Visión Sexta El Libro Devorado
Como de costumbre, San Juan se detiene antes del Séptimo Septenal, que es la Parusía; e intercala tres Visiones, el Libro Devorado, la Medición del Templo y los Dos Testigos.
La Visión del Libro Devorado parece ininteligible y aun contradictoria: el Ángel le dice no escriba la voz de los Siete Truenos -o Tubas; y él ya las ha escrito las seis primeras. El “Librito” que se le da es como miel en su boca y amargo en su vientre, cuando parece al revés debería ser; y finalmente el Angel le dice: “sellar las Siete Tubas”-es decir, celarlas- y después le manda que profetice a todos los reinos y reyes.
El “Librito” que se le da a Juan aquí es diferente del "Libro” de los Siete Sellos que el Cordero abre al comienzo. El “Librito” no es otro que el mismo Apokalypsis terrenal; el otro “Libro” celeste son los planes de Dios sobre el mundo y la cifra de su Presciencia y Providencia; de modo que el “Libro” es la causa de las visiones del Profeta y el “Librito” es su expresión terrena.
Y vi otro Ángel potente Descendiendo del cielo Envuelto en una nube Y el
arco iris en su cabeza Y su cara era como el sol Y sus pies como columna de
fuego Y traía en mano un Librito abierto Y puso su pie derecho sobre el mar Y
el izquierda sobre la tierra Y clamó con voz grande Como cuando el León ruge Y
a la voz de su clamor Hablaron sus voces los Siete Truéatos.
Los Siete Truenos son las Tubas, cuyas seis primeras han sido ya
memoradas: Juan recapitula antes de la Séptima. El Arcángel que manda a los
Siete otros, puede ser el espíritu que preside la Tierra y la Historia del
hombre: la tierra firme y el mar son en la Escritura el universo religioso y el
universo mundano.
Y cuando los Siete Truenos Hablaron sus voces Yo iba a escribirlas Y oí
una voz del ciclo dicicodomc: - “Sella lo que hablaron los Siete Truenos No lo
escribas”.
¿Cómo, pues, de hecho lo escribió y lo tengo yo aquí delante? Lo
escribió más tarde, después de haber visto el final de todo; y hasta que se
aproxime el final (o sea, la Séptima Tuba y la Séptima Fiala) esa profecía
quedará sellada; o impenetrable. Como de hecho quedó hasta nuestros días.
De hecho, aunque algunos Santos Padres vieron las Siete Tubas
significaban Herejías, no supieron nunca asignar cuáles; puesto que simplemente
aún no habían aparecido; ya que, como dice Philipp Dessauer en su admirable
Bionme Gescbichtbild (Freiburg, año 1946, p.38), una profecía se hace
inteligible cuando el Suceso se aproxima y existen de hecho los elementos de su
contenido; y lo mismo expresaron Newman, Bossuet, Santo Tomás y muchos Padres
antiguos.
De hecho, para los intérpretes antiguos las últimas Tubas, con su
alcance universal y enorme, ni siquiera eran concebibles, como hemos visto.
Y el Ángel que vi de pie sobre el mar Y sobre la tierra Levantó su mano
al ciclo Y juró por el Viviente Por los siglos de los siglos - El que creó el
Cielo y lo en el
La tierra y lo en ella Los mares y lo en ellos Que: Tiempo no habrá más
- Pero en los días de la voz Del Ángel Séptimo Cuando el comience a clarincar
Se consumará el misterio de Dios Como El lo anunció A sus siervos los Profetas.
El misterio de Dios es la Parusía, el último Trueno; el Tiempo mortal ha
de tener fin así como tuvo principio; otra clase de Tiempo (o Evo) rige para
los inmortales, el cual no es regido por la revolución de la Tierra y los
astros.
Hay mucha miga para el filósofo en esta frase del Ángel: “El tiempo se
acabó.” El fin de la creación de Dios es intemporal, aunque hacia ese fin se
mueva el Tiempo. El término y el fin del mundo no coinciden omnímodamente; pues
sabido es que un movimiento puede llegar a su término sin alcanzar su fin;
simplemente puede fracasar como han fracasado tantas grandes empresas humanas;
comenzando por la torre de Babel y acabando por la Sociedad de las Naciones 37.
El término de la Historia será una catástrofe, pero el objetivo divino de la
Historia será alcanzado en una metahistoria, que no será una nueva creación,
sino una trasposición; pues “nuevos cielos y nueva tierra” significa renovadas
todas las cosas de acuerdo a su prístino patrón divinal.
Así como la Providencia y la acción -incluso milagrosa- del Albedrío de
Dios acompaña a la historia del Albedrío del Hombre, así en su resolución y fin
intervendrán ambos agentes; y por eso el Fin del Mundo será Doble. La Humanidad
se suicidará; y Dios la resucitará; no haciéndola de nuevo, mas trasponiéndola
al plano de lo Eterno.
No hay más Tiempo. El tiempo humano se convierte en espacio: en la Nueva
Jerusalén, cúbica, estable y definitiva. Es, en suma, el final de un ciclo
humano, y el comienzo de otro -el Reino de Milaños- tras el cual no hay más
ciclos. “Y su Reino no tendrá fin.”
37 “Fin” en castellano significa a la vez término y objetivo de un movimienco.
Y una voz oí del ciclo De nuevo hablándome: - “Ve y recibe el librito
abierto Del Ángel sobre la tierra y el mar" Y fui al Ángel diciéndole Me
entregara el librito Y dijome: “Toma y devóralo Y ¿1 hará amargar tu vientre
Pero será en tu boca dulce como miel" - Tomé el librito de mano del Ángel
Y lo devoré Y al devorarlo. Era en mi boca dulce como miel Y amargóse mi
vientre, Y díjome: “Conviene de nuevo profetices A las gentes. A pueblos,
lenguas y reyes muchos“.
La misma historia enigmática del Libro Dulce-Amargo se halla en
Ezequiel, III, I, después de la visión del Trono de Dios que también reproduce
Juan, muy modificada; aunque para Ezequiel el rollo de la Profecía es solamente
“dulce”; le fue amargo primero, al ser llamado por Dios a profetizar.
El don de Profecía es dulce al profeta, es una luz, una comunicación de
Dios; pero cuando Juan consideró su contenido, lo hirió de compasión por los
desastres y calamidades que la suya contenía. Supongo que es eso.
Lo sé porque a mí me pasa lo mismo, sin ser Profeta mas solamente Hijo
de Profetas -o sea traductor y expositor: meturgemán.
Leí el Apokalypsis cuando tema 10 ó 12 años, un gran libro en italiano
con famosas láminas que había en casa: y me pareció un notable cuento de hadas
o de magia.
Más tarde me pareció una novela policial con adivinanzas, como a Luis de
Alcázar; cuando comencé a leer las notas y comentarios.
Lo malo es cuando comienzan a pasarle a uno las cosas que están en el
Librito: se amarga el vientre.
Mas Juan con el Librito Digerido es mandado a profetizar a todo el
mundo. Y nosotros somos mandados a enseñar toda la Escritura, y no solamente el
texto: “Venid a mí los cargados y afligidos, y Yo os aliviaré”.
Después de mucho tiempo, el Apokalypsis se me convirtió en un alivio. Es
un librito de esperanza en último término. El talante del Cristianismo no es
Pesimismo; menos aún es el Optimismo beato de la filosofía ¡luminística, el
famoso “Progreso Indefinido”. La Profecía cristiana nos da una posición que
está por encima desos dos extremos simplistas, en donde caen hoy todos “los que
no tienen el sello de Dios en sus frentes”. El mundo va a una catástrofe
intrahistórica que condiciona un triunfo extrahistórico; o sea una trasposición
de la vida del mundo en un trasmundo; y del Tiempo en un Supertiempo; en el
cual nuestras vidas no van a ser aniquiladas y luego creadas de nuevo, sino
-como es digno de Dios- transfiguradas ellas todas por entero, sin perder uno
solo de sus elementos.
Visión Séptima La
Medición del Templo
Todos los Santos Padres han visto en esta visión el estado de la Iglesia
en el tiempo de la Gran Apostasía: reducida a un grupo de fieles que resisten a
los prestigios y poderes del Anticristo (mártires de los últimos tiempos)
mientras la Religión en genera] es pisoteada durante 42 meses o 3 años y medio.
Pisotear no es eliminar: el Cristianismo será adulterado.
Y diósemc una caña a modo de vara métrica Y di joseme: “Levántate y mide
el Templo de Dios Y el Altar Y ios adorantes en él Pero el Atrio, defuera del
Templo. Arrójalo fuera Y no lo mensures Porque ha sido dado a los Paganos Y la
Ciudad Santa pisotearán Cuarenta y dos meses".
El mismo Templo y la Ciudad Santa serán profanados, ni serán ya Santos.
No serán destruidos. La Religión será adulterada, sus dogmas vaciados y rellenados
de substancia idolátrica; no eliminada, pues en alguna pane debe estar el
Templo en que se sentará el Anticristo “haciéndose adorar como Dios”, que dice
San Pablo. La Gran Apostasía será a la vez una grande, la más grande Herejía.
¿Qué es lo que puede corromper a la Iglesia? Lo mismo que corrompió a la
Sinagoga: el Fariseísmo. “No habría comunismo en el mundo si no hubiera
fariseísmo en la Iglesia”, decía Don Benjamín Benavides. Si la Iglesia hoy no
atrae como en otros tiempos, tiene que ser porque ha perdido su hermosura
interna. “Toda la hermosura de la Hija del Rey es interior.” Las exterioridades
pueden quedar, aumentadas incluso: “la misa cantada en Barcelona” por ejemplo,
egregio espectáculo operístico de siglos pasados -como dice Havellock Ellis en
su libro The Soul o f Spain- una vez retirada la pequeña superstición que tiene
dentro ahora, la creencia en el Santísimo Sacramento. Poco le importará al
Anticristo le pongan una faja con los colores nacionales -que entonces han de
ser los suyos- a una imagen fea de la venerable señora que dicen fue la madre
de Jesús de Nazareth; y la nombren Generala del valiente ejército de una
cualunque republiqueta averiada.
Hay actualmente obras “católicas” que trabajan, se esfuerzan y se «
desgañitan para el Príncipe deste mundo; y ojalá esté yo equivocado. | La seña
es cuando hay “religión” (?) y no hay honradez adentro dellas.
Ésta es la acusación terrible que levantó potentemente Kirkegor contra
la Iglesia Luterana Danesa; y ojalá se pudiera decir que la nuestra está exenta
deso. Lo que denunció el filósofo danés fue simplemente una adulteración -la
más sutil y temible- del Evangelio, no en la letra, mas en la práctica y la
predicación.
Sólo el Tabernáculo (o Sancta Sanctorum) será preservado: un grupo
pequeño de cristianos fieles y perseguidos; el Atrio, que comprende también las
Naves -no las había en el Templo de Jerusalén- será pisoteado. Y ésa es “la
abominación de la desolación”, que dijo Daniel y repitió Cristo.
Visión Octava Los Dos
Testigos
Los Dos Testigos según algunos serán Enoch y Elias, que se cree no han
muerto aún, los cuales vendrán a predicar o confortar a los Gentiles y a los
Judíos; según otros, serán dos jefes religiosos eminentes que regirán a los dos
grupos perseverantes de cristianos fieles y judíos convertidos; quizás en el
tiempo del Silencio por Media Hora. Esta segunda opinión adopta más o menos el
teólogo ruso Wladimir Solovief en el tercero de sus egregios Diálogos
(Gespraeche, año 1900), donde construye una leyenda o imagen del Apokalypsis
aplicada literalmente a nuestra época: los Dos Testigos son allí Paulus y
Johannes, o sea, el jefe de la Iglesia Luterana en los últimos tiempos y el
Pontífice de la Ortodoxia oriental, reunidos finalmente a Petrus Romanus, el
último Papa, ante la misma faz del Anticristo; asesinados por él y resucitados
luego de tres días y medio por Jesucristo.
Yo no se cuál de las dos es la buena. Otras no hay, razonables al menos.
Y d»ré los Dos Testigos míos Y profetizarán Mil doscientos sesenta días
Vestidos de cilicio - Estos son ios dos olivos Y los dos candelabros De pie
ante el Señor de la Tierra Y si alguien quisiere dañarlos Fuego brotará de sus
bocas Y devorará a sus enemigos Y si alguien quisiera dañarlos Así debe morir
Éstos tienen h potestad De trincar el ciclo que no iluevi Durante ios
días de su profetizar Y éstos tienen la potestad Sobre las aguas De volverlas
sangre Y golpear la tierra en toda plaga Cualquiera quisieren.
Estos milagros punitorios tienen un sentido simbólico y moral, no
literal; pues manifiestamente aluden a las Siete Plagas de que hablará el
Profeta en la Visión 15: las Redomas de la Ira de Dios sobre los malvados,
suscitadas por la sangre y las oraciones de los Santos. Los símbolos están
tomados de lo que hizo Elias (herir la tierra de sequía) y Moisés (las Siete
Plagas de Egipto).
Y cuando terminaren su Testimonio La Fiera que surgirá del abismo Les
moverá guerra Y los vencerá Y les dará muerte Y sus cadáveres Eb la plaza de la
Ciudad Grande La llamada espiritualmente Sodoma y Egipto - Donde también el
Señor dellos Fue crucificado.
Jerusalén es esta ciudad, la capital del Anticristo cuando su Reino será
aún reino pequeño (“un pequeño cuerno”, Daniel) antes de convertirse la Fiera
en Emperador, restaurador del mal Imperio Romano segundo. Algunos dicen esta
“Ciudad Grande” será Roma -una Roma futura perversa- aduciendo la leyenda del
Q«o Vadis?, en que Cristo dice a San Pedro: “Voy a Roma para ser de nuevo
crucificado”. Rebuscada opinión parece -a no ser se refiere al typo-; y la Roma
pagana no es llamada nunca por los Apóstoles (Pedro, Juan) Sodoma y Egipto,
sino Babilonia.
Pedro y Pablo fueron los Dos Testigos en el typo desta profecía, que es
indudablemente la Roma de Nerón. Juan tomó los elementos con que compuso su
Apokalypsis de las cosas y sucesos contemporáneos -como es uso de todos los
Profetas-; e incluso el número del Anticristo, 666, es probablemente el nombre
del primer Anticristo, aNero K’sar” (Nerón Emperador), puesto en letras
hebreas.
Y verán los de toda tribu Y pueblos y lenguas y razas Los cadáveres de i
los Por tres días y medio Y no dejarán los cadáveres dellos Ser puestos en
sepulcros Y los habitantes de la tierra Se gozarán y felicitarán Y mandarán
dádivas mutuas - Porque estos dos Profetas Molestaron a los habitantes de la
tierra.
La visión alude pues a la persecución universal y la última apostasía,
molestada por el testimonio a Cristo de los dos santos. Para este universal
regocijo es menester exista el periodismo.
A propósito del periodismo, muchas extravagancias ha suscitado esta
oscura visión de los Dos Testigos. El Abad Joaquín vio en ello la fundación de
una Orden contemplativa; los Fratricelli medievales, las dos Órdenes
Franciscana y Dominicana; o bien las dos ramas de los Franciscanos: Alcázar, el
Nuevo y Viejo Testamento; Bossuet, "las fuerzas colectivas del
Cristianismo”. En cuanto a los alegoristas, como el P Alió, se desparraman como
inundación: es toda la Iglesia junta, de donde “Jerusalén” es todo el mundo y
“la Fiera del Abismo” es el Imperio Romano; y la resurrección de los Dos
Testigos es la resurrección universal. Así cualquiera interpreta: “quidlibet
trahitur ad quodeumque*: es pintar como querer.
El alegorismo contemporáneo no es exégesis sino fantasía; y evacúa la
profecía de dentro la Escritura, convirtiéndola en mala poesía; propia deste
tiempo de crisis de la fe.
Y oyeron una voz grande del cielo Diciendo: “Ascended aquí" Y
ascendieron al ciclo en una nube Y los vieron sus enemigos Y en aquella hora
Sucedió un terremoto grande Y cayó de la Ciudad un décimo Y murieron en el
terremoto Nombres de gente siete mil Y los restantes se espantaron Y dieron
gloria a Dios - El Segundo Guay pasó Y el Tercero viene pronto.
O bien sucederá esto literalmente, o bien es un símbolo del triunfo
moral de los Santos Mártires. Lo que vieron los paganos de Roma después del
martirio de Pedro y Pablo fueron los milagros que obraron sus cuerpos, y su
canonización por la Iglesia; no menos que su pujante propagación entre ellos
mismos: “dieron gloria a Dios”.
El texto indica bastante claramente un suceso anterior al Imperio del
Anticristo, o en sus comienzos, no del tiempo de la Gran Persecución, la cual
está significada más tarde en la Visión 11. Contra esto está el número de “mil
doscientos sesenta días”, que es típico del Imperio del Anticristo y la última
persecución. Pero ese número tipo puede haber sido puesto por Juan simplemente
como signo recognicial de “la Fiera”, que reinará en pleno solamente tres años
y medio.
Visión Novena La
Séptima Tuba
La Séptima Tuba es la Parusía, como en todos los Septenarios; vista
desde el cielo, y como triunfo de Dios sobre el mal, más bien que como
catástrofe de la tierra. Como hemos dicho, el “Fin del Mundo” significa dos
cosas: el Término Temporal de la Historia y el Comienzo Intemporal de la
Metahistoria del hombre. La historia nace del libre albedrío; pero no del
hombre sólo, mas principalmente del albedrío de Dios.
Y el Séptimo Ángel chrineó Y grandes voces en el ciclo Clamaron: “Llegó
el Reino deste mundo De nuestro Dueño y de su Cristo Y reinará Por edades de
edades" Y los Veinticuatro Ancianos Que enfrente de Dios están Sentados en
sus tronos Cayeron sobre sus rostros Y adoraron a Dios diciendo: - “Te damos
gracias Señor el Dios el Pantocrátor el que es y el que era Porque asumiste tu
Fuerza, la Grande. Y reinaste Y se airaron las Gentes Y vino la ira tuya Y el
tiempo de juzgar los muertos Y retribuir a tus siervos los Profetas
Y a los Santos Y temerosos de tu nombre Chicos y grandes Y de exterminar
a todos Los que pudrieron la tierra” Y se abrió el Templo de Dios El del cielo
Y viose el Arca del Testamento En su Templo Y hechos fueron rayos y voces Y
terremoto y granizo grande.
El Profeta llama aquí a Cristo “el que es y el que fue” y no ya “el
viniéndose” puesto que aquí ya es venido. La Parusía está netamente
significada: la terminología meteorológica (rayos, terremoto, granizo, truenos)
es típica del Fin del Siglo tanto en Juan como en todos los Profetas antiguos.
En el “Arca del Testamento” ven algunos intérpretes devotos a María Santísima
(“Foederis arca*) visible en la tierra en los últimos tiempos por sus
apariciones, su devoción recrecida, la definición dogmática de sus glorias y
privilegios. Esta imagen ciertamente significa que algo de Dios se ve que antes
no se veía: sea lo que fuere. Más adelante indicaremos una interesante
conjetura “literal" del E Lacunza acerca de la aparición del Arca del
Testamento en los últimos tiempos.
El Pantocrátor o Todopoderoso es Jesucristo; cuya Divinidad Juan no se
cansa de enunciar, ni en este libro ni en su evangelio: habían surgido ya el
hereje Kerinthos y los Ebionitas, que negaban la Divinidad de Jesús de
Nazareth.
Visión Décima La Mujer
Coronada
La Visión de la Gloriosa Parturienta pertenece a la Séptima Tuba; y
comienza con ella la sección puramente esjatológica o parusíaca del
Apokalypsis. Esta mujer es símbolo de Israel; y alude a la conversión de los
judíos —o una parte dellos— en los últimos tiempos, profetizada por San Pablo. Aparece
entonces la fuerza enemiga de la natura humana, el Demonio.
Y un signo magno apareció en el cielo Una mujer revestida del sol Y la
luna debajo de sus pies Y en su cabeza una corona De doce estrellas Y gestaba
en su vientre Y clamaba los dolores Y era atormentada de parto.
Es o bien la Virgen Santísima, o la Iglesia, o Israel, el “Israel de
Dios”: no hay otras exégesis posibles. No conviene simplemente ni con María
Santísima ni con la Iglesia; aunque en cierto modo, sí; por lo cual la Liturgia
lee este pasaje figurativamente en la fiesta de la Virgen; y los pintores
cristianos representaron con ese símbolo la Inmaculada Concepción.
Y otro signo apareció en el cielo Y be aquí un gran Dragón rojo Llevando
siete cabezas Y diez cuernos Y siete diademas sobre las cabezas Y la cola del
arrastraba Un tercio de las estrellas del ciclo Y las arrojó sobre la tierra Y
el Dragón se paró ante la Mujer Que iba a dar Luz Para devorar al hijo Al ser
dado a luz Y dio a luz un hijo varón Que ha de regir a todas las Gentes En vara
de hierro Y fue arrebatado el hijo suyo Delante de Dios Y delante del Trono suyo
Y la Mujer huyó al desierto Donde tiene su lugar Preparado por Dios Para ser
mantenida allí Mil doscientos sesenta días.
El Hijo Varón levantado al Trono de Dios es sin duda Cristo; y por
cierto no el Cristo del Calvario sino el de la Parusía, “que ha de regir a las
Gentes con cetro férreo”. Dar a luz a Cristo puede convenir solamente a María
Santísima, a la Iglesia y a Israel. Excluidas las dos primeras -no del todo,
pues están incluidas en el Israel de Dios- por no convenir en modo alguno a
ellas las peripecias que aquí narra el Profeta, la visión significa el Israel
de Dios, como lo vieron, entre otros Padres, Hipólito, Victorino, Agustín, Beda
y Beato de Liébana.
La conversión de los judíos predicha por San Pablo parece imposible no
esté señalada de algún modo en el Apokalypsis: creo que está señalada tres
veces, y principalmente aquí: el Israel de Dios que tantas veces en los
Profetas es simbolizado por una Esposa, a la cual se promete el perdón de su
infidelidad, la total purificación y el Desposorio final, como repite Juan al
final del “Librito*. Es muy de notar el discurso de Sant Yago en el Primer
Concilio, apoyando a Pedro, en donde indica las Dos Venidas de Cristo, y la
restauración de Israel en la Segunda JS. “Varones hermanos, oídme: Simón nos ha
narrado cómo Dios nos visitó primeramente para sacar de entre los Gentiles un
pueblo para Su Nombre. Y con esto concuerdan las palabras de los Profetas, como
está escrito: «Después desto, retornaré y reedificaré el Tabernáculo de
David»”J’. Este Tabernáculo de David; casa de David, tienda de David o Trono de
David, mencionan docenas de veces los Profetas -y lo mencionó el Angel a
Nuestra Señora- siempre en el sentido de la final restauración de Israel Caída;
y ciertamente no se ha cumplido con el establecimiento de la Iglesia. 38 Actos
de los Apóstoles XV, 14.
La Visión designa indudablemente los tiempos parusíacos, marcada como
está por la cifra típica de 1.260 días, 42 meses, 3 años y medio, que en San
Juan repetidamente -y también en Daniel- marca el período del Anticristo.
Confirma: cuando Cristo anuncia los pródromos de la Parusía 4C, a saber,
“guerras y rumores de guerra” y cuando dice que “eso no es todavía el fin sino
el comienzo de los dolores” usa la palabra griega oudinóon, que significa
dolores de parto. Y a los judíos dijo: “En verdad os digo no me veréis más
hasta que digáis: Bendito el Venido en el nombre del Señor”; palabras dichas
después del Domingo de Ramos, que no pueden por ende referirse sino a la
Parusía.
Los judíos, a cuya sangre perteneció María Santísima, y de cuya estirpe
surgió la Iglesia, van a concebir a Cristo por la fe -expresión usual en la
Escritura- y lo van a dar a luz con grandes dolores por la pública profesión de
fe; y lo van a hacer bajar de la Cruz. “Si eres Hijo de Dios, baja de la Cruz y
creeremos en Ti” -Creed en mí y bajaré de la Cruz.
Por Zacarías 4! parecería que no todos los judíos sino una parte dellos
retornará a Dios en este tiempo, “en aquel Día”. Cuándo será ese día, antes o
después de la Manifestación del Anticristo, no lo sé: divididos en eso andan
los Santos Padres.
Y prodújosc una guerra en el ciclo Mikael y ios ángeles suyos A guerrear
contra los del Dragón Y el Dragón a guerrear en el cielo. Y los Angeles del Y
no prevalieron Y no se encontró mis el lugar dellos En los cielos Y arrojado
fue el Dragón, el grande La serpiente antigua Que es llamada Diablo y Satán -
El engañador del orbe universo Arrojado fue a la tierra Y arrojados los ángeles
dél Y oí una voz grande en el ciclo Diciendo: “Ahora llegó la salvación y la
fuerza Y el Reino del Dios nuestro Y el poder de su Ungido Y arrojado fue El
acusador de nuestros hermanos Que los acusaba delante de Dios Día y noche Y
ellos lo vencieron Por la Sangre del Cordero Y la palabra de sus martirios Y no
amaron sus vidas Hasta la muerte Por lo cual alegraos, cielos. Y los habitantes
en ellos - ¡Cuay de la tierra y el mar Porque descendió allí el diablo Llevando
furor grande Porque poco tiempo le queda!*’ 39 Libro de Amos IX, 11. 40 Mateo
XXÍV, 5. 41 XII, 10.
Existe una interpretación disparatada de este pasaje -común entre los
exegetas copiadinos- que lo refiere a la caída de los ángeles malos antes de la
creación del universo: o sea, que San Juan abandonaría aquí el profetizar sobre
la Parusía y saltaría atrás más allá del Génesis, a la pre-historia sagrada.
Pero el cántico del Angel indica claramente la Parusía.
No existe ningún relato de la Caída de los Ángeles en la Escritura,
excepto una frase suelta de Cristo; y esta frase no señala ninguna lucha: “Vi a
Satanás caer del cielo como un rayo”: cayó por su propio peso y pecado. Los
textos del Viejo Testamento que se suelen aplicar a la Caída de los Ángeles son
figurativos, se refieren literalmente a Reyes impíos que los Profetas tenían
delante. Por ejemplo, el socorrido de Isaías, XIV, 12, se refiere al Rey de
Babilonia:
“¡Cómo has caído del cielo! ¡Estrella de la mañana! [Lucífero] i Cómo
has sido cortado y tumbado Tú que enflaquecías las naciones! Porque dijiste en
tu corazón Yo treparé al cielo Levantaré mi trono sobre las estrellas Me
sentaré sobre el monte del Testamento En la parte del Norte - [El monte Sión]
Ascenderé más arriba de las nubes Seré como el Altísimo He aquí serás mandado
al infierno En la pane del abismo Los que te vean bizquearán sobre ti Y
cabecearán sobre ti. Diciendo: «¿Éste era el hombre Que hizo temblar la tierra
Y que sacudió los reinos?...»”
Y después de extender su improperio y burla, añade el Profeta:
“Porque yo me alzaré contra tus hijos Dice el Señor de los Ejércitos Y
cortaré e! nombre de Babilonia Y el resto y el hijo y el sobrino Dice el Señor
[...] Y el Señor de los Ejércitos juró Diciendo: «Ciertamente como lo he
pensado Así sucederá
Y como lo he propuesto Así permanecerá — Y en cuanto a Asiría Voy a
quebrarla en mi Tierra Y sobre mis montañas La voy a pisotear Entonces su yugo
partirá dellos [de los hebreos] Y su carga partirá de sus hombros»”.
Ni la menor señal de lucha entre Miguel y el Diablo. Es una lucha
misteriosa de los últimos tiempos esta otra del Apokalypsis. El diablo, el
“acusador”, conserva un poder desconocido, como vemos en el Libro de Job, en el
cielo (“delante de Dios”) que le será quitado en la Parusía. El diablo por el
pecado no perdió su natura y el poder que a ella subsigue: creen algunos,
basados en una palabra de Cristo, que Satanás era el Arcángel prepuesto al
gobierno de la creación sensible o de la Tierra al menos: el “Príncipe deste
mundo” lo llamó Cristo y San Pablo lo llama incluso “el dios de este mundo”.
San Juda en su Epístola dice que el mismo Arcángel San Miguel no se atrevió a
increpar a Satán y le dijo: “Imperet tibi Deus* (“que Dios te impere”). Como
quiera que sea, su poder cesa con la Parusía, “su lugar no es hallado más en el
cielo”; lo cual concuerda con el “encadenamiento de Satanás” que está en
Apokalypsis, XX.
' Su poder se redobla en “la tierra y el mar”, o sea en el mundo
mundano; porque “le queda poco tiempo”.
Si esta visión relatase la Caída de los Angeles antes de la creación del
mundo, ridículo sería decir “le queda poco tiempo”; y entonces ni siquiera
existían la tierra y el mar, y el Tiempo.
Y cuando vio el Dragón Que había sido arrojado a la tierra Persiguió a
la mujer Que había parido al varón Y dióscle a la Mujer Las dos alas del
águila, la grande Para que volara a la soledad Al lugar suyo
Donde nutrida Tiempo y tiempos y medio tiempo Ante la faz de la
Serpiente.
Si damos que este símbolo representa la conversión de los Judíos y la
compleción de la Iglesia en los últimos tiempos, el sentido de las peripecias
que siguen es claro. Son perseguidos, el texto lo dice literalmente. Las dos
alas de águila pueden ser los dos Testamentos —como opina Andrés de Cesarea— o los
Dos Testigos -según Primasius- o bien otra cosa, o bien nada: pues nada nos
obliga a dar un significado a todos los rasgos de un símbolo, despedazándole
-como se hace con las alegorías: un símbolo es una imagen que representa en su
conjunto una cosa concreta. Si un pintor representa con una mujer a la
República Argentina ¿qué significa el color verde del vestido, la paz, la pampa
o los pámpanos? Significa que ése es el color más pictórico que encontró él en
ese conjunto. Nada especial quiso con él representar.
La soledad o el eremo puede significar el abandono y desprecio por panel
de los judíos no convenidos y del inmenso mundo apostàtico y neopagano en
derredor; pero también y a la vez, puede profetizar un desierto físico, la
tierra de Moab “locum paratum sibi a Deo”, a la cual exhona Isaías, en Capítulo
XVI, que no rechace a los “refugiados y peregrinos” judíos hijos suyos, antes
los acoja y les sirva de escondite en los últimos tiempos: “Emite Señor el
Cordero dominador de la tierra, del desierto pétreo al monte de la hija de Sión
- Y será: como ave huyente y como pichones volando del nido, así las hijas de
Moab al cruzar el Amón - Reúne Consejo y torna consejo - Pon como noche tu
sombra en el mediodía: esconde a los fugitivos y a los vagantes no descubras -
Habitarán contigo mis prófugos - Moab, sé tú su escondite ante la faz del
devastador...”. Traduzco de la Vulgata: no se me oculta hay una traducción
distinta y una exégesis diversa
El que Dios mismo la sustenta o alimenta indica quizás la penuria y
pobreza desas nuevas comunidades -como por lo demás también de los otros fieles
bajo el Anticristo. La cifra de Daniel es sin género de duda el tiempo
parusíaco; y no “todo el tiempo de la Iglesia”, o “un período corto que se
repite innúmeras veces”, como dice Alió; y otros.
El Dragón y su representante en la tierra, el Anticristo, no le pierden
ojo.
Y arrojó el Dragón de su boca Contra la Mujer Agua como un río Para hacer
que la englutúra Y ayudó a la Mujer la tierra * Y abrióse la tierra Y absorbió
el río Que arrojó el Dragón tras la Mujer.
Convulsiones políticas persecutorias, que no son desconocidas a los
judíos. En la Segunda Guerra Mundial los racistas alemanes dieron muerte a
veces atroz a gran número dellos. El número es discutido hoy, pero en cualquier
caso fue enorme. Mas uno solo que hubiera sido muerto por el hecho de ser de
raza judía, era un crimen. Era por otra parte aun políticamente una estupidez.
Los judíos se vieron en trance de ser barridos, pues otras naciones se tentaron
de imitar a Hitler.
No callaré la excusa desta persecución, pues al fin el alemán es un
pueblo civilizado. “¿Qué hace Ud. si está en guerra y tiene dentro de su país
enemigos y felones? Porque no se engañe, la guerra de Hitler y Mussolini era
contra las potencias internacionales del dinero, judaicas en su mayoría y en su
dirección. Por lo demás los judíos no sufrieron más que los alemanes
prisioneros en Inglaterra y Francia; y aún en la misma Alemania cuando comenzó
el hambre y los bombardeos de fósforo 42. Pero ellos se saben mejor quejar...”.
Esto dice la otra parte.
No discutiré el punto. Puse el caso como un ejemplo, no por decir que
esta persecución racial y política, no religiosa, sea la signada en el
Apokalypsis. Muestra en todo caso que las actuales guerras son apokalypticas.
La tierra se tragó el río. La derrota de Alemania paró la persecución; y
alguna peripecia así salvará a las nuevas comunidades de la destrucción.
42 Véase el libro La Destrucción de Dresde, del joven inglés David
Irving: los ingleses y norteamericanos hicieron cenizas la ciudad de Dresae,
con muerte atroz de 135.000 personas, la mayoría ancianos, mujeres y niños
quemados vivos, en tres bombardeos sucesivos con 1.224 aviones en junto; cuando
eso era innecesario por hallarse Alemania ya rendida; sólo por hacer una
“demostración” de alarde para uso de Stalin.
Y se enfureció el Dragón contra la Mujer Y se fue a hacer guerra A los
otros de su semilla Que guardan el mandato de Dios Y llevan el testimonio de
Jesús Y se plantó sobre la arena del mar.
Este pasaje indica que, hay dos núcleos o grupos de “hijos de la Mujer”
separados (los judíos convertidos y los cristianos gentílicos fieles y
perseverantes) como lo notó Andrés de Cesarea; y Alberto el Magno y todos los
Medievales; y está claro en el texto. ¿Quiénes son “los otros”, “los restantes”
o “los demis” sino los cristianos viejos? Alió dice que son “toda la Iglesia”,
pero antes había dicho la Mujer era toda la Iglesia, y así tenemos a toda la
Iglesia en paz y protegida por Dios en el desierto, y a la vez a toda la
Iglesia perseguida y guerreada por el Anticristo. Sí, “pero en otro
sentido", dice el suizo. Cambiando de sentido a cada cuatro versículos del
Profeta, se puede hacer que todo signifique cualquier cosa* Eso es pintar como
querer. “El lienzo ser mío, yo pintar como querer” —dijo un ingiés. Pero en
este caso el lienzo no es de Alió, es de San Juan Evangelista.
Prisionero de los exegetas protestantes y racionalistas, el R Alió nos
recuerda el dicho de Newman: “le dan cien sentidos a la Escritura, lo que es
decir que no tiene sentido”. Si Alió hubiese hecho una lista escueta de sus
interpretaciones o soluciones -como nosotros al principio, Excursus C -,
hubiera visto quizás su desconcierto e incoherencia; pero las sumerge en un
torrente o pantano de erudición, citas y referencias, de no acabar; que cuando
es erudición gramatical-lingüística sirve para entender mejor el texto griego,
a veces; pero cuando es mitológico-babilónico-racionalista, poco o nada sirve,
como no sea a confundir.
Esto sólo diré aquí deste libro famoso -que estimamos pernicioso-, a
saber: Etudes Bibliques, “Saint Jean: l’Apocalipse”, par le P E. B. Alió -des
Frères Prêcheurs, Professeur a PUniversité de Fribourg, Suisse-, Paris,
Librairie Victor Lecoffre-Gabalda, editeur, 1921, CCLXVIII + 373 págs. in
12°...
No se puede leer entero este libro y sobrevivir. Y) lo leí entero porque
me dijeron era mi obligación; y sobreviví; pero con la cabeza contusa.
Con esto finiquitamos la primera parte de la
Profecía de Juan H1STÓRÍCO-esjatológica, porque trata de los sucesos de
historia religiosa pero con una referencia continua a la Parusía; en las 10
Visiones siguientes trata directamente ce la Parusía, y de los últimos tiempos,
sin retrocesos a los tiempos anteriores: el tema del libro ingresa en pleno.
Siguen tres apéndices o excursus.