miércoles, 27 de agosto de 2014

La “otra” República perdida Por Jorge Omar Alonso

La “otra” República perdida

agosto 27, 2014
Por
Jorge Omar Alonso 
Hemos perdido a la República. Perdida irremediablemente, las señales se habían mostrado con toda claridad.
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 La ensoñación que las falsas promesas con las que la demagogia kirchnerista adormilara al pueblo crédulo, se disipó, mostrando la cara de ese poder político vacuo, que sólo logró exhibir la farsa revanchista de “derechos humanos” para sus sediciosos acólitos, prolongándose en un connubio dispuesto a repartirse los despojos de la Patria “ad vitam aeternam”. Se gestó el régimen hace diez años, bajo la égida del cabecilla máximo de mirada oblicua y largas unas, ante quien desfilara la becerrada dirigencia política, sindical, empresarial y piqueteril; granujas oportunistas que fueron tras los residuos escatológicos que aquél les obsequió. Todos tuvieron algo que ofrendar y acudieron a ofrecer sumisión al “aparato”. Políticos perdedores, sindicalistas “sudando por todos sus poros el tocino de su engorde robado”, como dijera Lugones. Y los piqueteros “estrellas” condicionando sus facciosas formaciones siempre y cuando haya un lugar en el poder, poniéndolas a disposición del movimiento cual fuerzas de tareas para el choque. Nada le faltó al “gran irresponsable” para el derrumbe: las promesas demagógicas obsequiadas al pueblo, como muestras de su patética falsedad. Hoy su viuda está completando la tarea inconclusa del difunto, llevando a la Nación al abismo. Hoy el tejido social se encuentra roto por la violencia delictual para la que nada vale el contrato originario y de esta manera, es imposible que el ciudadano se realice libremente si se encuentra amenazado con las pérdidas de su vida y sus bienes. Perdimos la República irremediablemente en este caos social y político, a lo que nos ha conducido toda una dirigencia malformada en la bellaquería y que, contubernio mediante, pensó anquilosarse en el poder. Hay que esperar a las 20125 dicen los optimistas. Como si la elección debida a una mayoría incompetente fuera a darnos la solución a todos los problemas graves por los que pasa la República, como dijo George Bernard Shaw: “La democracia sustituye el nombramiento hecho por una minoría corrompida, por la elección de una mayoría incompetente”. Hubo un tiempo en que la disputa política asegurada el triunfo de las mejores ideas. Hubo un tiempo, sí. Ya todo aquello fue dejado de lado. Hoy la dirigencia sale de  candidatos ignorantes y desprovistos de toda virtud, elegidos por ciudadanos ignorantes e indiferentes, incapaces de seleccionar los mejores.
La Plata