OSKO: LA HISTORIA DE CLARA SEDE Y PEDRO VACANTE
Solamente un cuento absurdo
La historia de Clara Sede y Pedro Vacante
PREFACIO
IMPORTANTE: Este cuento es de lectura NO RECOMENDADA para todas
aquellas personas que sufren de las siguientes patologías:
Psicofonía Abundantibus (propia de quienes se quejan de los “ríos de tinta” pero se ahogan en océanos de bites. Ej. No Pudimos),
Resistosis Sistémica (tendencia a resistir sin “ton ni son” ni inteligencia alguna aplicada: “No importa si entiendo de qué se trata esta cuestión, yo resisto”),
Perdipetrusséditis (patología similar a la descubierta por G.K. Chesterton, la Perdinavitis, pero que produce el efecto contrario).
PRESIONE "MAS INFORMACION" A SU IZQUIERDA PARA LEER EL ARTICULO
Clara Sede y Pedro Vacante se habían conocido en Magna, la compañía para la cual trabajaban desde hacía algunos años. Magna era una empresa aseguradora de riesgos. Solía decirse que quien se aseguraba en Magna, estaba “salvado”…, es decir cubierto de las consecuencias de cualquier siniestro que le pudiera ocurrir.
Pero lo más importante en Magna eran sus tradiciones: su forma de operar, sus valores, su preocupación constante y un respeto riguroso por sus clientes.
Durante
bastante tiempo, Clara y Pedro compartieron algunas cosas, como la
preparación de proyectos, las reuniones de directorio en carácter de
“asistentes” y su gusto por los juegos de azar. Fanáticos del café,
solían compartirlo como excusa para sus amenas y extensas charlas de
oficina ante las maliciosas miradas de sus compañeros de trabajo.
Clara
y Pedro eran solteros. En realidad, aunque habían convivido cada cual
por su lado y tal como se acostumbra últimamente, nunca se habían
casado.
Sus
amigos apostaban que en algún momento esa amistad terminaría en
noviazgo, pero ellos parecían completamente ajenos a todo eso.
Sencillamente eran amigos y nada más.
Los más sesudos entre sus parientes y amigos decían que eran incompatibles,
porque en las cosas profundas no tenían nada en común, de modo que
algunos consideraban imposible que el asunto entre ambos pasara a
mayores.
A
Pedro, todos lo tenían por un tipo algo arrogante y muy seguro de sus
ideas. La clase de individuo poco agradable que no deja pasar cada
oportunidad de expresar su posición sobre cualquier tema, abundando en
argumentos, detalles, historia, vida y milagros de quienes tenía por
autoridades irreprochables, y que solía tener la molesta costumbre de
citar para esclarecer a los que, daba la impresión, consideraba más que
ignorantes interlocutores.
“Es terrible el Vacante…” Así se decía por entonces.
Clara, por el contrario, escapaba de las discusiones, y por supuesto de los temas profundos.
Pedro parecía ser bastante pesimista, casi cínico, cuando emitía su opinión respecto del resto de las personas.
Clara,
en cambio, era completamente confiada, alegre, algo ingenua y se
sorprendía sinceramente cuando, a la vista de alguna mala acción de los
demás, Pedro apelaba al sarcasmo.
En fin. Parecían realmente muy distintos.
Hasta que un día, ocurrió algo que lo cambió todo.
Desde un lejano país llegó Jorge Mario Argento
a ocupar el cargo de Presidente de la compañía en la que trabajaban
Clara y Pedro. Ese cargo ya venía vapuleado a raíz de las gestiones de
los antecesores inmediatos de Argento, todos tipos sumamente
sospechables, razón por la cual Magna estaba en crisis.
Y por cierto que Argento llegaba precedido de malos antecedentes. Los rumores desde la extensión de Magna en su país de origen no auguraban nada bueno, aunque esos antecedentes no habían impedido que fuese elegido.
Clara quedó encantada al instante con Argento. Era un tipo piola, entrador y simpático, que pregonaba que Magna
debía ser transformada dejando atrás de una vez por todas sus antiguos
métodos y escalas de valores, reemplazándolos por otros más adecuados al
mundo de hoy.
Pedro, por el contrario, lo detestaba. Decía que era un chanta vendedor de humo.
Clara
comenzó a jugar a favor de Argento hasta que Jorge Mario la defraudó,
lo cual ocurrió casi en seguida, confirmando todas aquellas cosas que se
decían de él.
En
poco tiempo, todos en la compañía pudieron apreciar que el nuevo
presidente era un simulador del que, para colmo, se sospechaba que
estaba en tratos con la competencia.
Habían
aparecido en las redes sociales algunas fotografías donde se veía a
Jorge Mario Argento en cenas y agasajos de otras empresas, archi-rivales
de Magna, en especial las aseguradoras “Mason” y “Ezra” que pertenecían al holding “SEGUROS ANTI”.
Este holding, con domicilio en la calle Restauración esquina Reconquista,
tenía otras subsidiarias mucho más pequeñas, como “Collection” y
“Nollumus”, que cumplían cada una de ellas en “asegurar” pequeños
paquetes de clientes que no encajaban en los grupos mayoritarios.
Bastaba para integrarlos que demostrasen tener, al menos, una mínima
inclinación ANTI.
De
resultas de todo eso, pasó que Clara Sede terminó reconociendo que
Pedro Vacante siempre había tenido razón respecto de Argento, por lo
cual terminaron uniendo sus fuerzas, llevando a cabo una investigación
profunda y clandestina con el fin de poder denunciar públicamente al
traidor e impostor Argento y sus conexiones con “la contra” de Magna.
No tenían dudas de que Jorge Mario Argento usurpaba la presidencia de Magna, con la clara intención de llevar adelante una política empresarial que perjudicaría a Magna
en beneficio de “Mason” y “Ezra”. Descubrirlo y ponerse a difundir
subrepticiamente la farsa de Argento, diciendo que la presidencia de la
compañía estaba en manos de un usurpador fue una sola cosa.
Esto
les generó de inmediato el odio de todos aquellos con inclinaciones
“ANTI”, que aunque no se encontraban muy a gusto con Jorge Mario
Argento, no podían aceptar que Magna estuviera sin cabeza y al garete. Decían que “es mejor para Magna tener un Presidente malo o traidor que no tener ninguno”.
Pero
Argento no era ningún tonto. Estaba acostumbrado desde hacía mucho
tiempo a las intrigas palaciegas y siempre estaba un paso adelante de
sus enemigos; además, contaba con el apoyo de la gente de inteligencia
de “Mason” y “Ezra”, quienes al enterarse lo que Clara y Pedro habían
averiguado con sus investigaciones, prontamente le avisaron a Argento.
Ambos fueron despedidos.
En
efecto, Argento los despachó apoyándose en el testimonio de algunos de
los compañeros de trabajo de nuestros protagonistas, que argumentaron
que estos perdían demasiado tiempo tomando café y de charla en horario
de oficina. Testimonio y fidelidad hacia su persona que Argento premió
con una fuerte suba de sus salarios.
………………………………..
Hoy
es posible ver a Clara y a Pedro compartiendo sus charlas café de por
medio en bares y confiterías de la zona cercana a lo que era
antiguamente su oficina.
Parecen
felices y dicen a todo aquel que quiera escucharlos que lo mejor que
pudo haberles pasado fue aquel despido. De hecho, continúan haciendo lo
mismo de siempre por medio de una empresa de asesoramiento a la que
pusieron por nombre “La Pequeña Magna“.
La
cartera de clientes de esta incipiente compañía se incrementa poco a
poco con todos aquellos que piensan que, desde la llegada de Jorge
Mario, Magna ya no es la misma que antes.
Pedro
continúa siendo el mismo de siempre, y Clara también, aunque desde sus
despidos se tornó mucho más analítica y menos ingenua.
Ahh…
por cierto, Clara y Pedro se casaron, y ella ostenta orgullosa su
condición de esposa de Pedro haciéndose siempre anunciar con sus dos
apellidos: Clara Sede Vacante…
Como
ocurre muchas veces en la vida, finalmente resultó que no eran tan
incompatibles y fue suficiente la anomalía generada por la llegada de
Jorge Mario Argento para unirlos definitivamente, haciendo que lo que
parecía imposible se tornase en una realidad evidente y a la vista de
todos.
Hoy,
Jorge Mario Argento prosigue con su trabajo demoledor, y los “asesores
legales” que se desempeñan en las oficinas de la calle Reconquista esquina Restauración continúan
diciendo que, a pesar de que lo que hace Argento es claramente
incompatible con su cargo al frente de la compañía, él ha sido electo
legítimamente y sigue siendo el Presidente de Magna a pesar de
todo (se oyen en el fondo los suspiros aliviados de la gente del holding
“ANTI”, que únicamente escuchando esos argumentos se sienten
“seguros”).
Y, por supuesto, desde la esquina de las calles Reconquista y Restauración se promueve y difunde una campaña constante contra nuestros amigos Clara y Pedro… La campaña lleva por nombre: “ANTI – SEDE – VACANTE”.
Se trata tan sólo de una reacción oportunista, porque, como ya dijimos, la lista de personas, que prefieren “asegurarse” en “La Pequeña Magna” de Sede y Vacante, no hace otra cosa sino aumentar…