Misericordiae Vultus : La burla de la falaz misericordia bergogliana - Alejandro Sosa Laprida
Miles Christi - 13/07/2015
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4.
He escogido la fecha del 8 de diciembre por su gran significado en la historia
reciente de la Iglesia. En efecto, abriré la Puerta Santa en el quincuagésimo
aniversario de la conclusión del Concilio Ecuménico Vaticano II. La Iglesia siente la necesidad de mantener
vivo este evento. Para ella iniciaba un nuevo periodo de su historia.
Los Padres reunidos en el Concilio habían percibido intensamente, como un verdadero soplo del Espíritu, la
exigencia de hablar de Dios a los hombres de su tiempo en un modo más
comprensible. Derrumbadas las murallas que por mucho tiempo habían recluido
la Iglesia en una ciudadela privilegiada, había llegado el tiempo de
anunciar el Evangelio de un modo nuevo.
[Resulta que la Iglesia
anterior al CVII, que proclamaba contra viento y marea la Verdad, denunciaba el
mal y condenaba el error, estaba « recluída en
una ciudadela privilegiada »… Por lo tanto el Estado, que « privilegiaba
» a la Iglesia adoptando la única religión verdadera y que legislaba respetando
y haciendo respetar la ley divina y la ley natural cometía un abuso
intolerable, contrario a la « libertad religiosa » y « discriminatorio » de los
otros « cultos » existentes en la « sociedad pluralista »… « Modo nuevo », en
efecto, éste preconizado por Bergoglio de anunciar el Evangelio, al estilo de «
Amor sin barreras », encarnado en la « civilización del amor » conciliar, en la
« religión del encuentro » vivida en la « iglesia de las periferias »
bergoglianas, inclusiva y « misericordiosa », sin dogmas ni principios morales
absolutos…]
Vuelven
a la mente las palabras cargadas de significado que san Juan XXIII pronunció en
la apertura del Concilio para indicar el camino a seguir: “En nuestro tiempo, la Esposa de
Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia y no empuñar las armas de
la severidad…
[El significado es
claro: antes del CVII la Iglesia no era « misericordiosa », sino que, de una
manera odiosa, autoritaria y arbitraria, se complacía sádicamente en « empuñar
las armas de la severidad » contra sus hijos descarriados… Estos progresistas
son unos campeones inigualables en el detestable arte de desprestigiar y de
calumniar a la Iglesia de Cristo…]
La
Iglesia Católica, al elevar por medio de este Concilio Ecuménico la antorcha de la verdad católica,
[¡Qué buen chiste! Para
una asamblea que se rehusó a definir absolutamente nada en materia de fe y de
moral, para un supuesto « concilio ecuménico » que se negó a anatematizar los
gravísimos errores de su época, principalmente el del comunismo marxista,
afirmar que elevó « la antorcha de la verdad católica », es dar muestras no
sólo de un extraordinario sentido del humor sino, sobre todo, de un cinismo
notorio y de una mala fe a toda prueba…]
quiere
mostrarse madre amable de todos, benigna, paciente, llena de misericordia y de
bondad para con los hijos separados de ella”. En el mismo horizonte se colocaba
también el beato Pablo VI quien, en la Conclusión del Concilio, se expresaba de
esta manera: “Queremos más bien notar
cómo la religión de nuestro Concilio ha sido principalmente la caridad…
[Es importante no
dejarse embaucar por todo este palabrerío hueco y engañoso: « La religión de
nuestro Concilio ha sido principalmente la caridad » : Falso. No hay caridad si
ella no está sustentada en la proclamación incesante de la verdad y la
consiguiente condenación del error. Enseñar al ignorante y corregir al que
yerra son obras de misericordia espirituales descartadas expresa y
demagógicamente por los falsos pastores que querían adular al hombre moderno,
congraciarse con la sociedad apóstata y hacer que la Iglesia se pusiese « al
día » con los falsos principios liberales de 1789.]
La antigua historia
del samaritano ha sido la pauta de la espiritualidad del Concilio… Una
corriente de afecto y admiración se ha volcado del Concilio hacia el mundo
moderno.
[Afecto y admiración
por la sociedad moderna, revolucionaria,
naturalista, laica, apóstata y anticristiana… Y pensar que hay quienes se
empeñan en explicarnos doctamente que el CVII es un « nuevo pentecostés » en la
vida de la Iglesia… « Pentecostés » del espíritu luciferino, ciertamente…]
Ha reprobado los
errores, sí, porque lo exige, no menos la caridad que la verdad
[No reprobaron
absolutamente nada de nada, ¡qué manera tan indecente de mentir y de engañar a
la gente!]
pero,
para las personas, sólo invitación, respeto y amor.
[Es difícil imaginar
algo más desagradable e indignante que todas estas patrañas empalagosas, tan
falsas como mendaces, utilizadas con el único propósito de justificar el
objetivo conciliar de conseguir la « reconciliación » de la Iglesia con el
mundo moderno apóstata y anticristiano surgido de la revolución jacobina e
iluminista de 1789.]
El Concilio ha
enviado al mundo contemporáneo en lugar de deprimentes diagnósticos, remedios
alentadores, en vez de funestos presagios, mensajes de esperanza: sus
valores no sólo han sido respetados sino honrados, sostenidos sus
incesantes esfuerzos, sus aspiraciones, purificadas y bendecidas… Otra cosa
debemos destacar aún: toda esta riqueza doctrinal se vuelca en una única
dirección: servir al hombre. Al hombre en todas sus condiciones, en todas
sus debilidades, en todas sus necesidades”.
[Obra maestra de
verborragia falaz de parte de Pablo VI, principal responsable de todo este
desquicio, junto a Juan XXIII, el notorio modernista recientemente canonizado
por los nobles servicios prestados a la causa del mundialismo masónico y por
haber efectuado el indispensable aggiornamento de la Iglesia para ponerla en
sintonía con la modernidad laica, naturalista y apóstata. No, la misión de la
Iglesia Católica no es, no ha sido ni será jamás la de « respetar y honrar »
los valores mundanos, inspirados por el Maligno, Príncipe de este mundo, sino
proclamar la revelación divina para que la sociedad sea transformada por los
valores evangélicos y vivificada por la gracia divina emanada de la Redención,
operada por Jesucristo en el altar de la Cruz. Servir a Dios, siendo fiel a su
misión divina de rendirle gloria salvando el mayor número posible de almas, ésa
es la única razón de ser de la Iglesia, y no el mendaz y espurio ideal
naturalista, humanista y masónico de la iglesia
conciliar de « servir al hombre ». Por « deprimentes diagnósticos »,
entiéndase pedirle al mundo que renuncie a Satán y a sus pompas, que rechace el
pecado y se convierta a Jesucristo. Por « funestos presagios », la saludable
advertencia de la amenaza del infierno y de la condenación eterna para quienes
así no lo hicieren. Por « remedios alentadores », el ecumenismo y el diálogo
interreligioso, poniendo de relieve todo lo que hay de « santo y verdadero »
(¡Sic! Cf. Nostra Aetate n° 2) que se
halla en las falsas religiones, para tranquilizar la conciencia de quienes
están fuera del Arca de Salvación. Finalmente, por « mensajes de esperanza »,
debe comprenderse la salvación universal del género humano, incluyendo a los
ateos, como se complace en anunciar a diestra y siniestra « Francisco » en su
incontinente « magisterio » mediático…]
23.
La misericordia posee un valor que sobrepasa
los confines de la Iglesia. Ella nos relaciona con el judaísmo y el
Islam, que la consideran uno de los atributos más calificativos de
Dios. Israel primero que todo recibió esta revelación, que permanece en la
historia como el comienzo de una riqueza inconmensurable de ofrecer a la entera
humanidad. (…) Este Año Jubilar vivido
en la misericordia pueda favorecer el encuentro con estas religiones y con las
otras nobles tradiciones religiosas; nos haga más abiertos al diálogo
para conocerlas y comprendernos mejor; elimine toda forma de cerrazón y
desprecio, y aleje cualquier forma de violencia y de discriminación.
[Falso: no hay
auténtica misericordia, ni caridad, ni fe teologal, ni vida sobrenatural de la
gracia fuera de Jesucristo y de su Cuerpo Místico, la Iglesia, cuya misión es
la de evangelizar a todas las naciones y perpetuar en el tiempo la obra
redentora de Nuestro Señor. Es falaz también lo dicho sobre Israel, al no
distinguir entre el pueblo de la Antigua Alianza, depositario de las promesas
mesiánicas y de la revelación divina, del judaísmo talmúdico, estructurado en
oposición formal a Jesucristo, y por ello llamado « Sinagoga de Satanás » por
el apóstol San Juan (Ap. 2, 9). Y esto será así hasta el día en que se
conviertan y acepten a Jesús como al Mesías prometido, su Señor y Salvador (Mt.
23, 39 / Rm. 11, 25-32). Por último, hablar de « las otras nobles tradiciones
religiosas », implica tres cosas: I. El judaísmo talmúdico y el islam son «
nobles tradiciones religiosas ». II. Hay otras que también lo son (en Nostra Aetate se menciona explícitamente
el hinduísmo y el budismo). III. El cristianismo, por lo tanto, no puede ser
más que otra « noble tradición religiosa », una más entre tantas, lo cual corta
de raíz toda pretensión de « poseer » la verdad teológica sobre Dios y el ser
humano. De allí el « respeto » hacia todas las formas de « culto », la «
libertad religiosa », el ecumenismo, los aquelarres interreligiosos de Asís,
etc. Los dogmas, excluyentes y discriminatorios, deben cesar, dando lugar a la
« religión inclusiva » que conduce a la « cultura del encuentro »
bergogliana…]
Anexo 1 : Jesús se
manchó con nuestros pecados.
«
Muchas veces pienso que sea, no digo imposible, pero muy difícil hacer el bien
sin mancharse las manos. Y Jesús se
manchó. Cercanía. Y después va más allá. Le dijo: ‘Vé donde los sacerdotes
y haz lo que se debe hacer cuando un leproso es sanado’. Al que era excluido de
la vida social, Jesús lo incluye: lo incluye en la Iglesia, lo incluye en la
sociedad… ‘Vé para que todas las cosas sean como deben ser’. Jesús no marginaba nunca a nadie.
Se marginaba a sí mismo, para incluir a los marginados, para incluirnos a
nosotros, pecadores, marginados, con su vida. (…) Jesús tendió la mano a todos,
haciéndose uno de nosotros, como nosotros: pecador
como nosotros pero sin pecado, manchado por nuestros pecados. Y
esa es la cercanía cristiana. »
[Decir que Jesús fue «
manchado » por nuestros pecados es una blasfemia colosal. Jesús dió su vida por
la humanidad caída expiando los pecados de los hombres, como una hostia pura e
inmaculada, sacrificio redentor de un valor infinito, que cubrió por sus
méritos la infinidad de nuestras faltas. Pero Jesús es el Cordero de Dios,
inocente y sin mancha alguna. La única mancha que conviene evocar aquí es la
que carga Bergoglio en su alma y en su corazón, bajo la inspiración del
Demonio, que lo mueve a blasfemar compulsivamente contra Nuestro Señor, contra
Nuestra Señora y contra la Iglesia. Y afirmar que Jesús fue « pecador como
nosotros », aunque luego el impío pretenda atenuar el escándalo añadiendo
sofísticamente « pero sin pecado », es otra blasfemia del mismo calibre que
pasa de comentario. Finalmente, pretender hacer de Jesús un partidario de la
ideología revolucionaria de la no-discriminación es un embuste grotesco. Para
convencerse de ello basta con citar su célebre diatriba contra los escribas y
los fariseos: « ¡Ay de vosotros, escribas
y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del aneto y del
comino, y descuidáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia
y la fe! Esto es lo que había que practicar, aunque sin descuidar aquel ¡Guías ciegos,
que coláis el mosquito y os tragáis el camello!
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que purificáis por
fuera la copa y el plato, mientras por dentro están llenos de rapiña e
intemperancia! ¡Fariseo ciego, purifica primero por dentro la copa, para que
también por fuera quede pura! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas,
pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen bonitos,
pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia! (…)
¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo vais a escapar a la condenación de la
gehenna? » (Mt. 23, 27-33)]
Anexo 2 : « Papa
Francisco » compone « oraciones » para que los enemigos de Jesucristo puedan
rezar tranquilos.
246.
Después de esta prolongada reflexión, gozosa y dramática a la vez, propongo
dos oraciones, una que podamos compartir todos los que creemos en un Dios creador omnipotente, y otra
para que los cristianos sepamos asumir los compromisos con la creación (!!!)
que nos plantea el Evangelio de Jesús.
[Este tipo es un tremendo caradura, de una
audacia sin límites: redacta sin inmutarse una « oración » que pueda ser
pronunciada por los adeptos de la secta mahometana y que no provoque
resquemores a los judíos talmúdicos, los que consideran a Jesucristo como a un
falso mesías, un despreciable impostor merecidamente ajusticiado… La situación
es perfectamente surrealista:
tenemos al supuesto « Vicario de Jesucristo » que compone dos « plegarias a la
carta », una para los « cristianos » -sin distinguir entre los miembros de la
verdadera Iglesia de Cristo y la multitud casi infinita de sectas heréticas- y
otra para aquellos que, como los judíos talmúdicos y los musulmanes, rechazan a
la Santísima Trinidad y niegan la divinidad de Jesucristo, fuera del cual no
hay salvación. Che Panchito, ¿para cuándo una « plegaria » que podrían utilizar
los hinduistas en honor a su peculiar « trinidad », formada por Brahma, Vishnú
y Shiva? ¿O para los adoradores de Lucifer, que también son monoteístas, si
vamos al caso? Yo creo que va siendo hora de que te pongas al día en materia de
ecumenismo y de diálogo interreligioso, si no voy a terminar con la
desagradable impresión de que estás cometiendo el mayor de los crímenes
concebibles hoy en día, el pecado de « discriminación », el único que no tiene
absolución ni en la sociedad secularizada anticristiana que te idolatra ni en
la falsa « iglesia bergogliana para el diálogo y el encuentro » que vos presidís
para tu vergüenza y tu confusión eternas…]
Oración por nuestra
tierra
Dios omnipotente,
[¿Quién es ese « Dios »?
¿Acaso es el Padre del Verbo Encarnado, Nuestro adorable Maestro, Señor y
Salvador Jesucristo?]
que
estás presente en todo el universo
y
en la más pequeña de tus criaturas,
Tú,
que rodeas con tu ternura todo lo que existe,
derrama
en nosotros la fuerza de tu amor
para
que cuidemos la vida y la belleza.
Inúndanos de paz, para que vivamos como hermanos y hermanas
sin dañar a nadie.
[¡Ay, Panchito
querido!, siento escalofríos con sólo imaginar que estarías insinuando que
podría hallarse la paz verdadera soslayando a Jesucristo, el único Señor de la
Paz… Por favor, sacáme pronto esta duda terrible que carcome mi alma, ¡Oh «
Santo Padre »!, ídolo mediático de las masas apóstatas, dignísimo emblema de la
secta homofascista LGBT, pleno de (fingida) humildad y de (falsa)
misericordia…]
Dios
de los pobres,
ayúdanos
a rescatar
a
los abandonados y olvidados de esta tierra
que
tanto valen a tus ojos.
Sana nuestras vidas,
para que seamos
protectores del mundo.
[Sí, sana nuestras
vidas, ¡Oh Gran Espíritu del Universo y de la Santa Materia! Ayúdanos, te
imploramos, a proteger a Gaia, nuestra Madre Tierra, para que la hermandad con
los Tobas y los Esquimales se vuelva una realidad palpable que inunde de paz
nuestras vidas, cada día más ecológicamente respetuosas de las sagradas leyes
ambientales de la Naturaleza, en la cual « vivimos, nos movemos y existimos »…]
y
no depredadores,
para
que sembremos hermosura
y
no contaminación y destrucción.
Toca
los corazones
de
los que buscan sólo beneficios
a
costa de los pobres y de la tierra.
Enséñanos
a descubrir el valor de cada cosa,
a
contemplar admirados,
a
reconocer que estamos profundamente
unidos
con todas las
criaturas
en nuestro camino
hacia tu luz infinita.
[¡Amén! Que el jesuita
evolucionista, apóstata y panteísta Teilhard de Chardin, tu venerado maestro,
permanezca profundamente unido a tí, ¡Oh, Falso Profeta « Francisco »! en tu
camino inexorable hacia la luz glacial que irradia desde la revuelta primordial
Lucifer, el guía y maestro de ambos…]
Gracias
porque estás con nosotros todos los días.
Aliéntanos, por
favor, en nuestra lucha
por la justicia, el amor y la paz.
[¡Amén hermanos,
Alleluia! Así habla el impostor Decimejorge
Primero, discípulo de Gustavo Gutiérrez, el « Padre Fundador » de la «
teología de la liberación » revolucionaria, marxista y naturalista]
Anexo 3 : La Santa
Misa dominical es equivalente al Sábado judío.
El
domingo, la participación en la Eucaristía tiene una importancia especial. Ese
día, así como el sábado judío,
se ofrece como día de la sanación de las relaciones del ser humano con Dios,
consigo mismo, con los demás y con el mundo.
[Pero no, Panchito,
estás un poco confundido: en la renovación incruenta del Sacrificio del
Calvario se aplican las gracias redentoras de la Pasión de Nuestro Señor a los
fieles presentes y a aquellos por quienes se ofrece. El sábado judío, figura
del único sacrificio agradable a Dios, ofrecido por su Hijo inmolado en el
altar de la Cruz para redimir a la humanidad pecadora, dejó desde entonces de
tener eficacia sobrenatural, al igual que la totalidad de los rituales de la
ley mosaica. La Antigua Alianza cedió su lugar a la Nueva. La figura cesó ante
el advenimiento de la realidad mesiánica y salvífica del sacrificio redentor de
Jesucristo. De manera que hacéme el favor: dejáte de mentir y de engañar a la
gente…]
Conozco tu
tribulación y tu pobreza (pero tu eres rico) y la maledicencia de
parte de los que se llaman judíos y no son más que la sinagoga de Satanás (Ap,2,9)
Nacionalismo Católico San Juan Bautista