¿Terminará antes de tiempo el mandato de Cristina?
La pregunta vuelve al análisis político.
El default selectivo, la disparada del dólar a más de 14 pesos, la
recesión, la inflación y la pérdida de reservas hicieron recrudecer las
versiones sobre un posible alejamiento anticipado del cargo de la
presidente de la Nación por imperio de las circunstancias.
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Y mucho más
con la versión de que el gobierno intenta accionar el swap de
reservas con la República Popular China, acompañada por otra versión de
un bono patriótico de 5.000 millones dólares que el gobierno obligaría a
tomar a los bancos y grandes empresas para reemplazar la corriente de
dólares que se esperaba después de arreglar algunos juicios del CIADI,
el acuerdo con Repsol y la solución de la deuda con el Club de París, y
que se diluyó cuando apareció el cisne negro del fallo del juez Thomas
Griesa, que originó el default selectivo. Muchos recuerdan que el
gobierno de Raúl Alfonsín se tuvo que ir antes de tiempo por la
recesion, la alta inflación, el incipiente desempleo, el default y la
intención de trasladar la capital al sur, al mar y al frío. Justamente
ahora, la presidente se acomodó más al clima ochentista proponiendo a
Santiago de Estero como la futura capital. En fin, muchos paralelismos
que hacen recordar esos meses de 1989 cuando arreciaban los paros
gremiales y los fantasmas de los saqueos, ahora agitados por los mismos
seguidores del cristinismo que hablan de un diciembre negro auspiciado
por Hugo Moyano y Luis Barrionuevo. Los nubarrones que vienen por el
lado del default selectivo, concretamente por la posibilidad de
aceleración del pago total de los bonos después del próximo 30 de
septiembre, aunque se duda que ello ocurra, porque en ese caso todos se
quedarían sin cobrar.
¿Hasta cuándo?
A todo esto, la presidente, asesorada sobre todo por David Martínez,
dueño del fondo Fintech, plantea una nueva reestructuración de la deuda
externa ante la supuesta imposibilidad de pagarle a los holdouts
y la inflexibilidad del juez Griesa en no dejar que se les pague a los
bonistas reestructurados. Esa tentación del gobierno de avanzar hacia
una nueva reestructuración de deuda se fortalece con la noticia de que
el Instituto Argentino del Mercado de Capitales decidió que, de ahora en
más, las reestructuraciones se hagan con cláusula de acción colectiva
(CAC) citando el fallo Griesa como un obstáculo para un país que en el
futuro pueda salir de la cesación de pagos por la oposición de los
bonistas minoritarios. También cabe la posibilidad de que el gobierno se
vea obligado a devaluar nuevamente en el corto plazo con una suba mayor
de la inflación, lo que podría asustar a la presidente para que
finalmente, después del 1 de enero próximo, se decida a arreglar con los
holdouts.
Los que se hacen la pregunta sobre si Cristina Fernández terminará su
mandato se basan en que falta mucho tiempo para las PASO de agosto del
2015 y más aún para la entrega del poder en diciembre de ese año, con la
precariedad de la economía que cada día tiende a agravarse. Aunque por
otro lado está la fortaleza institucional del cristinismo, que mantiene
la mayoría en el Senado y Diputados para sancionar cualquier ley, por
absurda que sea, en caso de que la envíe la presidente. Pero la clave es
que, si se sigue con el ciclo devaluación, inflación, recesión
retroalimentándose, en los meses próximos puede surgir otra pregunta:
¿hasta cuándo los gobernadores y legisladores seguirán apoyando a una
presidente que les impediría sus reelecciones? Y la respuesta a esa
pregunta no la tiene nadie.