sábado, 17 de noviembre de 2018

EL APOKALIPSIS DE SAN JUAN-PARTE 8º-ESJATOLOGICO-HISTORICA




PARTE ESJATOLOGICO-HISTORICA

Es el texto, el texto, el Teeeeeeéexto mismo quien dice todo esto. Nabí N’Zar Shrur Une oeuvre dépourvue de caprice irresistible, est virtuellement sans intérêt... St. Fumet

Congregamini ut annuntiem quae ventura îunt vobis diebus novissimis.

VISIONES 11-20

Génesis 49,1

Visión Undécima Las Dos Fieras

Las Visiones que siguen se sitúan ya patentemente en los últimos tiempos; por lo cual las llamamos “esjatológico-históricas”.

Y se plantó [el Dragón] en la orilla dd Mar Y vi una Fiera surgiendo del Mar Que tenía siete cabezas Y diez cuernos Y diez diademas sobre los cuernos Y nombres blasfemos sobre las cabezas. Es la última Fiera de Daniel, en Capítulo VII. Es el Anticristo según los intérpretes, antiguos y modernos. San Juan añade Siete Cabezas; Daniel solamente apuntó Diez Cuernos. Deste modo, cuatro cuernos deben estar en una cabeza quizás; porque Daniel dice que el Anticristo abatirá a Tres Reyes cercanos y los otros se le someterán. El significado exacto de tberion es Fiera (fawve, wild beast, [era, wildes Tier) que nuestras versiones dicen Bestia, sobreentendiendo feroz. El nombre Anticristo lo adujo San Juan; San Pablo lo llama A'nomos, Hombre sin Ley; Cristo no lo nombró, sino con el nombre de el Otro, si acaso a él se refiere -como parece- en el versículo: *He venido en el nombre de mi Padre y no me habéis recibido; otro vendrá en su propio nombre y lo recibiréis” 
.
Creo expediente poner en conjunto, antes de la exégesis, el resumen de lo que la Iglesia ha enseñado siempre del Anticristo; copiando el capítulo II del Cuaderno Cuarto de nuestro libro Los Papeles de Benjamín Benavides. 48 Mateo 5; y paralelos, Juan V, 43.

 Dice Esaú

Voy a copiar ahora resumiendo un papel en que Benavides consignó lo que la Iglesia enseña en general acerca desa misteriosa y pavorosa figura que desde 2COO años ha se conoce con ei apodo de Anticristo. Puede servir como el retrato del Anticristo, que el viejo respondía, cuando le pedíamos que lo hiciera, que ya estaba hecho, o que no era cosa de hacerla él. Para el viejo el Anticristo era una cosa real, y aún diría que -subjetivamente y en su mente— una cosa presente. Creía al pie de la letra que iba a venir, tan ciertamente como el cometa Halley o la desintegración del átomo. Le llamaba “la dave metafísica de la historia humana”. Cuando le pedíamos que nos hiciera su retrato -y la señora Priscila, temperamento novelesco, era literalmente golosa de eso- siempre se excusaba diciendo que habría que tener en los labios la brasa de Isaías, las llamas del Dante, el tizón de Milton, las cenizas de Baudelaire y encima de esto el poder verbal de Hugo y la fuerza simbólica de Claudel -¡échale un galgo!- para tentar esa empresa, que, por lo demás, ya estaba hecha por los escritores eclesiásticos antiguos y modernos. Una vez me remitió a un libro de Tomás Maluenda, que nunca pude encontrar en ningún lado. Otra vez me dijo que si quería “vislumbrar de lejos" -así dijo- el alma del Anticristo, que leyese a Nietzsche y al Conde de Lautréamont. iVa- ya chiste! Lo que queríamos nosotros era que él, que lo había leído todo, nos diese el resultado, y nos hiciese una síntesis de una vez. Pero eso tiene el leer demasiado, que uno no puede sintetizar. Además, parecía que al Anticristo el viejo Benavides no lo hubiese leído, sino que le hubiese visto; y que esa vista lo hubiese dejado sin palabra. Mas el resumen que saqué yo de sus notas es éste: [...] Todos los antiguos escritores eclesiásticos dijeron, o mejor dicho tradidervnt (transmitieron) que en la consumación del mundo, cuando el Orden Romano será destruido, habrá diez reyes -o varios Reyes, como San Agustín interpreta, número definido puesto por el indefinido- que llama la Escritura los “Diez Cuernos de la Fiera”; que procederán por cierto del Romano Imperio pero no serán emperadores romanos, los cuales el orbe románico destruirán; y de entre ellos, cuerno undécimo, surgirá el Anticristo. Esto leían ellos con toda claridad en el Apokalypsis y en Daniel.

Un “cuerno pequeño”, es decir, un rey oscuro y plebeyo, que crecerá quizás de golpe, en medio de ellos y a la vez como fuera de ellos, porque es el undécimo, el apéndice, fuera del número perfecto y del orden consuetamente admitido: un parvenú, un inmiscuido entre las naciones, el cual vencerá a tres reyes, a los mayores, o los cercanos, y “los otros se le someterán’. Yerran pues codos los que opinan que los “diez reyes” de Daniel y el Apokalypsis kan sido los diez emperadores que han perseguido a la Iglesia, como Nerón, Domiciano, Trajano, Antonio, Severo, Aureliano, Decio, Maximiano, Valeriano y Diocleciano; porque ni vivieron en el fin del mundo, ni a tres de ellos postró el Anticristo, ni la sucesión de sus reinados puede tomarse por la simultaneidad que claramente predican los libros santos. El Anticristo no será un demonio sino un hombre demoníaco, tendrá “ojos como de hombre” levantados con la plenitud de la ciencia humana y hará gala de humanidad y humanismo; aplastará a los santos y abatirá la Ley, tanto la de Cristo como la de Moisés; triunfará tres años y medio hasta ser muerto sirte manu, no por mano de hombre; hará imperar la “abominación de la desolación'’, o sea, el sacrilegio máximo; será soberbio, mentiroso y cruel, aunque se fingirá virtuoso; fingirá quizás reedificar el templo de Jerusalén para ganarse a los judíos, pero para sí mismo lo edificará y para su ídolo Maozím; idolatrará la fuerza bruta y el poder bélico, que eso significa Maozím: fortalezas o monumentos; y quizás adorando al mismo personal demonio Mavorte o Mane, que adoraron los paganos; pero él será ateo y pretenderá él mismo recibir honores divinos; en qué forma no lo sabemos: como Hijo del Hombre, como verdadero Mesías, como encamación perfecta y flor de lo humano soberbiamente divinizado, como Fuhrer, Duce, Caudillo y Salvador de los hombres, como Resucitado de entre los muenos. Fingirá quizás haber resucitado de entre los muertos; ¿usurpará fraudulenta la personalidad de un muerto ilustre? ¿O restaurará un imperio antiguo ya muerto? Reducirá a la Iglesia a su extrema tribulación, al mismo tiempo que fomentará una falsa Iglesia. Matará a los Profetas y tendrá de su pane una manga de profetoides, de vaticinadores y cantores del progresismo y de la euforia de la salud del hombre por el hombre, hierofantes que proclamarán la plenitud de los tiempos y una felicidad nefanda. Perseguirá sobre todo la predicación y la interpretación del Apokalypsis; y odiará con furor aun la mención de la Parusía. En su tiempo habrá verdaderos monstruos que ocuparán sedes y cátedras y pasarán por varones píos, religiosos y aun santos; porque el Hombre del Delito tolerará un cristianismo adulterado.

Abolirá de modo completo la Santa Misa y el culto público durante 42 meses, 1.260 días. Impondrá por la fuerza, por el control de un estado policíaco y por las más acerbas penas, un culto malvado, que implicará en sus actos apostasíay sacrilegio; y en ninguna región del mundo podrán escapar los hombres a la coacción de este culto. Tendrá por todas partes ejércitos potentes, disciplinados y crueles. Impondrá universalmente el reino de la iniquidad y de la mentira, el gobierno puramente exterior y tiránico, una libertad desenfrenada de placeres y diversiones, la explotación del hombre, y su propio modo de proceder hipócrita y sin misericordia. Habría en su reinado una estrepitosa alegría falsa y exterior, cubriendo la más profunda desesperación. En su tiempo acaecerán los más extraños disturbios cósmicos, como si los elementos se desencuadernaran; que él pretenderá dominar en su potencia. La humanidad estará en la más intensa expectativa, y la confusión más grande reinará entre los hombres. Rotos los vínculos de familia, amistad, lealtad y consorcio, los hombres no podrán fiarse de nadie; y recorrerá el mundo, como un tremor frío, un universal y despiadado sálvese quien pueda. Se atropellará lo más sagrado y ninguna palabra tendrá fe, ni pacto alguno vigor, fuera de la fuerza. La caridad heroica de algunos fieles, transformada en amistad hasta la muerte, sostendrá en el mundo los islotes de la Fe; pero ella misma estará de continuo amenazada por la traición y el espionaje. Ser virtuoso será un castigo en sí mismo, y como una especie de suicidio. El Anticristo será aniquilado por el Arcángel Mikael. Después de su muerte tendrán los hombres por lo menos 45 días para hacer penitencia; quizás muchos más, años enteros. Probablemente será de origen judío, subido al poder supremo por demagogia, intrigas, maquiavelismo y los más fríos y calculados crímenes; y también probablemente los judíos serán su guardia de corps y el instrumento de su potencia, al principio por lo menos. A su caída tendrán los fieles libertad; pero atónitos, derrotados y dispersos, no se reorganizará la predicación, ni por ende la Fe, sino pasado algún tiempo. La sombría doctrina del bolchevismo no será la última herejía, sino su etapa preparatoria y destructiva. La última herejía será optimista y eufórica, mestánica. El bolchevismo se incorporará, será integrado en ella. Sobre la doctrina del Anticristo tenemos cuatro puntos ciertos: 1. Negará que Jesús es el Salvador Dios (Joa. II); 2. Se erigirá como salvador absoluto de la humanidad (Joa. V); 3. Se divinizará (II Thess. II); 4. Suprimirá, combatirá o falsificará todas las otras religiones (Dan. VI). Vendrá de los judíos y será de ellos, en parte al menos, recibido como

Mesías; y quesera judío de nacimiento, circunciso y que observará el sábado, al menos por un tiempo; y que su ciudad capital será Jerusalén. Belarmino lo da como cierto, y Lactancio, Jerónimo, Teodoreto, Ireneo como probable. No impugnará al cristianismo en nombre del cristianismo, como Lutero y sus secuaces, pero aprovechará y reducirá a sí mismo todo e! cristianismo falsificado que encontrará entonces. No será rey hereditario, se elevará del suelo y obtendrá la púrpura por fraude y homicidios; reinará, ipoyado en el Asia y sujetará el Occidente. Gog es un rey y Magog es su tierra; y los hebreos er.tendieron siempre, según la tradición refiere, por el nombre de Magog a los escitas, “tan blancos como crueles”, es decir, la gente del Cáucaso y más allá de los Urales; pero el ejército de Magog se compondrá de toda la tierra, pues el profeta Ezequiel enumera en él nominalmente a los persas, los etíopes, los hispanos (Tubal) y los nórdicos (Togormá). Este ejército será destruido por fuego según está escrito: “Fuego y azufre lloveré sobre él y sobre el ejército suyo”. Estas bromitas que están haciendo ahora con la “desintegración del átomo”, bien podrían ser una sorpresa y “encadenarse” -o desencadenarse- como los hombres de ciencia y hombres de técnica no imaginaban. Hará portentos tales, mentirosos y embaidores, que pasmará a los hombres. La Escritura pone tres ejemplos concretos: hacer caer fuego del cielo, hacer hablar la imagen de la Bestia, y una muerte y resurrección amañada; pero nada dice, ni podía decir, acerca del modo dellos. Estos portentos están ya casi al alcance de la magia de la moderna “Ciencia”, que cada día es menos ciencia y más magia, y magia negra por cieno; porque la moderna tecnología o tecnogogía se está moviendo más cada día fuera de la órbita del conocimiento de Dios y del hombre, y hacia el dominio utilitario y temerario de las fuerzas cósmicas; y aun hacia la destrucción y el estupro de Universo. Los hodiernos ensoberbecidos “sabios” se han evadido hace mucho del respeto a los senos de la naturaleza, que hacía a los griegos -testigo Aristóteles- prohibir la disección de los cadáveres; y están invadiendo el dominio de los ángeles, guiados quizás por uno dellos, porque lo que llamamos etber, decía la antigua teología y Santo Tomás lo recoge, es el lugar de los ángeles-, la porción de la materia creada en la cual el ángel mora., en el sentido en ei cual un ángel puede morar en lo material; es decir, el elemento desde el cual el espíritu puro puede ejercer su acción sobre lo sensible creado; la médula del cosmos, el fluido nervioso del mundo, el puente de la materia al espíritu, consustanciado a él, no por naturaleza sino por ordenación creadora.

Y nada mismo. Si Roma será o no destruida, conforme a la letra de una descripción apocalíptica, no lo sabemos, aunque muchos Santos Padres lo creen. “Romanum, inquii, nomen, quo nunc regitur orbis (horret animas cücere sed dicam quia futurum est), tolletur de térra, et Impenum in Asiam revertetur; ac rursum Oriens dominabitur; atque Occidens serví et" [Digo que el nombre romano, con el cual hoy se rige el orbe (me horroriza decirlo pero lo diré, pues ha de suceder) será quitado de la tierra; y el Imperio volverá al Asil y de nuevo dominará el Oriente; y el Occidente servirá], exclama Lactancio; y lo sigue San Agustín, interpretando a San Pablo, en el Capítulo 1 del libro XX de De Civuate. San Victorino Mártir netamente asevera qut “la Iglesia será quitada”, pero eso no significa que será extinguida del todo y absolutamente, como opinó Domingo Soto, sino su desaparición de la sobrehaz de la tierra, y su vuelta a unas más oscuras y hórridas catacumbas. Todo lo demás son conjeturas bordadas con más o menos inteligencia por los exegetas; esto que va arriba está en la Escritura y la tradición literalmente.

[•] Hasta aquí el papel del vejete; es decir, la parte sana del papel. [...]

Igitur relata refero. Todo lo aquí puesto está en la Sagrada Escritura y en la Tradición, la cual a su vez se refiere a la Escritura. Las conjeturas y fantasías, plausibles o no, han sido dejadas caer. La enseñanza de la Iglesia en sus Doctores se ha preocupado siempre del Anticristo; y no se puede decir que en vano: aunque a través de garabatales de maleza, la profecía ha ido aclarándose.

Si a un hombre de hoy día se le habla del Anticristo, no le interesa o a lo mejor se sonríe. Pero dígasele: guerra total, Estado totalitario, rendición incondicional, dictadura del proletarizo, listas negras, bombas nucleares, judaismo, nazismo, comunismo, imperio mundial y no puede menos de parar la oreja. Pues bien, ‘mutato nomine, de te - Fabula narra- tur...''. Lo único mudado son las palabras.

Libros sobre el Anticristo hay muchos -demasiados. Por desgracia no conozco ninguno excelente en español. San Hipólito, San Victorino, Pannonius, Belarmino, Leonardo Lessio, Newman, Pieper, Erik Peterson, Hans Preuss, Solovief, Etheíbert Stauffer, Dessauer, SchLier, Swete, Benson... no han sido traducidos. De modo que es bueno me ponga a escribir en mi lengua a mi modo lo que he aprendido dellos.

Y la Fiera que vi, parecida al leopardo Y sus pies como los del oso Y su boca como la boca del león.

La Fiera de San Juan es un compuesto de las cuatro fieras de Daniel; “la recapitulación de la Herejía” la llama San Ireneo. San Juan las enumera en orden inverso, quizás porque la religión herética del Anticristo parte de la última para llegar a la primera, el paganismo.

Y le dio el Dragón su propia fuerza Su propio trono Y un gran poder Y una de sus cabezas. Como herida de muerte Y su plaga de muerte se sanó Y se asombró toda la tierra Ante la Fiera Y se arrodillaron a la Fiera diciendo: “¿Quién igualará a la Fiera Y quién podrá luchar contra ella?".

El grito: “¿Quién como la Fiera?“ es la parodia y contraparte del grito de San Mikael en el cielo: " ¿Quién como Dios?”. La lucha perenne entre el Mal y el Bien es el tema central de la historia del hombre: y los acontecimientos todos, como las Guerras Médicas y las Guerras Púnicas, la Monarquía Cristiana y la Revolución, la Civilización y la Barbarie, las Religiones, las grandes creaciones artísticas y las conquistas y descubrimientos, no adquieren sentido sino en referencia a esa lucha perenne. Ahora esa batalla sempiterna ha llegado a su resolución. Ahora puede decidirse; más aún, debe decidirse. La opción por Cristo o contra Cristo -por el Contracristo- se hace universal e ineludible. “Y será predicado este Evangelio del Reino a todas las gentes, y entonces vendrá el Fin.”

Danzante de su cuerpo intacto, libando la miel primera de todas las cosas, tomando posesión deslumbrada de la natura nueva y sumisa, los pies desnudos sobre el terrible terciopelo dorado de los enormes felinos dominados por la luz de los ojos del ser inteligente; sentada como en un trono sobre las rodillas de su hombre. Recordó sus largos coloquios con Adán inocente, sus juegos de doncella Arisci, de hermanita salvaje, el diálogo primigenio y eterno en el cual se inventaron todas las lenguas, a partir de los primeros gestos totales, cuando comprendieron el valor inteligente de los sonidos y empezaron a jugar con ellos como dos niños gozosos.

Pero su recuerdo más lancinante era el de sus coloquios con Dios: el éxtasis del atardecer, la oceánica invasión del dueño invisible, la pérdida del yo y la fusión perfecta con la causa infinita de todo, esa pasividad vibrante surcada como relámpagos de deliciosas palabras en silencio, que venía cuando quería y se iba cuando quería, como la brisa de la tarde, dejándola después por un rato con la sensación de que nada existía y que la creación era una sombra vana.

Justamente por allí empezó la tentación, por querer tener la disposición del éxtasis, “seréis como dioses”. Eva se estremeció de horror y desdicha. Había codiciado lo que es estrictamente divino, quiso ser dueña del embeleso total, tenerlo cuando quisiera y sobre todo darlo, sí, ser capaz de comunicar cuando quisiera el éxtasis boca a boca a otra criatura que por lo tanto tuviera que adorarla; como la adorara allí mismo embriagadoramente aquella nueva criatura fulgurante que ostentaba vagamente las vivísimas formas del ofidio.

Eva se postró en el suelo, en un total reconocimiento de su error, en una conciencia traspasadora de su infatuación y su ignorancia. Ya era tarde. Pero ella sabía que la justa e irrevocable sentencia estaba unida a una misteriosa misericordia, cuyo signo eran esos mismos hijos que diéransele en lugar del Paraíso, uno de los cuales aplastaría un día a la poderosísima serpiente. Miró de nuevo su doloroso paraíso. De la boca de Abel surgió de nuevo el gemido, sordo, articulado en las sílabas mama, el fonema misterioso que la penetraba, la palabra que ella nunca había dicho a nadie. Un inmenso anhelo de decirlo a alguien surgió de su soledad infinita. Sintió el deseo absurdo de decírselo al Dios lejano y perdido, pero decírselo en medio del éxtasis antiguo en que su boca lo tocaba; decirlo y que él lo tragara; el deseo de ser hija chiquita de alguien, de esconder como Abel en un regazo su pequeñez y su desolación infinita, de resignar por un momento la carga insoportable de ser madre de todos los vivientes, responsable única de toda la vida. Todos una alusión osada al “martirio" de Jesucristo -el cual habrán de imitar entonces los cristianos— que fue predeterminado por Dios en redención de pecados desde el Primer Pecado: “Que fue matada - Desde el principio del mundo.” Contrapone pues la falsa resurrección del Anticristo a la verdadera de Cristo. .

“Si un pavor religioso no me impidiera poner los ojos en esos tiempos formidables, no me sería difícil apoyar en poderosas razones de analogía la opinión de que el gran imperio anticristiano será un colosal reino demagógico, regido por un plebeyo de satánica grandeza, que seré el Hombre de Pecado”, dijo Donoso Cortés.

Tiene oídos alguno, oiga - Si alguien hacia el cautiverio Irá ai cautiverio - Si alguno a muerte de espada Debe morir de espada. ¡Ésta es la paciencia y la fe de los Santos!

La mayoría de los intérpretes entendió este epifonema de Juan en el sentido de la palabra de Cristo: “El que usa la espada, perecerá a espada”, los cautivadores serán a su vez cautivados, y en esa fe se afirma la paciencia de los Mártires. Mas algunos lingüistas hoy dan la traducción -poco probable- de: “los que sean llevados al cautiverio, que vayan no más; y también los condenados a muerte por Cristo”, por considerar ese sentido más conforme a “la Paciencia”. Mas eso no sería ningún “misterio” ni novedad; y sobra entonces el “Tiene oídos alguno, oiga”, que siempre indica misterio, como hemos visto.

Y vi otra Ficta Que surgió de Tierrafirme Y tenía dos huampas Semejantes al Cordero Pero en su hablar era Dragón Y todo el poder de la Primera Lo hacía delante della E hizo que la tierra toda Y los habitantes della Adorarán a la Primera - Que fue herida de muerte Y vivió.

El otro seductor y tirano del mundo, que más tarde Juan llamará el “Pseudoprofeta”, tiene un carácter religioso: “semejante al Cordero” y surge de la Tierra-firme, la Religión; no como la otra, del Mar, del mundo mundano. Y esta Fiera es la que hizo que todo el mundo adorara la Otra. Y tiene también poderes taumatúrgicos: ella hace los prodigios a que se refirió San Pablo cuando dice del Anticristo:

“Cuya venida será En obras de Satanás - En todo poder Y signos y ponernos mendaces Y en toda seducción malvada Para los que caen Porque no recibieron la caridad de la Verdad Para salvarse Por lo cual les enviará Dios Las obras del error Porque no amaron la verdad Mas consintieron a la iniquidad.*

“Portentos mendaces”; por tanto: no verdaderos milagros, ni tampoco ficciones o prestidigitaciones. Los dos ejemplos que pone San Juan los puede hacer hoy día la “Ciencia” moderna, o sea la Técnica. ¿Puede ser la Segunda Fiera la Técnica actual, como aventura Claudel?

No propiamente; pues esta Fiera es un hombre individual, si la Primera es un individuo, como sin duda lo es; el Angel de la Visión 18 los agarra a los dos juntos y ios hunde en el Báratro.

Pieper dice que esta Fiera representa la Propaganda Sacerdotal del Anticristo, recordando la dedicación de los paganos sacerdotes de Júpiter a la propaganda del Divus Caesar, el culto divino del Emperador.

El jefe desa Propaganda es pues un hombre religioso y a la vez un ingeniero electrónico, diríamos hoy. Solovief en su notable leyenda lo corporizó en la figura de un obispo asiático, Apolonius, una especie de genio religioso, ducho en ciencia moderna y a la vez en la magiaterismo del Oriente; el cual se pone primero a hurtadillas y después abiertamente al servicio del Emperador Plebeyo; como antaño Apolonio de Thyana. A este apóstata, el penúltimo Papa, por presión del Emperador, lo nombra cardenal; mientras el último, Petras II (cardenal Simón Barionini), lo execra, pero nada puede contra éL Notable imagen; apoyada incluso en que algunos intérpretes vieron en “los dos cuernos como de Cordero* una mitra de Obispo. Lo cual no quiere decir nada, por supuesto, contra las mitras actuales, sobretodo las santamente llevadas.

“Y todo el Poder de la Primera - Lo hacía delante della” — o sea, lo actuaba, lo representaba, lo volvía efectivo y convincente, cosa propia de la propaganda; que sabemos qué poder tiene incluso hoy día; el cual se acrecerá a medida aumente la cretinización de las masas, y la perfección de los instrumentos técnicos de difusión.

Esta historia de una religión falsa, falseada, falsificada, falluta -de faüo-fallere, caer- la veremos recurrir de nuevo en la Visión 16, la Gran Ramera; y la tal religión fornicaria es necesaria para que pueda surgir el culto sacrilego del Anticristo, “que sedera en el Templo de Dios, haciéndose como si fuese Dios”, según predice San Pablo. Lo cual llama Daniel “la abominación de la desolación”, y repite Jesucristo.

E hizo signos grandes Incluso fuego hizo caer del ciclo A 1» tierra delante de los hombres Y sedujo a todos los habitantes de la tierra Por los signos que hacer le fuera dado Delante la Fiera ~ Diciendo a los habitantes de la tierra Hacer una imagen de la Fiera La que tuvo la herida de la espada Y vivió Y dado le fue animar La imagen de la Fiera Tal que hablase la imagen de la Fiera - E hiciese que todos cuantos No se arrodillasen a la imagen de la Fiera Fueran muertos.

Estos dos “portentos” se pueden hacer hoy día con la bomba atómica y la televisión satelital. Hace más de un siglo, en sus sermones de Adviento, el entonces presbítero John Henry Newman explicó a sus oyentes de Oxford que esos “portentos” de que avisó San Pablo podían ser “grandes inventos en ias ciencias naturales”; y eso que Newman no conocía entonces sino el telégrafo y la aeronáutica (globos cautivos) y no tenía idea del mal uso que dellosse había de hacer en la Gran Guerra. También Donoso Cortés y Baudelaíre advirtieron, casi en el mismo tiempo, que con el control del telégrafo y los periódicos cualquier imbécil puede dominar a un gran país. No conocían aún ni la telefonía sin hilos, ni la televisión, ni las bombitas A y H.

Las hechicerías y magiquerías que imaginaron los Padres Antiguos para hazañas del Pseudoprofeta, tal como las de Simón el Mago y Apolonio de Thyara, nos harían más bien reír ahora a nosotros: hacer brotar una serpiente tirando al suelo una vara; eso y más puede hacerlo el prestidigitador Houdini en el escenario. En cambio nos vamos boquiabiertos y enajenados detrás de la Religión de la “Ciencia” actual; que cuando es buena lo más que puede otorgarnos es “confort”; y cuando no, puede destruir el mundo, después de haberlo engañado 49.

Y hará que todos - Pequeños y grandes Ricos y pobres Libres y siervos - Que se les dé a todos Una marka en la mano diestra Y en sus frentes Y que nadie pueda comprar ni vender Si no lleva la marka: El nombre de la Fiera Y el número de su nombre.

Las “listas negras” comerciales las hemos conocido ya en la Segunda Granguerra: a mí no me quisieron llevar en avión a Córdoba, donde tenía un hermano enfermo, porque estaba en la lista negra como “germanófilo”, cosa que hasta hoy no estoy seguro de haber sido; y yo me decía amargado que un argentino, dentro de la Argentina, per una compañía argentina, era castigado por un crimen que no había hecho, por cuenta de los extranjeros. El castigo fue muy relativo; porque ese avión se cayó. 49 Ver Excursus E.

Peor empero va a ser en tiempo del Anticristo, porque va a ser universal y “totalitario”. En otro tiempo los perseguidos políticos tenían el recurso de emigrar; pero entonces no podrán, ni habrá Embajadas con derecho de asilo. Escribiendo sobre el Imperio Romano y su caída en Decline and Fall of tbe Román Empire, el liberal Gibbon Edward -que no nutre ninguna simpatía hacia los mártires cristianos- nota que el poder absoluto en una sola mano significa el arrancamiento de raíz de toda libertad “porque no queda ninguna chance de fuga; cuando el poder cae en manos de uno solo, el mundo entero se convierte en una cárcel para sus enemigos’-; cosa que no dejamos de palpitar hoy día, en que la mano de Rusia alcanza a Trotzky en México; y la de Israel a Eichmann en la Argentina; y en un Diario de la Granguerra G. Nebel saca la recta conclusión de que “en una ya inminente organización mundial de las Naciones, desde el respeto de la libertad hay que objetar que ya no habria lugar alguno donde el hombre pudiese emigrar” (“Bei den mordlichen Hesperiden ”). En el Weltstaat del ideal de Kant, dice el filósofo, ya no habría más guerras extranjeras; la contraparte es que habría operaciones policiales, que serán peor que peste.

La “marka de la Bestia” serán probablemente brazaletes o muñequeras junto con una señal en las viseras o una vincha que llevarán un signo tal o cual - ¿el número 666?- quizás con un significado sacrilego u obsceno, que los cristianos no podrán aceptar: así llevaban los seides de Hitler en tiempo de la Granguerra la cruz gamada, sólo que ahora será universal, “grandes y chicos, dueños y siervos”. Algo deso pasó en tiempo de Diocleciano César, el persecutor más universal que hasta ahora ha habido de los cristianos: no podía comerciar, vender, comprar ni viajar el que no tuviera la tessera, testimonio de haber rendido culto al César.

Los católicos fueron despojados de sus bienes en tiempo de Isabel I de Inglaterra -la pequeña Nobleza rural- a fuerza de multas reiteradas a los que no asistían a los “oficios” protestantes; y los que decían Misa o la oían, o simplemente ocultaban a un sacerdote, eran ahorcados por “traidores a la patria”; a veces después de tremendas torturas.

Aquí hay sabiduría El que tiene intelecto, calcule El número de la Fiera. Pues es un número de hombre: Su número es JXS.

Es una gematría, usual entre los pueblos del Mediterráneo, sobre todo los hebreos. Como en hebreo y en griego -y en latín también- ios números se expresan con letras, ponían nombres con números; este aquí es 666, ¿qué nombre expresa esa cifra? Esto ha dado que hacer a los exege- tas, y sobre todo a muchos que no lo son: innúmeros nombres han sido compuestos con esa cifra, de modo que los más seguros en este caso son los que declaran no estar seguros: como puede verse en el Capítulo II del Cuaderno Segundo de nuestro Los Papeles de Benjamín Benavides. Muchísimos nombres son posibles: el español Beatus de Liébana propuso siete diversos, fabricados por el lingüista Arethas; San Ireneo propuso Teitán (nombre de Apolo) y Lateinos (designando al Emperador Romano) prefiriendo este último, lo mismo que sus discípulos. Muchos Padres vieron el nombre aceptado hoy por la exégesis moderna, Nerón en letras hebreas fQ’w Nerón) e incluso se cambió el número en 616 -como está en algunos códigos, muy improbables- para que diera Nero Caesar en letras latinas. Esta hipótesis fue hecha prevalecer por los libros de cuatro eruditos alemanes: Fritzche, Benary, Hitzig y Reuss (1831-1837). San Juan habría anoticiado a los fieles el nombre del typo del Anticristo, el monstruoso primer Perseguidor, en cuanto al antitypo, el verdadero y último Anticristo, nada podemos saber todavía. Como curiosidad, diremos que con este número muchos se han divertido designando a sus enemigos: en el Medioevo se compuso con él Mahoma; en el siglo XVI, habiendo Melanchton y Bibliander compuesto con 666 Pontifex Romae, Belarmino se divirtió componiendo el sobrenombre de Lutero, o saxéinos, el Sajón. En el siglo XIX, un reyalista francés sacó el nombre de Napoleón, y un dominico gran hebraísta, José Dussot, el de la francmasonería, con una pequeña trampa. En tiempo de la Primera Granguerra sacaron al Kaiser Guillermo; y durante la Segunda un profesor polaco sacó a Hitler, con el artificio de aumentar las letras del alfabeto y añadirle 100 a cada una, trampa también. Los fieles de los últimos tiempos sabrán cómo se llama el gran Emperador Plebeyo; nosotros no lo sabemos.

Contra la solución Q’sar Nerón hay escasa dificultad:

Veremos más tarde que San Juan tomó los elementos de su profecía sobre el último siglo de las circunstancias que lo rodeaban en aquel primer siglo; es decir, vio la última Persecución al trasluz de la Primera (typoy antitypo); lo mismo que hizo Cristo en su Sermón Esjatoiógico en Mateo, XXIV profetizando a la vez la destrucción de Jerusalén y la Parusía.

Visión Duodécima Las Vírgenes y el Cordero

Y vi: Y velay el Cordero estaba sobre el monte Sión Y con ¿cientocuarenta y cuatro mil Llevando el nombre del Y el nombre de su Padre Inscripto sobre sus frentes.

Son los mismos “elegidos” de la Visión 4, que son allí “signados” por el Angel; y ahora están sobre “el monte Sión”; es decir enlajerusalén Celeste, después de la Resurrección. Después de haber descrito la terri- blez del martirio en la Visión anterior, Juan se apresura a anunciar la esplendidez de la recompensa.

Y escuché una voz del ciclo Como voz de muchas aguas Y como voz de vasto trueno Y la voz que escuché Como la de citaredos Y cantaban como un cántico nuevo.

Juan escucha como una orquesta vasta y potente, y un coro que nunca se oyó en la tierra.

Y nadie podia saber ei cántico Delante el Trono Y delante los Cuatro Vivientes Y los ancianos Sino aquellos cientocuarenta y cuatro mil Que fueron redimidos de la tierra Son ios que con mujeres no se mancharon Vírgenes son Estos acompañan al Cordero Dondequiera vaya Estos redimidos so a de entre los hombres Primicias para Dios y el Cordero Y en sus bocas no se halló mentira - Inmaculados son.

Son los mártires de los últimos tiempos, los más mártires de todos, dice San Hipólito. “Vírgenes” y “Sin-mancha” los llama Juan, porque se guardaron de la apostasía y k idolatría del Anticristo, la cual en las Sagradas Letras es llamada "fornicación5’. “No se ensuciaron con Mujeres”, es decir, con “la Mujer” que aparecerá más tarde, la Meretriz Magna, fautora de la religión falsificada. Varones los pinta el Profeta, no porque no haya mujeres entre ellos, sino en señal de fortaleza.

Les que entienden todos los santos en estas 12 docenas de miles yerran, pues todos los otros santos aparecer, inmediatamente después. Los que entienden vírgenes literalmente; es decir sacerdotes y religiosos, descaminan también. Bien está hacer el elogio de la virginidad voluntaria, como hace San Agustín, Holzhauser y otros intérpretes y predicadores en este lugar; “sed non erat hic locus”. Este número definido de hombres limpios, en cuya boca mentira no hay, son los mártires postrimeros. (Hay monjitas que son muy puras, pero también medio mentirosillas.) El “cántico nuevo" y la escolta del Cordero son la recompensa especial destos mártires: la aureola de las Vírgenes y el nimbo de los mártires, que decían los teólogos medievales; de aquí lo sacaron.

Visión Decimotercera El Evangelio Eterno

Y vi otro Ángel Volando por el Zenit Portando el Evangelio Eterno Para anunciar a los habitantes de la tierra A todas lis Gentes Y tribus y lenguas y razas - Diciéndoles en gran clamor: - “Temed a Dios Y dadle gloria PORQUE LLEGÓ LA HORA DE SU JUICIO Y arrodillaos al que hizo el cielo Y la tierra y el mar y las vertientes."

No es nuestro Evangelio, es este mismo libro Apokalypsis: es el anuncio de la Parusía. Quizás significa que este librito sellado, al fin de los tiempos será abierto, como hemos visto en la Visión 6.

Esto vio el famoso abad calabrés Joaquín de Floris, y es uno de los aciertos de su enorme libro Evangelium Aetemum, que abunda por desgracia también en desaciertos. Poseo una traducción francesa casi integral -por Aergerter- del renombrado y ruidoso fundador, reformador y profeta del siglo XII. Pero el libro no nos ha llegado sano: cayó en manos de fanáticos y heretizantes, que le hicieron no sólo apostillas más interpolaciones. Cuando fue condenado por la Sorbona recién recibió el título de Evangelium Aetemum', eran tres libros de Joaquín: Concordia antiqui cum Novo Testamento; Expositio Apokalypseos-, y Psalterion Decacorde, fundidos en uno y muy corrompidos. Alió tacha a! célebre eremita de “semidemente” con injusticia, pues han perecido todas las copias de la obra original; y las que tenemos son adulteradas.

Alejandro IV confirmó la condena de París -advirtiendo que el libro estaba adulterado-en su bula Urbi et Orbi. El libro fue condenado porque declaraba la anulación de los Evangelios Canónicos en favor del Evangelio Eterno; la venida próxima de “la Iglesia del Espíritu Santo” por obra de las Ordenes; o sea la quimérica Tercera Edad del Mundo o Nueva Revelación sobre la cual discantó toda su vida el filósofo ruso Berdyaef; y la proximidad del fin del mundo para el año 1260. El franciscano Fray Gerardo, autor de las interpolaciones, fue castigado acerbamente por el Rey de Francia, y murió en la cárcel.

El abad estuvo lejos de ser un demente: fue un escritor piadoso que abusó bastante de su imaginación. Desenvolvió el principio de San Agustín de que el Apokalypsis “comprende todo el tiempo de la Iglesia”, mas cayó en el error de ver en él una crónica seguida; error que había de engendrar con el tiempo otro peor, en Bossuet, Alcázar, Grotius...: la escuela histórica exagerada. La idea quimérica de encontrar un paralelismo y simetría entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, incluso cronológico, llevó al monje a interminables malabarismos con los hechos históricos, en los cuales se muestra muy versado; lo mismo que en su estilo muy elocuente e incluso poeta. Por ejemplo, en esta frase, entre otras muchas: “Los cuatro vientos de los cielos / Flagelaban la mar inmensa." Extravagancias no hay muchas y aciertos bastantes, lo mismo que profunda piedad y celoso moralismo. Un gran “drama universal” escribió, con notables miniaturas de la vida de su tiempo, tiempo azaroso y revuelto, cuna del Siglo de Oro siguiente.

Joaquín retomó la idea patrística de que las Siete Iglesias de la Visión 1 simbolizaban Siete Edades, de las cuales la suya era la penúltima. Más tarde su discípulo Petras Olivi las dividió más sensatamente, más o menos como nosotros al comienzo deste libro. Lo que descarrió a Joaquín fue la idea del fin del mundo en 1260 (42 meses de años desde Cristo), idea que ha tocado a muchos intérpretes -como a mí-; a saber: que su propia edad está próxima al Fin Final; a los cuales Bonifacio VIII llamó “imbéciles”; pero los llamó imbéciles después que pasó el año 1260.

Muchas veces se han equivocado los cristianos acerca la proximidad del Fin; pero algún día no se van a equivocar; y ese día está cada vez más cercano.

Hemos digredido acerca de Joaquín de Floris por ser uno de los principales intérpretes del Apokalypsis; no tanto por sus aciertos -en los cuales coincide con la tradición- cuanto por la nueva orientación que pujantemente comunicó al estudio del “Librito” -saber, la consideración histórica. *A landmark in tbe history o fthe exegesis’, dice Sweete.

Joaquín es milenista espiritual, lo mismo que su notable continuador en el siglo XVI, el jesuíta Rreyra, que purgó su doctrina de extravagancias.

Otros han dicho otramente: algunos vieron en el Ángel del Evangelio Eterno al Papa San Gregorio, o a San Bonifacio, Apóstol de Germania (Aureolus, s. XIII}. Bossuet ve simplemente allí a nuestros cuatro Evangelios en contraposición a la Ley de Moisés, que fue temporal y provisoria; y el P. Alió, en su desaforado alegorismo, a la religión verdadera en toda su extensión, desde Adán al fin del mundo: lo cual es disparate. Damos esto para simple información.

Si el Evangelio Eterno es el Apokalypsis, nuestros Evangelios son temporales; para los tiempos normales de la Iglesia, no para los tiempos “novísimos”, como decían los Romanos: a la vez últimos y diferentes. Los Evangelios quedarán como suspendidos, las promesas de Cristo como incumplidas, sus preceptos y consejos en la retroescena, implicados y escondidos todos en el único precepto de resistir en fe y paciencia la inundación de la persecución y la apostasía; pues la Iglesia volverá a la Catacumba - “Ecelesta Martyrum"-y ni siquiera se podrán ministrar los Sacramentos, opina San Agustín. Dios guardará silencio y parecerá cerrar los oídos a las oraciones; y “los Santos serán vencidos”. Los dones místicos desaparecerán y los hombres de oración versarán en noche oscura; y la persecución plagará defuera y dentro, pues se le recrecerán las fuerzas a Satanás, “que tiene ya poco tiempo". Y lo sabe.

Satanás dirá con sorna a los Santos: “¿Dónde está vuestro Dios?” y ellos callarán. Les espejará las más peligrosas ilusiones, y los hará caer en líos endiablados. El estado descompuesto y falsificado de la Iglesia (“el Atrio pisoteado por los paganos”) los sumirá en desconsuelo y perplejidad. Los prelados “mercenarios” los castigarán y hostigarán, hasta hacerles imposible el ganarse la comida. Su fidelidad a la Iglesia -a la imagen lejana de la Iglesia, y el núcleo atormentado de hoy- será más que heroica, casi imposible.

Situaciones endemoniadas a que deberán adaptarse. Por ejemplo, uno dellos huyendo y escondiéndose a la vez de la Policía y de una banda de asesinos, confundido con uno que robó 28 millones de pesos al Banconación, que se le parece mucho, e incluso se procuró sus “dactilares” para “plantarlas”. No los matarán por cristianos sino por traidores a la patria, ladrones y asesinos, como en los tiempos de Nerón y Marco Aurelio; les sacarán “confesiones” atroces por medio de drogas; y horripilarán a la “opinión pública" cretinizada, con los relatos de facmoras de los “cristóbales”. Nadie podría aguantar, si Cristo no volviera pronto.

Todo esto está en las descripciones proféticas de \a.Didajé, que data de los tiempos apostólicos; en el terrible mártir Hipólito, el primer comentador del Apokalypsis; en el maestro de San Agustín, Lactancío, que yo no sé de dónde sacó sus iluminaciones, que parecen escritas en el tiempo actual, y están al final de sus egregias Institutiones Dtvinae, Migne L., LXX, Libro VII, Capítulo XV; con exquisito lenguaje y gran elegancia de estilo; es un gran señor. Y San Agustín su discípulo lo tuvo también por profeta.

Por ejemplo, así explica el réctor africano, en pág. 791, el cómo a partir del Imperio Cesáreo —que en su tiempo mantenía el orden en todas partes y había devenido cristiano- se llegaría al desorden actual:

Se quebrará el Imperio, se multiplicarán los reinos y repúblicas, y la autoridad se anemiará. Guerras civiles, y guerras extranjeras: porque habrá “diez” [muchos] reyes; no para regir el mundo sino más bien para ordeñarlo. Levantarán ejércitos inmensos, las campiñas serán abandonadas. De repente se levantará un Potentísimo, surgido del Asia; el cual, domeñados tres asiáticos, hará alianza con los otros Reyes, y se constituirá en cabeza del mundo. Este vejará a la tierra con un dominio inaguantable...

El Evangelio Eterno, cuyo contenido es “que ya viene la hora de su juicio”, será interpretado y entendido; pues los santos entenderán los Signos. “Y los malvados no entendieron nada, pero los Santos entendieron” 50. Por eso dice Cristo que el Juicio vendrá inopinado, que los hombres “comerciarán, viajarán y contraerán matrimonios”. “De la higüera aprended una comparación: que cuando veis los brotes y hojitas tiernas, sabéis está cercael verano; así vosotros cuando veáis los Signos”. 50 Daniel XII, 13.

La Gran Tribulación, de que dijo Cristo “será la mayor que ha habido ni habrá desde el diluvio acá” -lo cual no es poco decir- y Daniel más aún, “la mayor desde que existen pueblos”, no vendrá de golpe y porrazo, por supuesto: es un hecho histórico, no metahistórico como la Parusía; sometido a las leyes de la Historia. Será precedido por el decaimiento general de la religión y por persecuciones locales, no menos que por la Granguerra y la paz impuesta por el Anticristo.

Visión Decimocuarta El Segador Sangriento

Y otro Ángel siguiólo diciendo: "Cayó cayó Babilonia la Grande Que en el vino agriado De su fornicación Abrevó a todas las gentes."

Babilonia es la gran ciudad capitalista: no sabemos cuál, si Roma, Londres, New York, o Tokyo; o bien todas las grandes urbes de Europa. Ella sustenta la falsa religión universal, que es “el vino de su fornicación”.

Su ruina futura es predicha aquí como ya pasada; y más adelante, minuciosamente descrita.

Por supuesto que el typo desta profecía es la Roma pagana, como veremos adelante; a la cual también San Pedro en su Epístola I llama Babilonia.

Y otro Ángel tercero Siguió a los dos Con voz magna clamando: - “El que se arrodillare a la Fiera Y a su imagen Y llevare su marka Sobre la frente suya O sobre la diestra suya - También éste beberá del vino De la ira de Dios El que es conservado puro En el cáliz de su furor Y serán atormentados en fuego y azufre Delante los Angeles santos Y delante el Cordero Y subirá el humo de sus tormentos Por edades de edades Ni tendrán reposo Ni de día ni de noche Los que se arrodillaron a la Fiera Y a su imagen Y llevaron la marka De su nombre El “vino de la cólera divina” responde, o mejor dicho, se identifica con el “vino de la fornicación” o idolatría, el cual se agria y envenena en castigos; los de las Siete Redomas no son hechos por Dios sino por la maldad de los hombres; pues “el que aprisiona será aprisionado; y el que a hierro mata, conviene a hierro sea muerto”.

Juan proclama aquí por medio del Ángel los dogmas novísimos o finales del infierno y la gloria por siempre, lo mismo aquí que en su Evangelio “de amor” como le llaman. De amor, pero no de sensiblería. Son cosas angélicas, cuasi increadas.

Dinanzi a me non fur cose create... Giustizia mosse el mió alto Fattore Fécemi la Divina Potestate La Somma Sapienza e’l Primo Amore..

Más amor es anunciar a los hombres un hecho insuprimible para que se libren dél, que no tratar de disimularlo o tergiversarlo, como hace la moderna sensiblería. Cristo catorce veces anunció a los hombres que existe el “daño” eterno; o sea la pérdida voluntaria del Último Fin; y, lo mismo que Juan, no halló sobre la tierra otra cosa mejor a qué compararla que el fuego. Serán “metáforas crueles”, como dice el sensiblero Renán; pero el hecho cierto que designan, y del que tratan de precavernos, es más cruel.

Sigue la promesa de la Gloria para los que la elijan; en forma sobria, pues en los últimos capítulos se extenderá sobre ella el Profeta.

Esta es la paciencia de los Santos Los que guardan los mandatos de Dios Y la fe de Jesús Y oí una voz del ciclo diciendo: - “¡Escribe! Dichosos desde ya Los muertos que mueren en el Señor" - Sí. dice el Espíriiu Que descansen de sus trabajos Pues sus obras van con ellos.

Estas promesas de consuelo reza la Iglesia en el Oficio de los Fieles Difuntos. Nuestras obras buenas o malas van con nosotros, pues ningún acto nuestro pasa, antes permanece en nuestra alma indeleblemente modelándola; y ese moldeo del alma cesa al separarse ella del cuerpo, fijándose en una decisión irrevocable de la voluntad; pues sólo su unión con la materia la hace mudable y versátil en esta vida. De suyo un solo acto de elección acerca del Ultimo Fin fijaría la voluntad para siempre -como pasa en el Angel- si durante la vida no viésemos nuestro último fin sino como entre brumas. Un profundo análisis psicológico de Santo Tomás, bien conocido, confirma con la razón esta verdad revelada. Hacia donde cae el árbol, allí para siempre queda.

Los que dicen fútilmente: “un solo acto momentáneo no puede merecer un castigo eterno” pasan por alto que lo momentáneo nuestro está conectado con lo eterno: el “Instante” del hombre se hace de una sustancia que no es perecedera, como largamente especuló Soeren Kirkegor.

Y vi una nube blanca Y sobre la nube sentado Como un hijo del hombre - Llevando en su testa corona de oro Y en su mano una hoz filosa Y otro Angel salió del Templo Clamando con voz magna

Al Sentado en la nube: - "Maadi tu hoz y siega Pues JJegó la hora de segar” Amarilleó la mies de la tierra Y mandó el sentado en la nube Su hoz sobre la tierra Y fue segada la tierra.

El juicio Final también Cristo lo figuró en una siega en la Parábola de la Cizaña y el Trigo. Aquí se convierte en una Siega, y una Vendimia que después es pisada. El “como un hijo del hombre” no es Cristo sino un Ángel ("y mandará sus ángeles, y harán la siega, y apartarán en haces la cizaña..."). Esta vendimia comprende buenos y malos, tanto uvas como agraces. Tanto esta imagen, como la que vendrá después en el Capítulo XX, del Tribunal y los Libros, son por supuesto metáforas.

Y otro Ángel salió del Templo Que está en el cielo Llevando también una hoz filosa Y otro Angel salió del Altar Que tiene poder sobre el fuego Y clamó con voz magna A l que tiene la hoz filosa: - "Manda la hoz filosa Y vendimia los racimos De la viña de la tierra Pues maduras son ya las uvas' Y mandó el Angel su hoz Sobre la tierra Y vendimió la viña de la tierra Y la mandó al lagar grande De la ira de Dios Y pisó el lagar fuera de la ciudad Y saltó la sangre del lagar Hasta los frenos de los caballos Por mil seiscientos estadios.

La figura de la vendimia se mezcla con imágenes bélicas: sangre, caballos, ciudad defendida, ancho campo de batalla. Todas las imágenes de matanzas que se hallan al final deste libro se refieren a una misma cosa, la Guerra de los Continentes. Aunque los Ángeles figuran como agentes dellas, en realidad son hecatombes que hacen los hombres5I: los ángeles representan simplemente el orden moral y providencial del mundo, que vindica infaliblemente sus rupturas. “La sustancia deste mundo es de orden moral”, dice Santo Tomás.

El pecado engendra desorden; y el desorden engendra dolores.

51 “El Ángel que tiene el poder sobre el fuego* -es decir, el éther, el fuego esencial- puede ser desde ya una alusión a la energía nuclear; la cual mis adelante se explícita.

Visión Quintadècima Las Siete Redomas

Y vi otro signo en el cielo Grande y asombroso Siete ángeles llevando siete plagas Las últimas En las cuales se consuma La ira de Dios Y vi como un mar de cristal Impregnado en fuego Y los vencedores de la Fiera Y de su imagen Y del número de su nombre De pie sobre el mar hialino Llevando citaras divinas Y cantando el cántico de Moisés El Siervo de Dios Y el cántico del Cordero Diciendo: “Grandes y asombrosas tus obras Señor el Dios el Pantocrátor - Justos y veraces tus caminos ¡Oh Rey de los siglos! ¿Quién no te venerará Y no alabará tu nombre? Pues tú sólo eres pío Y todas las Gentes vendrán A adorar en tu presencia Pues tus juicios se han manifestado.'

El Templo y Trono de Dios abre el Apokalypsis, permanece como un marco a lo largo dél, y lo cierra en la última Vision de la Nueva Jerusa- lén; y referidos a él y pendientes dél aparecen los sucesos desconcertantes de la tierra (“thaumastóti”) por medio de los cuales los perversos se castigan a sí mismos, y los elegidos alcanzan su destino.

Y después desto vi Y abierto fue en el Templo El Tabernáculo del Testimonio En el cielo Y salieron los Siete Angeles Los que llevan las Siete Plagas Desde el Templo Vestidos de holanda blanco limpio Y ceñidos por los pechos De cintos de oro Y uno de los cuatro Vivientes Dio a los Siete Angeles Siete Redomas de oro Llenas de la ira de Dios El que vive por los siglos eternos Y se hinchó el Templo de humo De la gloria de Dios y su poder Y nadie podía entrar al Templo Hasta que se consumaran las Siete Plagas De los siete ángeles.

No sé qué es el “Tabernáculo del Testimonio” -o del martirio, que ésa es la palabra griega empleada- Apareció a la vista en la Visión 10. "La Santísima Virgen”, dicen algunos. El P Lacunza52 tiene una conjetura interesante: dice que los judíos conversos de los últimos tiempos, refugiados en el desierto o país de Moab, lo cual también parece estar profetizado -en Isaías, XVI- hallarán la antigua Arca Sagrada de la Alianza, la cual la escondió Jeremías por orden de Dios en una cueva del país de Moab cercana al Monte Nebo, prediciendo no sería hallada hasta la reconciliación del fin de los tiempos, según aquello de 2 Macch., II, 7: “Y será ignorado su lugar, hasta que congregue Dios la congregación del pueblo y se le baga propicio; y entonces Dios mostrará estas cosas, y aparecerá la majestad de Dios, entre nubes, como cuando se manifestó a Moisés...”, la cual Arca rodearán entonces de veneración aquellos neo- cristianos, viéndola como signo del recobrado favor divino y próximo triunfo. 52 Op. cic, tomo III, Fenóm. IX, § IV, p.271.

Rebuscada conjetura parece; pero hay que ver el asiento escritura! que le proporciona el gran conocimiento de la Biblia que poseyó el exe- geta chileno.

Tampoco sé qué será o no será el “humo”, ni por qué no se puede ya entrar en el Templo; quizás alude a la ya vista Medición del Templo, y a que no habrá cambios (conversiones) en el tiempo de la Persecución: defecciones en todo caso, oscurecido entonces el conocimiento de Dios; y el humo se refiere en ese caso a la oscuridad que reinará en la Iglesia (en el Atrio, pisoteado por los Gentiles) y en el mundo, de la cual hemos dicho arriba; la cual “induciría en error, si posible fuera, a los mismos elegidos”. Los elegidos están ya marcados y contados: son un número fijo.

Y escuché en el Templo Um voz grande Diciendo a Jos siete ángeles: “Andad ya y volcad Las Siete Redomas De la ira de Dios sohre la tierra Y salió el primero Y volcó su Redoma en la tierra Y apareció una úlcera Mala y obscena En los hombres que llevan La marka de la Fiera Y se arrodillaron a su imagen.

Destas siete misteriosas y desconcertantes Redomas, excepto.la Primera y la Sexta, no encuentro apoyo en los Santos Padres para entender las “Plagas”, o castigos de los últimos tiempos. Lo cual se explica: ellos estaban demasiado lejos de su realización.

Esta Primera Plaga, sí: los Santos Padres la interpretan literalmente, como la plaga sexu de Moisés -Éxodo, IX, 8- que según los rabinos judíos fueron almorranas ( “ulcerae eiiesstcae turgentes“). La Vulgata traduce “una llaga fien y pésima”; el texto griego dice “mala y fea” ('pone- rón>); “ferum etfoedum ” tradujeron los Padres latinos; los cuales dicen será una úlcera en las partes genitales. Es la sífilis; la cual aparece como enfermedad endémica en el siglo XVI; gran novedad para las gentes del Llamado “Renacimiento”, que comenzaron a achacársela a los vecinos unos a otros: “mal francés”, “buba de las Indias", “mal rusc”, “mal persa”. Sabido es que ataca ‘a los que no tienen el signo de Dios sobre la frente”, casi sin excepciones; ataca a los que siguen el signo de la Bestia.

Si va a venir otra más última -es decir, peor- todavía, yo no lo sé. Ésta me parece bastante. En Cristo ¿vuelve o no vuelve? hablé bastante -o demasiado- désta Primera Plaga; la cual, junto con la Sexta, está fijada por la exégesis patrística. Nada queda que añadir a eso, si no es como curiosidad, algunos datos de una comunicación al International Congress of Dermatology in Washington, hecha por los doctores W J. Brown, H. Pariser, J. Portnoy, tomados de la revista neoyorkina Time del 21 de septiembre de 1962:

[...] Apenas después de 5 años desde que la sífilis fue aparentemente vencida en U.S.A. y declinando rápidamente en todas partes, la “gran viruela” está haciendo un retorno inesperado [...] De 106 naciones que informan a la Organización Mundial de la Salud, no menos que 76 tienen ya una recrudescencia de la sífilis [...] En los U.S.A. el número de casos sigue aumentando. Nueve millones de norteamericanos se calcula tienen sífilis o la han tenido: probablemente 1.200.000 están ahora sufriendo de sífilis intratada [...] Es el más frágil de los microbios: no puede vivir en los alimentos, el agua, el aire o los insectos. Puede atacar a una nueva víctima solamente a través del más íntimo contacto; y no por mucho tiempo. Y sin embargo durante 400 años la sífilis ha muerto o mutilado a millones, cegándoles o ensordeciéndolos o volviéndolos dementes; ha baldado niños en el seno materno, y arruinado la vida de millones de descendientes [...] El Dr. Brown repicó acerca de los 20.000 nuevos casos anotados, y las 4.000 muertes anuales en los EE.UU. Si hubiese habido un cuarto solamente destos casos de morbo y muerte debido a otras enfermedades, viruela, tifus, bubónica o malaria [...] se hubiera producido un pánico

público, y todos los recursos médicos de la nación se hubiesen puesto en movimiento [...] Aunque en su principio es curable -al menos temporalmente- por la penicilina, “sus síntomas son tan variados -dice el Dr. Pariser- que el médico puede confundir la sífilis con acné, viruelas, sarampión, mononucleosis o cáncer'. Calcula que del 40 al 60 % de los afectados pasa por los dos primeros estadios y llega al fatal tercero sin saber lo que tienen. Después la espiroqueta se esconde, para irrumpir esporádicamente en nuevas fases activas. Finalmente más de la mitad de los infectos sufren ataques súbitos al corazón, a la aorta, al cerebro o la médula espinal. Si el enfermo no muere del corazón puede acabar sus días como un baldado, ciego, demente y medio paralítico en un manicomio [...]

Finalmente un médico, Beigel, concluye: la vida sexual norteamericana hay que conservarla; pero la sífilis, no... Pedimos al Angel de la Primera Redoma, que puedan.

Y el Segundo volcó su Redoma En el mar Y el mar se volvió sangre Como de muerto Y toda ánima de vida murió Las que estaban en el mar.

Significa no literalmente, no puede ser. Significa para nosotros el en- sangrentamiento de las relaciones internacionales; de las cuales el mar es el vehículo, y es también su símbolo en la Escritura; no dice el Profeta “murieron todos los peces”, ni “zozobraron un tercio de las naves”, como en la Segunda Tuba; sino “murió el espíritu viviente”.

El mar no separa sino más bien une y relaciona a las naciones: son más bien las montañas, los ríos, los desiertos, los bosques, quienes las dividen y separan. El comercio por mar fue el primer agente de los descu* brimientos, colonizaciones y conquistas; y más en tiempo de San Juan. Este símbolo pues puede responder a la predicción de Cristo: “y habrá odios entre las naciones”. Vemos que hoy día la diplomacia está podrida, como sangre de muerto: se trata de engañarse y aterrorizarse mutuamente, con pretexto de amistad y “coexistencia”; y nada digamos del espionaje -llamado pulcramente “servicio de inteligencia”- ejercido por criminales con métodos criminales.

El dominio del mar (“la galera de oro” de Chesterton) que tuvieron los fenicios, los cartagineses, Venecia, Inglaterra y ahora Yanquilandia, está al servicio del monstruo del Supercapitalismo, con sus conflictos bélicos atroces e inevitables. La necesidad de “ganar nuevos mercados”, que es forzosa al capitalismo, conduce a las tremendas guerras animales 53.

Aquí navegamos solos, como he dicho. Otra cosa mejor no vemos. Parece interpretación rara; pero hay que ver cómo naufraga aquí el famoso Alió, por ejemplo: no dice sino pavadas y contrasentidos. Y el famoso Bossuet dice -contra el texto- que todas las Redomas fueron volcadas a la vez, y significan las desgracias que afligieron al Imperio Romano desde el Emperador Galieno hasta Maximino Daia (!), desgracias que cierto no fueron las últimas ni las mayores. Los Padres antiguos decían eran castigos de Dios en los últimos tiempos, todavía no concretables; y algunos no temían interpretar literal crudo. Pero si el mar se vuelve todo sangre, y los ríos sangre, perece la humanidad entera en menos de 15 días. No puede ser.

Los únicos que nos apoyan aquí son Lactancio, Alberto el Magno (?) y los escritores modernos (Peterson, Dessauer, Dawson) que notan en nuestros tiempos fenómenos nefastos de una magnitud como no ha habido nunca y plagas mundiales que parecen irremediables, y amenazan a la humanidad de enfermedad, si de muerte no: “mares de sangre muerta”.

Y el Tercer Angel volcó su Redoma sobre los ríos Y las vertientes de las aguas Y se volvieron sangre Los ríos y las vertientes Y oí al Angel de las Aguas Diciendo: “Justo eres Tú. el que Eres y el que Era Tú. el Pío

53 Ver Maurice Colboume, La Economía Nueva, Barcelona, Editorial Labor, año 1936.

Que esto juzgaste Porque vertieron de los Profetas la sangre Ahora deben beber sangre: - En esto, justo has sido.”

Esta plaga representa la corrupción de nuestra cultura; della han de beber los hombres para vivir. La cultura no es un hijo ni un divertimiento: ella es necesaria, es el tajamar contra la barbarie, siempre latente en el hombre. La Religión necesita de la cultura verdadera: la religión católica es una religión cultural, nc primitiva; por eso ella conservó la cultura antigua durante el Bajo Imperio y los Siglos de Hierro amenazada. Hombres religiosos se hacían monjes para copiar manuscritos, no sólo de Cicerón y Virgilio, pero ¡di Petronio!

San Benito, padre de los monjes de Occidente, inventó una Orden y una Regla admirables: vio que era necesario algunos hombres se dedicasen al estudio, y otros trabajasen manualmente para mantenerlos; y otros, a la tarea intermedia de copiar y conservar el depósito de la antigua cultura, amenazado por los bárbaros del Norte; cubriendo así los tres puntos vitales de la civilización europea54; y al mismo tiempo cantasen todos juntos el oficio divino, y enseñasen la agricultura a los belicosos bárbaros, y toda cultura, junto con los cuatro Evangelios.

Vemos hoy cómo se corrompe la cultura; que se le puede aplicar lo que Tácito dijo de la de su tiempo: “al corromper y ser hecho corrompido, a eso llaman cultura”. Mucha música y poca lógica, decía mi tío el cura teníamos ahora los argentinos: esteticismo y no razón; y ese esteticismo no para acarrear el puro goce estético sino para divertir, distraer... hacer reír -como bestias, ver los sainetes del Teatro Porteño-; en suma, disipar; cuando no para afrodisiar. Dicen con ufanía que los argentinos somos muy dados a la música y aptos a ella, aunque no haya surgido aquí todavía ningún Mozart; pero a mí me da mala espina lo que afirma el doctor Sollier en su Psychiatrie> que los idiotas e imbéciles característicamente son aficionados a la música. Y lo malo es que a mí también la música me gusta; y también a los Santos del cielo, según parece por San Juan.

La Bestia deforme del Apokalypsis, que todos decían era impintable, e incluso se reían de San Juan (Goethe y Renán, por ejemplo), de haberla imaginado, resulta que ahora el llamado “arte moderno’ pinta cosas que la recuerdan y aun la empeoran. Y callo de otras corrupciones más profundas, de la filosofía, de la enseñanza, de la literatura “espiritual” o devota. 54 Ver Hilaire Belloc, Esto Perpetua.

Y existe una relación entre este veneno que corre hoy a ríos, y la sangre derramada de los profetas; pues son los profetas en última instancia los que mantienen -o mantenían- sana la cultura; pues toda gran arte y gran filosofía tiene una raíz religiosa. Suprimen a los profetas, se pudre la cultura. Hay que ver la estofa de los profetas que ahora nos imparten cultura a mares desde los diarios, las revistas, la radio, la televisión, las novelas, las poesías y las cátedras. Hay que verlos, pero un rato no más, para conocerlos. Nadie puede abrevarse allí asiduamente, y sobrevivir.

Toda la “cultura” argentina está falsificada e intoxicada. Los veramente cultos están relegados; y aun hostigados, si tienen dones proféticos. Justo eres, Dios, en esto.

Si al más grande poeta del mundo le hubieran encargado hiciese un símbolo de la cultura envenenada, creemos hubiese exclamado: “¡Aguas vueltas sangre! ¡Ríos, arroyos, vertientes potables pero tóxicos! ¡Los íntimos veneros del espíritu objetivo contaminados por el error y el vicio!...”

Y oí al del Altar diciendo: "Cierto. Scfior. el Dios, el Pantocritor Justos veraces son los juicios tuyos.”

“El Veraz” es el epíteto de Jesucristo preterido por San Juan. Y es de notar que en todas esas Plagas se alaba a Dios en el cielo, no solamente de “justo” sino también de “pío” (“ósios”).

Y el Cuarto Ángel volcó su Redoma En el sol Y diósele quemar a los hombres En fuego Y fueron quemados los hombres En gran calor Y blasfemaron el nombre de Dios.

Que tiene poder sobre estas plagas Ni se convirtieron A darle gloria.

Este cuarto símbolo representa los calores que inflige a los hombres la actual “Ciencia”; o sea “Técnica”; que de ciencia no tiene mucho. Es sabido que todas las fuerzas que ella puede usar y usa, fuego, calor, vapor, dinamita y energía atómica, proceden del calor del sol.

Dicen ahora los “científicos” que la superficie del astro-rey está sembrada de uranio en desintegración (?) y de allí procede su benéfico -hasta ahora-calor; el cual nutre árboles, plantas y animales, y amontona reservas de energía, que ahora en manos del hombre se han vuelto enormes -y peligrosas 55. Hay que ver lo que supone ese calor del astro: la Tierra y los planetas interceptan sólo una parte infinitesimal de esa enorme esfera radiante, que se extiende quién sabe hasta adonde.

Ese calor hoy día recrecido, no cinco más cien veces, en manos del hombre, atormenta a los mortales con temor y aprensión; pues se emplea principalmente en construcción de instrumentos de destrucción horríficos; y aun cuando se aplica a la industria, produce desocupación, sobreproducción, carestía, luchas sociales, y finalmente guerras; todo lo cual “atormenta”, quema, mantiene temor y angustia en los ánimos de la humanidad actual; la cual para remedio proclama incluso la restricción antinatural de los nacimientos, y la destrucción deliberada de mercaderías o máquinas. No pasaba eso hasta ahora: es una plaga novísima.

Y el Quinto Ángel volcó su Redoma Sobre el Trono de la Fiera Y se hizo su Palacio Entenebrecido Y se mordieron las lenguas Del dolor Y de las Plagas Y no se convirtieron De hacia las obras malas suyas.