Entre Goebbels y Schopenhauer: las peleas internas destapan los trucos de Podemos
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Ayer Libertad Digital informaba de las acusaciones de “derechización” lanzadas contra Podemos desde Izquierda Anticapitalista,
grupo trotskista que ha colaborado en la articulación del partido de
ultraizquierda que encabeza Pablo Iglesias. En concreto las acusaciones
han partido del blog de IA de Burgos. Recomiendo la lectura del artículo. Dejando a un lado la paja ideológica, es una disección interesantísima de los trucos de marketing de Podemos.
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La apelación al “miedo a Podemos” como respuesta para todo
Estos últimos días hemos podido asistir a la puesta en práctica de uno de esos trucos. Un artículo escrito por un economista desmontando las propuestas de Podemos con argumentos económicos ha sido despachado por el partido de ultraizquierda con un simple tuiteo que atribuye dicho artículo al “miedo”.
Cualquiera que se haya topado con los hooligans de ese partido en las
redes sociales ya habrá leído cosas parecidas -a mí me ha pasado varias
veces- cuando lanza alguna crítica a Podemos, por razonable, cierta y
justificada que sea. Frente a las razones que se esgrimen contra
sus propuestas, Podemos recurre sistemáticamente al latiguillo del
“miedo” o del “nerviosismo”, una pura apelación a la emoción de sus
seguidores. Se ahorra así tener que explicar cómo se podrían
llevar a cabo propuestas económicas que supondrían una ruina aún mayor
para la economía española -ya lo están suponiendo en países como
Venezuela y Argentina- y un infierno fiscal mucho peor que el actual
para los ya de por sí sufridos contribuyentes. Claro que este truco no es original de Podemos: ya lo apuntó Arthur Schopenhauer en su libro “El arte de tener razon”, un manual para ganarse el favor del público en debates mediante rastreras técnicas de manipulación. En concreto, el constante recurso de Podemos al “miedo” se ajusta como un guante a la estratagema 38 de Schopenhauer:
“Cuando se advierte que el adversario es superior y se tienen las de perder, se procede ofensiva, grosera y ultrajantemente; es decir, se pasa del objeto de la discusión (puesto que ahí se ha perdido la partida) a la persona del adversario, a la que se ataca de cualquier manera. Puede denominarse a este procedimiento argumentum ad personam, distinguiéndolo así del argumentum ad hominem, que consiste en alejarse del objeto de la discusión atacando alguna cosa secundaria que ha dicho o admitido el adversario. Ad personam, en cambio, se procede abandonando por completo el objeto en discusión y atacando a la persona del adversario; así, uno se torna insolente y burlón, ofensivo y grosero. Se trata de pasar de la apelación de la fuerza del espíritu a la fuerza del cuerpo, o a la bestialidad. Esta regla es muy popular; como todo el mundo está capacitado para ponerla en práctica, se utiliza muy a menudo.”
Una estrategia para generar la propia identidad en torno a un “enemigo”
Según el citado blog burgalés, la estrategia de Podemos trata de articular “en oposición a un enemigo determinado,
una identidad amplia: la gente, la gente normal, la gente decente, por
oposición a la casta en el afuera y al activista en el adentro”. Y el blog añade:
“Se trata de un discurso bien articulado a partir de cuatro binomios: (1) gente/casta-activista, (2) abierto/cerrado, (3) nueva política/vieja política, (4) delegación/participación, a los que se añade la experiencia heredada del 15M en su sentido más anti-vanguardista y también en la insatisfacción general ante la ausencia de soluciones políticas.”
Podemos reconocer aquí dos de los principios de la propaganda de Joseph Goebels. Por una parte tenemos el principio de la simplificación y del enemigo único: “Adoptar una única idea, un único Símbolo; Individualizar al adversario en un único enemigo.“ Desde el blog de IA Burgos se apunta, en referencia al carácter ideológico de Podemos, que “el
sujeto populista ha de ser nebuloso, abierto, no definido por su
función en la estructura social ni por el lugar que ocupa en el modo de
producción, sino sólo por la nominación laxa del enemigo”. Tal vez por eso Podemos
es un partido entregado a la tarea de señalar “enemigos”, pero sin
capacidad para generar propuestas sostenibles con argumentos serios,
racionales y sensatos. Partidos como éste crecen al abrigo de
la desesperación y de la indignación provocadas por los problemas
sociales derivados de la crisis, pero sin tener una respuesta válida
para esos problemas.
“Hay que articular el discurso sobre dos o tres temas como máximo”
Por otra parte nos topamos con el principio de la orquestación: “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto.”
Este recurso propagandístico quedó también en evidencia hace unas
semanas con la polémica surgida en medios de izquierda por unas
declaraciones de Carolina Bescansa, fundadora de Podemos, sobre el
aborto. Antonio Manfredi publicó un resumen de esa intervención en Eldiario.es:
“La política de comunicación de Podemos se basa en el diseño de la selección de temas como única manera de atraer a 10 millones de personas y conseguir una mayoría que permita a Podemos gobernar. Por lo tanto, hay que articular el discurso sobre dos o tres temas como máximo, que, siempre puestos encima de la mesa, atraerá a esa gran mayoría y se ganarán unas elecciones. Y aquí vino uno de los momentos que más me llamaron la atención. Porque para Carolina el tema del aborto no es un tema que construya potencia política de transformación y, por lo tanto, para ellos no es prioritario. Punto.”
Lo que importa es debatir y no ofrecer soluciones
Manfredi también apuntaba las tres ideas sobre las que, según
Carolina Bescansa, gira el discurso de Podemos. Me llamó mucho la
atención la segunda: “Decidir el modelo económico con el que queremos vivir. Insistió Carolina en que lo importante es el debate, no la decisión sobre el propio modelo.
“
En resumen, que lo único que les importa es que la gente les
identifique con tres ideas en clave de crítica, pero no son capaces de
aportar soluciones. La crónica de Manfredi abundaba en lo que he
apuntado al principio de esa entrada, al señalar estas palabras de Luis Alegre, uno de los ideológos de Podemos: “Los tenemos aterrorizados con lo que hacemos. Les damos mucho más miedo del que pensamos. Son vulnerables”. Una vez más la apelación al miedo para que los seguidores de Podemos saquen pecho. Emociones, pero no argumentos ni razones.
Para Podemos si discrepas eres “casta”, seas lo que seas
El blog de IA Burgos también señala que desde Podemos “se
intenta resignificar el momento histórico en que nos encontramos como
una segunda Transición para situar a la casta política en el papel del
Búnker y reforzar la imagen de Podemos como agente de regeneración democrática, sin necesidad de definirse en exceso por sus propuestas económicas“.
Y si por supuesto alguien se atreve a señalar ese vacío argumental, si
alguien comete la osadía de dejar en evidencia las consecuencias
negativas que tendrían las ocurrencias de Podemos en materia económica,
pues se le acusa de tener “miedo” e incluso se usa contra él la acusación más genérica -y reveladora- de Podemos contra todo el que le lleva la contraria: la pertenencia a la “casta”.
Yo soy autónomo y tengo unos ingresos mucho más modestos que los de
Pablo Iglesias. Nunca he ocupado un cargo público ni he recibido un
céntimo en subvenciones de ninguna administración pública, pero por
defender la libertad de empresa y criticar el asalto del Estado a la
sociedad que supondrían las medidas que propone Podemos, ya más de uno
me ha metido en ese saco de la “casta”.
He dicho que es una acusación reveladora, y es que esa estratagema refleja otro principio de Goebbels, el del método de contagio: “Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.”
Todos los movimientos totalitarios han recurrido a esta estratagema.
Para los nazis ese grupo adversario estaba formado, sin más, por los
judíos; para los comunistas había fascistas por doquier, incluso en las filas socialistas.
Algunos, viendo los horrores provocados por el nazismo y el comunismo,
aún se preguntan cómo alemanes y rusos se pudieron dejar engatusar por
esos charlatanes. Pues ahí tienen la respuesta.