sábado, 17 de noviembre de 2018

EL APOKALIPSIS DE SAN JUAN- PARTE 6º-Visión Sexta El Libro Devorado




Visión Sexta El Libro Devorado

Como de costumbre, San Juan se detiene antes del Séptimo Septenal, que es la Parusía; e intercala tres Visiones, el Libro Devorado, la Medición del Templo y los Dos Testigos.

La Visión del Libro Devorado parece ininteligible y aun contradictoria: el Ángel le dice no escriba la voz de los Siete Truenos -o Tubas; y él ya las ha escrito las seis primeras. El “Librito” que se le da es como miel en su boca y amargo en su vientre, cuando parece al revés debería ser; y finalmente el Angel le dice: “sellar las Siete Tubas”-es decir, celarlas- y después le manda que profetice a todos los reinos y reyes.

El “Librito” que se le da a Juan aquí es diferente del "Libro” de los Siete Sellos que el Cordero abre al comienzo. El “Librito” no es otro que el mismo Apokalypsis terrenal; el otro “Libro” celeste son los planes de Dios sobre el mundo y la cifra de su Presciencia y Providencia; de modo que el “Libro” es la causa de las visiones del Profeta y el “Librito” es su expresión terrena.



Y vi otro Ángel potente Descendiendo del cielo Envuelto en una nube Y el arco iris en su cabeza Y su cara era como el sol Y sus pies como columna de fuego Y traía en mano un Librito abierto Y puso su pie derecho sobre el mar Y el izquierda sobre la tierra Y clamó con voz grande Como cuando el León ruge Y a la voz de su clamor Hablaron sus voces los Siete Truéatos.

Los Siete Truenos son las Tubas, cuyas seis primeras han sido ya memoradas: Juan recapitula antes de la Séptima. El Arcángel que manda a los Siete otros, puede ser el espíritu que preside la Tierra y la Historia del hombre: la tierra firme y el mar son en la Escritura el universo religioso y el universo mundano.

Y cuando los Siete Truenos Hablaron sus voces Yo iba a escribirlas Y oí una voz del ciclo dicicodomc: - “Sella lo que hablaron los Siete Truenos No lo escribas”.

¿Cómo, pues, de hecho lo escribió y lo tengo yo aquí delante? Lo escribió más tarde, después de haber visto el final de todo; y hasta que se aproxime el final (o sea, la Séptima Tuba y la Séptima Fiala) esa profecía quedará sellada; o impenetrable. Como de hecho quedó hasta nuestros días.

De hecho, aunque algunos Santos Padres vieron las Siete Tubas significaban Herejías, no supieron nunca asignar cuáles; puesto que simplemente aún no habían aparecido; ya que, como dice Philipp Dessauer en su admirable Bionme Gescbichtbild (Freiburg, año 1946, p.38), una profecía se hace inteligible cuando el Suceso se aproxima y existen de hecho los elementos de su contenido; y lo mismo expresaron Newman, Bossuet, Santo Tomás y muchos Padres antiguos.

De hecho, para los intérpretes antiguos las últimas Tubas, con su alcance universal y enorme, ni siquiera eran concebibles, como hemos visto.

Y el Ángel que vi de pie sobre el mar Y sobre la tierra Levantó su mano al ciclo Y juró por el Viviente Por los siglos de los siglos - El que creó el Cielo y lo en el

La tierra y lo en ella Los mares y lo en ellos Que: Tiempo no habrá más - Pero en los días de la voz Del Ángel Séptimo Cuando el comience a clarincar Se consumará el misterio de Dios Como El lo anunció A sus siervos los Profetas.

El misterio de Dios es la Parusía, el último Trueno; el Tiempo mortal ha de tener fin así como tuvo principio; otra clase de Tiempo (o Evo) rige para los inmortales, el cual no es regido por la revolución de la Tierra y los astros.

Hay mucha miga para el filósofo en esta frase del Ángel: “El tiempo se acabó.” El fin de la creación de Dios es intemporal, aunque hacia ese fin se mueva el Tiempo. El término y el fin del mundo no coinciden omnímodamente; pues sabido es que un movimiento puede llegar a su término sin alcanzar su fin; simplemente puede fracasar como han fracasado tantas grandes empresas humanas; comenzando por la torre de Babel y acabando por la Sociedad de las Naciones 37. El término de la Historia será una catástrofe, pero el objetivo divino de la Historia será alcanzado en una metahistoria, que no será una nueva creación, sino una trasposición; pues “nuevos cielos y nueva tierra” significa renovadas todas las cosas de acuerdo a su prístino patrón divinal.

Así como la Providencia y la acción -incluso milagrosa- del Albedrío de Dios acompaña a la historia del Albedrío del Hombre, así en su resolución y fin intervendrán ambos agentes; y por eso el Fin del Mundo será Doble. La Humanidad se suicidará; y Dios la resucitará; no haciéndola de nuevo, mas trasponiéndola al plano de lo Eterno.

No hay más Tiempo. El tiempo humano se convierte en espacio: en la Nueva Jerusalén, cúbica, estable y definitiva. Es, en suma, el final de un ciclo humano, y el comienzo de otro -el Reino de Milaños- tras el cual no hay más ciclos. “Y su Reino no tendrá fin.”

37 “Fin” en castellano significa a la vez término y objetivo de un movimienco.

Y una voz oí del ciclo De nuevo hablándome: - “Ve y recibe el librito abierto Del Ángel sobre la tierra y el mar" Y fui al Ángel diciéndole Me entregara el librito Y dijome: “Toma y devóralo Y ¿1 hará amargar tu vientre Pero será en tu boca dulce como miel" - Tomé el librito de mano del Ángel Y lo devoré Y al devorarlo. Era en mi boca dulce como miel Y amargóse mi vientre, Y díjome: “Conviene de nuevo profetices A las gentes. A pueblos, lenguas y reyes muchos“.

La misma historia enigmática del Libro Dulce-Amargo se halla en Ezequiel, III, I, después de la visión del Trono de Dios que también reproduce Juan, muy modificada; aunque para Ezequiel el rollo de la Profecía es solamente “dulce”; le fue amargo primero, al ser llamado por Dios a profetizar.

El don de Profecía es dulce al profeta, es una luz, una comunicación de Dios; pero cuando Juan consideró su contenido, lo hirió de compasión por los desastres y calamidades que la suya contenía. Supongo que es eso.

Lo sé porque a mí me pasa lo mismo, sin ser Profeta mas solamente Hijo de Profetas -o sea traductor y expositor: meturgemán.

Leí el Apokalypsis cuando tema 10 ó 12 años, un gran libro en italiano con famosas láminas que había en casa: y me pareció un notable cuento de hadas o de magia.

Más tarde me pareció una novela policial con adivinanzas, como a Luis de Alcázar; cuando comencé a leer las notas y comentarios.

Lo malo es cuando comienzan a pasarle a uno las cosas que están en el Librito: se amarga el vientre.

Mas Juan con el Librito Digerido es mandado a profetizar a todo el mundo. Y nosotros somos mandados a enseñar toda la Escritura, y no solamente el texto: “Venid a mí los cargados y afligidos, y Yo os aliviaré”.

Después de mucho tiempo, el Apokalypsis se me convirtió en un alivio. Es un librito de esperanza en último término. El talante del Cristianismo no es Pesimismo; menos aún es el Optimismo beato de la filosofía ¡luminística, el famoso “Progreso Indefinido”. La Profecía cristiana nos da una posición que está por encima desos dos extremos simplistas, en donde caen hoy todos “los que no tienen el sello de Dios en sus frentes”. El mundo va a una catástrofe intrahistórica que condiciona un triunfo extrahistórico; o sea una trasposición de la vida del mundo en un trasmundo; y del Tiempo en un Supertiempo; en el cual nuestras vidas no van a ser aniquiladas y luego creadas de nuevo, sino -como es digno de Dios- transfiguradas ellas todas por entero, sin perder uno solo de sus elementos.

Visión Séptima La Medición del Templo

Todos los Santos Padres han visto en esta visión el estado de la Iglesia en el tiempo de la Gran Apostasía: reducida a un grupo de fieles que resisten a los prestigios y poderes del Anticristo (mártires de los últimos tiempos) mientras la Religión en genera] es pisoteada durante 42 meses o 3 años y medio. Pisotear no es eliminar: el Cristianismo será adulterado.

Y diósemc una caña a modo de vara métrica Y di joseme: “Levántate y mide el Templo de Dios Y el Altar Y ios adorantes en él Pero el Atrio, defuera del Templo. Arrójalo fuera Y no lo mensures Porque ha sido dado a los Paganos Y la Ciudad Santa pisotearán Cuarenta y dos meses".

El mismo Templo y la Ciudad Santa serán profanados, ni serán ya Santos. No serán destruidos. La Religión será adulterada, sus dogmas vaciados y rellenados de substancia idolátrica; no eliminada, pues en alguna pane debe estar el Templo en que se sentará el Anticristo “haciéndose adorar como Dios”, que dice San Pablo. La Gran Apostasía será a la vez una grande, la más grande Herejía.

¿Qué es lo que puede corromper a la Iglesia? Lo mismo que corrompió a la Sinagoga: el Fariseísmo. “No habría comunismo en el mundo si no hubiera fariseísmo en la Iglesia”, decía Don Benjamín Benavides. Si la Iglesia hoy no atrae como en otros tiempos, tiene que ser porque ha perdido su hermosura interna. “Toda la hermosura de la Hija del Rey es interior.” Las exterioridades pueden quedar, aumentadas incluso: “la misa cantada en Barcelona” por ejemplo, egregio espectáculo operístico de siglos pasados -como dice Havellock Ellis en su libro The Soul o f Spain- una vez retirada la pequeña superstición que tiene dentro ahora, la creencia en el Santísimo Sacramento. Poco le importará al Anticristo le pongan una faja con los colores nacionales -que entonces han de ser los suyos- a una imagen fea de la venerable señora que dicen fue la madre de Jesús de Nazareth; y la nombren Generala del valiente ejército de una cualunque republiqueta averiada.

Hay actualmente obras “católicas” que trabajan, se esfuerzan y se « desgañitan para el Príncipe deste mundo; y ojalá esté yo equivocado. | La seña es cuando hay “religión” (?) y no hay honradez adentro dellas.

Ésta es la acusación terrible que levantó potentemente Kirkegor contra la Iglesia Luterana Danesa; y ojalá se pudiera decir que la nuestra está exenta deso. Lo que denunció el filósofo danés fue simplemente una adulteración -la más sutil y temible- del Evangelio, no en la letra, mas en la práctica y la predicación.

Sólo el Tabernáculo (o Sancta Sanctorum) será preservado: un grupo pequeño de cristianos fieles y perseguidos; el Atrio, que comprende también las Naves -no las había en el Templo de Jerusalén- será pisoteado. Y ésa es “la abominación de la desolación”, que dijo Daniel y repitió Cristo.

Visión Octava Los Dos Testigos

Los Dos Testigos según algunos serán Enoch y Elias, que se cree no han muerto aún, los cuales vendrán a predicar o confortar a los Gentiles y a los Judíos; según otros, serán dos jefes religiosos eminentes que regirán a los dos grupos perseverantes de cristianos fieles y judíos convertidos; quizás en el tiempo del Silencio por Media Hora. Esta segunda opinión adopta más o menos el teólogo ruso Wladimir Solovief en el tercero de sus egregios Diálogos (Gespraeche, año 1900), donde construye una leyenda o imagen del Apokalypsis aplicada literalmente a nuestra época: los Dos Testigos son allí Paulus y Johannes, o sea, el jefe de la Iglesia Luterana en los últimos tiempos y el Pontífice de la Ortodoxia oriental, reunidos finalmente a Petrus Romanus, el último Papa, ante la misma faz del Anticristo; asesinados por él y resucitados luego de tres días y medio por Jesucristo.

Yo no se cuál de las dos es la buena. Otras no hay, razonables al menos.

Y d»ré los Dos Testigos míos Y profetizarán Mil doscientos sesenta días Vestidos de cilicio - Estos son ios dos olivos Y los dos candelabros De pie ante el Señor de la Tierra Y si alguien quisiere dañarlos Fuego brotará de sus bocas Y devorará a sus enemigos Y si alguien quisiera dañarlos Así debe morir

Éstos tienen h potestad De trincar el ciclo que no iluevi Durante ios días de su profetizar Y éstos tienen la potestad Sobre las aguas De volverlas sangre Y golpear la tierra en toda plaga Cualquiera quisieren.

Estos milagros punitorios tienen un sentido simbólico y moral, no literal; pues manifiestamente aluden a las Siete Plagas de que hablará el Profeta en la Visión 15: las Redomas de la Ira de Dios sobre los malvados, suscitadas por la sangre y las oraciones de los Santos. Los símbolos están tomados de lo que hizo Elias (herir la tierra de sequía) y Moisés (las Siete Plagas de Egipto).

Y cuando terminaren su Testimonio La Fiera que surgirá del abismo Les moverá guerra Y los vencerá Y les dará muerte Y sus cadáveres Eb la plaza de la Ciudad Grande La llamada espiritualmente Sodoma y Egipto - Donde también el Señor dellos Fue crucificado.

Jerusalén es esta ciudad, la capital del Anticristo cuando su Reino será aún reino pequeño (“un pequeño cuerno”, Daniel) antes de convertirse la Fiera en Emperador, restaurador del mal Imperio Romano segundo. Algunos dicen esta “Ciudad Grande” será Roma -una Roma futura perversa- aduciendo la leyenda del Q«o Vadis?, en que Cristo dice a San Pedro: “Voy a Roma para ser de nuevo crucificado”. Rebuscada opinión parece -a no ser se refiere al typo-; y la Roma pagana no es llamada nunca por los Apóstoles (Pedro, Juan) Sodoma y Egipto, sino Babilonia.

Pedro y Pablo fueron los Dos Testigos en el typo desta profecía, que es indudablemente la Roma de Nerón. Juan tomó los elementos con que compuso su Apokalypsis de las cosas y sucesos contemporáneos -como es uso de todos los Profetas-; e incluso el número del Anticristo, 666, es probablemente el nombre del primer Anticristo, aNero K’sar” (Nerón Emperador), puesto en letras hebreas.

Y verán los de toda tribu Y pueblos y lenguas y razas Los cadáveres de i los Por tres días y medio Y no dejarán los cadáveres dellos Ser puestos en sepulcros Y los habitantes de la tierra Se gozarán y felicitarán Y mandarán dádivas mutuas - Porque estos dos Profetas Molestaron a los habitantes de la tierra.

La visión alude pues a la persecución universal y la última apostasía, molestada por el testimonio a Cristo de los dos santos. Para este universal regocijo es menester exista el periodismo.

A propósito del periodismo, muchas extravagancias ha suscitado esta oscura visión de los Dos Testigos. El Abad Joaquín vio en ello la fundación de una Orden contemplativa; los Fratricelli medievales, las dos Órdenes Franciscana y Dominicana; o bien las dos ramas de los Franciscanos: Alcázar, el Nuevo y Viejo Testamento; Bossuet, "las fuerzas colectivas del Cristianismo”. En cuanto a los alegoristas, como el P Alió, se desparraman como inundación: es toda la Iglesia junta, de donde “Jerusalén” es todo el mundo y “la Fiera del Abismo” es el Imperio Romano; y la resurrección de los Dos Testigos es la resurrección universal. Así cualquiera interpreta: “quidlibet trahitur ad quodeumque*: es pintar como querer.

El alegorismo contemporáneo no es exégesis sino fantasía; y evacúa la profecía de dentro la Escritura, convirtiéndola en mala poesía; propia deste tiempo de crisis de la fe.

Y oyeron una voz grande del cielo Diciendo: “Ascended aquí" Y ascendieron al ciclo en una nube Y los vieron sus enemigos Y en aquella hora Sucedió un terremoto grande Y cayó de la Ciudad un décimo Y murieron en el terremoto Nombres de gente siete mil Y los restantes se espantaron Y dieron gloria a Dios - El Segundo Guay pasó Y el Tercero viene pronto.

O bien sucederá esto literalmente, o bien es un símbolo del triunfo moral de los Santos Mártires. Lo que vieron los paganos de Roma después del martirio de Pedro y Pablo fueron los milagros que obraron sus cuerpos, y su canonización por la Iglesia; no menos que su pujante propagación entre ellos mismos: “dieron gloria a Dios”.

El texto indica bastante claramente un suceso anterior al Imperio del Anticristo, o en sus comienzos, no del tiempo de la Gran Persecución, la cual está significada más tarde en la Visión 11. Contra esto está el número de “mil doscientos sesenta días”, que es típico del Imperio del Anticristo y la última persecución. Pero ese número tipo puede haber sido puesto por Juan simplemente como signo recognicial de “la Fiera”, que reinará en pleno solamente tres años y medio.

Visión Novena La Séptima Tuba

La Séptima Tuba es la Parusía, como en todos los Septenarios; vista desde el cielo, y como triunfo de Dios sobre el mal, más bien que como catástrofe de la tierra. Como hemos dicho, el “Fin del Mundo” significa dos cosas: el Término Temporal de la Historia y el Comienzo Intemporal de la Metahistoria del hombre. La historia nace del libre albedrío; pero no del hombre sólo, mas principalmente del albedrío de Dios.

Y el Séptimo Ángel chrineó Y grandes voces en el ciclo Clamaron: “Llegó el Reino deste mundo De nuestro Dueño y de su Cristo Y reinará Por edades de edades" Y los Veinticuatro Ancianos Que enfrente de Dios están Sentados en sus tronos Cayeron sobre sus rostros Y adoraron a Dios diciendo: - “Te damos gracias Señor el Dios el Pantocrátor el que es y el que era Porque asumiste tu Fuerza, la Grande. Y reinaste Y se airaron las Gentes Y vino la ira tuya Y el tiempo de juzgar los muertos Y retribuir a tus siervos los Profetas

Y a los Santos Y temerosos de tu nombre Chicos y grandes Y de exterminar a todos Los que pudrieron la tierra” Y se abrió el Templo de Dios El del cielo Y viose el Arca del Testamento En su Templo Y hechos fueron rayos y voces Y terremoto y granizo grande.

El Profeta llama aquí a Cristo “el que es y el que fue” y no ya “el viniéndose” puesto que aquí ya es venido. La Parusía está netamente significada: la terminología meteorológica (rayos, terremoto, granizo, truenos) es típica del Fin del Siglo tanto en Juan como en todos los Profetas antiguos. En el “Arca del Testamento” ven algunos intérpretes devotos a María Santísima (“Foederis arca*) visible en la tierra en los últimos tiempos por sus apariciones, su devoción recrecida, la definición dogmática de sus glorias y privilegios. Esta imagen ciertamente significa que algo de Dios se ve que antes no se veía: sea lo que fuere. Más adelante indicaremos una interesante conjetura “literal" del E Lacunza acerca de la aparición del Arca del Testamento en los últimos tiempos.

El Pantocrátor o Todopoderoso es Jesucristo; cuya Divinidad Juan no se cansa de enunciar, ni en este libro ni en su evangelio: habían surgido ya el hereje Kerinthos y los Ebionitas, que negaban la Divinidad de Jesús de Nazareth.

Visión Décima La Mujer Coronada

La Visión de la Gloriosa Parturienta pertenece a la Séptima Tuba; y comienza con ella la sección puramente esjatológica o parusíaca del Apokalypsis. Esta mujer es símbolo de Israel; y alude a la conversión de los judíos —o una parte dellos— en los últimos tiempos, profetizada por San Pablo. Aparece entonces la fuerza enemiga de la natura humana, el Demonio.

Y un signo magno apareció en el cielo Una mujer revestida del sol Y la luna debajo de sus pies Y en su cabeza una corona De doce estrellas Y gestaba en su vientre Y clamaba los dolores Y era atormentada de parto.

Es o bien la Virgen Santísima, o la Iglesia, o Israel, el “Israel de Dios”: no hay otras exégesis posibles. No conviene simplemente ni con María Santísima ni con la Iglesia; aunque en cierto modo, sí; por lo cual la Liturgia lee este pasaje figurativamente en la fiesta de la Virgen; y los pintores cristianos representaron con ese símbolo la Inmaculada Concepción.

Y otro signo apareció en el cielo Y be aquí un gran Dragón rojo Llevando siete cabezas Y diez cuernos Y siete diademas sobre las cabezas Y la cola del arrastraba Un tercio de las estrellas del ciclo Y las arrojó sobre la tierra Y el Dragón se paró ante la Mujer Que iba a dar Luz Para devorar al hijo Al ser dado a luz Y dio a luz un hijo varón Que ha de regir a todas las Gentes En vara de hierro Y fue arrebatado el hijo suyo Delante de Dios Y delante del Trono suyo Y la Mujer huyó al desierto Donde tiene su lugar Preparado por Dios Para ser mantenida allí Mil doscientos sesenta días.

El Hijo Varón levantado al Trono de Dios es sin duda Cristo; y por cierto no el Cristo del Calvario sino el de la Parusía, “que ha de regir a las Gentes con cetro férreo”. Dar a luz a Cristo puede convenir solamente a María Santísima, a la Iglesia y a Israel. Excluidas las dos primeras -no del todo, pues están incluidas en el Israel de Dios- por no convenir en modo alguno a ellas las peripecias que aquí narra el Profeta, la visión significa el Israel de Dios, como lo vieron, entre otros Padres, Hipólito, Victorino, Agustín, Beda y Beato de Liébana.

La conversión de los judíos predicha por San Pablo parece imposible no esté señalada de algún modo en el Apokalypsis: creo que está señalada tres veces, y principalmente aquí: el Israel de Dios que tantas veces en los Profetas es simbolizado por una Esposa, a la cual se promete el perdón de su infidelidad, la total purificación y el Desposorio final, como repite Juan al final del “Librito*. Es muy de notar el discurso de Sant Yago en el Primer Concilio, apoyando a Pedro, en donde indica las Dos Venidas de Cristo, y la restauración de Israel en la Segunda JS. “Varones hermanos, oídme: Simón nos ha narrado cómo Dios nos visitó primeramente para sacar de entre los Gentiles un pueblo para Su Nombre. Y con esto concuerdan las palabras de los Profetas, como está escrito: «Después desto, retornaré y reedificaré el Tabernáculo de David»”J’. Este Tabernáculo de David; casa de David, tienda de David o Trono de David, mencionan docenas de veces los Profetas -y lo mencionó el Angel a Nuestra Señora- siempre en el sentido de la final restauración de Israel Caída; y ciertamente no se ha cumplido con el establecimiento de la Iglesia. 38 Actos de los Apóstoles XV, 14.

La Visión designa indudablemente los tiempos parusíacos, marcada como está por la cifra típica de 1.260 días, 42 meses, 3 años y medio, que en San Juan repetidamente -y también en Daniel- marca el período del Anticristo.

Confirma: cuando Cristo anuncia los pródromos de la Parusía 4C, a saber, “guerras y rumores de guerra” y cuando dice que “eso no es todavía el fin sino el comienzo de los dolores” usa la palabra griega oudinóon, que significa dolores de parto. Y a los judíos dijo: “En verdad os digo no me veréis más hasta que digáis: Bendito el Venido en el nombre del Señor”; palabras dichas después del Domingo de Ramos, que no pueden por ende referirse sino a la Parusía.

Los judíos, a cuya sangre perteneció María Santísima, y de cuya estirpe surgió la Iglesia, van a concebir a Cristo por la fe -expresión usual en la Escritura- y lo van a dar a luz con grandes dolores por la pública profesión de fe; y lo van a hacer bajar de la Cruz. “Si eres Hijo de Dios, baja de la Cruz y creeremos en Ti” -Creed en mí y bajaré de la Cruz.

Por Zacarías 4! parecería que no todos los judíos sino una parte dellos retornará a Dios en este tiempo, “en aquel Día”. Cuándo será ese día, antes o después de la Manifestación del Anticristo, no lo sé: divididos en eso andan los Santos Padres.

Y prodújosc una guerra en el ciclo Mikael y ios ángeles suyos A guerrear contra los del Dragón Y el Dragón a guerrear en el cielo. Y los Angeles del Y no prevalieron Y no se encontró mis el lugar dellos En los cielos Y arrojado fue el Dragón, el grande La serpiente antigua Que es llamada Diablo y Satán - El engañador del orbe universo Arrojado fue a la tierra Y arrojados los ángeles dél Y oí una voz grande en el ciclo Diciendo: “Ahora llegó la salvación y la fuerza Y el Reino del Dios nuestro Y el poder de su Ungido Y arrojado fue El acusador de nuestros hermanos Que los acusaba delante de Dios Día y noche Y ellos lo vencieron Por la Sangre del Cordero Y la palabra de sus martirios Y no amaron sus vidas Hasta la muerte Por lo cual alegraos, cielos. Y los habitantes en ellos - ¡Cuay de la tierra y el mar Porque descendió allí el diablo Llevando furor grande Porque poco tiempo le queda!*’ 39 Libro de Amos IX, 11. 40 Mateo XXÍV, 5. 41 XII, 10.

Existe una interpretación disparatada de este pasaje -común entre los exegetas copiadinos- que lo refiere a la caída de los ángeles malos antes de la creación del universo: o sea, que San Juan abandonaría aquí el profetizar sobre la Parusía y saltaría atrás más allá del Génesis, a la pre-historia sagrada. Pero el cántico del Angel indica claramente la Parusía.

No existe ningún relato de la Caída de los Ángeles en la Escritura, excepto una frase suelta de Cristo; y esta frase no señala ninguna lucha: “Vi a Satanás caer del cielo como un rayo”: cayó por su propio peso y pecado. Los textos del Viejo Testamento que se suelen aplicar a la Caída de los Ángeles son figurativos, se refieren literalmente a Reyes impíos que los Profetas tenían delante. Por ejemplo, el socorrido de Isaías, XIV, 12, se refiere al Rey de Babilonia:

“¡Cómo has caído del cielo! ¡Estrella de la mañana! [Lucífero] i Cómo has sido cortado y tumbado Tú que enflaquecías las naciones! Porque dijiste en tu corazón Yo treparé al cielo Levantaré mi trono sobre las estrellas Me sentaré sobre el monte del Testamento En la parte del Norte - [El monte Sión] Ascenderé más arriba de las nubes Seré como el Altísimo He aquí serás mandado al infierno En la pane del abismo Los que te vean bizquearán sobre ti Y cabecearán sobre ti. Diciendo: «¿Éste era el hombre Que hizo temblar la tierra Y que sacudió los reinos?...»”

Y después de extender su improperio y burla, añade el Profeta:

“Porque yo me alzaré contra tus hijos Dice el Señor de los Ejércitos Y cortaré e! nombre de Babilonia Y el resto y el hijo y el sobrino Dice el Señor [...] Y el Señor de los Ejércitos juró Diciendo: «Ciertamente como lo he pensado Así sucederá

Y como lo he propuesto Así permanecerá — Y en cuanto a Asiría Voy a quebrarla en mi Tierra Y sobre mis montañas La voy a pisotear Entonces su yugo partirá dellos [de los hebreos] Y su carga partirá de sus hombros»”.

Ni la menor señal de lucha entre Miguel y el Diablo. Es una lucha misteriosa de los últimos tiempos esta otra del Apokalypsis. El diablo, el “acusador”, conserva un poder desconocido, como vemos en el Libro de Job, en el cielo (“delante de Dios”) que le será quitado en la Parusía. El diablo por el pecado no perdió su natura y el poder que a ella subsigue: creen algunos, basados en una palabra de Cristo, que Satanás era el Arcángel prepuesto al gobierno de la creación sensible o de la Tierra al menos: el “Príncipe deste mundo” lo llamó Cristo y San Pablo lo llama incluso “el dios de este mundo”. San Juda en su Epístola dice que el mismo Arcángel San Miguel no se atrevió a increpar a Satán y le dijo: “Imperet tibi Deus* (“que Dios te impere”). Como quiera que sea, su poder cesa con la Parusía, “su lugar no es hallado más en el cielo”; lo cual concuerda con el “encadenamiento de Satanás” que está en Apokalypsis, XX.

' Su poder se redobla en “la tierra y el mar”, o sea en el mundo mundano; porque “le queda poco tiempo”.

Si esta visión relatase la Caída de los Angeles antes de la creación del mundo, ridículo sería decir “le queda poco tiempo”; y entonces ni siquiera existían la tierra y el mar, y el Tiempo.

Y cuando vio el Dragón Que había sido arrojado a la tierra Persiguió a la mujer Que había parido al varón Y dióscle a la Mujer Las dos alas del águila, la grande Para que volara a la soledad Al lugar suyo

Donde nutrida Tiempo y tiempos y medio tiempo Ante la faz de la Serpiente.

Si damos que este símbolo representa la conversión de los Judíos y la compleción de la Iglesia en los últimos tiempos, el sentido de las peripecias que siguen es claro. Son perseguidos, el texto lo dice literalmente. Las dos alas de águila pueden ser los dos Testamentos —como opina Andrés de Cesarea— o los Dos Testigos -según Primasius- o bien otra cosa, o bien nada: pues nada nos obliga a dar un significado a todos los rasgos de un símbolo, despedazándole -como se hace con las alegorías: un símbolo es una imagen que representa en su conjunto una cosa concreta. Si un pintor representa con una mujer a la República Argentina ¿qué significa el color verde del vestido, la paz, la pampa o los pámpanos? Significa que ése es el color más pictórico que encontró él en ese conjunto. Nada especial quiso con él representar.

La soledad o el eremo puede significar el abandono y desprecio por panel de los judíos no convenidos y del inmenso mundo apostàtico y neopagano en derredor; pero también y a la vez, puede profetizar un desierto físico, la tierra de Moab “locum paratum sibi a Deo”, a la cual exhona Isaías, en Capítulo XVI, que no rechace a los “refugiados y peregrinos” judíos hijos suyos, antes los acoja y les sirva de escondite en los últimos tiempos: “Emite Señor el Cordero dominador de la tierra, del desierto pétreo al monte de la hija de Sión - Y será: como ave huyente y como pichones volando del nido, así las hijas de Moab al cruzar el Amón - Reúne Consejo y torna consejo - Pon como noche tu sombra en el mediodía: esconde a los fugitivos y a los vagantes no descubras - Habitarán contigo mis prófugos - Moab, sé tú su escondite ante la faz del devastador...”. Traduzco de la Vulgata: no se me oculta hay una traducción distinta y una exégesis diversa

El que Dios mismo la sustenta o alimenta indica quizás la penuria y pobreza desas nuevas comunidades -como por lo demás también de los otros fieles bajo el Anticristo. La cifra de Daniel es sin género de duda el tiempo parusíaco; y no “todo el tiempo de la Iglesia”, o “un período corto que se repite innúmeras veces”, como dice Alió; y otros.

El Dragón y su representante en la tierra, el Anticristo, no le pierden ojo.

Y arrojó el Dragón de su boca Contra la Mujer Agua como un río Para hacer que la englutúra Y ayudó a la Mujer la tierra * Y abrióse la tierra Y absorbió el río Que arrojó el Dragón tras la Mujer.

Convulsiones políticas persecutorias, que no son desconocidas a los judíos. En la Segunda Guerra Mundial los racistas alemanes dieron muerte a veces atroz a gran número dellos. El número es discutido hoy, pero en cualquier caso fue enorme. Mas uno solo que hubiera sido muerto por el hecho de ser de raza judía, era un crimen. Era por otra parte aun políticamente una estupidez. Los judíos se vieron en trance de ser barridos, pues otras naciones se tentaron de imitar a Hitler.

No callaré la excusa desta persecución, pues al fin el alemán es un pueblo civilizado. “¿Qué hace Ud. si está en guerra y tiene dentro de su país enemigos y felones? Porque no se engañe, la guerra de Hitler y Mussolini era contra las potencias internacionales del dinero, judaicas en su mayoría y en su dirección. Por lo demás los judíos no sufrieron más que los alemanes prisioneros en Inglaterra y Francia; y aún en la misma Alemania cuando comenzó el hambre y los bombardeos de fósforo 42. Pero ellos se saben mejor quejar...”. Esto dice la otra parte.

No discutiré el punto. Puse el caso como un ejemplo, no por decir que esta persecución racial y política, no religiosa, sea la signada en el Apokalypsis. Muestra en todo caso que las actuales guerras son apokalypticas.

La tierra se tragó el río. La derrota de Alemania paró la persecución; y alguna peripecia así salvará a las nuevas comunidades de la destrucción.

42 Véase el libro La Destrucción de Dresde, del joven inglés David Irving: los ingleses y norteamericanos hicieron cenizas la ciudad de Dresae, con muerte atroz de 135.000 personas, la mayoría ancianos, mujeres y niños quemados vivos, en tres bombardeos sucesivos con 1.224 aviones en junto; cuando eso era innecesario por hallarse Alemania ya rendida; sólo por hacer una “demostración” de alarde para uso de Stalin.

Y se enfureció el Dragón contra la Mujer Y se fue a hacer guerra A los otros de su semilla Que guardan el mandato de Dios Y llevan el testimonio de Jesús Y se plantó sobre la arena del mar.

Este pasaje indica que, hay dos núcleos o grupos de “hijos de la Mujer” separados (los judíos convertidos y los cristianos gentílicos fieles y perseverantes) como lo notó Andrés de Cesarea; y Alberto el Magno y todos los Medievales; y está claro en el texto. ¿Quiénes son “los otros”, “los restantes” o “los demis” sino los cristianos viejos? Alió dice que son “toda la Iglesia”, pero antes había dicho la Mujer era toda la Iglesia, y así tenemos a toda la Iglesia en paz y protegida por Dios en el desierto, y a la vez a toda la Iglesia perseguida y guerreada por el Anticristo. Sí, “pero en otro sentido", dice el suizo. Cambiando de sentido a cada cuatro versículos del Profeta, se puede hacer que todo signifique cualquier cosa* Eso es pintar como querer. “El lienzo ser mío, yo pintar como querer” —dijo un ingiés. Pero en este caso el lienzo no es de Alió, es de San Juan Evangelista.

Prisionero de los exegetas protestantes y racionalistas, el R Alió nos recuerda el dicho de Newman: “le dan cien sentidos a la Escritura, lo que es decir que no tiene sentido”. Si Alió hubiese hecho una lista escueta de sus interpretaciones o soluciones -como nosotros al principio, Excursus C -, hubiera visto quizás su desconcierto e incoherencia; pero las sumerge en un torrente o pantano de erudición, citas y referencias, de no acabar; que cuando es erudición gramatical-lingüística sirve para entender mejor el texto griego, a veces; pero cuando es mitológico-babilónico-racionalista, poco o nada sirve, como no sea a confundir.

Esto sólo diré aquí deste libro famoso -que estimamos pernicioso-, a saber: Etudes Bibliques, “Saint Jean: l’Apocalipse”, par le P E. B. Alió -des Frères Prêcheurs, Professeur a PUniversité de Fribourg, Suisse-, Paris, Librairie Victor Lecoffre-Gabalda, editeur, 1921, CCLXVIII + 373 págs. in 12°...

No se puede leer entero este libro y sobrevivir. Y) lo leí entero porque me dijeron era mi obligación; y sobreviví; pero con la cabeza contusa.



Con esto finiquitamos la primera parte de la Profecía de Juan H1STÓRÍCO-esjatológica, porque trata de los sucesos de historia religiosa pero con una referencia continua a la Parusía; en las 10 Visiones siguientes trata directamente ce la Parusía, y de los últimos tiempos, sin retrocesos a los tiempos anteriores: el tema del libro ingresa en pleno. Siguen tres apéndices o excursus.