CFK quiere aguantar sin devaluar mientras las reservas no bajen de 28.000 millones de dólares
Ayer fue otro día negro para el gobierno en los mercados financieros, ya que el dólar blue
tocó los $ 14,45 para terminar en $ 14,38.
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Pero la gran novedad la dio el denominado “contado con liqui”, que resulta de comprar con pesos bonos dolarizados o acciones que cotizan en Nueva York y recibir en esa plaza dólares que se depositan en una cuenta abierta a tal efecto. Es también conocido como dólar fuga, porque significa desprenderse de pesos que sobran en el país y convertirlos en dólares fuera de él, lo que confirma día a día la fuerte dolarización de las carteras de inversiones desde que Cristina dijo que no debemos atesorar dólares sino gastarlos en consumir. Esto continuó con la orden de Axel Kicillof de bajar 100 puntos básicos la tasa de las Lebacs que cobra el Banco Central, aunque anteayer y ayer volvieron a subir todos los dólares. Esto ocurrió porque hay mucho nerviosismo por la legalización del default, ya que el proyecto de pago soberano ayer obtuvo en el Senado mayoría para su dictamen en comisiones. Esto pese a las declaraciones negativas de los senadores de la oposición, que finalmente dejaron el recinto semivacío. Este gesto se debió a que la mayoría oficialista trataba directamente el dictamen, mientras exponían senadores y expertos que criticaban el cambio de lugar de pago. O sea que a los miembros del bloque que dirige Miguel Ángel Pichetto les importaba un comino lo que dijeran los críticos. Este clima bolivariano empezó por la mañana: Kicillof dijo que, si la ley no tenía apoyo, el Congreso se convertiría en una escribanía de Griesa. Del mismo modo, el oficialismo calificó a los sindicalistas que llaman al paro general y los medios de comunicación que reproducen las críticas como relacionados con los fondos buitres.
¿Vuelve la guerra contra el campo?
Tal vez lo más importante es que la brecha cambiaria entre el dólar oficial y el blue
llegó al 71%, un poco menos que en el mes de enero, cuando la
diferencia fue del 90%. En aquel momento, esta situación obligó al
gobierno a devaluar y dejar el oficial a $ 8, logrando por unos meses
dejar al blue a $ 10,50 con el adelanto de exportaciones de
soja y la perspectiva del trimestre dorado de abril, mayo y junio,
cuando ingresan los dólares de la soja. A todo esto, sigue el parate de
las autorizaciones para importar que firma la Secretaría de Comercio.
Últimamente, las empresas multinacionales que obligatoriamente necesitan
insumos utilizaban el “contado con liqui” para traer dólares sin
necesidad de las DJAI (las declaraciones juradas anticipadas de
importación), pero con el inconveniente de aumentar aún más la
inflación. Hoy por hoy, las reservas están aproximadamente en 28.500
millones de dólares y sin posibilidad de que se produzca ingreso de
dólares por exportaciones, aunque el 57% de la cosecha de soja no se
liquidó todavía y con la baja de los precios en Chicago es muy difícil
que los productores liquiden. La decisión presidencial, en una etapa de
marchas y contramarchas, es no devaluar mientras se puedan mantener las
reservas en sus actuales niveles. Para conseguir esto, el gobierno
necesita urgentemente la ley de abastecimiento, para obligar a los
productores a liquidar la soja que está en los silos. No por nada Sergio
Berni tiene preparada la Gendarmería y le aseguró a la presidente que
espera órdenes para doblarles las manos a los productores agropecuarios e
iniciar así la segunda guerra contra el campo. En el marco de este
final de ciclo, esta ambición de Berni puede ser muy peligrosa. Para
empezar, el Secretario de Seguridad está dispuesto a combatir los
piquetes que hará la izquierda revolucionaria para garantizar el paro
general.
