“Oiga, manipúleme todo lo que quiera pero no me quite un canal de cine”
|ÁNGEL LÓPEZ|
Durante
los últimos días, se ha producido una reacción inusual en nuestro país.
Resulta que a raíz de la decisión del Tribunal Supremo de cerrar nueve
canales de TDT (la mayoría pertenecientes al grupo Atresmedia, lo que
consolida notablemente el dominio de Mediaset), la población, en
especial las Redes Sociales, se ha movilizado fervientemente contra la
maniobra. Con argumentos como “Es una vergüenza que se cierren canales
de cine antes que aquellos cuya programación solo contiene telebasura”
(y esto parecía una alusión directa a ese canal que empieza por Tele y
acaba por Cinco) o “Esto solo contribuye a que los Medios de
Comunicación cada vez estén más concentrados”, muchos individuos han
demostrado su claro descontento.
Sintiéndolo
por ellos, yo solo puedo considerar esa clase de reacciones y
comentarios como tristes y automanipuladores. ¿Desde cuándo Atresmedia
no es un poderosísimo conglomerado de medios en nuestro país? ¿En qué
momento ha cesado la concentración mediática en España? Y lo mejor, lo
de las películas. Hilarante. Pero vamos a ver, ¿cuándo han dejado de ser
las series y películas instrumentos de manipulación subconsciente que
las élites utilizan para dirigir y predeterminar los modos de vida y
cursos de acción de los espectadores? De nuevo, reacciones tristes e
incluso patéticas. Parece que aquí a nadie le importa un carajo la
Libertad de Expresión y la Concentración Mediática hasta que le quitan
un canal de cine. Entonces todo el mundo es un iluminado, todo el mundo
critica la manipulación mediática, la programación basura y la carencia
de información objetiva.
Se ve que
ese día no había ningún Consejo de Ministros o partido de fútbol y la
Agenda Setting era hablar por encima de la concentración empresarial de
los Medios de Comunicación Españoles.
Ah, por
cierto. Para los que siguen pensando que la medida desfavorece a
Atresmedia a favor de Mediaset, deberían entrar en la página web de la
corporación de Lara Bosch y preguntarse por qué el lema reza “El mayor
grupo de Media y Comunicación de España”. Eso sí que es un lema.
“Nos dedicamos a controlar y aglutinar el mayor número posible de medios de comunicación, para qué ocultarlo”.
Distracción,
crear problemas para proponer soluciones, tratar al público como si
fuesen niños, primar la emoción sobre lo racional o estimular la
mediocridad. Estas son algunas de las diez estrategias de manipulación
de los Medios de Comunicación que proponía el lingüista y filósofo
norteamericano Noam Chomsky. Desde la cuestionablemente real guerra de
WikiLeaks a las actuales maniobras cooperativistas de los gobiernos
mundiales por delimitar, legislar y recortar las libertades individuales
a las programaciones e informativos regidos por la Agenda Setting. De
la censura en Internet a la concentración de los Medios de Comunicación
bajo capitales espejo. Está claro que la pluralidad y la libertad
informativa solo son ya el sueño de algunos incrédulos que se empeñan en
creer que el Periodismo alguna vez fue algo real.
¿Cómo es
posible que los más de cien soportes informativos españoles, contando
las principales cadenas de televisión, diarios y emisoras de radio,
pertenezcan solo a cerca de una decena de grupos corporativos? ¿Por qué
la mayor parte de la programación está destinada al entretenimiento y no
a la información? ¿Hasta qué punto puedes confiar en los modelos de
vida o las noticias que te presenta un medio cuyo capital pertenece a
una gran multinacional?
Lo cierto es
que el objetivo actual de las cadenas de televisión es el pan y circo
romanos, que las grandes producciones hollywoodienses solo venden
subconscientemente modelos de comportamiento que promueven el
sometimiento a la autoridad y el culto al trabajo y el orden y las
grandes Agencias de noticias, los auténticos filtros de información,
solo trafican con la información que los gobiernos mundiales autorizan,
esa es la realidad.
Que espacios
culturales e informativos se ven obligados a dejar de emitir en favor
de la proliferación de la telebasura y las imágenes de violencia y
sexualidad explícita, que preferimos el morbo a la realidad y que
buscamos que nos digan lo que queremos oír a lo que en realidad ocurre.
Y así,
cuando la realidad sea un bien escaso, la verdad un mineral preciado y
la información una moneda fuera de circulación. Cuando la mentira, la
demagogia y el entretenimiento barato rijan nuestras vidas, entonces
miraremos atrás, agitando las cadenas de nuestra propia estupidez y nos
preguntaremos en qué punto dejamos que todo esto pasara.
Pero oiga, yo de esto no quiero saber nada. Manipúleme todo lo que quiera pero no me quite un canal de cine.
Y todos tan amigos.
Os dejamos con un detallado esquema sobre el sistema de posesión corporativa de los Medios de Comunicación en nuestro país:
Lo que no quieren que sepas