de afectar política  y electoralmente a su gobernador. Es otro ejemplo de la fuerza de los intereses, en este caso motivados por la disputa del poder, que no trepida en hacer sufrir a los habitantes de la Provincia de Buenos Aires con tal de condicionar y quebrar a un potencial aspirante presidencial que insólitamente es del mismo sector que el gobierno nacional. Esta suma de  factores negativos, a la que se agrega las incursiones de la Ministra Alicia Kirchner que hace proselitismo con los fondos el Ministerio de Bienestar Social y del Ministro De Vido que asigna fondos en forma directa exclusivamente a los intendentes “leales” al modelo (léase a la reelección de Cristina Fernández) presagia graves momentos para la provincia de Buenos Aires, antes que llegue el auxilio de los recursos nacionales o que el caos social se expanda.
  Mientras escribimos nuestro informe, en las Islas Malvinas los habitantes están realizando un referéndum que les plantea una única pregunta cargada de intencionalidad, tal cual es si quieren o no continuar siendo un territorio de ultramar de Gran Bretaña. La dependencia de los isleños de Gran Bretaña es un hecho que incluye cuestiones tales como la imposibilidad de elegir a su gobernador que es designado desde la metrópoli. No hay en las islas muchos medios de prensa independiente ni posibilidad de que la Argentina pudiera acceder a manifestar su posición. La situación es en sí absurda porque si se acepta que los usurpadores de un  territorio pueden votar la condición de su permanencia en el mismo, se abriría la puerta para ocupaciones territoriales con instalación de inmigrantes del país de origen que  luego se legitimaría con la expresión de la voluntad de los usurpadores. La disputa territorial por Malvinas es,  y siempre ha sido, un problema entre los gobiernos de las  naciones en pugna  y los isleños no tienen el derecho a imponer sus deseos sino a negociar sus intereses.
La cuestión del referéndum ha cobrado fuerza a partir de la torpeza de nuestra diplomacia, de la pérdida de influencia y prestigio de Argentina en  los foros internacionales y de la evidente carencia de poder militar como para inducir a los británicos a negociar, ya que se trata de una nación que solo atiende a la conveniencia, el temor o el reconocimiento del poder de la contraparte, propios de su tradición y  concepción realista,  en su política internacional.  Solo nos resta desconocer este absurdo referéndum, instar a nuestro gobierno a que deje de despreciar el valor que tuvo haber recuperado Malvinas y la necesidad de recuperar la capacidad para hacerlo nuevamente, como medio de forzar a los británicos a la mesa de negociación.
  Hay sin embargo una ceguera ideológica que hace conspirar al gobierno contra los propios intereses nacionales. Ahora tenemos a la gendarmería cuestionada por hacer espionaje interno, situación que se genera a partir de la estrechez de conceptos al definir qué son operaciones de inteligencia,  pero que una vez instalada en la opinión pública  ha redundado en una cuestión judicial. El gobierno  pretende escapar, como en muchos otros casos, descargando las responsabilidades en quienes cumplieron órdenes al final de la cadena de mando para preservar a los grandes responsables que son los funcionarios a cargo del  área. Esperemos que no haya que esperar 17 años   para condenar a quien corresponde, como  sucedió con el caso del contrabando de armas a Croacia y Ecuador por el que al fin fue condenado Carlos Saúl Menem cuando el hecho ya estaba casi olvidado.
  Condena rápida, en cambio, fue la que sufrió la señora Cecilia Pando por dibujar el logo de su Asociación de  Familiares  y Amigos de Presos Políticos en Argentina  en el suelo de la Plaza de Mayo, aduciendo que había dañado un sitio histórico en que estaban dibujados los pañuelos de las Madres de Plaza de Mayo. Cada quien podrá estar a favor  o en contra de lo que defiende la señora Pando pero todos sin distinción debemos defender su derecho a expresarse y a ser tratada con los mismos parámetros que a las agrupaciones que luchan por otras causas y que se han permitido hasta cubrir de insultos y blasfemias a la Catedral metropolitana sin merecer ni siquiera una crítica oficial.
  Debemos tomar conciencia que la fuerza de los intereses nubla el juicio y perturba la razón. Que cada acto de gobierno parece signado por la necesidad de mantener el poder, defender a sus  funcionarios y a sus empresarios aliados y negar a los presuntos oponentes las más elementales normas de equidad. Tenemos que ganar una elección con todo eso en contra para poder empezar a cambiar las cosas, a partir de la unión de los verdaderos demócratas  y republicanos, dispuestos a instalar nuevos paradigmas en el manejo de la cosa pública.
Un abrazo para todos.
  Juan Carlos Neves, Presidente de Nueva Unión Ciudadana
Twitter  @NevesJuanCarlos