sábado, 9 de abril de 2016

YA HAY PRUEBAS PARA METER PRESOS A: CFK- Máximo K.- los Báez- Cristóbal- De Souza- A. Fernández-......

  YA  HAY  PRUEBAS  PARA  METER  PRESOS  A:

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CFK- Máximo K.- los Báez- Cristóbal- De Souza- A. Fernández- Etchegaray- Jaime- Boudou- Milani- Berni- Esteche- D’Elía- Capitanich- Scioli- Oyarbide- Gils Carbó- Rossi.
(Emitido por Gustavo Bruzone, ‘Todos somos argentinos’).

El señor Bruzone  muestra una lista corta, muy corta, porque los que deben ser ajusticiados, inclusive de acuerdo  a las noticias manipuleadas,   son muchísimos más. Pero, ¿alguien se animará a ponerle el cascabel al gato, o tomar el toro por las astas? Sospecho que a Macri no le deben agradar las lidias taurinas; y menos aun bajar del palco presidencial al ruedo con la  fuerza de Urso. Es un personaje endeble que le agrada bailar en el balcón;  y no ejercer  un poder ejecutivo  decidido, fuerte, como exige acabar con tanta corrupción. ¿Porqué no se enjuicia ni se encarcela a nadie, le preguntaron en una entrevista? Y el presidente imbuido de su liberalismo contestó  con un principio de democratismo: -ahora existe la división de poderes, ¡el pueblo debe reclamarle directamente a los jueces!-. Y Pilatos se lavó las manos con esa respuesta lamentable.

Estamos viviendo en plena democracia liberal, donde cada poder está constreñido, no controlado,  por  los dos restantes, cada uno le tita la pelota al otro. Los tres son cómplices de inoperancia y de incompetencia en bien del país. Porque los tres actúan de acuerdo a los votos que esperan recaudar. Creemos  que el presidente, aun suponiendo su buena voluntad de acabar con la corrupción, no quiere que le nieguen sus votos los recalcitrantes KK en  las legislaturas.  Es cuestión de táctica política. aunque se cometan tremendas injusticias. La gente común asiste atónita; continúan descubriendo corruptos y nadie va preso. Tal los casos de Martínez de Hoz, Gelbard, Cavallo, Menem, de la Rua, y cientos más, que gozan de libertad, porque se proclaman ‘democráticos’… El salvoconducto para evitar problemas con la justicia  es respetar las ‘formas’ democráticas; el resultado no interesa mayormente. Unos cuantos días atrás, el periodista Nelson Castro, con su primorosa vocecita tuvo un rapto histérico, desacostumbrado en él, porque Macri designó a dos jueces sin intervención de las Cámaras ¡ La consideró una  actitud típicamente fascista, antidemocrática! Aunque era realmente una decisión impostergable.

Por ejemplo, existe un juez que desde  hace tres años tenía en su poder el video del conteo del dinero de los Báez, pero sólo se animó a sacarlo del cajón donde lo tenía oculto, cuando  lo emitió Telenoche; se puede suponer de sus relaciones corruptas con los KK, que a fuerza de dólares compraban la conciencias de los serviles.  Naturalmente a  este juez se lo debe incluir en la lista del señor Bruzone. El citado juez sigue en funciones, como si tal cosa, ¿acaso podría asegurarnos algún mínimo de honestidad profesional? ¿Macri es responsable o no de que se castigue este escándalo judicial?

En fin, que este gravísimo problema de la inoperancia voluntaria de las ‘justicia’, la sintetizó para siempre y para todas las latitudes,  la siguiente frase de  un eximio político católico español, que, por consiguiente  se adapta perfectamente a la situación política argentina:

“Señor, el juez delincuente merece todos los castigos de los que lo son; y el príncipe que lo permite, conciente veneno en la fuente donde beben todos. Peor es permitir mal médico, que la enfermedades. Menos mal hacen los delincuentes que un mal juez. Cualquier castigo basta para un ladrón y un homicida; y todos son pocos para el ministro y el juez que en lugar de darles castigo les da escándalo. El mal ministro acredita los delitos y disculpa los malhechores; el bueno escarmienta  y enfrena las demasías”.
Francisco de Quevedo.


Está claro que la gravísima corrupción, mucho más que la económica, -única de la que hablan los ‘entendidos’ en la TVBasura-,  capaz de hacer desaparecer un país, sometiéndolo al imperialismo, es ocasionada por los escándalos morales  y políticos, esencia misma de los tres ‘poderes’ del kircherismo.