Agradecimiento a un Magisterio
“Es preferible la verdad en soledad, al error en compañía”. Santa Teresa de Jesús
Cuando el Dr. Antonio Caponnetto publicó su libro “La Perversión Democrática”,
en respuesta a los ataques unilaterales e inesperados que le propinara
el liberal Cosme Beccar Varela, sinceramente creímos que la cuestión
estaba totalmente terminada. Y que, en todo caso, serían otros liberales
los que querrían continuar la disputa. No fue así. Por el contrario;
alguien a quien teníamos por nacionalista reaccionó airado, reclamando
el supuesto deber sacro de “votopartidar”. Nada menos que como recurso,
aquí y ahora, para salvar a la Argentina. Tan luego cuando hasta los
enemigos se dan cuenta de que votos y partidos nos han llevado a la
ruina.
Lamentamos tamaño equívoco. Para
sostenerlo apareció un trabajo del Dr. Héctor Hernández en la Revista
Gladius N° 89, pretendiendo ser una crítica al precitado libro del Dr.
Antonio Caponnetto.
Luego siguieron: “La democracia un debate pendiente Vol. I. Respuesta al Dr. Héctor Hernández”, “Pensar y salvar la Argentina, II”, de Héctor Hernández, “La democracia: un debate pendiente. Respuesta al Dr. Héctor Hernández”, vol. II y una “Carta a mis amigos” del Dr. Antonio Caponnetto, con ocasión de la salida del volumen dos de su obra y del precitado “Pensar y salvar la Argentina II”.
No es esta la ocasión para adentrarse en
los pormenores del debate, que exigiría ciertamente un trabajo inmenso
de análisis. Lo que interesa aquí es, brevemente, señalar que la tesis
central del Dr. Antonio Caponnetto -fundada en las mejores razones
filosóficas y aún teológicas, en la Doctrina Social de la Iglesia y en
la tradición nacionalista- fue tergiversada, desnaturalizada e
incomprendida, reduciéndosela a un enunciado menor y caricaturesco. Como
no podía replicársela tal cual estaba fundamentada, se optó por
parodiarla.
A algunos les vino muy bien esta
interpretación paródica para poder justificar su inserción en el
Régimen. Repitieron hasta el cansancio la tergiversación simplista,
superficial y confusa del Dr. Hernández.
Lo cierto es que Antonio Caponnetto no inventó ninguna NTPP, Nueva Teoría de la Participación Política,
según la adicción compulsiva a los neologismos que manifiesta tener el
Dr. Hernández. Lo único que hizo fue recordar esas verdades que de tan
olvidadas parecen nuevas.
Se ha llegado a un punto en que la
discusión ha excedido los límites de la disputa intelectual, y parece
ser que la consigna es agredir, como sea, a quien osó señalar que la
democracia es un conglomerado de perversiones. La obstinación, parece,
se ha apoderado de unos cuantos con ínfulas de intelectuales. Asistimos a
una nueva “hora de los enanos”. Esta vez, curiosamente,
protagonizada por quienes se dicen católicos y hasta tomistas o
tradicionalistas. Cómo se congenia la escolástica con el contubernio
activo con peronistas, radicales o macristas, haciéndoles de punteros o
de asalariados de sus gestiones, aún no lo podemos entender. Cómo se
congenia la inteligencia católica con la justificación de la mentira
política hija de la Modernidad y de la Revolución, tampoco.
Enturbiados en sus molleras, no faltan
quienes aseguran que cada vez son menos los que siguen a Antonio
Caponnetto. Cual sí a éste le hubiera interesado alguna vez contar con
una cantidad de seguidores o un número de adherentes. Como no lo conocen
– no lo entienden ni lo atienden, dice él- creen que se rige por la
ley del número y anda contando quiénes lo siguen. Fue el tirano Perón el
que podía haber dicho: “vayamos todos juntos, que juntos somos más”.
Caponnetto siempre enseñó lo contrario: no se trata de ser más, sino
mejores. Caballería no aprecia multitud de número. ¿Lo podrán llegar a
entender?
Nosotros, quienes somos simplemente sus
amigos, queremos expresar, por lo tanto, nuestro agradecimiento público
al Dr. Antonio Caponnetto por sus enseñanzas en materia política. Eso es
todo.
Daniel O. González Céspedes