viernes, 29 de agosto de 2014

Homilía: «Decimoprimer domingo después de Pentecostés» por el R.P. Alfonso Gálvez Morillas

Homilía: «Decimoprimer domingo después de Pentecostés» por el R.P. Alfonso Gálvez Morillas



Título: Homilía: «Decimoprimer domingo después de Pentecostés»

Autor: R.P. Alfonso Gálve Morillas

Homilía correspondiente a la Misa del domingo 24 de agosto de 2014. Publicado aquí sin el permiso expreso del autor




«Éfeta.» Ábrete, boca muda. Ábrete, boca cristiana, para pregonar tu fe.


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Los milagros del Salvador son algo más que un signo de su poder y de su bondad. Simbolizan también lo que obranm por medio de la gracia, en lo íntimo de las almas. El «Éfeta = Abríos» que ha curado al sordomudo, lo repite la Iglesia en el bautismo de todos nosotros. La obra de la Iglesia, lo mismo que la de Cristo, es la de abrirnos a las cosas de Dios.

La catequesis cristiana, transmitida fielmente hasta nosotros desde los apóstoles, nos enseña lo que debemos creer y, en primer lugar, la muerte redentora de Jesús y su resurrección, que son la base de nuestra fe. La buena nueva de la salvación, que no cesa de predicar la Iglesia siempre y por doquier, consiste en el acceso de los hombres a Dios por la expulsión de Satanás y la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte.

La misa de hoy nos hace cantar a la omnipotente e infinita bondad de Dios, que, después de salvar a su pueblo, le reúne en su Iglesia y le regocija con su protección. Tomado del Misal diario Latín-español

La Biblia y la Liturgia de este día. Sobre la curación del sordomudo: Isaías XXXV, sobre todo 4-6; XXIX,18; XXXII,4. Jesús mismo se presentó como realizando estas profecías mesiánicas (Mateo XI,2-5). Véase también Mateo XV,29-31. Acúdase también a Isaías VI, donde un serafín purifica los labios del profeta antes de que reciba la misión de hacer ciego y sordo al pueblo proponiéndole una enseñanza que no ha de recibir. (Ver Mateo XIII,10-15, donde el Señor abre el corazón de una de las oyentes de san Pablo, y Lucas XXIV,25-27,45, donde Jesús, después de su resurrección, abre el entendimiento de sus discípulos). Es también la petición de 2Macabeos I,4 y del salmo CXVIII,18,131. Véase también 4Reyes VI,8-23 – Isaías L,5.

Lectura de la Biblia. Proverbios I,1-7; I,20 a III,26; IV; VIII, XIX; XV; XVI; XXIII,19-35; XXIV,23-34; XXVI,13-26; XXXI – Eclesiastés I,1-11; XII.


Decimoprimer domingo después de Pentecostés