EL NARCOPRESIDENTE Y EL GENERAL
Por el Lic. Jorge P. Mones Ruiz
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Seguramente en un país normal las declaraciones en los medios de prensa
efectuadas por la jueza María Romilda Servini de Cubría (a raíz del caso
de la efedrina) asegurando que los “narcos” se comunicaban por teléfono
con cierta frecuencia con la Casa Rosada -sede de la Presidencia de la
Nación– y amenazando, dicha magistrada, con allanar la misma,
constituyen situaciones que, por mucho menos, ardería Troya.
Sin embargo, no esperemos reacciones ni de los “padres de la Patria” del
Congreso Nacional ni de aquéllos que pretenden ser alternativa de
gobierno desde la oposición. Nunca podrán ser parte de la solución del
problema los que fueron parte del mismo. Más de uno integró la
asociación ilícita del “Cartel de la Rosada”: ¿cómplice o “pelotudo
caro”?, parafraseando a nuestro filósofo de cabecera sindical, Hugo
Barrionuevo.
Con este caso de la efedrina, los hermanos Zacarías (funcionarios
kirchneristas), el ex secretario de SEDRONAR, José Ramón Graneros,
responsable de la lucha contra el narcotráfico y perteneciente “al más
íntimo riñón patagónico” de Néstor Kirchner y su heredera, pasa lo mismo
que con el caso Ciccone. ¿Podrían el vicepresidente Boudou y los
funcionarios administrativos mencionados delinquir sin la venia de
arriba? No son pocos los analistas, más allá del sentido común, que
opinan que es imposible. No nos tomen por “boudoudos”.
Y acá estamos y vamos… rumbo al “estado fallido”.
Mentirosos, ladrones, adictos, coimeros, contrabandistas, rufianes,
vulgares y “vulgaras”, etc.… muchos en el poder, tapados con las listas
sábanas unos y con obediencias debidas abyectas que prometen fe y
esperanza, otros. No tenga dudas, lector, que intentarán seguir
usurpando el poder logrado en la “década robada”.
Años atrás, en un acto que pretendió ser audaz, sólo posible con la
complicidad, genuflexión y falta de coraje de un general que seguramente
dejó sus atributos colgados en el Arco de Entrada del Colegio Militar
de la Nación cuando se graduó como oficial, Néstor Kirchner hizo bajar
el cuadro del General Videla en el Patio de Honor del instituto
castrense mencionado. El fallecido militar acumulaba todas las culpas de
un malogrado proceso político. Era el mayor responsable de todos los
desatinos del gobierno de facto y de los supuestos 30.000 muertos y
desaparecidos en la guerra revolucionaria, cifra cuestionada ahora por
muchos que en esa época tomaron las armas contra el estado argentino.
Hasta la CONADEP no llega a contabilizar más de 8.000. Pero no importa
la cantidad, jamás justificaríamos una muerte injusta y hubiese sido
deseable evitar las propias de una guerra, cosa imposible. El punto es
¿cuántos argentinos, indefensos e inocentes,
han muerto en estos años del kirchnerato narconacional y narcopopular,
producto de la inseguridad, el hambre, la desnutrición, los negociados,
la corrupción, la droga, la falta de salud, etc.?
El Papa Francisco, según los medios, suele solicitar a quienes lo
visitan: “Cuiden a Cristina”. Pero, con todo respeto, Su Santidad,
¿quién nos cuida a nosotros de Cristina?
Sólo espero que alguien, no sé quién, pero que cuando no debamos más
cuidarnos de Cristina, tome el ejemplo de Kirchner y, en vez de bajar
cuadros, borre el nombre de las calles, avenidas, puentes, edificios,
represas, etc. que llevan el apellido del jefe de la mafia que logró
instalarse en la Casa Rosada y transformarla en un cartel desde el 2003.
El que lo prometa tendrá mi voto, y cuando lo haga logrará el liderazgo
necesario y suficiente para tomar las medidas pertinentes y oportunas
para que nuestra Argentina, como el “Ave Fénix”, renazca de sus cenizas,
…y con la ayuda de Dios, para siempre.