LA EX PRESIDENTE ANTE EL JUEZ BONADÍO
Cristina rumbo a Comodoro Py, entre Garavano vs. Angelici ¿irán Scioli y
Gioja? La semana que comienza tiene un tema que acapara atenciones: la
presentación de Cristina Fernández de Kirchner en Tribunales, cuando ya
están detenidos el colaborador de la familia K, Lázaro Báez, y el ex
funcionario Ricardo Jaime. ¿Le permitirá este asunto judicial la
distracción que precisa Mauricio Macri ante una coyuntura complicadísima
y no sólo en cuanto a la inflación sino a su propia situación ética?
¿Resolverá algo en la complicadísima disputa interna que hay en el
peronismo? Cuando Mauricio Macri dice que pueden convivir Germán
Garavano y Daniel Angelici, ¿es cobardía por tomar una decisión o
realmente manifiesta su opinión? Aquí algunos fragmentos que le pueden
ayudar a elaborar conclusiones: El votante de Mauricio Macri tiene una
gran expectativa acerca de un castigo a los corruptos aunque... ¿cómo
queda la definición luego del Panamá Papers?
Mariano Spezzapria en el
diario El Día, de La Plata, redactó un contexto apropiado: "El Gobierno
necesita reactivarse. No es que los ministros hayan dejado de abocarse a
sus funciones, pero en los últimos días tanto el Gabinete como el
propio presidente Macri se la pasaron dando explicaciones sobre el
escándalo de los “Panamá Papers” y las sociedades “offshore”. No es para
menos, pero hay otros asuntos relevantes que aguardan soluciones. La
oposición necesita reenfocarse. Especialmente el peronismo, que
participó de la década kirchnerista en el poder y que ahora observa
perplejo cómo avanzan las investigaciones de jueces y fiscales por la
“ruta del dinero K”. Tanto, que la ex presidenta Cristina Kirchner acaba
de ser imputada por lavado de dinero, tras la explosiva declaración del
“arrepentido” Fariña. En medio de semejantes revelaciones, la sociedad
argentina queda descolocada. Hace sólo cuatro meses que la mayoría de
los ciudadanos encumbró a un nuevo elenco gobernante con el mandato de
mejorar la gestión pública, arreglar la economía y bajar los niveles de
agresión política. También de cerrar el grifo de la corrupción, que
inundó a buena parte del Estado. En la vereda de enfrente, otra porción
de la misma sociedad, ahora minoritaria pero no por ello menos intensa
en sus creencias, asiste aturdida al devenir de las causas judiciales
que afrontan sus líderes. Mientras que empieza a ratificar sus
prevenciones sobre el rumbo que adoptaría Cambiemos, al que emparentan
con el ajuste económico. Ni unos ni otros están cómodos con el presente
argentino. Los que apoyan al Gobierno, porque a pesar de que festejan el
avance de las investigaciones sobre la corrupción kirchnerista, saben
que la vida cotidiana está seriamente afectada por la inflación, un
fenómeno que provoca graves problemas sociales. La administración
macrista está tomada por esa preocupación. (...)". Irina Hauser, desde
el diario K Página/12, exhibe el punto de vista de Cristina Fernández de
Kirchner horas antes de presentarse ante el juez federal Claudio
Bonadío: "Un día de septiembre del año pasado, en pleno debate sobre las
operaciones de dólar futuro, el historiador económico Pablo Gerchunoff
tuiteó con su humor habitual: “Equidad es que cada argentino pueda
acceder a los futuros de Vanoli. Por una república de iguales”. Como es
un tuitero frecuente, después se olvidó. En marzo recibió un e-mail muy
amable del juzgado de Claudio Bonadio. Decía que querían consultarlo
sobre el mercado de futuros. Arregló una cita y fue a tribunales. Antes
repasó, por si debía ser didáctico, y dudó si alguna vez habría hecho
ese tipo de operación. El juez le tendió la mano, le indicó su silla y
lo dejó con su secretaria. Ella, de bienvenida, le advirtió que estaba
bajo juramento y que si mentía le imputarían falso testimonio. El la
miró con pánico. La mujer le mostró un papel con el tuit. “¿Lo reconoce
como suyo?”, le preguntó. Enseguida recordó: “¡Sí, claro!”. “¿Usted
piensa lo que dice ahí?”, siguió la secretaria. El experto reaccionó:
“¿Pero usted sabe cómo funciona tuiter? ¡Sólo fue una ironía!”, tuvo que
aclarar ante el absurdo. El célebre tuit de Gerchunoff –quien fue jefe
de gabinete económico de la Alianza– y su declaración testimonial bajo
juramento, son apenas una muestra de qué tipo de pruebas hay y cómo se
recopilan en la causa sobre las operaciones de dólar futuro en la que
está citada a indagatoria para este miércoles la ex presidenta Cristina
Fernández de Kirchner, y un día antes el ministro de Economía Axel
Kicillof. Antes que eso, la Sala II de la Cámara Federal deberá resolver
la recusación contra Bonadio presentada por Pedro Biscay, uno de los
directores del Banco Central imputados (ver aparte). ¿Qué otras
evidencias juntó el juzgado? Son –en esencia– opiniones de periodistas
opositores al kircherismo, como Marcelo Bonelli, ideas de funcionarios
macristas (el ministro Alfonso Prat-Gay declaró dos veces), palabras de
economistas ortodoxos, otras de ex funcionarios y audios de radio Mitre.
En cambio, no ordenó ninguna pericia contable que co rrobore las
pérdidas millonarias que, según su estimación, rondarían los 77 mil
millones de pesos, a pesar de los reclamos de algunos de los implicados.
(...) También fue citado a declarar el periodista del grupo Clarín,
Marcelo Bonelli, a raíz de una nota que publicó el 26 de junio 2015:
“Mientras sube el dólar blue, Kicillof y Vanoli se pelean”. Le pidieron
que explicara cómo le constaba que los miembros del directorio del BCRA
obedecían al ministro de Economía, y en menor medida al titular de la
entidad. La respuesta bien genérica fue que eran “apreciaciones de
público conocimiento” y que lo conocía “todo el sistema financiero” y
que era “sabido” que “el ex ministro daba instrucciones a través del
director (Germán) Feldman”. Bonadio tomó una nota publicada en el diario
Perfil escrita por Nicolás Salvatore y Martín Grandes el 28 de febrero
último. El artículo empieza así: “Un juez federal viene de citar a
declaración indagatoria a la ex presidenta de la Nación y a otros dos
funcionarios por operar en el mercado de dólar futuro local (forward, en
adelante) a un valor muy inferior al de mercado apenas unos meses antes
de dejar el poder. La pregunta de la hora es: ¿es esta operación un
delito? Nos anticipamos a la respuesta: no sólo es delito, sino que hay
sobrada jurisprudencia internacional, tal como lo muestran los casos de
Sudáfrica y Tailandia”. Cuando citaron a Grandes como testigo, dijo que
quería “dejar en claro”: “no soy un experto en el caso de Tailandia.
Tampoco lo soy en el caso de Argentina”. Luego agrega que sí lo es en el
caso de mercados cambiarios y economía de Sudáfrica (allí hubo una
devaluación inmensa tras operaciones de futuros mal hechas). Su
coequiper Salvatore en 2010 –por ejemplo– escribía estas cosas en
Facebook: “Este gobierno termina con el mundial, es motivo de
celebración. la inflación es un fuego santo, purificador, que incendiará
a todo el kirchnerismo en la hoguera. Brindo por Phi (inflación
esperada) esperado!! Y no solo brindo, me voy a encargar, como todos los
meses, de que Phi esperado sea alto, muy alto, recontra alto, como
diría el finado Guido Di Tella”. Ese año fue denunciado por maltrato a
alumnos en la facultad de Ciencias Económicas. (...)" Joaquín Morales
Solá, en el diario La Nación, procura ampliar el tema a una cuestión
decisiva: el proyecto de reforma de la Justicia denominado 2020, que
promueve el ministro Germán Garavano: "(...) Lorenzetti hizo algo más en
privado: se reunió a solas, uno por uno, con los doce jueces federales
de la Capital y les pidió una acción rápida y decidida sobre la
corrupción. "O se ponen al frente del reclamo social o los llevará la
corriente", les advirtió. La razón de la reacción judicial aparece
nítida en ese mensaje de Lorenzetti. Más que el deber de los jueces (o
tanto como el deber) se impone ahora un mandato de la sociedad. La frase
"que vayan presos" está tan difundida en la sociedad como a principios
de siglo lo estuvo la que clamaba "que se vayan todos". Y la mirada
social se posó sobre la Justicia. De hecho, un juez federal, conocido
por sus favores al kirchnerismo, debió abandonar su casa en un country
después de comprobar que le era imposible convivir con los reproches de
sus vecinos. Ésa es la Justicia. A su vez, el gobierno de Macri tomó
rápidamente el liderazgo de la misma posición. El propio Presidente; su
ministro de Justicia, Germán Garavano, y el asesor político más
consultado por Macri, Ernesto Sanz, concluyeron que la pesquisa de los
jueces sobre la corrupción es un mandato social. "La sociedad me pide
que haya justicia y el fin de la corrupción y de la impunidad. Y yo me
hago cargo de ese mandato", suele decir el Presidente. El problema de
Macri es que, todavía al menos, no todos los jueces federales comparten
esa impronta de revisión del pasado. El Gobierno cubrió con un manto de
sospecha al juez Ariel Lijo como líder de un sector de magistrados más
renuente a perseguir la corrupción kirchnerista. Lijo está (y no de buen
modo) en todas las conversaciones de sobremesa del macrismo. Para ser
claros: los hombres del Presidente quieren ver reformada toda la
justicia federal. Pero llegaron a la conclusión de que nunca podrán con
todos los jueces al mismo tiempo. Irán sacando gajo por gajo. Ahora les
es más fácil, cuando el Gobierno tiene 8 votos en el Consejo de la
Magistratura. Le falta sólo uno para alcanzar los dos tercios necesarios
para juzgar y destituir a los jueces. El primero que cayó fue el
ostensible y ostentoso Norberto Oyarbide, aunque su renuncia no conformó
a los aliados de Macri. El ministro Garavano prefirió la vía rápida en
lugar de esperar cinco o seis meses de juicio político a Oyarbide. Los
otros (la primera fue Elisa Carrió) quieren juzgarlo para conocer y
castigar sus complicidades. Oyarbide fue, con todo, sólo el primero.
Habrá nuevas renuncias de jueces. O nuevos juicios. Salomónicamente,
Macri elevó a Garavano al nivel más alto de su consideración política
("Es el mejor ministro de Justicia de los últimos 30 años", suele
decir), pero ratificó que el presidente de Boca, Daniel Angelici,
seguirá siendo un mensajero suyo ante funcionarios judiciales que éste
conoce desde hace mucho tiempo. Angelici, según esa versión, sólo habla
con personas que ningún funcionario macrista conoce y lo hace sólo para
transmitir un mensaje. La decisión presidencial puede abrir una nueva
grieta con su aliada Carrió, quien parece dispuesta a desafiar la
autoridad del Presidente con cada noticia judicial. No hay que
alarmarse: "La sociedad me ha dado también el mandato de convivir con
Lilita en un mismo espacio y lo cumpliré", subraya Macri. En medio de
ese desolador paisaje, Cristina Kirchner deberá comparecer el miércoles
ante el juez Bonadio por la compra de dólares a futuro en los días
agónicos de su gestión. Después de todas las cosas que contó Fariña, la
causa de Bonadio contra la ex presidenta podría ser la menos grave. Algo
muy diferente y mucho más repudiable es el lavado de dinero que
investiga el fiscal Guillermo Marijuan. De todos modos, Cristina convocó
a la cúpula más fiel del cristinismo a Río Gallegos para dos días antes
de la declaración indagatoria ante Bonadio. "Quiero un 17 de octubre en
Comodoro Py", anticipó que les ordenará. (...)". Precisamente esa
referencia al Día de la Lealtad peronista fue el tema elegido por
Ricardo Kirschbaum en el diario Clarín: "Cristina Kirchner puede estar
soñando con un 17 de octubre propio. No en la Plaza de Mayo, como aquel
mítico día del ‘45, sino frente a Comodoro Py, el miércoles. En el lugar
donde por primera vez ha sido imputada por lavado de dinero, después de
que la incontinencia verbal de Fariña le diera a la Justicia las
pistas, datos y nombres para dejar al descubierto la red de corrupción
montada desde la cúspide del poder kirchnerista. Si alguna vez Cristina
comparó a su gobierno y a su marido Néstor con los próceres menos
discutidos de la historia, bien puede imaginarse en el centro de una
gesta como la que aupó a Perón. Pero ocurre que ella no es Perón,
Cipriano Reyes no son Luis Delía ni Sabatella, ni Evita es Juliana Di
Tullio, sólo para mencionar algunos de los personajes involucrados. Ese
imaginario, según fuentes políticas, se jerarquizaría con el cálculo de
los propios kirchneristas de ver a su jefa salir con chaleco antibalas y
manos esposadas. Sería, apuestan, el ícono de las víctimas y el motor
de un volcán político incontrolable. Cristina quedó enredada en ese
magma descripto por Fariña que no habla de épica ni de gestos
emancipadores. Habla de corrupción. En la audiencia con Bonadio,
Cristina será indagada el miércoles sobre la venta de dólares futuros.
Su defensa será política: hay decisiones políticas, buenas o malas, que
adoptan los gobiernos que pueden ser juzgadas por la política, no por
los jueces. Y ésta fue una de ellas, puede decir. Estará frente a un
juez al que desprecia y será la primera vez –no la única– que deberá
hacer algo que nunca imaginó: rendir cuentas. (...)". Ayuda al cierre
del 'zapping' el regresar a Spezzapria: "(...) en el seno del peronismo,
cada vez más dividido entre el kirchnerismo y otros grupos internos con
poder territorial como los gobernadores e intendentes del PJ, hay
muchas dudas sobre la conveniencia de marchar a Comodoro Py, justo en
momentos en que se intenta un proceso de recomposición partidaria que
está bajo amenaza de una intervención judicial. Así, es un interrogante
si el sanjuanino Gioja y el bonaerense Scioli aparecerán junto a La
Cámpora en la marcha de apoyo a Cristina Kirchner, luego de haberse
erigido en una “fórmula de unidad” para presidir el Partido
Justicialista, en una movida que no contó con la presencia de la
agrupación ultra K. Y que tiene ahora a la jueza Servini de Cubría con
la última palabra. Los problemas internos no son, en rigor, privativos
del peronismo. En la alianza gubernamental también saltaron algunos
chispazos como consecuencia de la tensión que provocó la imputación al
Presidente en la causa que investiga si omitió en forma maliciosa
declarar su participación en una sociedad “off shore” en las islas
Bahamas, controlada por Franco Macri. Tras esa decisión del fiscal
Delgado, Elisa Carrió pidió primero que Macri presentara papeles que
acrediten su explicación y luego ella misma lo defendió cuando desde la
Casa Rosada le acercaron el material. Pero no se verificó la misma
actitud solidaria por parte de la UCR, que sigue disconforme con la
participación que el PRO le asigna en el gobierno de Cambiemos. El ex
titular del radicalismo Ernesto Sanz participó en los últimos días de
reuniones políticas en la quinta de Olivos, como la que analizó la
renuncia del polémico juez federal Oyarbide -atribuida por Carrió a una
operación de Daniel Angelici-, pero sigue considerándose un asesor y
descarta la posibilidad de regresar a la política activa con un cargo en
el Gabinete nacional."
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Publicado por Blogger para El Café de Scolaro
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