domingo, 27 de marzo de 2016

REVISTA CABILDO Nº36-MAYO DE 2004-MIRANDO PASAR LOS HECHOS:CAPITALISMO Y MARXISMO COMO RUPTURA DE LA ARGENTINA

Publicado por Reista Cabildo Nº36
Mes de Mayo 2004-3era,Época
REVISTA CABILDO Nº36-MAYO DE 2004
MIRANDO PASAR LOS HECHOS
  por Víctor Eduardo ORDÓÑEZ
 CAPITALISMO Y MARXISMO COMO RUPTURA DE LA ARGENTINA
 
DETRÁS DE BLUMBERG
EL 1° de abril se llevó a cabo una marcha multitudinaria pidiendo por más seguridad y mejor justicia. La convocatoria fue realizada por el señor Juan Carlos Blumberg cuyo hijo Axel fuera asesinado por sus secuestradores. Se trató de un delito salvaje más de los que vienen sacudiendo a la sociedad, pero en esta ocasión la reacción -serena y digna- del progenitor de la víctima actuó como galvanizante de un estado de ánimo de hartura y de indefensión. Pero ¿fue esto solo o es lícito develar algo más detrás de la muchedumbre indignada? Adviértase que la gente salió a la calle con un propósito definido, pedir que el gobierno le provea de lo más primario -su salvaguarda física- pero creemos que no fue lo único. Las circunstancias, en especial la reacción emocional que acompañó a la suerte del desventurado joven, hicieron limitar los reclamos a ese rubro pero la presencia de cerca de 250.000 personas -de las cuales una minoría podía invocar haber sufrido un perjuicio directo- tiene un significado distinto y especial. 


Así, y aunque les duela a ciertos comentaristas -que se empeñan en disimularlo- el hecho es que los presentes abuchearon, con holgada razón, cuando simplemente se mencionaron dos términos que la sociedad vincula con sus problemas irresueltos: "senadores y diputados". ¿Se estaba ante un alarido de rechazo del ficticio sistema representativo o ante una queja colectiva contra una clase política ineficiente y corrupta? Por supuesto en la mentalidad de la multitud allí agolpada no cabía una distinción semejante pero a los efectos de una apreciación política del suceso poco importa. Y nuestra conclusión es que la muchedumbre estaba expresando algo más -que ella no podía reducir a un discurso prograníatico-de lo que pedía. Por detrás de sus cánticos y voces -y más allá del dato de que se evitaron cuidadosamente consignas partidarias- se advertía una queja más total aunque todavía inorgánica. Una voluntad de cambios más profundos, generales, verdaderos, permanentes, una necesidad patente de mejorar, un ansia de recuperar un orden republicano auténtico. Esto vibraba en la marcha aun cuando los asistentes no lo supieran ni se lo propusieran expresamente.

LA MAYORÍA SILENCIOSA
No es tampoco una señal menor el que la prensa de izquierda haya criticado o mirado con desdén la concentración -por lo demás pluriclasista- de ese día ni que los medios oficiales se hayan mostrado claramente remisos para informar sobre un acto que concentraba la atención de los otros medios.
Creemos que "ese algo más" -que asimismo significa un "basta", un "hasta aquí"- es lo que abrió los ojos de la aletargada clase política que, por fin, empezó a entender que se le. exige "algo más" completamente opuesto a sus gestiones del último cuarto de siglo. ¿Se puede hablar sin pecar de optimistas de que ésta es la mítica pero real "mayoría silenciosa"? No lo sabemos pero, de no diluirse en el cansancio ni de quedar tomada por la izquierda que todo lo deforma, esta expresión de una genuina voluntad social es puede ser el comienzo de un cambio, un primer indicio de las reformas que el pueblo quiere y necesita. No sabemos si se está ante un punto de inflexión como algunos suponen pero por lo menos delante de una reacción que conmovió a los estamentos ideológicos que en buena medida quedaron desubicados porque la multitud actuó de un modo espontáneo sin esperar a que ninguno de los chillones caciques que habi-tualmente proclaman su revolución de papel por las calles y los puentes del país, la llamaran. Lo que seguirá nadie lo puede saber, sólo que muchos de los aquí ignorados por el pueblo tratarán de neutralizar esta reacción para que todo siga igual y nada escape a sus esquemas de los que viven y sobreviven. Lo cierto es que, por más que cierren los ojos. Castells, Zamora, D'Elia, los nombres del propio gobierno y cuanto pelafustán ande por ahí haciéndose pasar por el pueblo o por la mayoría, quedaron al margen de esta sociedad puesta de pie movida más por la energía negativa del cansancio que por un propósito diferenciado. No importa. Se sabe por ahora lo que no se quiere ni se soporta más; queda a cargo de dirigentes nuevos y honrados (que la Providencia quiera hacer surgir entre nosotros) canalizar esta fuerza no nata y volverla en positiva. Para que terminen las repúblicas liberal y la montonera y nazca la nacional.

SE ACABÓ LA IMPUNIDAD
El espectacular paquete de leyes, decretos y disposiciones que el presidente junto con su temble-queante ministro Beliz, lanzó para encandilar a una espantada sociedad atenazada por un incremento delictual que nadie se propuso contener, es eso: espectacular. Lo que quiere decir mediático. Dos circunstancias notorias llevaron pesimismo a la opinión pública; una es que el gobierno propone reformas -algunas imprescindibles, otras discutibles y muchas tardías- después de que miles de personas se lanzaron a las calles a pedir soluciones concretas llegando ya al límite de la convivencia: otra es la incompatibilidad de la presunta severidad de las nuevas normas con la designación de dos férreos garantistas en la Corte Suprema. También en el caso pareciera que así como Kirchner se tropezó inesperadamente con el poder, le acaba de pasar lo mismo con la realidad a la que venía burlando o posponiendo hasta ahora, enfrascado en la reivindicación de sus compañeros de ruta de un cuarto de siglo atrás. Atascado en esa mezcla de frivolidad y de per-versidad, reaccionó como siempre luego de los hechos. Sin sinceridad y con improvisación.

EL RECURSO A LA DERECHA
El diputado por el montonerismo remanente Miguel Bonasso afirmó en una sesión de la cámara de la que forma parte que hay un complot integrado por nuestra revista junto al periodista Grondona y el diario La Nación contra el actual gobierno. Desmentimos con el mayor énfasis tal acusación a la que atribuimos el carácter de la ya desgastada táctica de recurrir a la denuncia infundada contra un disidente tratándolo como un delincuente.
Somos opositores, no complotados. No existe tal conspiración; creemos que estas palabras del legislador no responden a la verdad sino a su ancestral resquemor contra las Fuerzas Armadas que derrotaron militarmente en los 70 a la agrupación terrorista de la que, como vemos, no dejó de formar parte ideológiamente. Solo deseamos por este medio negar la hipótesis calumniosa e injuriosa del legislador y nos permitimos advertirle a él y a la opinión pública que con su intervención está dando síntomas claros de que la administración que integra ha caído en una crisis de gestión y de confiabilidad sobre la que busca desviar la atención. Episodios como éste -más allá de lo grosero y grotesco de la imputación- acreditan la evidente e insuperable debilidad de la izquierda en la Argentina, a la que no puede gobernar ni siquiera desde el escandaloso abuso de poder.

EL SÉPTIMO: NO ROBAR
El presidente del Banco Mundial, aportante de varios miles de millones de dólares al gobierno argentino para atender al llamado gasto social, se vio obligado a reclamarle a éste que administrara mejor esos préstamos ya que había comprobado que sólo una porción demasiado pequeña llegaba a sus destinatarios, los pobres. Analistas locales, por su parte, constataron que los beneficiarios apenas si lo son porque reciben algo así como un 30% de los créditos en cuestión: lo demás queda atrapado y extraviado en la tenebrosa burocracia que administra esas sumas. .Si dejamos de lado la humillación que significa que un país rico (a lo menos potencialmente) acepte recibir dinero para atender a sus miserables así como el hecho que el Banco -por lo demás fiero acreedor que integra el cerco que amenaza con asfixiarnos- está financiando de esta manera la clientela que sustenta a Kirchner y su aventura, ^nos queda todavía la cuestión de fondo, a saber el latrocinio que sufren los verdaderos necesitados, esos que constituyen, según nos cuentan, la preocupación central de la izquierda de dentro y de afuera del poder. Por si hiciera falta demostrarlo, evidentemente la siniestra vernácula (ni, en general, la restante) no se alarma por la situación de los menesterosos a los que usa no como débiles sino como fuertes. Y, en cuanto pueden, les sustraen sus eventuales ayudas. Es difícil imaginar una perversidad mayor ni una desaprensión semejante Robar al más humilde y, a pesar de toda su espectacularidad, los más indefensos. Sentada tanta desvergonzada inmisericordia sólo nos falta preguntar qué porción les corresponde a los piqueteros en esta distribución del dinero del Banco Mundial.

LAS DELICIAS DEL MERCADO
El cronista recuerda que hace bastantes años vio al entonces todavía ingenioso bufón Bernardo Neustadt preguntarse dónde estaba la soberanía habiéndola buscado dentro de un teléfono: era su forma de justificar la privatización de la empresa estatal de teléfono; .a renglón seguido le preguntó a su entrevistado Roberto Alemann si conocía una empresa en el mundo que se esforzara por que la gente no comprara sus servicios. Con su académica seriedad habitual, el economista le contestó complaciente -era un juego, claro-que no, excepto la entonces subsistente SEGBA que se afrontaba con una crisis de producción de electricidad. Era otro argumento más sensacional que sensato pero que, con el correr del tiempo, se les transformaría a ellos y a todos  los privatistas a ultranza, en pasivo porque ahora las empresas rigurosamente particulares (y extranjeras) cayeron también en déficit de producción. ¿A quien echarle la culpa, entonces si se habían cumplido con más estric-tez que rigurosidad las indicaciones del Consenso de Washington? ¿Qué más se podía pedir si se habían cumplido las acordadas condiciones indefectibles? Algo falló pero las leyes del mercado se cumplieron. Nos inclinamos a sospechar que el mal está en el sistema capitalista mismo que se centra en su lucro y desatiende el bien común. Pero la izquierda -obsesionada por los derechos humanos, los propios- no lo advirtió y, si lo hizo, no se interesó.

UNA CRISIS
Es la energética cuya responsabilidad ninguno de los operadores quiere asumir. Las empresas particulares oponen un desdeñoso silencio público (privadamente quien sabe lo que dirán); el Estado por boca del presidente Kirchner les traslada la culpa a ellas y no sin razón. En efecto, Repsol y demás subsidiarias prefirieron en los últimos años dedicarse al incremento de la producción de petróleo por ser ostensiblemente más rentable que la del gas. El déficit actual es la consecuencia de esa opción, conocida y tolerada por el gobierno, pasividad o complicidad que lo hace copartícipe de este descalabro que vuelve a la Argentina un país aun más desconfiable de lo que lo dejaron las administraciones anteriores. Estas síntesis de liberales y montoneros, de mercado fuerte y estado débil, de dogmatismo e intereses, no pueden dar sino estos resultados; experiencias que alegremente se realizan a costa de la nación. Kirchner no está tan lejos de Menem como quiere hacernos creer.

OTRA CRISIS
Es la del propio oficialismo que no termina de constituirse. La reunión de la quinta de San Vicente convocada y lidera por Eduardo Duhalde, reunió a las cabezas más visibles y decisorias del peronismo incluyendo la presencia del vicepresidente Scioli quien, a esta altura, estará más denostado que nunca por la real pareja gobernante. Más allá de la conmovedora excusa alegada -la erección de un monumento a la compañera Evita- la reunión, llevada a cabo cuando el mismo presidente justicialista se hallaba explicando y mendigando por EE. UU., tuvo toda la traza de un operativo montado a espaldas de éste y motivo tuvo y tiene el primer magistrado para considerarse agredido y hasta marginado. Pero lo que importa es que -aun en medio de un lenguaje tosco y delicado, aquel más sincero que éste- hay un claro y rudo enfrentamiento entre dos sectores del peronismo. ¿Hay dos peronismos frente a frente o uno de los términos no lo es? En todo caso, la gran pregunta sería ¿qué es ser peronista?, cuestión que excedería largamente los contornos de estos apuntes. Y más particularmente, si Kirchner es un peronista dubitativo o sospechoso (digamos heterodoxo) ¿cómo tuvo el descaro de dejarse llevar por el peronismo organizado hacia el poder, que él no hubiera alcanzado jamás por las suyas? La realidad es más simple y turbia. Kirchner -hombre de izquierda y, como tal, con más prejuicios que ideas- se anotó en el peronismo triunfante de los 70 y allí se arrebujó, ejercitando sus instintos montoneros. El azar, las alternativas de nuestra tragicomedia de este último cuarto de siglo, los cálculos cargados de rencor de los operadores justicialistas y algún otro factor más permitieron su acceso a la presidencia. Ahora, en sus ansias y en  su imaginación, entendió que estaba en condiciones de separarse del viejo partido y jugar la propia. La propia se limita a practicar con cierta ferocidad apenas encubierta su ideología de los derechos humanos lo que consiste exclusivamente en vengarse de las Fuerzas Armadas que lo derrotaron militarmente junto con su pandilla en aquellos años. No hay más y -montonero como sigue siendo, es decir profundamente quebradizo y con más odios que convicciones y tributario de un sensualismo incorregible- continúa la economía de Menem, sólo que entre gemidos y vozarrones.

OTRA TRAICIÓN, Y VAN...
El comandante en jefe de la Armada, no satisfecho con la rendición incondicional del 3 de marzo materializada el 24 del mismo mes, año y hora con la entrega de la ESMA- tuvo a bien repetir la indignidad de su par del Ejército, Roberto Bendini (¿con que "b" se escribe?) y descolgó por sí mismo el cuadro de su antecesor en el cargo, su colega Massera. Ya dijimos bastante sobre el particular y callamos más pero nuestra convicción es cada vez más firme y triste: con hombres tan ínfimos, de tal calaña no hay salida. Ahora comprendemos por qué el enemigo más poderoso de las FF AA. los eligió a estos tres. Sólo esperamos el día que un sucesor digno y con atributos haga lo mismo y los expulse de la galería de los jefes. Ocultos al principio del caballo de Troya, son hoy sus jinetes y no piensan poner fin a sus ordalías hasta que la ciudad caiga destruida. ¿Surgirá algún Eneas de entre sus cenizas. •