ESTAMOS EN TIEMPOS DEL ANTICRISTO
Para que un Papa hable ex cathedra
no es necesario que emplee un tipo especial de documentos, se llamen
bulas, encíclicas, decretos, etc., en los que con toda solemnidad defina
alguna verdad revelada. Lo único que se necesita que el Papa hable como
Papa y sea maestro de la Verdad, determinando con autoridad suprema
algún punto referente al depósito de la fe. Aunque esta enseñanza la
publique en forma de carta, breve, homilía, etc., no deja de tener el
carácter de documento ex cathedra.
Aunque
el Papa se dirija a un hombre, en una carta, está enseñando a toda la
Iglesia. Las entrevistas que hizo Juan Pablo II y las de Benedicto XVI
(incluso las que ha hecho habiendo renunciado al Papado) son documentos ex cathedra.
Un Papa nunca se desliga de la Iglesia cuando habla como Papa. Por eso,
un Papa no puede tener vida privada. Es para toda la Iglesia y es para
todo el tiempo en que vive, hasta su muerte.
Lo
único que compromete la infalibilidad de un Papa es un error doctrinal.
Otro tipo de errores (modo de resolver un asunto, etc.) no van contra
la infalibilidad.
Por eso, nunca un Papa puede enseñar la herejía. Nunca. Si la enseña, entonces es necesario concluir que no es Papa.
De
aquí es claro que Francisco no es Papa, porque enseña la herejía. Ahí
tienen sus homilías, sus declaraciones a la prensa, sus encíclicas, que
claramente no son el magisterio vivo de Pedro en la Iglesia.
Y muchos se confunden en esto de la enseñanza ex cathedra.
Y, por eso, siguen sin ver a Francisco como lo que es: no es Papa. Sí,
como hombre también se equivoca, pero dice cosas que están bien.
Un
Papa nunca se equivoca en cuestiones doctrinales. Nunca. Por eso,
mandar hacer una encuesta es una equivocación doctrinal; llamar por
teléfono a una mujer malcasada, es el inicio de un cisma; convocar un
sínodo para destruir la familia es consagrar la Iglesia a Satanás; poner
como modelo de teología la obra de un hereje y de un cismático, como es
Kasper, es hacer que el mundo se ponga a los pies de Francisco.
El
colapso de la Iglesia Católica no es signo de división en Ella, sino
sólo da a entender que se ha perdido la fe en mucha Jerarquía. Lo que
divide la Iglesia es su participación en la creación de una nueva
iglesia mundial, una religión mundial, que es lo que hemos visto desde
hace más de un año, cuando Francisco inicia la falsedad de su Papado.
Francisco
se ha ido al mundo para hablar a todos de hacer una nueva forma de
adoración a Dios. Esas son sus dos declaraciones a la prensa, y sus
diálogos con los judíos, protestantes, musulmanes y jefes de gobierno.
La
liquidación del Papado, poniendo su gobierno horizontal con todo el
aparato económico, es claro ejemplo de división en toda la Iglesia. El
gobierno de la Iglesia es, en estos momentos, una dictadura. Todos
tienen que obedecer lo que viene de Roma. Y lo que viene de ahí es el
comunismo y el protestantismo. Ya no es el catolicismo. Ya de Roma no
viene la Verdad, sino la mentira. Y una mentira que todos pueden ver.
Los
Obispos del mundo están con la soga al cuello; porque ven la herejía en
el que se sienta en la Silla de Pedro, pero tienen que callar. Y el que
calla otorga, hace alarde de sabiduría mundana. Y, por eso, «cuando el error no es combatido termina siendo aceptado; cuando la verdad no es defendida termina siendo oprimida» (San Félix III, Papa).
Todos
van a aceptar lo que proponga Francisco en el Sínodo: una herejía;
porque ahora no combaten las palabras de Francisco y de Kasper. Sólo muy
contados Obispos y Cardenales, viejos por experiencia, que tienen
sabiduría divina, han hablado. Los demás, la mucha Jerarquía que queda,
está dividida; y muchos dando coba a Francisco.
Ya
la Verdad no se defiende en la Iglesia. La gente habla y habla de
tantas cosas, da sus opiniones sobre todo, comienzan a criticar a todo
el mundo, a los Papas anteriores y, después, siguen besando el trasero
de Francisco, lo siguen llamando Papa. Es algo sin sentido común. Algo
que no entra en la cabeza, cómo esta de ciega la gente.
Si se pierde la Verdad, se pierde el alma.
El
alma sólo se alimenta de la Vida Divina. Y ésta es la Obra de la
Palabra de Dios. Dios obra Su Palabra en el corazón de la persona que
acepta la verdad. Y obrar la Palabra Divina es vivir de manera divina en
lo humano.
Cuando no se enseña la Verdad, entonces se enseña a caminar hacia el infierno del alma.
Cuando no se combate el pecado, entonces éste se hace vida en las almas.
Cuando el amor no es vencido por la mentira, entonces hace caminar al alma hacia la verdad de su vida.
La
muerte de muchas almas es porque han aceptado la mentira que viene de
Roma, que está en la boca de Francisco todos los días, que es la
propaganda de la Jerarquía que apoya a Francisco, que es la obra de
tantos fieles de la Iglesia que se han creído maestros de todo en Ella.
La
Iglesia no es un juego de los hombres, sino la posesión de la Verdad en
el corazón del que cree en Jesús. Quien cree en la Palabra del Verbo
Encarnado, obra la Iglesia. Quien no cree, la destruye con su palabra
humana.
Quien
no quiera poseer la Verdad, sino que va buscando las verdades de los
hombres, entonces hace de la Iglesia su propio negocio entre los
hombres.
La
Iglesia se ha convertido en una ONG por la falta de fe de toda su
Jerarquía. No es que la Jerarquía vaya tras el dinero o el puesto en el
gobierno eclesial. Eso no es el problema, porque siempre el pecado de
avaricia, de orgullo, de lujuria, está en todos los hombres. El problema
de la Iglesia actual es que su Jerarquía no cree en nada. Sólo cree en
lo que encuentra con su razonamiento humano en todas las cosas divinas.
Han abajado a Dios a su concepción humana, a su visión humana, a su ley
humana.
Y este problema: no hay fe; es lo que va a producir el cisma en toda la Iglesia.
El cisma significa alejarse de la Verdad. Y esto se puede hacer de muchas maneras.
Francisco
ya lo ha hecho con el Papado: se ha alejado del dogma del Papado con su
gobierno horizontal. Y nadie ha captado este cisma. Nadie lo llama
cisma. Porque todos han perdido la fe en el Papado. Se han dedicado,
durante 50 años, a triturar al Papa reinante. Y esa desobediencia de
muchos Cardenales y Obispos, es el fruto del gobierno horizontal.
Ese
gobierno no sólo lo componen ocho cabezas más los secretarios y otros
elementos añadidos. Ese gobierno está compuesto por la Jerarquía
infiltrada en la Iglesia, que son más de la mitad de Ella. Hay más
Jerarquía que se viste de lobo, que Jerarquía auténtica. Son pocos los
sacerdotes, los Obispos, que tengan fe en Cristo y en Su Obra, la
Iglesia.
No
se puede decir que son más los verdaderos, porque entonces no se puede
comprender la situación a la que ha llegado toda la Iglesia: a un
colapso en la fe, en la verdad. Si nadie lucha por toda la Verdad,
entonces todos se pierden en la mentira, y van caminado hacia el
infierno. Y la Jerarquía que ya no enseña la verdad lanza a las almas al
fuego del infierno. Todos quieren ese gobierno horizontal porque es lo
que han practicado durante 50 años a espaldas del Papa reinante. Claro,
nadie lo llama cisma.
Muchos
fieles se están alejando de la Verdad al aceptar la mentira que viene
de Francisco todos los días. Si Francisco no es Papa, entonces lo que
enseña siempre aleja de la verdad. A la larga, produce el alejamiento de
la verdadera doctrina y eso lleva, de forma inevitable, al cisma.
No
se cae en la cuenta de que Francisco es un falso Profeta. Y todo aquel
que escucha y aprende de un falso Profeta, se coloca en la mentira, en
el engaño, en el error.
No
se cae en la cuenta de la gravedad de lo que significa tener a un
usurpador sentado en el Trono de Pedro. Como lo ven una persona amable,
humilde, cariñosa, buena,.., ahí está la trampa del demonio.
Francisco
es el mayor engaño de Satanás a la Iglesia. A muchos les cuesta creer
que un Papa pueda ser hereje y cismático. A mucha Jerarquía no les entra
en la cabeza que la figura del Anticristo y del Papa sea una misma. Se
aferran a la idea de que el Vicario es luz siempre en la Iglesia, la
seguridad última para saber dónde está la Verdad, porque donde está el
Papa está la Iglesia. No pueden entender que no haya Papa en la Iglesia o
que un Papa sea el Anticristo.
Y
no lo comprenden sólo por su falta de fe, porque viven de espaldas a la
Palabra de Dios, que es clara cuando se trata de la Iglesia: «y las puertas del infierno no prevalecerán contra Ella»
(Mt 16, 18). En estas palabras se dice que la Iglesia es perdurable y,
por tanto, la dignidad de Pedro también lo es. Si la Iglesia no perdura,
no llega hasta el final, sino que es vencida por el demonio, entonces
también la figura de Pedro se tiene que acabar.
Si
Satanás pone su Papa en la Iglesia, es claro que la Iglesia ha acabado,
porque ese Papa ya no tiene la dignidad de Pedro, no es el sucesor de
Pedro. Y, por tanto, esa Iglesia, que lidera, no es la de Cristo, sino
la del demonio.
Si
no se puede creer que Satanás puede poner su Papa en la Silla de Pedro,
entonces hay que anular la Palabra de Dios. Muchos lo hacen y, por eso,
siguen llamando a Francisco como Papa. No ven el engaño del demonio en
la Silla de Pedro. Y, por lo tanto, no ven la falsa iglesia que
Francisco está montando sobre los restos de la Iglesia Católica.
Hoy
las almas no atienden a la Verdad de la Palabra, sino que están en la
Iglesia buscando sus verdades, sus razonamientos, sus ideales, sus
políticas, sus espiritualidades. Todos se han inventado la Fe en Cristo y
las obras en la Iglesia. Nadie vive de fe auténtica en Ella.
Por
eso, se está al inicio de la mayor herejía de todas. Y esa herejía hará
temblar al mundo, porque el mundo vive de lo que la Iglesia ofrece. Si
ésta construye la Verdad, entonces el mundo camina hacia su salvación;
pero si ésta destruye la Verdad, el mundo se impone en la misma Iglesia y
lo acaba todo, lo destruye todo.