miércoles, 22 de julio de 2015

Misericordiae Vultus : La burla de la falaz misericordia bergogliana - Alejandro Sosa Laprida


Misericordiae Vultus : La burla de la falaz misericordia bergogliana - Alejandro Sosa Laprida


                                                        Miles Christi - 13/07/2015
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4. He escogido la fecha del 8 de diciembre por su gran significado en la historia reciente de la Iglesia. En efecto, abriré la Puerta Santa en el quincuagésimo aniversario de la conclusión del Concilio Ecuménico Vaticano II. La Iglesia siente la necesidad de mantener vivo este evento. Para ella iniciaba un nuevo periodo de su historia. Los Padres reunidos en el Concilio habían percibido intensamente, como un verdadero soplo del Espíritu, la exigencia de hablar de Dios a los hombres de su tiempo en un modo más comprensible. Derrumbadas las murallas que por mucho tiempo habían recluido la Iglesia en una ciudadela privilegiada, había llegado el tiempo de anunciar el Evangelio de un modo nuevo.
 
[Resulta que la Iglesia anterior al CVII, que proclamaba contra viento y marea la Verdad, denunciaba el mal y condenaba el error, estaba « recluída en  una ciudadela privilegiada »… Por lo tanto el Estado, que « privilegiaba » a la Iglesia adoptando la única religión verdadera y que legislaba respetando y haciendo respetar la ley divina y la ley natural cometía un abuso intolerable, contrario a la « libertad religiosa » y « discriminatorio » de los otros « cultos » existentes en la « sociedad pluralista »… « Modo nuevo », en efecto, éste preconizado por Bergoglio de anunciar el Evangelio, al estilo de « Amor sin barreras », encarnado en la « civilización del amor » conciliar, en la « religión del encuentro » vivida en la « iglesia de las periferias » bergoglianas, inclusiva y « misericordiosa », sin dogmas ni principios morales absolutos…]
Vuelven a la mente las palabras cargadas de significado que san Juan XXIII pronunció en la apertura del Concilio para indicar el camino a seguir: “En nuestro tiempo, la Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia y no empuñar las armas de la severidad…
[El significado es claro: antes del CVII la Iglesia no era « misericordiosa », sino que, de una manera odiosa, autoritaria y arbitraria, se complacía sádicamente en « empuñar las armas de la severidad » contra sus hijos descarriados… Estos progresistas son unos campeones inigualables en el detestable arte de desprestigiar y de calumniar a la Iglesia de Cristo…]
La Iglesia Católica, al elevar por medio de este Concilio Ecuménico la antorcha de la verdad católica,
[¡Qué buen chiste! Para una asamblea que se rehusó a definir absolutamente nada en materia de fe y de moral, para un supuesto « concilio ecuménico » que se negó a anatematizar los gravísimos errores de su época, principalmente el del comunismo marxista, afirmar que elevó « la antorcha de la verdad católica », es dar muestras no sólo de un extraordinario sentido del humor sino, sobre todo, de un cinismo notorio y de una mala fe a toda prueba…]
quiere mostrarse madre amable de todos, benigna, paciente, llena de misericordia y de bondad para con los hijos separados de ella”. En el mismo horizonte se colocaba también el beato Pablo VI quien, en la Conclusión del Concilio, se expresaba de esta manera: “Queremos más bien notar cómo la religión de nuestro Concilio ha sido principalmente la caridad…
[Es importante no dejarse embaucar por todo este palabrerío hueco y engañoso: « La religión de nuestro Concilio ha sido principalmente la caridad » : Falso. No hay caridad si ella no está sustentada en la proclamación incesante de la verdad y la consiguiente condenación del error. Enseñar al ignorante y corregir al que yerra son obras de misericordia espirituales descartadas expresa y demagógicamente por los falsos pastores que querían adular al hombre moderno, congraciarse con la sociedad apóstata y hacer que la Iglesia se pusiese « al día » con los falsos principios liberales de 1789.]
La antigua historia del samaritano ha sido la pauta de la espiritualidad del Concilio… Una corriente de afecto y admiración se ha volcado del Concilio hacia el mundo moderno.
[Afecto y admiración por la sociedad moderna,  revolucionaria, naturalista, laica, apóstata y anticristiana… Y pensar que hay quienes se empeñan en explicarnos doctamente que el CVII es un « nuevo pentecostés » en la vida de la Iglesia… « Pentecostés » del espíritu luciferino, ciertamente…]
Ha reprobado los errores, sí, porque lo exige, no menos la caridad que la verdad
[No reprobaron absolutamente nada de nada, ¡qué manera tan indecente de mentir y de engañar a la gente!]
pero, para las personas, sólo invitación, respeto y amor.
[Es difícil imaginar algo más desagradable e indignante que todas estas patrañas empalagosas, tan falsas como mendaces, utilizadas con el único propósito de justificar el objetivo conciliar de conseguir la « reconciliación » de la Iglesia con el mundo moderno apóstata y anticristiano surgido de la revolución jacobina e iluminista de 1789.]
El Concilio ha enviado al mundo contemporáneo en lugar de deprimentes diagnósticos, remedios alentadores, en vez de funestos presagios, mensajes de esperanza: sus valores no sólo han sido respetados sino honrados, sostenidos sus incesantes esfuerzos, sus aspiraciones, purificadas y bendecidas… Otra cosa debemos destacar aún: toda esta riqueza doctrinal se vuelca en una única dirección: servir al hombre. Al hombre en todas sus condiciones, en todas sus debilidades, en todas sus necesidades”.
[Obra maestra de verborragia falaz de parte de Pablo VI, principal responsable de todo este desquicio, junto a Juan XXIII, el notorio modernista recientemente canonizado por los nobles servicios prestados a la causa del mundialismo masónico y por haber efectuado el indispensable aggiornamento de la Iglesia para ponerla en sintonía con la modernidad laica, naturalista y apóstata. No, la misión de la Iglesia Católica no es, no ha sido ni será jamás la de « respetar y honrar » los valores mundanos, inspirados por el Maligno, Príncipe de este mundo, sino proclamar la revelación divina para que la sociedad sea transformada por los valores evangélicos y vivificada por la gracia divina emanada de la Redención, operada por Jesucristo en el altar de la Cruz. Servir a Dios, siendo fiel a su misión divina de rendirle gloria salvando el mayor número posible de almas, ésa es la única razón de ser de la Iglesia, y no el mendaz y espurio ideal naturalista, humanista y masónico de la iglesia  conciliar de « servir al hombre ». Por « deprimentes diagnósticos », entiéndase pedirle al mundo que renuncie a Satán y a sus pompas, que rechace el pecado y se convierta a Jesucristo. Por « funestos presagios », la saludable advertencia de la amenaza del infierno y de la condenación eterna para quienes así no lo hicieren. Por « remedios alentadores », el ecumenismo y el diálogo interreligioso, poniendo de relieve todo lo que hay de « santo y verdadero » (¡Sic! Cf. Nostra Aetate n° 2) que se halla en las falsas religiones, para tranquilizar la conciencia de quienes están fuera del Arca de Salvación. Finalmente, por « mensajes de esperanza », debe comprenderse la salvación universal del género humano, incluyendo a los ateos, como se complace en anunciar a diestra y siniestra « Francisco » en su incontinente « magisterio » mediático…]
23. La misericordia posee un valor que sobrepasa los confines de la Iglesia. Ella nos relaciona con el judaísmo y el Islam, que la consideran uno de los atributos más calificativos de Dios. Israel primero que todo recibió esta revelación, que permanece en la historia como el comienzo de una riqueza inconmensurable de ofrecer a la entera humanidad. (…) Este Año Jubilar vivido en la misericordia pueda favorecer el encuentro con estas religiones y con las otras nobles tradiciones religiosas; nos haga más abiertos al diálogo para conocerlas y comprendernos mejor; elimine toda forma de cerrazón y desprecio, y aleje cualquier forma de violencia y de discriminación.
[Falso: no hay auténtica misericordia, ni caridad, ni fe teologal, ni vida sobrenatural de la gracia fuera de Jesucristo y de su Cuerpo Místico, la Iglesia, cuya misión es la de evangelizar a todas las naciones y perpetuar en el tiempo la obra redentora de Nuestro Señor. Es falaz también lo dicho sobre Israel, al no distinguir entre el pueblo de la Antigua Alianza, depositario de las promesas mesiánicas y de la revelación divina, del judaísmo talmúdico, estructurado en oposición formal a Jesucristo, y por ello llamado « Sinagoga de Satanás » por el apóstol San Juan (Ap. 2, 9). Y esto será así hasta el día en que se conviertan y acepten a Jesús como al Mesías prometido, su Señor y Salvador (Mt. 23, 39 / Rm. 11, 25-32). Por último, hablar de « las otras nobles tradiciones religiosas », implica tres cosas: I. El judaísmo talmúdico y el islam son « nobles tradiciones religiosas ». II. Hay otras que también lo son (en Nostra Aetate se menciona explícitamente el hinduísmo y el budismo). III. El cristianismo, por lo tanto, no puede ser más que otra « noble tradición religiosa », una más entre tantas, lo cual corta de raíz toda pretensión de « poseer » la verdad teológica sobre Dios y el ser humano. De allí el « respeto » hacia todas las formas de « culto », la « libertad religiosa », el ecumenismo, los aquelarres interreligiosos de Asís, etc. Los dogmas, excluyentes y discriminatorios, deben cesar, dando lugar a la « religión inclusiva » que conduce a la « cultura del encuentro » bergogliana…]        
         Anexo 1 : Jesús se manchó con nuestros pecados.
« Muchas veces pienso que sea, no digo imposible, pero muy difícil hacer el bien sin mancharse las manos. Y Jesús se manchó. Cercanía. Y después va más allá. Le dijo: ‘Vé donde los sacerdotes y haz lo que se debe hacer cuando un leproso es sanado’. Al que era excluido de la vida social, Jesús lo incluye: lo incluye en la Iglesia, lo incluye en la sociedad… ‘Vé para que todas las cosas sean como deben ser’. Jesús no marginaba nunca a nadie. Se marginaba a sí mismo, para incluir a los marginados, para incluirnos a nosotros, pecadores, marginados, con su vida. (…) Jesús tendió la mano a todos, haciéndose uno de nosotros, como nosotros: pecador como nosotros pero sin pecado, manchado por nuestros pecados. Y esa es la cercanía cristiana. »
[Decir que Jesús fue « manchado » por nuestros pecados es una blasfemia colosal. Jesús dió su vida por la humanidad caída expiando los pecados de los hombres, como una hostia pura e inmaculada, sacrificio redentor de un valor infinito, que cubrió por sus méritos la infinidad de nuestras faltas. Pero Jesús es el Cordero de Dios, inocente y sin mancha alguna. La única mancha que conviene evocar aquí es la que carga Bergoglio en su alma y en su corazón, bajo la inspiración del Demonio, que lo mueve a blasfemar compulsivamente contra Nuestro Señor, contra Nuestra Señora y contra la Iglesia. Y afirmar que Jesús fue « pecador como nosotros », aunque luego el impío pretenda atenuar el escándalo añadiendo sofísticamente « pero sin pecado », es otra blasfemia del mismo calibre que pasa de comentario. Finalmente, pretender hacer de Jesús un partidario de la ideología revolucionaria de la no-discriminación es un embuste grotesco. Para convencerse de ello basta con citar su célebre diatriba contra los escribas y los fariseos: « ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del aneto y del comino, y descuidáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe! Esto es lo que había que practicar, aunque sin descuidar aquel ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello!  ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro están llenos de rapiña e intemperancia! ¡Fariseo ciego, purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia! (…) ¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo vais a escapar a la condenación de la gehenna? » (Mt. 23, 27-33)]
Anexo 2 : « Papa Francisco » compone « oraciones » para que los enemigos de Jesucristo puedan rezar tranquilos.
246. Después de esta prolongada reflexión, gozosa y dramática a la vez, propongo dos oraciones, una que podamos compartir todos los que creemos en un Dios creador omnipotente, y otra para que los cristianos sepamos asumir los compromisos con la creación (!!!) que nos plantea el Evangelio de Jesús.
[Este tipo es un tremendo caradura, de una audacia sin límites: redacta sin inmutarse una « oración » que pueda ser pronunciada por los adeptos de la secta mahometana y que no provoque resquemores a los judíos talmúdicos, los que consideran a Jesucristo como a un falso mesías, un despreciable impostor merecidamente ajusticiado… La situación es perfectamente surrealista: tenemos al supuesto « Vicario de Jesucristo » que compone dos « plegarias a la carta », una para los « cristianos » -sin distinguir entre los miembros de la verdadera Iglesia de Cristo y la multitud casi infinita de sectas heréticas- y otra para aquellos que, como los judíos talmúdicos y los musulmanes, rechazan a la Santísima Trinidad y niegan la divinidad de Jesucristo, fuera del cual no hay salvación. Che Panchito, ¿para cuándo una « plegaria » que podrían utilizar los hinduistas en honor a su peculiar « trinidad », formada por Brahma, Vishnú y Shiva? ¿O para los adoradores de Lucifer, que también son monoteístas, si vamos al caso? Yo creo que va siendo hora de que te pongas al día en materia de ecumenismo y de diálogo interreligioso, si no voy a terminar con la desagradable impresión de que estás cometiendo el mayor de los crímenes concebibles hoy en día, el pecado de « discriminación », el único que no tiene absolución ni en la sociedad secularizada anticristiana que te idolatra ni en la falsa « iglesia bergogliana para el diálogo y el encuentro » que vos presidís para tu vergüenza y tu confusión eternas…]
Oración por nuestra tierra
Dios omnipotente,
[¿Quién es ese « Dios »? ¿Acaso es el Padre del Verbo Encarnado, Nuestro adorable Maestro, Señor y Salvador Jesucristo?]
que estás presente en todo el universo
y en la más pequeña de tus criaturas,
Tú, que rodeas con tu ternura todo lo que existe,
derrama en nosotros la fuerza de tu amor
para que cuidemos la vida y la belleza.
Inúndanos de paz, para que vivamos como hermanos y hermanas
sin dañar a nadie.
[¡Ay, Panchito querido!, siento escalofríos con sólo imaginar que estarías insinuando que podría hallarse la paz verdadera soslayando a Jesucristo, el único Señor de la Paz… Por favor, sacáme pronto esta duda terrible que carcome mi alma, ¡Oh « Santo Padre »!, ídolo mediático de las masas apóstatas, dignísimo emblema de la secta homofascista LGBT, pleno de (fingida) humildad y de (falsa) misericordia…]
Dios de los pobres,
ayúdanos a rescatar
a los abandonados y olvidados de esta tierra
que tanto valen a tus ojos.
Sana nuestras vidas,
para que seamos protectores del mundo.
[Sí, sana nuestras vidas, ¡Oh Gran Espíritu del Universo y de la Santa Materia! Ayúdanos, te imploramos, a proteger a Gaia, nuestra Madre Tierra, para que la hermandad con los Tobas y los Esquimales se vuelva una realidad palpable que inunde de paz nuestras vidas, cada día más ecológicamente respetuosas de las sagradas leyes ambientales de la Naturaleza, en la cual « vivimos, nos movemos y existimos »…]
y no depredadores,
para que sembremos hermosura
y no contaminación y destrucción.
Toca los corazones
de los que buscan sólo beneficios
a costa de los pobres y de la tierra.
Enséñanos a descubrir el valor de cada cosa,
a contemplar admirados,
a reconocer que estamos profundamente unidos
con todas las criaturas
en nuestro camino hacia tu luz infinita.
[¡Amén! Que el jesuita evolucionista, apóstata y panteísta Teilhard de Chardin, tu venerado maestro, permanezca profundamente unido a tí, ¡Oh, Falso Profeta « Francisco »! en tu camino inexorable hacia la luz glacial que irradia desde la revuelta primordial Lucifer, el guía y maestro de ambos…]
Gracias porque estás con nosotros todos los días.
Aliéntanos, por favor, en nuestra lucha
por la justicia, el amor y la paz.
[¡Amén hermanos, Alleluia! Así habla el impostor Decimejorge Primero, discípulo de Gustavo Gutiérrez, el « Padre Fundador » de la « teología de la liberación » revolucionaria, marxista y naturalista]
Anexo 3 : La Santa Misa dominical es equivalente al Sábado judío.
El domingo, la participación en la Eucaristía tiene una importancia especial. Ese día, así como el sábado judío, se ofrece como día de la sanación de las relaciones del ser humano con Dios, consigo mismo, con los demás y con el mundo.
[Pero no, Panchito, estás un poco confundido: en la renovación incruenta del Sacrificio del Calvario se aplican las gracias redentoras de la Pasión de Nuestro Señor a los fieles presentes y a aquellos por quienes se ofrece. El sábado judío, figura del único sacrificio agradable a Dios, ofrecido por su Hijo inmolado en el altar de la Cruz para redimir a la humanidad pecadora, dejó desde entonces de tener eficacia sobrenatural, al igual que la totalidad de los rituales de la ley mosaica. La Antigua Alianza cedió su lugar a la Nueva. La figura cesó ante el advenimiento de la realidad mesiánica y salvífica del sacrificio redentor de Jesucristo. De manera que hacéme el favor: dejáte de mentir y de engañar a la gente…] 
  

 Conozco tu tribulación y tu pobreza (pero tu eres rico) y la maledicencia de 
parte de los que se llaman judíos y no son más que la sinagoga de Satanás (Ap,2,9)


Nacionalismo Católico San Juan Bautista