"1984" y "Un mundo feliz": denuncia o programa. Concordancias en la neoilgesia - Augusto TorchSon
“La
eficacia de la propaganda política y religiosa depende esencialmente de los
métodos empleados, y no de la doctrina en sí. Si el adoctrinamiento está bien
conducido, prácticamente toda la gente puede ser convertida a lo que sea”
Aldoux Huxley
(Octubre de 1949)
Se
niega frecuentemente la posibilidad de que la perversión del mundo
actual pueda responder a un plan perfecta y pacientemente diseñado y
ejecutado. Se considera que tales previsiones nunca hubieron podido
llegar a ser tan precisas; sin embargo y para tratar de demostrar lo
contrario, podemos
recurrir a las obras de George Orwell, “1984” de 1949, y “Brave
new world” (Un mundo feliz) de Aldous Huxley de 1932.
Al primero nos referiremos brevemente ya que
fue analizado en el artículo: “El gobierno
mundial anticrístico proféticamente previsto por Orwell”
Antes de empezar a esbozar un pequeño ensayo
sobre la influencia de dichas obras en la actual situación mundial, es
indispensable conocer algo sobre los autores de las mismas, sin
atenernos más
que a los detalles que nos incumben. En el caso de Orwell, éste escritor
británico
pasó por varias etapas en su pensamiento
político, sin embargo siempre manteniendo su aversión a lo que él
consideraba
gobiernos totalitarios, entre los que encuadraba a los de “derecha y a
los de
izquierda” (el entrecomillado tiene que ver con lo relativo del uso de
dichos
términos); así por ejemplo, luchó con los comunistas en la guerra civil
española, pero se opuso al Stalinismo, manifestando en cambio su
preferencia
por el Trotskysmo. En su caso consideramos adecuado hablar de una
denuncia, habiendo conseguido hacer un análisis bastante asertivo
respecto a los métodos usados ya en la época de “1984”
y proyectando otros con igual lucidez a situaciones actuales.
Consideramos
exagerado incluir la obra de Orwell en un programa de acción, a pesar de
sus erróneas
concepciones político-filosóficas.
El caso Huxley en cambio, es bastante
perturbador cuando uno analiza el entorno y las circunstancias de éste
escritor.
Huxley era nieto de uno de los promotores de la teoría evolutiva
darwinista, Thomas
Henry Huxley; y su hermano Julian Huxley, fue el primer director del
masónico
tentáculo de la ONU para la reingeniería social a través de la educación
y la
ciencia: UNESCO. Julian, seguidor de las
teorías evolutivas de su abuelo, fue uno de los principales promotores
de la
eugenesia. Así por ejemplo, en el “mundo feliz”, algunos podrían pensar
que Aldous escribió en forma de advertencia al relatar una posible
fabricación de bebés como se da en
el libro; sin embargo, al ver una interesante entrevista que le
realizaran en
1958 (aquí), esté
perverso personaje denuncia el peligro de que en el futuro se llegue a una
dictadura mundial comunista, que se haría “necesaria” a causa de la
superpoblación; y afirma que la Iglesia Católica, “paradójicamente” con su
oposición al control de natalidad, está llevando al comunismo que dice
combatir. Vemos aquí un nexo que de ninguna manera puede ser casual en lo que
hace al pensamiento familiar. Así el control poblacional propuesto, se entiende
en consonancia con la postura eugenésica malthusiana de su hermano Julian. Y
hoy es claro que con las diferentes técnicas de fertilizaciones artificiales,
se busca en definitiva, la creación de humanos limitada y a medida, tal cual lo previó
Huxley en su obra.
Un dato que puede resultar llamativo en la
obra de Huxley es que en la dictadura de los sentidos de ese mundo distópico,
el referente cuasi divino es Henry Ford; y sabiendo de la influencia del judaico,
masónico y globalista clan Rockefeller en la creación de la ONU, organización a
la que tanto sirvieron los Huxleys; no resulta extraño que se haya pretendido
desprestigiar al empresario que escribió y difundió con todos sus recursos el
libro de denuncia de la conspiración judía mundial “El judío internacional” en
1920.
En el “Mundo feliz” se realizaban actividades
sexuales recreativas y “formativas” en los niños a los cuales se les enseñaba
la obligatoriedad de la promiscuidad como forma de solidaridad, “todos pertenecen a todos”. Hoy vemos
como el Fondo para las Naciones Unidas financia la “Educación Sexual” en las
escuelas del mundo (nuestro país incluido) pervirtiendo a nuestros niños con la promoción
de la promiscuidad y la ideología de género bajo el eufemismo: “derechos sexuales de los niños”.
La promiscuidad en este libro, lleva a los
habitantes al constante cambio de parejas sexuales a fin de no establecer lazos
que se consideran primitivos, egoístas y hasta posesivos con respecto a las
personas. Hoy, estos argumentos son habitualmente usados para justificar
desviadas conductas y la psicología moderna suele promoverlas, como necesarias
experiencias para llegar al “punto de equilibrio”; y el negar la posibilidad de
dichas “libertades” es también considerado, primitivo, o al decir moderno,
anticuado. Y se pueden observar a diario en los
medios de comunicación estas conductas y su consecuente influencia práctica en la vida
cotidiana.
Uno de los puntos esenciales de la “felicidad
inducida” en ésta obra tiene que ver con el suministro de una droga que alivia
tensiones y proporciona felicidad: el soma. Hoy no sólo es alarmante el
consumo de drogas ilegales, sino que es igualmente preocupante el consumo de
las legales, consumiendo las personas enormes cantidades de tranquilizantes.
Este consumo lleva a la gente a evadir sus problemas, por lo que los mismos no llegan
a solucionarse además de poner a sus consumidores en un terrible estado de
indefensión. Esto es muy útil a quienes promueven la reingeniería social, ya
que al tener a la humanidad evadida (artificialmente) de realidades incómodas,
eliminan cualquier posible intento de resistencia, con una humanidad debilitada
por propia voluntad. En éste aspecto, para evitar pensar que ésta previsión
de Huxley pueda haber tenido intenciones preventivas, se puede recurrir a su
obra “The Doors of Perception” de 1954, donde relata su experiencia con drogas
como la mescalina y el LSD, a las que consideraba como vehículos para “percibir la realidad en su verdadera
infinitud”. Entonces, la preocupación de Aldous en el “mundo feliz” era (según
un análisis superficial y sesgado) que las drogas sirvieran para el control
estatal de los individuos, y no para lo que él consideraba que deberían servir;
y esto sería, liberar al hombre de todos sus miedos. Así en el “mundo feliz”
las drogas al generar una felicidad inmanente, los conducía a evitar pensar en
una trascendente; mientras que en su apología de estos alucinógenos, Huxley
consideraba que el consumo de las drogas adecuadas, podían conducir a verdaderas
experiencias religiosas, como lo es la percepción del infinito. La influencia
de las obras de Huxley incidió definitivamente en el consumo masivo de estos alucinógenos
en la década del ‘60 hasta el día de hoy. Cabe señalar que esa religiosidad de
Huxley, coincide plenamente con el panteísmo promovido por la Nueva Era a través
de la ONU. Para corroborar la coordinación de acciones, podemos mencionar que la
biblioteca “Lucis Trust” (originalmente Lucifer Trust) de la teósofa Alice Bailey es promovida por
la ONU (aquí).
Huxley imaginó que una forma de control
mental, se daba en mensajes que los habitantes del “Brave new world” escuchaban
mientras dormían (hipnopedia), lo que hoy perfectamente puede darse a través de
la televisión, llenando a la gente de mensajes subliminales y supraliminales
mientras están adormecidos en su sobreconsumo de este medio alienante.
Así se puede concluir sin temor a incurrir en
juicios temerarios, que la intencionalidad de la obra “Un mundo feliz” responde
antes que a una denuncia profética, a un programa cuidadosamente diseñado y hoy
aplicado y perfeccionado.
Lo grave es que, hasta en la neoiglesia vemos
la aplicación de dichas técnicas y el excelente resultado en la estupidización
de las masas de neocatólicos absolutamente ignorante de la responsabilidad y el
conocimiento que requieren para llamarse católicos. Así vemos como Jorge Bergoglio,
impulsó el programa de “Red de Escuelas para el Encuentro: Scholas Ocurrentes”
en donde el “obispo de Roma”, promueve el más absoluto indiferentismo religioso.
Así, en perfecta consonancia con dicho programa, manifestó en
su viaje por Brasil: “Si la
educación de un chico se la dan los católicos, los protestantes, los ortodoxos
o los judíos, a mí no me interesa. A mí me interesa que lo eduquen y que le
quiten el hambre”; y en este “educar y quitar el hambre”, Bergoglio sostuvo
que “se ha congratulado por los
resultados de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, especialmente en
términos de educación y disminución de la pobreza extrema”. Objetivos de
Desarrollo del Milenio de la ONU, que, cómo denunciáramos oportunamente (aquí);
promueven la “salud sexual reproductiva”,
que es control de natalidad especialmente a través de métodos abortivos.
También incluye este programa la promoción de la promiscuidad infantil en la
ideología de género.
Podemos mencionar en cuanto a la propuesta espiritual panteística y
sincrética o sin Dios de Huxley, el paralelo en la de Bergoglio de “evangelizar
sin evangelio, y sin convertir a nadie”. También el ideologizado interés por la ecología,
con la no probada teoría del “calentamiento global”, coinciden con las
propuestas del masónico escritor en algunos aspectos, por ejemplo, recordemos que en su “eco-encíclica” Bergoglio
referencia la panteísta y abortista “Carta
de la Tierra” así como el herético Teilhard de Chardín en igual sentido. Sumando
datos, es dable recordar que para
la presentación oficial de la “Laudato si”, se invitó al ateo y eco-abortista Prof.
John Schellnhuber (aquí).
Como frutilla de la torta traemos a colación la torpeza de Bergoglio de acusar
a los que se creen “…que para ser bueno y
católico tenemos que ser como conejos”, donde según señalamos (aquí), lo
grave no consistió tanto en la desafortunada analogía, sino en su comentario posterior
al “explicar” que los técnicos aconsejan que la media sea de 3 hijos por
familia para mantener la población, cerrando con una declamación: “Paternidad
responsable”. Se encomienda entonces el neocatólico en los “técnicos” a la hora de mesurar esa “paternidad responsable”. Resulta claro entonces que las
políticas eugenésicas de los Huxley hoy no sólo son promovidas por la ONU, sino
que también tienen su correlato Vaticano en las acciones bergoglianas.
Para completar la agenda programática del “Brave
New World” de Huxley aplicada al ámbito religioso, cabe recordar el “El decálogo de Francisco
para ser feliz”, donde se sostenía que, cual soma bergogliano, la “pócima que parece inalcanzable, pero que Francisco
convida”, consiste en: “vive y deja vivir”, “darse a los demás”, “respetar
al que piensa distinto”, “cuidar la naturaleza” y otras cuestiones igualmente
superfluas cuando no ateas, teniendo en cuenta que provienen de un “pontífice” que propone la felicidad omitiendo a Dios en perfecta sintonía con la propuesta de Huxley en su “mundo feliz”.
Como acotación final a la cuestión, resulta curioso que la supuesta
paradoja que mencionamos anteriormente planteada por Aldous en 1958,
hoy podría ser planteada pero en sentido inverso, ya que el Vaticano
hace rato que no combate al comunismo sino que lo festeja, y hoy está de
acuerdo con el control de natalidad (aquí)
Adelantándonos al reproche sobre que nuestras
denuncias no sirven porque dicen que según nosotros, nada puede hacerse,
tenemos que decir que este denunciar, este informar, este estudiar para
transmitir el conocimiento
implica en sí un hacer, y de hecho una acción que requiere no poco
esfuerzo, y también conlleva
riesgo y consecuencias, a veces presentes, a veces futuras, aunque sean
potenciales. Sin embargo ante el embate de los “optimistas” que nos
acusan de “profetas
de desgracia”, la respuesta nos la da el Cardenal Pie al decir: “¿Por qué prohibimos llorar en esta época?
¿Acaso hemos conquistado el derecho de presentarnos ante Dios, con presuntuosa
confianza y audaz suficiencia, para reclamar la recompensa debida a los méritos
de nuestra generación? Ello mostraría en nosotros la más espantosa de todas las
disposiciones “puesto que implicaría el olvido de la noción misma del mal, el
olvido del pecado, el olvido del deber, más aún, de la necesidad casi ilimitada
de expiación””. El silencio cómodo y la colaboración con el sistema, no pueden ser usados como pretexto de
actitud prudencial o de única posibilidad.
Y
para los que sostienen que nuestra postura es
inmovilista al negarnos a entrar en el sistema para conseguir
“concesiones al mismo” o combatirlo desde dentro, viene nuestra pregunta
¿qué
consiguieron hasta ahora?, porque nosotros también tenemos derecho a
preguntar. El sistema siempre propone dos pasos para avanzar uno,
y así por ejemplo, se propone el aborto desde los 14 años y reducir la
edad del
estupro; cuando los “gladiadores católicos dentro del sistema” logran
hacer que sólo se apruebe lo del aborto pero desde los 16, postergando
lo del estupro; se festeja como una gran victoria fundándose en la tesis
del mal menor,
apoyándose graciosamente en Santo Tomás o Aristóteles, mientras la
revolución
sigue avanzando firmemente, ya que la próxima propuesta no sólo incluirá
el
estupro sino el incesto, y sin aprobar el incesto, se terminará por
legalizar la pedofilia. Y así en la neoiglesia
nos dicen que no se va a avanzar más de lo que ya se está haciendo, pero
siempre la masonería eclesiástica deja la posibilidad de “agarrarse” de
alguna
pequeña posibilidad mal menorista para justificar que “podría haber sido
peor”.
La continua búsqueda de los males menores en vez del bien y del mejor entre estos, nos está conduciendo a la degradación vertiginosa de nuestras sociedades.
Entonces, por más que se nos quiera imponer estar “feliz con la felicidad del mundo”,
preferimos y elegimos sufrir con nuestra Iglesia. Es tiempo de
penitencia, de oración, pero también tiempo de denuncia y mucho más lo
es, de tener confianza en que Dios nos dio las herramientas para
enfrentar la situación y confianza en sus designios para estos tiempos y
para nuestra actuación en ellos. Sin embargo, para quienes sigan
aduciendo que nuestra postura “antientrista”(en
el sistema) es pueril y utópica, les decimos que dudamos que las
excusas sean suficientes a la hora de presentarse ante el Tribunal de
Dios.
Augusto
Nacionalismo Católico San Juan Bautista