PARTE ESJATOLOGICO-HISTORICA
Es el texto, el texto, el Teeeeeeéexto mismo quien dice todo esto. Nabí
N’Zar Shrur Une oeuvre dépourvue de caprice irresistible, est virtuellement
sans intérêt... St. Fumet
Congregamini ut annuntiem quae ventura îunt vobis diebus novissimis.
VISIONES 11-20
Génesis 49,1
Visión Undécima Las
Dos Fieras
Las Visiones que siguen se sitúan ya patentemente en los últimos
tiempos; por lo cual las llamamos “esjatológico-históricas”.
Y se plantó [el Dragón] en la orilla dd Mar Y vi una Fiera surgiendo del
Mar Que tenía siete cabezas Y diez cuernos Y diez diademas sobre los cuernos Y
nombres blasfemos sobre las cabezas. Es la última Fiera de Daniel, en Capítulo VII. Es el Anticristo según
los intérpretes, antiguos y modernos. San Juan añade Siete Cabezas; Daniel
solamente apuntó Diez Cuernos. Deste modo, cuatro cuernos deben estar en una
cabeza quizás; porque Daniel dice que el Anticristo abatirá a Tres Reyes
cercanos y los otros se le someterán. El significado exacto de tberion es Fiera (fawve, wild beast, [era,
wildes Tier) que nuestras versiones dicen Bestia, sobreentendiendo feroz. El
nombre Anticristo lo adujo San Juan; San Pablo lo llama A'nomos, Hombre sin
Ley; Cristo no lo nombró, sino con el nombre de el Otro, si acaso a él se
refiere -como parece- en el versículo: *He venido en el nombre de mi Padre y no
me habéis recibido; otro vendrá en su propio nombre y lo recibiréis”
Creo expediente poner en conjunto, antes de la exégesis, el resumen de
lo que la Iglesia ha enseñado siempre del Anticristo; copiando el capítulo II
del Cuaderno Cuarto de nuestro libro Los Papeles de Benjamín Benavides. 48 Mateo 5; y paralelos, Juan V, 43.
Dice Esaú
Voy a copiar ahora resumiendo un papel en que Benavides consignó lo que
la Iglesia enseña en general acerca desa misteriosa y pavorosa figura que desde
2COO años ha se conoce con ei apodo de Anticristo. Puede servir como el retrato
del Anticristo, que el viejo respondía, cuando le pedíamos que lo hiciera, que
ya estaba hecho, o que no era cosa de hacerla él. Para el viejo el Anticristo
era una cosa real, y aún diría que -subjetivamente y en su mente— una cosa
presente. Creía al pie de la letra que iba a venir, tan ciertamente como el
cometa Halley o la desintegración del átomo. Le llamaba “la dave metafísica de
la historia humana”. Cuando le pedíamos que nos hiciera su retrato -y la señora
Priscila, temperamento novelesco, era literalmente golosa de eso- siempre se
excusaba diciendo que habría que tener en los labios la brasa de Isaías, las
llamas del Dante, el tizón de Milton, las cenizas de Baudelaire y encima de
esto el poder verbal de Hugo y la fuerza simbólica de Claudel -¡échale un
galgo!- para tentar esa empresa, que, por lo demás, ya estaba hecha por los
escritores eclesiásticos antiguos y modernos. Una vez me remitió a un libro de
Tomás Maluenda, que nunca pude encontrar en ningún lado. Otra vez me dijo que
si quería “vislumbrar de lejos" -así dijo- el alma del Anticristo, que
leyese a Nietzsche y al Conde de Lautréamont. iVa- ya chiste! Lo que queríamos
nosotros era que él, que lo había leído todo, nos diese el resultado, y nos
hiciese una síntesis de una vez. Pero eso tiene el leer demasiado, que uno no
puede sintetizar. Además, parecía que al Anticristo el viejo Benavides no lo
hubiese leído, sino que le hubiese visto; y que esa vista lo hubiese dejado sin
palabra. Mas el resumen que saqué yo de sus notas es éste: [...] Todos los
antiguos escritores eclesiásticos dijeron, o mejor dicho tradidervnt
(transmitieron) que en la consumación del mundo, cuando el Orden Romano será
destruido, habrá diez reyes -o varios Reyes, como San Agustín interpreta,
número definido puesto por el indefinido- que llama la Escritura los “Diez
Cuernos de la Fiera”; que procederán por cierto del Romano Imperio pero no
serán emperadores romanos, los cuales el orbe románico destruirán; y de entre
ellos, cuerno undécimo, surgirá el Anticristo. Esto leían ellos con toda
claridad en el Apokalypsis y en Daniel.
Un “cuerno pequeño”, es decir, un rey oscuro y plebeyo, que crecerá
quizás de golpe, en medio de ellos y a la vez como fuera de ellos, porque es el
undécimo, el apéndice, fuera del número perfecto y del orden consuetamente admitido:
un parvenú, un inmiscuido entre las naciones, el cual vencerá a tres reyes, a
los mayores, o los cercanos, y “los otros se le someterán’. Yerran pues codos
los que opinan que los “diez reyes” de Daniel y el Apokalypsis kan sido los
diez emperadores que han perseguido a la Iglesia, como Nerón, Domiciano,
Trajano, Antonio, Severo, Aureliano, Decio, Maximiano, Valeriano y Diocleciano;
porque ni vivieron en el fin del mundo, ni a tres de ellos postró el
Anticristo, ni la sucesión de sus reinados puede tomarse por la simultaneidad
que claramente predican los libros santos. El Anticristo no será un demonio
sino un hombre demoníaco, tendrá “ojos como de hombre” levantados con la
plenitud de la ciencia humana y hará gala de humanidad y humanismo; aplastará a
los santos y abatirá la Ley, tanto la de Cristo como la de Moisés; triunfará
tres años y medio hasta ser muerto sirte manu, no por mano de hombre; hará
imperar la “abominación de la desolación'’, o sea, el sacrilegio máximo; será
soberbio, mentiroso y cruel, aunque se fingirá virtuoso; fingirá quizás
reedificar el templo de Jerusalén para ganarse a los judíos, pero para sí mismo
lo edificará y para su ídolo Maozím; idolatrará la fuerza bruta y el poder
bélico, que eso significa Maozím: fortalezas o monumentos; y quizás adorando al
mismo personal demonio Mavorte o Mane, que adoraron los paganos; pero él será
ateo y pretenderá él mismo recibir honores divinos; en qué forma no lo sabemos:
como Hijo del Hombre, como verdadero Mesías, como encamación perfecta y flor de
lo humano soberbiamente divinizado, como Fuhrer, Duce, Caudillo y Salvador de
los hombres, como Resucitado de entre los muenos. Fingirá quizás haber
resucitado de entre los muertos; ¿usurpará fraudulenta la personalidad de un
muerto ilustre? ¿O restaurará un imperio antiguo ya muerto? Reducirá a la
Iglesia a su extrema tribulación, al mismo tiempo que fomentará una falsa
Iglesia. Matará a los Profetas y tendrá de su pane una manga de profetoides, de
vaticinadores y cantores del progresismo y de la euforia de la salud del hombre
por el hombre, hierofantes que proclamarán la plenitud de los tiempos y una
felicidad nefanda. Perseguirá sobre todo la predicación y la interpretación del
Apokalypsis; y odiará con furor aun la mención de la Parusía. En su tiempo
habrá verdaderos monstruos que ocuparán sedes y cátedras y pasarán por varones
píos, religiosos y aun santos; porque el Hombre del Delito tolerará un
cristianismo adulterado.
Abolirá de modo completo la Santa Misa y el culto público durante 42
meses, 1.260 días. Impondrá por la fuerza, por el control de un estado
policíaco y por las más acerbas penas, un culto malvado, que implicará en sus
actos apostasíay sacrilegio; y en ninguna región del mundo podrán escapar los
hombres a la coacción de este culto. Tendrá por todas partes ejércitos
potentes, disciplinados y crueles. Impondrá universalmente el reino de la
iniquidad y de la mentira, el gobierno puramente exterior y tiránico, una
libertad desenfrenada de placeres y diversiones, la explotación del hombre, y
su propio modo de proceder hipócrita y sin misericordia. Habría en su reinado
una estrepitosa alegría falsa y exterior, cubriendo la más profunda
desesperación. En su tiempo acaecerán los más extraños disturbios cósmicos,
como si los elementos se desencuadernaran; que él pretenderá dominar en su
potencia. La humanidad estará en la más intensa expectativa, y la confusión más
grande reinará entre los hombres. Rotos los vínculos de familia, amistad,
lealtad y consorcio, los hombres no podrán fiarse de nadie; y recorrerá el
mundo, como un tremor frío, un universal y despiadado sálvese quien pueda. Se
atropellará lo más sagrado y ninguna palabra tendrá fe, ni pacto alguno vigor,
fuera de la fuerza. La caridad heroica de algunos fieles, transformada en
amistad hasta la muerte, sostendrá en el mundo los islotes de la Fe; pero ella
misma estará de continuo amenazada por la traición y el espionaje. Ser virtuoso
será un castigo en sí mismo, y como una especie de suicidio. El Anticristo será
aniquilado por el Arcángel Mikael. Después de su muerte tendrán los hombres por
lo menos 45 días para hacer penitencia; quizás muchos más, años enteros.
Probablemente será de origen judío, subido al poder supremo por demagogia,
intrigas, maquiavelismo y los más fríos y calculados crímenes; y también
probablemente los judíos serán su guardia de corps y el instrumento de su
potencia, al principio por lo menos. A su caída tendrán los fieles libertad;
pero atónitos, derrotados y dispersos, no se reorganizará la predicación, ni
por ende la Fe, sino pasado algún tiempo. La sombría doctrina del bolchevismo
no será la última herejía, sino su etapa preparatoria y destructiva. La última
herejía será optimista y eufórica, mestánica. El bolchevismo se incorporará,
será integrado en ella. Sobre la doctrina del Anticristo tenemos cuatro puntos
ciertos: 1. Negará que Jesús es el Salvador Dios (Joa. II); 2. Se erigirá como
salvador absoluto de la humanidad (Joa. V); 3. Se divinizará (II Thess. II); 4.
Suprimirá, combatirá o falsificará todas las otras religiones (Dan. VI). Vendrá
de los judíos y será de ellos, en parte al menos, recibido como
Mesías; y quesera judío de nacimiento, circunciso y que observará el
sábado, al menos por un tiempo; y que su ciudad capital será Jerusalén.
Belarmino lo da como cierto, y Lactancio, Jerónimo, Teodoreto, Ireneo como
probable. No impugnará al cristianismo en nombre del cristianismo, como Lutero
y sus secuaces, pero aprovechará y reducirá a sí mismo todo e! cristianismo
falsificado que encontrará entonces. No será rey hereditario, se elevará del
suelo y obtendrá la púrpura por fraude y homicidios; reinará, ipoyado en el
Asia y sujetará el Occidente. Gog es un rey y Magog es su tierra; y los hebreos
er.tendieron siempre, según la tradición refiere, por el nombre de Magog a los
escitas, “tan blancos como crueles”, es decir, la gente del Cáucaso y más allá
de los Urales; pero el ejército de Magog se compondrá de toda la tierra, pues
el profeta Ezequiel enumera en él nominalmente a los persas, los etíopes, los
hispanos (Tubal) y los nórdicos (Togormá). Este ejército será destruido por
fuego según está escrito: “Fuego y azufre lloveré sobre él y sobre el ejército
suyo”. Estas bromitas que están haciendo ahora con la “desintegración del
átomo”, bien podrían ser una sorpresa y “encadenarse” -o desencadenarse- como
los hombres de ciencia y hombres de técnica no imaginaban. Hará portentos
tales, mentirosos y embaidores, que pasmará a los hombres. La Escritura pone
tres ejemplos concretos: hacer caer fuego del cielo, hacer hablar la imagen de
la Bestia, y una muerte y resurrección amañada; pero nada dice, ni podía decir,
acerca del modo dellos. Estos portentos están ya casi al alcance de la magia de
la moderna “Ciencia”, que cada día es menos ciencia y más magia, y magia negra
por cieno; porque la moderna tecnología o tecnogogía se está moviendo más cada
día fuera de la órbita del conocimiento de Dios y del hombre, y hacia el
dominio utilitario y temerario de las fuerzas cósmicas; y aun hacia la
destrucción y el estupro de Universo. Los hodiernos ensoberbecidos “sabios” se
han evadido hace mucho del respeto a los senos de la naturaleza, que hacía a
los griegos -testigo Aristóteles- prohibir la disección de los cadáveres; y
están invadiendo el dominio de los ángeles, guiados quizás por uno dellos,
porque lo que llamamos etber, decía la antigua teología y Santo Tomás lo
recoge, es el lugar de los ángeles-, la porción de la materia creada en la cual
el ángel mora., en el sentido en ei cual un ángel puede morar en lo material;
es decir, el elemento desde el cual el espíritu puro puede ejercer su acción
sobre lo sensible creado; la médula del cosmos, el fluido nervioso del mundo,
el puente de la materia al espíritu, consustanciado a él, no por naturaleza
sino por ordenación creadora.
Y nada mismo. Si Roma será o no destruida, conforme a la letra de una
descripción apocalíptica, no lo sabemos, aunque muchos Santos Padres lo creen.
“Romanum, inquii, nomen, quo nunc regitur orbis (horret animas cücere sed dicam
quia futurum est), tolletur de térra, et Impenum in Asiam revertetur; ac rursum
Oriens dominabitur; atque Occidens serví et" [Digo que el nombre romano,
con el cual hoy se rige el orbe (me horroriza decirlo pero lo diré, pues ha de
suceder) será quitado de la tierra; y el Imperio volverá al Asil y de nuevo
dominará el Oriente; y el Occidente servirá], exclama Lactancio; y lo sigue San
Agustín, interpretando a San Pablo, en el Capítulo 1 del libro XX de De
Civuate. San Victorino Mártir netamente asevera qut “la Iglesia será quitada”,
pero eso no significa que será extinguida del todo y absolutamente, como opinó
Domingo Soto, sino su desaparición de la sobrehaz de la tierra, y su vuelta a
unas más oscuras y hórridas catacumbas. Todo lo demás son conjeturas bordadas
con más o menos inteligencia por los exegetas; esto que va arriba está en la
Escritura y la tradición literalmente.
[•■•] Hasta aquí el papel del vejete; es decir, la parte sana del papel. [...]
Igitur relata refero. Todo lo aquí puesto está en la Sagrada Escritura y
en la Tradición, la cual a su vez se refiere a la Escritura. Las conjeturas y
fantasías, plausibles o no, han sido dejadas caer. La enseñanza de la Iglesia
en sus Doctores se ha preocupado siempre del Anticristo; y no se puede decir
que en vano: aunque a través de garabatales de maleza, la profecía ha ido
aclarándose.
Si a un hombre de hoy día se le habla del Anticristo, no le interesa o a
lo mejor se sonríe. Pero dígasele: guerra total, Estado totalitario, rendición
incondicional, dictadura del proletarizo, listas negras, bombas nucleares,
judaismo, nazismo, comunismo, imperio mundial y no puede menos de parar la
oreja. Pues bien, ‘mutato nomine, de te - Fabula narra- tur...''. Lo único
mudado son las palabras.
Libros sobre el Anticristo hay muchos -demasiados. Por desgracia no
conozco ninguno excelente en español. San Hipólito, San Victorino, Pannonius,
Belarmino, Leonardo Lessio, Newman, Pieper, Erik Peterson, Hans Preuss,
Solovief, Etheíbert Stauffer, Dessauer, SchLier, Swete, Benson... no han sido
traducidos. De modo que es bueno me ponga a escribir en mi lengua a mi modo lo
que he aprendido dellos.
Y la Fiera que vi, parecida al leopardo Y sus pies como los del oso Y su
boca como la boca del león.
La Fiera de San Juan es un compuesto de las cuatro fieras de Daniel; “la
recapitulación de la Herejía” la llama San Ireneo. San Juan las enumera en
orden inverso, quizás porque la religión herética del Anticristo parte de la
última para llegar a la primera, el paganismo.
Y le dio el Dragón su propia fuerza Su propio trono Y un gran poder Y
una de sus cabezas. Como herida de muerte Y su plaga de muerte se sanó Y se
asombró toda la tierra Ante la Fiera Y se arrodillaron a la Fiera diciendo:
“¿Quién igualará a la Fiera Y quién podrá luchar contra ella?".
El grito: “¿Quién como la Fiera?“ es la parodia y contraparte del grito
de San Mikael en el cielo: " ¿Quién como Dios?”. La lucha perenne entre el
Mal y el Bien es el tema central de la historia del hombre: y los
acontecimientos todos, como las Guerras Médicas y las Guerras Púnicas, la
Monarquía Cristiana y la Revolución, la Civilización y la Barbarie, las
Religiones, las grandes creaciones artísticas y las conquistas y
descubrimientos, no adquieren sentido sino en referencia a esa lucha perenne.
Ahora esa batalla sempiterna ha llegado a su resolución. Ahora puede decidirse;
más aún, debe decidirse. La opción por Cristo o contra Cristo -por el
Contracristo- se hace universal e ineludible. “Y será predicado este Evangelio
del Reino a todas las gentes, y entonces vendrá el Fin.”
Danzante de su cuerpo intacto, libando la miel primera de todas las
cosas, tomando posesión deslumbrada de la natura nueva y sumisa, los pies
desnudos sobre el terrible terciopelo dorado de los enormes felinos dominados
por la luz de los ojos del ser inteligente; sentada como en un trono sobre las
rodillas de su hombre. Recordó sus largos coloquios con Adán inocente, sus
juegos de doncella Arisci, de hermanita salvaje, el diálogo primigenio y eterno
en el cual se inventaron todas las lenguas, a partir de los primeros gestos
totales, cuando comprendieron el valor inteligente de los sonidos y empezaron a
jugar con ellos como dos niños gozosos.
Pero su recuerdo más lancinante era el de sus coloquios con Dios: el éxtasis
del atardecer, la oceánica invasión del dueño invisible, la pérdida del yo y la
fusión perfecta con la causa infinita de todo, esa pasividad vibrante surcada
como relámpagos de deliciosas palabras en silencio, que venía cuando quería y
se iba cuando quería, como la brisa de la tarde, dejándola después por un rato
con la sensación de que nada existía y que la creación era una sombra vana.
Justamente por allí empezó la tentación, por querer tener la disposición
del éxtasis, “seréis como dioses”. Eva se estremeció de horror y desdicha.
Había codiciado lo que es estrictamente divino, quiso ser dueña del embeleso
total, tenerlo cuando quisiera y sobre todo darlo, sí, ser capaz de comunicar
cuando quisiera el éxtasis boca a boca a otra criatura que por lo tanto tuviera
que adorarla; como la adorara allí mismo embriagadoramente aquella nueva
criatura fulgurante que ostentaba vagamente las vivísimas formas del ofidio.
Eva se postró en el suelo, en un total reconocimiento de su error, en
una conciencia traspasadora de su infatuación y su ignorancia. Ya era tarde.
Pero ella sabía que la justa e irrevocable sentencia estaba unida a una
misteriosa misericordia, cuyo signo eran esos mismos hijos que diéransele en
lugar del Paraíso, uno de los cuales aplastaría un día a la poderosísima
serpiente. Miró de nuevo su doloroso paraíso. De la boca de Abel surgió de
nuevo el gemido, sordo, articulado en las sílabas mama, el fonema misterioso
que la penetraba, la palabra que ella nunca había dicho a nadie. Un inmenso
anhelo de decirlo a alguien surgió de su soledad infinita. Sintió el deseo
absurdo de decírselo al Dios lejano y perdido, pero decírselo en medio del
éxtasis antiguo en que su boca lo tocaba; decirlo y que él lo tragara; el deseo
de ser hija chiquita de alguien, de esconder como Abel en un regazo su pequeñez
y su desolación infinita, de resignar por un momento la carga insoportable de
ser madre de todos los vivientes, responsable única de toda la vida. Todos una
alusión osada al “martirio" de Jesucristo -el cual habrán de imitar
entonces los cristianos— que fue predeterminado por Dios en redención de
pecados desde el Primer Pecado: “Que fue matada - Desde el principio del
mundo.” Contrapone pues la falsa resurrección del Anticristo a la verdadera de
Cristo. .
“Si un pavor religioso no me impidiera poner los ojos en esos tiempos
formidables, no me sería difícil apoyar en poderosas razones de analogía la
opinión de que el gran imperio anticristiano será un colosal reino demagógico,
regido por un plebeyo de satánica grandeza, que seré el Hombre de Pecado”, dijo
Donoso Cortés.
Tiene oídos alguno, oiga - Si alguien hacia el cautiverio Irá ai
cautiverio - Si alguno a muerte de espada Debe morir de espada. ¡Ésta es la
paciencia y la fe de los Santos!
La mayoría de los intérpretes entendió este epifonema de Juan en el
sentido de la palabra de Cristo: “El que usa la espada, perecerá a espada”, los
cautivadores serán a su vez cautivados, y en esa fe se afirma la paciencia de
los Mártires. Mas algunos lingüistas hoy dan la traducción -poco probable- de:
“los que sean llevados al cautiverio, que vayan no más; y también los
condenados a muerte por Cristo”, por considerar ese sentido más conforme a “la
Paciencia”. Mas eso no sería ningún “misterio” ni novedad; y sobra entonces el
“Tiene oídos alguno, oiga”, que siempre indica misterio, como hemos visto.
Y vi otra Ficta Que surgió de Tierrafirme Y tenía dos huampas Semejantes
al Cordero Pero en su hablar era Dragón Y todo el poder de la Primera Lo hacía
delante della E hizo que la tierra toda Y los habitantes della Adorarán a la
Primera - Que fue herida de muerte Y vivió.
El otro seductor y tirano del mundo, que más tarde Juan llamará el
“Pseudoprofeta”, tiene un carácter religioso: “semejante al Cordero” y surge de
la Tierra-firme, la Religión; no como la otra, del Mar, del mundo mundano. Y
esta Fiera es la que hizo que todo el mundo adorara la Otra. Y tiene también
poderes taumatúrgicos: ella hace los prodigios a que se refirió San Pablo
cuando dice del Anticristo:
“Cuya venida será En obras de Satanás - En todo poder Y signos y
ponernos mendaces Y en toda seducción malvada Para los que caen Porque no
recibieron la caridad de la Verdad Para salvarse Por lo cual les enviará Dios
Las obras del error Porque no amaron la verdad Mas consintieron a la
iniquidad.*
“Portentos mendaces”; por tanto: no verdaderos milagros, ni tampoco
ficciones o prestidigitaciones. Los dos ejemplos que pone San Juan los puede
hacer hoy día la “Ciencia” moderna, o sea la Técnica. ¿Puede ser la Segunda
Fiera la Técnica actual, como aventura Claudel?
No propiamente; pues esta Fiera es un hombre individual, si la Primera
es un individuo, como sin duda lo es; el Angel de la Visión 18 los agarra a los
dos juntos y ios hunde en el Báratro.
Pieper dice que esta Fiera representa la Propaganda Sacerdotal del
Anticristo, recordando la dedicación de los paganos sacerdotes de Júpiter a la
propaganda del Divus Caesar, el culto divino del Emperador.
El jefe desa Propaganda es pues un hombre religioso y a la vez un
ingeniero electrónico, diríamos hoy. Solovief en su notable leyenda lo
corporizó en la figura de un obispo asiático, Apolonius, una especie de genio
religioso, ducho en ciencia moderna y a la vez en la magiaterismo del Oriente;
el cual se pone primero a hurtadillas y después abiertamente al servicio del
Emperador Plebeyo; como antaño Apolonio de Thyana. A este apóstata, el
penúltimo Papa, por presión del Emperador, lo nombra cardenal; mientras el
último, Petras II (cardenal Simón Barionini), lo execra, pero nada puede contra
éL Notable imagen; apoyada incluso en que algunos intérpretes vieron en “los
dos cuernos como de Cordero* una mitra de Obispo. Lo cual no quiere decir nada,
por supuesto, contra las mitras actuales, sobretodo las santamente llevadas.
“Y todo el Poder de la Primera - Lo hacía delante della” — o sea, lo
actuaba, lo representaba, lo volvía efectivo y convincente, cosa propia de la
propaganda; que sabemos qué poder tiene incluso hoy día; el cual se acrecerá a
medida aumente la cretinización de las masas, y la perfección de los
instrumentos técnicos de difusión.
Esta historia de una religión falsa, falseada, falsificada, falluta -de
faüo-fallere, caer- la veremos recurrir de nuevo en la Visión 16, la Gran
Ramera; y la tal religión fornicaria es necesaria para que pueda surgir el
culto sacrilego del Anticristo, “que sedera en el Templo de Dios, haciéndose
como si fuese Dios”, según predice San Pablo. Lo cual llama Daniel “la
abominación de la desolación”, y repite Jesucristo.
E hizo signos grandes Incluso fuego hizo caer del ciclo A 1» tierra
delante de los hombres Y sedujo a todos los habitantes de la tierra Por los
signos que hacer le fuera dado Delante la Fiera ~ Diciendo a los habitantes de
la tierra Hacer una imagen de la Fiera La que tuvo la herida de la espada Y
vivió Y dado le fue animar La imagen de la Fiera Tal que hablase la imagen de
la Fiera - E hiciese que todos cuantos No se arrodillasen a la imagen de la
Fiera Fueran muertos.
Estos dos “portentos” se pueden hacer hoy día con la bomba atómica y la
televisión satelital. Hace más de un siglo, en sus sermones de Adviento, el
entonces presbítero John Henry Newman explicó a sus oyentes de Oxford que esos
“portentos” de que avisó San Pablo podían ser “grandes inventos en ias ciencias
naturales”; y eso que Newman no conocía entonces sino el telégrafo y la
aeronáutica (globos cautivos) y no tenía idea del mal uso que dellosse había de
hacer en la Gran Guerra. También Donoso Cortés y Baudelaíre advirtieron, casi
en el mismo tiempo, que con el control del telégrafo y los periódicos cualquier
imbécil puede dominar a un gran país. No conocían aún ni la telefonía sin
hilos, ni la televisión, ni las bombitas A y H.
Las hechicerías y magiquerías que imaginaron los Padres Antiguos para
hazañas del Pseudoprofeta, tal como las de Simón el Mago y Apolonio de Thyara,
nos harían más bien reír ahora a nosotros: hacer brotar una serpiente tirando
al suelo una vara; eso y más puede hacerlo el prestidigitador Houdini en el
escenario. En cambio nos vamos boquiabiertos y enajenados detrás de la Religión
de la “Ciencia” actual; que cuando es buena lo más que puede otorgarnos es
“confort”; y cuando no, puede destruir el mundo, después de haberlo engañado
49.
Y hará que todos - Pequeños y grandes Ricos y pobres Libres y siervos -
Que se les dé a todos Una marka en la mano diestra Y en sus frentes Y que nadie
pueda comprar ni vender Si no lleva la marka: El nombre de la Fiera Y el número
de su nombre.
Las “listas negras” comerciales las hemos conocido ya en la Segunda
Granguerra: a mí no me quisieron llevar en avión a Córdoba, donde tenía un
hermano enfermo, porque estaba en la lista negra como “germanófilo”, cosa que
hasta hoy no estoy seguro de haber sido; y yo me decía amargado que un
argentino, dentro de la Argentina, per una compañía argentina, era castigado
por un crimen que no había hecho, por cuenta de los extranjeros. El castigo fue
muy relativo; porque ese avión se cayó. 49 Ver Excursus E.
Peor empero va a ser en tiempo del Anticristo, porque va a ser universal
y “totalitario”. En otro tiempo los perseguidos políticos tenían el recurso de
emigrar; pero entonces no podrán, ni habrá Embajadas con derecho de asilo.
Escribiendo sobre el Imperio Romano y su caída en Decline and Fall of tbe Román
Empire, el liberal Gibbon Edward -que no nutre ninguna simpatía hacia los
mártires cristianos- nota que el poder absoluto en una sola mano significa el
arrancamiento de raíz de toda libertad “porque no queda ninguna chance de fuga;
cuando el poder cae en manos de uno solo, el mundo entero se convierte en una
cárcel para sus enemigos’-; cosa que no dejamos de palpitar hoy día, en que la
mano de Rusia alcanza a Trotzky en México; y la de Israel a Eichmann en la
Argentina; y en un Diario de la Granguerra G. Nebel saca la recta conclusión de
que “en una ya inminente organización mundial de las Naciones, desde el respeto
de la libertad hay que objetar que ya no habria lugar alguno donde el hombre
pudiese emigrar” (“Bei den mordlichen Hesperiden ”). En el Weltstaat del ideal
de Kant, dice el filósofo, ya no habría más guerras extranjeras; la contraparte
es que habría operaciones policiales, que serán peor que peste.
La “marka de la Bestia” serán probablemente brazaletes o muñequeras
junto con una señal en las viseras o una vincha que llevarán un signo tal o
cual - ¿el número 666?- quizás con un significado sacrilego u obsceno, que los
cristianos no podrán aceptar: así llevaban los seides de Hitler en tiempo de la
Granguerra la cruz gamada, sólo que ahora será universal, “grandes y chicos,
dueños y siervos”. Algo deso pasó en tiempo de Diocleciano César, el persecutor
más universal que hasta ahora ha habido de los cristianos: no podía comerciar,
vender, comprar ni viajar el que no tuviera la tessera, testimonio de haber
rendido culto al César.
Los católicos fueron despojados de sus bienes en tiempo de Isabel I de
Inglaterra -la pequeña Nobleza rural- a fuerza de multas reiteradas a los que
no asistían a los “oficios” protestantes; y los que decían Misa o la oían, o
simplemente ocultaban a un sacerdote, eran ahorcados por “traidores a la
patria”; a veces después de tremendas torturas.
Aquí hay sabiduría El que tiene intelecto, calcule El número de la
Fiera. Pues es un número de hombre: Su número es JXS.
Es una gematría, usual entre los pueblos del Mediterráneo, sobre todo
los hebreos. Como en hebreo y en griego -y en latín también- ios números se
expresan con letras, ponían nombres con números; este aquí es 666, ¿qué nombre
expresa esa cifra? Esto ha dado que hacer a los exege- tas, y sobre todo a
muchos que no lo son: innúmeros nombres han sido compuestos con esa cifra, de
modo que los más seguros en este caso son los que declaran no estar seguros:
como puede verse en el Capítulo II del Cuaderno Segundo de nuestro Los Papeles
de Benjamín Benavides. Muchísimos nombres son posibles: el español Beatus de
Liébana propuso siete diversos, fabricados por el lingüista Arethas; San Ireneo
propuso Teitán (nombre de Apolo) y Lateinos (designando al Emperador Romano)
prefiriendo este último, lo mismo que sus discípulos. Muchos Padres vieron el
nombre aceptado hoy por la exégesis moderna, Nerón en letras hebreas fQ’w
Nerón) e incluso se cambió el número en 616 -como está en algunos códigos, muy
improbables- para que diera Nero Caesar en letras latinas. Esta hipótesis fue hecha
prevalecer por los libros de cuatro eruditos alemanes: Fritzche, Benary, Hitzig
y Reuss (1831-1837). San Juan habría anoticiado a los fieles el nombre del typo
del Anticristo, el monstruoso primer Perseguidor, en cuanto al antitypo, el
verdadero y último Anticristo, nada podemos saber todavía. Como curiosidad,
diremos que con este número muchos se han divertido designando a sus enemigos:
en el Medioevo se compuso con él Mahoma; en el siglo XVI, habiendo Melanchton y
Bibliander compuesto con 666 Pontifex Romae, Belarmino se divirtió componiendo
el sobrenombre de Lutero, o saxéinos, el Sajón. En el siglo XIX, un reyalista
francés sacó el nombre de Napoleón, y un dominico gran hebraísta, José Dussot,
el de la francmasonería, con una pequeña trampa. En tiempo de la Primera
Granguerra sacaron al Kaiser Guillermo; y durante la Segunda un profesor polaco
sacó a Hitler, con el artificio de aumentar las letras del alfabeto y añadirle
100 a cada una, trampa también. Los fieles de los últimos tiempos sabrán cómo se
llama el gran Emperador Plebeyo; nosotros no lo sabemos.
Contra la solución Q’sar Nerón hay escasa dificultad:
Veremos más tarde que San Juan tomó los elementos de su profecía sobre
el último siglo de las circunstancias que lo rodeaban en aquel primer siglo; es
decir, vio la última Persecución al trasluz de la Primera (typoy antitypo); lo
mismo que hizo Cristo en su Sermón Esjatoiógico en Mateo, XXIV profetizando a
la vez la destrucción de Jerusalén y la Parusía.
Visión Duodécima Las
Vírgenes y el Cordero
Y vi: Y velay el Cordero estaba sobre el monte Sión Y con
¿cientocuarenta y cuatro mil Llevando el nombre del Y el nombre de su Padre
Inscripto sobre sus frentes.
Son los mismos “elegidos” de la Visión 4, que son allí “signados” por el
Angel; y ahora están sobre “el monte Sión”; es decir enlajerusalén Celeste,
después de la Resurrección. Después de haber descrito la terri- blez del
martirio en la Visión anterior, Juan se apresura a anunciar la esplendidez de
la recompensa.
Y escuché una voz del ciclo Como voz de muchas aguas Y como voz de vasto
trueno Y la voz que escuché Como la de citaredos Y cantaban como un cántico
nuevo.
Juan escucha como una orquesta vasta y potente, y un coro que nunca se
oyó en la tierra.
Y nadie podia saber ei cántico Delante el Trono Y delante los Cuatro
Vivientes Y los ancianos Sino aquellos cientocuarenta y cuatro mil Que fueron
redimidos de la tierra Son ios que con mujeres no se mancharon Vírgenes son
Estos acompañan al Cordero Dondequiera vaya Estos redimidos so a de entre los
hombres Primicias para Dios y el Cordero Y en sus bocas no se halló mentira -
Inmaculados son.
Son los mártires de los últimos tiempos, los más mártires de todos, dice
San Hipólito. “Vírgenes” y “Sin-mancha” los llama Juan, porque se guardaron de
la apostasía y k idolatría del Anticristo, la cual en las Sagradas Letras es
llamada "fornicación5’. “No se ensuciaron con Mujeres”, es decir, con “la
Mujer” que aparecerá más tarde, la Meretriz Magna, fautora de la religión
falsificada. Varones los pinta el Profeta, no porque no haya mujeres entre
ellos, sino en señal de fortaleza.
Les que entienden todos los santos en estas 12 docenas de miles yerran,
pues todos los otros santos aparecer, inmediatamente después. Los que entienden
vírgenes literalmente; es decir sacerdotes y religiosos, descaminan también.
Bien está hacer el elogio de la virginidad voluntaria, como hace San Agustín,
Holzhauser y otros intérpretes y predicadores en este lugar; “sed non erat hic
locus”. Este número definido de hombres limpios, en cuya boca mentira no hay,
son los mártires postrimeros. (Hay monjitas que son muy puras, pero también
medio mentirosillas.) El “cántico nuevo" y la escolta del Cordero son la
recompensa especial destos mártires: la aureola de las Vírgenes y el nimbo de
los mártires, que decían los teólogos medievales; de aquí lo sacaron.
Visión Decimotercera El Evangelio Eterno
Y vi otro Ángel Volando por el Zenit Portando el Evangelio Eterno Para
anunciar a los habitantes de la tierra A todas lis Gentes Y tribus y lenguas y
razas - Diciéndoles en gran clamor: - “Temed a Dios Y dadle gloria PORQUE LLEGÓ
LA HORA DE SU JUICIO Y arrodillaos al que hizo el cielo Y la tierra y el mar y
las vertientes."
No es nuestro Evangelio, es este mismo libro Apokalypsis: es el anuncio
de la Parusía. Quizás significa que este librito sellado, al fin de los tiempos
será abierto, como hemos visto en la Visión 6.
Esto vio el famoso abad calabrés Joaquín de Floris, y es uno de los
aciertos de su enorme libro Evangelium Aetemum, que abunda por desgracia
también en desaciertos. Poseo una traducción francesa casi integral -por
Aergerter- del renombrado y ruidoso fundador, reformador y profeta del siglo
XII. Pero el libro no nos ha llegado sano: cayó en manos de fanáticos y
heretizantes, que le hicieron no sólo apostillas más interpolaciones. Cuando
fue condenado por la Sorbona recién recibió el título de Evangelium Aetemum',
eran tres libros de Joaquín: Concordia antiqui cum Novo Testamento; Expositio
Apokalypseos-, y Psalterion Decacorde, fundidos en uno y muy corrompidos. Alió
tacha a! célebre eremita de “semidemente” con injusticia, pues han perecido
todas las copias de la obra original; y las que tenemos son adulteradas.
Alejandro IV confirmó la condena de París -advirtiendo que el libro
estaba adulterado-en su bula Urbi et Orbi. El libro fue condenado porque
declaraba la anulación de los Evangelios Canónicos en favor del Evangelio
Eterno; la venida próxima de “la Iglesia del Espíritu Santo” por obra de las
Ordenes; o sea la quimérica Tercera Edad del Mundo o Nueva Revelación sobre la
cual discantó toda su vida el filósofo ruso Berdyaef; y la proximidad del fin
del mundo para el año 1260. El franciscano Fray Gerardo, autor de las
interpolaciones, fue castigado acerbamente por el Rey de Francia, y murió en la
cárcel.
El abad estuvo lejos de ser un demente: fue un escritor piadoso que
abusó bastante de su imaginación. Desenvolvió el principio de San Agustín de
que el Apokalypsis “comprende todo el tiempo de la Iglesia”, mas cayó en el
error de ver en él una crónica seguida; error que había de engendrar con el
tiempo otro peor, en Bossuet, Alcázar, Grotius...: la escuela histórica
exagerada. La idea quimérica de encontrar un paralelismo y simetría entre el
Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, incluso cronológico, llevó al monje a
interminables malabarismos con los hechos históricos, en los cuales se muestra
muy versado; lo mismo que en su estilo muy elocuente e incluso poeta. Por
ejemplo, en esta frase, entre otras muchas: “Los cuatro vientos de los cielos /
Flagelaban la mar inmensa." Extravagancias no hay muchas y aciertos
bastantes, lo mismo que profunda piedad y celoso moralismo. Un gran “drama
universal” escribió, con notables miniaturas de la vida de su tiempo, tiempo
azaroso y revuelto, cuna del Siglo de Oro siguiente.
Joaquín retomó la idea patrística de que las Siete Iglesias de la Visión
1 simbolizaban Siete Edades, de las cuales la suya era la penúltima. Más tarde
su discípulo Petras Olivi las dividió más sensatamente, más o menos como
nosotros al comienzo deste libro. Lo que descarrió a Joaquín fue la idea del
fin del mundo en 1260 (42 meses de años desde Cristo), idea que ha tocado a
muchos intérpretes -como a mí-; a saber: que su propia edad está próxima al Fin
Final; a los cuales Bonifacio VIII llamó “imbéciles”; pero los llamó imbéciles
después que pasó el año 1260.
Muchas veces se han equivocado los cristianos acerca la proximidad del
Fin; pero algún día no se van a equivocar; y ese día está cada vez más cercano.
Hemos digredido acerca de Joaquín de Floris por ser uno de los
principales intérpretes del Apokalypsis; no tanto por sus aciertos -en los cuales
coincide con la tradición- cuanto por la nueva orientación que pujantemente
comunicó al estudio del “Librito” -saber, la consideración histórica. *A
landmark in tbe history o fthe exegesis’, dice Sweete.
Joaquín es milenista espiritual, lo mismo que su notable continuador en
el siglo XVI, el jesuíta Rreyra, que purgó su doctrina de extravagancias.
Otros han dicho otramente: algunos vieron en el Ángel del Evangelio
Eterno al Papa San Gregorio, o a San Bonifacio, Apóstol de Germania (Aureolus,
s. XIII}. Bossuet ve simplemente allí a nuestros cuatro Evangelios en
contraposición a la Ley de Moisés, que fue temporal y provisoria; y el P. Alió,
en su desaforado alegorismo, a la religión verdadera en toda su extensión,
desde Adán al fin del mundo: lo cual es disparate. Damos esto para simple
información.
Si el Evangelio Eterno es el Apokalypsis, nuestros Evangelios son
temporales; para los tiempos normales de la Iglesia, no para los tiempos
“novísimos”, como decían los Romanos: a la vez últimos y diferentes. Los
Evangelios quedarán como suspendidos, las promesas de Cristo como incumplidas,
sus preceptos y consejos en la retroescena, implicados y escondidos todos en el
único precepto de resistir en fe y paciencia la inundación de la persecución y
la apostasía; pues la Iglesia volverá a la Catacumba - “Ecelesta
Martyrum"-y ni siquiera se podrán ministrar los Sacramentos, opina San
Agustín. Dios guardará silencio y parecerá cerrar los oídos a las oraciones; y
“los Santos serán vencidos”. Los dones místicos desaparecerán y los hombres de
oración versarán en noche oscura; y la persecución plagará defuera y dentro,
pues se le recrecerán las fuerzas a Satanás, “que tiene ya poco tiempo". Y
lo sabe.
Satanás dirá con sorna a los Santos: “¿Dónde está vuestro Dios?” y ellos
callarán. Les espejará las más peligrosas ilusiones, y los hará caer en líos
endiablados. El estado descompuesto y falsificado de la Iglesia (“el Atrio
pisoteado por los paganos”) los sumirá en desconsuelo y perplejidad. Los
prelados “mercenarios” los castigarán y hostigarán, hasta hacerles imposible el
ganarse la comida. Su fidelidad a la Iglesia -a la imagen lejana de la Iglesia,
y el núcleo atormentado de hoy- será más que heroica, casi imposible.
Situaciones endemoniadas a que deberán adaptarse. Por ejemplo, uno
dellos huyendo y escondiéndose a la vez de la Policía y de una banda de
asesinos, confundido con uno que robó 28 millones de pesos al Banconación, que
se le parece mucho, e incluso se procuró sus “dactilares” para “plantarlas”. No
los matarán por cristianos sino por traidores a la patria, ladrones y asesinos,
como en los tiempos de Nerón y Marco Aurelio; les sacarán “confesiones” atroces
por medio de drogas; y horripilarán a la “opinión pública" cretinizada,
con los relatos de facmoras de los “cristóbales”. Nadie podría aguantar, si
Cristo no volviera pronto.
Todo esto está en las descripciones proféticas de \a.Didajé, que data de
los tiempos apostólicos; en el terrible mártir Hipólito, el primer comentador
del Apokalypsis; en el maestro de San Agustín, Lactancío, que yo no sé de dónde
sacó sus iluminaciones, que parecen escritas en el tiempo actual, y están al
final de sus egregias Institutiones Dtvinae, Migne L., LXX, Libro VII, Capítulo
XV; con exquisito lenguaje y gran elegancia de estilo; es un gran señor. Y San
Agustín su discípulo lo tuvo también por profeta.
Por ejemplo, así explica el réctor africano, en pág. 791, el cómo a
partir del Imperio Cesáreo —que en su tiempo mantenía el orden en todas partes
y había devenido cristiano- se llegaría al desorden actual:
Se quebrará el Imperio, se multiplicarán los reinos y repúblicas, y la
autoridad se anemiará. Guerras civiles, y guerras extranjeras: porque habrá
“diez” [muchos] reyes; no para regir el mundo sino más bien para ordeñarlo.
Levantarán ejércitos inmensos, las campiñas serán abandonadas. De repente se
levantará un Potentísimo, surgido del Asia; el cual, domeñados tres asiáticos, hará
alianza con los otros Reyes, y se constituirá en cabeza del mundo. Este vejará
a la tierra con un dominio inaguantable...
El Evangelio Eterno, cuyo contenido es “que ya viene la hora de su
juicio”, será interpretado y entendido; pues los santos entenderán los Signos.
“Y los malvados no entendieron nada, pero los Santos entendieron” 50. Por eso
dice Cristo que el Juicio vendrá inopinado, que los hombres “comerciarán,
viajarán y contraerán matrimonios”. “De la higüera aprended una comparación:
que cuando veis los brotes y hojitas tiernas, sabéis está cercael verano; así
vosotros cuando veáis los Signos”. 50 Daniel XII, 13.
La Gran Tribulación, de que dijo Cristo “será la mayor que ha habido ni
habrá desde el diluvio acá” -lo cual no es poco decir- y Daniel más aún, “la
mayor desde que existen pueblos”, no vendrá de golpe y porrazo, por supuesto:
es un hecho histórico, no metahistórico como la Parusía; sometido a las leyes
de la Historia. Será precedido por el decaimiento general de la religión y por
persecuciones locales, no menos que por la Granguerra y la paz impuesta por el
Anticristo.
Visión Decimocuarta El
Segador Sangriento
Y otro Ángel siguiólo diciendo: "Cayó cayó Babilonia la Grande Que
en el vino agriado De su fornicación Abrevó a todas las gentes."
Babilonia es la gran ciudad capitalista: no sabemos cuál, si Roma,
Londres, New York, o Tokyo; o bien todas las grandes urbes de Europa. Ella
sustenta la falsa religión universal, que es “el vino de su fornicación”.
Su ruina futura es predicha aquí como ya pasada; y más adelante,
minuciosamente descrita.
Por supuesto que el typo desta profecía es la Roma pagana, como veremos
adelante; a la cual también San Pedro en su Epístola I llama Babilonia.
Y otro Ángel tercero Siguió a los dos Con voz magna clamando: - “El que
se arrodillare a la Fiera Y a su imagen Y llevare su marka Sobre la frente suya
O sobre la diestra suya - También éste beberá del vino De la ira de Dios El que
es conservado puro En el cáliz de su furor Y serán atormentados en fuego y
azufre Delante los Angeles santos Y delante el Cordero Y subirá el humo de sus
tormentos Por edades de edades Ni tendrán reposo Ni de día ni de noche Los que
se arrodillaron a la Fiera Y a su imagen Y llevaron la marka De su nombre El
“vino de la cólera divina” responde, o mejor dicho, se identifica con el “vino
de la fornicación” o idolatría, el cual se agria y envenena en castigos; los de
las Siete Redomas no son hechos por Dios sino por la maldad de los hombres;
pues “el que aprisiona será aprisionado; y el que a hierro mata, conviene a
hierro sea muerto”.
Juan proclama aquí por medio del Ángel los dogmas novísimos o finales
del infierno y la gloria por siempre, lo mismo aquí que en su Evangelio “de
amor” como le llaman. De amor, pero no de sensiblería. Son cosas angélicas,
cuasi increadas.
Dinanzi a me non fur cose create... Giustizia mosse el mió alto Fattore
Fécemi la Divina Potestate La Somma Sapienza e’l Primo Amore..
Más amor es anunciar a los hombres un hecho insuprimible para que se
libren dél, que no tratar de disimularlo o tergiversarlo, como hace la moderna
sensiblería. Cristo catorce veces anunció a los hombres que existe el “daño”
eterno; o sea la pérdida voluntaria del Último Fin; y, lo mismo que Juan, no
halló sobre la tierra otra cosa mejor a qué compararla que el fuego. Serán
“metáforas crueles”, como dice el sensiblero Renán; pero el hecho cierto que
designan, y del que tratan de precavernos, es más cruel.
Sigue la promesa de la Gloria para los que la elijan; en forma sobria,
pues en los últimos capítulos se extenderá sobre ella el Profeta.
Esta es la paciencia de los Santos Los que guardan los mandatos de Dios
Y la fe de Jesús Y oí una voz del ciclo diciendo: - “¡Escribe! Dichosos desde
ya Los muertos que mueren en el Señor" - Sí. dice el Espíriiu Que
descansen de sus trabajos Pues sus obras van con ellos.
Estas promesas de consuelo reza la Iglesia en el Oficio de los Fieles
Difuntos. Nuestras obras buenas o malas van con nosotros, pues ningún acto
nuestro pasa, antes permanece en nuestra alma indeleblemente modelándola; y ese
moldeo del alma cesa al separarse ella del cuerpo, fijándose en una decisión
irrevocable de la voluntad; pues sólo su unión con la materia la hace mudable y
versátil en esta vida. De suyo un solo acto de elección acerca del Ultimo Fin
fijaría la voluntad para siempre -como pasa en el Angel- si durante la vida no
viésemos nuestro último fin sino como entre brumas. Un profundo análisis
psicológico de Santo Tomás, bien conocido, confirma con la razón esta verdad
revelada. Hacia donde cae el árbol, allí para siempre queda.
Los que dicen fútilmente: “un solo acto momentáneo no puede merecer un
castigo eterno” pasan por alto que lo momentáneo nuestro está conectado con lo
eterno: el “Instante” del hombre se hace de una sustancia que no es perecedera,
como largamente especuló Soeren Kirkegor.
Y vi una nube blanca Y sobre la nube sentado Como un hijo del hombre -
Llevando en su testa corona de oro Y en su mano una hoz filosa Y otro Angel
salió del Templo Clamando con voz magna
Al Sentado en la nube: - "Maadi tu hoz y siega Pues JJegó la hora
de segar” Amarilleó la mies de la tierra Y mandó el sentado en la nube Su hoz
sobre la tierra Y fue segada la tierra.
El juicio Final también Cristo lo figuró en una siega en la Parábola de
la Cizaña y el Trigo. Aquí se convierte en una Siega, y una Vendimia que
después es pisada. El “como un hijo del hombre” no es Cristo sino un Ángel
("y mandará sus ángeles, y harán la siega, y apartarán en haces la
cizaña..."). Esta vendimia comprende buenos y malos, tanto uvas como
agraces. Tanto esta imagen, como la que vendrá después en el Capítulo XX, del
Tribunal y los Libros, son por supuesto metáforas.
Y otro Ángel salió del Templo Que está en el cielo Llevando también una
hoz filosa Y otro Angel salió del Altar Que tiene poder sobre el fuego Y clamó
con voz magna A l que tiene la hoz filosa: - "Manda la hoz filosa Y
vendimia los racimos De la viña de la tierra Pues maduras son ya las uvas' Y
mandó el Angel su hoz Sobre la tierra Y vendimió la viña de la tierra Y la
mandó al lagar grande De la ira de Dios Y pisó el lagar fuera de la ciudad Y
saltó la sangre del lagar Hasta los frenos de los caballos Por mil seiscientos
estadios.
La figura de la vendimia se mezcla con imágenes bélicas: sangre,
caballos, ciudad defendida, ancho campo de batalla. Todas las imágenes de
matanzas que se hallan al final deste libro se refieren a una misma cosa, la
Guerra de los Continentes. Aunque los Ángeles figuran como agentes dellas, en
realidad son hecatombes que hacen los hombres5I: los ángeles representan
simplemente el orden moral y providencial del mundo, que vindica infaliblemente
sus rupturas. “La sustancia deste mundo es de orden moral”, dice Santo Tomás.
El pecado engendra desorden; y el desorden engendra dolores.
51 “El Ángel que tiene el poder sobre el fuego* -es decir, el éther, el
fuego esencial- puede ser desde ya una alusión a la energía nuclear; la cual
mis adelante se explícita.
Visión Quintadècima
Las Siete Redomas
Y vi otro signo en el cielo Grande y asombroso Siete ángeles llevando
siete plagas Las últimas En las cuales se consuma La ira de Dios Y vi como un
mar de cristal Impregnado en fuego Y los vencedores de la Fiera Y de su imagen
Y del número de su nombre De pie sobre el mar hialino Llevando citaras divinas
Y cantando el cántico de Moisés El Siervo de Dios Y el cántico del Cordero
Diciendo: “Grandes y asombrosas tus obras Señor el Dios el Pantocrátor - Justos
y veraces tus caminos ¡Oh Rey de los siglos! ¿Quién no te venerará Y no alabará
tu nombre? Pues tú sólo eres pío Y todas las Gentes vendrán A adorar en tu
presencia Pues tus juicios se han manifestado.'
El Templo y Trono de Dios abre el Apokalypsis, permanece como un marco a
lo largo dél, y lo cierra en la última Vision de la Nueva Jerusa- lén; y
referidos a él y pendientes dél aparecen los sucesos desconcertantes de la
tierra (“thaumastóti”) por medio de los cuales los perversos se castigan a sí
mismos, y los elegidos alcanzan su destino.
Y después desto vi Y abierto fue en el Templo El Tabernáculo del Testimonio
En el cielo Y salieron los Siete Angeles Los que llevan las Siete Plagas Desde
el Templo Vestidos de holanda blanco limpio Y ceñidos por los pechos De cintos
de oro Y uno de los cuatro Vivientes Dio a los Siete Angeles Siete Redomas de
oro Llenas de la ira de Dios El que vive por los siglos eternos Y se hinchó el
Templo de humo De la gloria de Dios y su poder Y nadie podía entrar al Templo
Hasta que se consumaran las Siete Plagas De los siete ángeles.
No sé qué es el “Tabernáculo del Testimonio” -o del martirio, que ésa es
la palabra griega empleada- Apareció a la vista en la Visión 10. "La
Santísima Virgen”, dicen algunos. El P Lacunza52 tiene una conjetura
interesante: dice que los judíos conversos de los últimos tiempos, refugiados
en el desierto o país de Moab, lo cual también parece estar profetizado -en
Isaías, XVI- hallarán la antigua Arca Sagrada de la Alianza, la cual la
escondió Jeremías por orden de Dios en una cueva del país de Moab cercana al
Monte Nebo, prediciendo no sería hallada hasta la reconciliación del fin de los
tiempos, según aquello de 2 Macch., II, 7: “Y será ignorado su lugar, hasta que
congregue Dios la congregación del pueblo y se le baga propicio; y entonces
Dios mostrará estas cosas, y aparecerá la majestad de Dios, entre nubes, como
cuando se manifestó a Moisés...”, la cual Arca rodearán entonces de veneración
aquellos neo- cristianos, viéndola como signo del recobrado favor divino y
próximo triunfo. 52 Op. cic, tomo III, Fenóm. IX, § IV, p.271.
Rebuscada conjetura parece; pero hay que ver el asiento escritura! que
le proporciona el gran conocimiento de la Biblia que poseyó el exe- geta
chileno.
Tampoco sé qué será o no será el “humo”, ni por qué no se puede ya
entrar en el Templo; quizás alude a la ya vista Medición del Templo, y a que no
habrá cambios (conversiones) en el tiempo de la Persecución: defecciones en
todo caso, oscurecido entonces el conocimiento de Dios; y el humo se refiere en
ese caso a la oscuridad que reinará en la Iglesia (en el Atrio, pisoteado por
los Gentiles) y en el mundo, de la cual hemos dicho arriba; la cual “induciría
en error, si posible fuera, a los mismos elegidos”. Los elegidos están ya
marcados y contados: son un número fijo.
Y escuché en el Templo Um voz grande Diciendo a Jos siete ángeles: “Andad
ya y volcad Las Siete Redomas De la ira de Dios sohre la tierra Y salió el
primero Y volcó su Redoma en la tierra Y apareció una úlcera Mala y obscena En
los hombres que llevan La marka de la Fiera Y se arrodillaron a su imagen.
Destas siete misteriosas y desconcertantes Redomas, excepto.la Primera y
la Sexta, no encuentro apoyo en los Santos Padres para entender las “Plagas”, o
castigos de los últimos tiempos. Lo cual se explica: ellos estaban demasiado
lejos de su realización.
Esta Primera Plaga, sí: los Santos Padres la interpretan literalmente,
como la plaga sexu de Moisés -Éxodo, IX, 8- que según los rabinos judíos fueron
almorranas ( “ulcerae eiiesstcae turgentes“). La Vulgata traduce “una llaga
fien y pésima”; el texto griego dice “mala y fea” ('pone- rón>); “ferum
etfoedum ” tradujeron los Padres latinos; los cuales dicen será una úlcera en
las partes genitales. Es la sífilis; la cual aparece como enfermedad endémica
en el siglo XVI; gran novedad para las gentes del Llamado “Renacimiento”, que
comenzaron a achacársela a los vecinos unos a otros: “mal francés”, “buba de
las Indias", “mal rusc”, “mal persa”. Sabido es que ataca ‘a los que no
tienen el signo de Dios sobre la frente”, casi sin excepciones; ataca a los que
siguen el signo de la Bestia.
Si va a venir otra más última -es decir, peor- todavía, yo no lo sé.
Ésta me parece bastante. En Cristo ¿vuelve o no vuelve? hablé bastante -o
demasiado- désta Primera Plaga; la cual, junto con la Sexta, está fijada por la
exégesis patrística. Nada queda que añadir a eso, si no es como curiosidad,
algunos datos de una comunicación al International Congress of Dermatology in
Washington, hecha por los doctores W J. Brown, H. Pariser, J. Portnoy, tomados
de la revista neoyorkina Time del 21 de septiembre de 1962:
[...] Apenas después de 5 años desde que la sífilis fue aparentemente
vencida en U.S.A. y declinando rápidamente en todas partes, la “gran viruela”
está haciendo un retorno inesperado [...] De 106 naciones que informan a la
Organización Mundial de la Salud, no menos que 76 tienen ya una recrudescencia
de la sífilis [...] En los U.S.A. el número de casos sigue aumentando. Nueve
millones de norteamericanos se calcula tienen sífilis o la han tenido:
probablemente 1.200.000 están ahora sufriendo de sífilis intratada [...] Es el
más frágil de los microbios: no puede vivir en los alimentos, el agua, el aire
o los insectos. Puede atacar a una nueva víctima solamente a través del más
íntimo contacto; y no por mucho tiempo. Y sin embargo durante 400 años la sífilis
ha muerto o mutilado a millones, cegándoles o ensordeciéndolos o volviéndolos
dementes; ha baldado niños en el seno materno, y arruinado la vida de millones
de descendientes [...] El Dr. Brown repicó acerca de los 20.000 nuevos casos
anotados, y las 4.000 muertes anuales en los EE.UU. Si hubiese habido un cuarto
solamente destos casos de morbo y muerte debido a otras enfermedades, viruela,
tifus, bubónica o malaria [...] se hubiera producido un pánico
público, y todos los recursos médicos de la nación se hubiesen puesto en
movimiento [...] Aunque en su principio es curable -al menos temporalmente- por
la penicilina, “sus síntomas son tan variados -dice el Dr. Pariser- que el
médico puede confundir la sífilis con acné, viruelas, sarampión, mononucleosis
o cáncer'. Calcula que del 40 al 60 % de los afectados pasa por los dos
primeros estadios y llega al fatal tercero sin saber lo que tienen. Después la
espiroqueta se esconde, para irrumpir esporádicamente en nuevas fases activas.
Finalmente más de la mitad de los infectos sufren ataques súbitos al corazón, a
la aorta, al cerebro o la médula espinal. Si el enfermo no muere del corazón
puede acabar sus días como un baldado, ciego, demente y medio paralítico en un
manicomio [...]
Finalmente un médico, Beigel, concluye: la vida sexual norteamericana
hay que conservarla; pero la sífilis, no... Pedimos al Angel de la Primera
Redoma, que puedan.
Y el Segundo volcó su Redoma En el mar Y el mar se volvió sangre Como de
muerto Y toda ánima de vida murió Las que estaban en el mar.
Significa no literalmente, no puede ser. Significa para nosotros el en-
sangrentamiento de las relaciones internacionales; de las cuales el mar es el
vehículo, y es también su símbolo en la Escritura; no dice el Profeta “murieron
todos los peces”, ni “zozobraron un tercio de las naves”, como en la Segunda
Tuba; sino “murió el espíritu viviente”.
El mar no separa sino más bien une y relaciona a las naciones: son más
bien las montañas, los ríos, los desiertos, los bosques, quienes las dividen y
separan. El comercio por mar fue el primer agente de los descu* brimientos,
colonizaciones y conquistas; y más en tiempo de San Juan. Este símbolo pues
puede responder a la predicción de Cristo: “y habrá odios entre las naciones”.
Vemos que hoy día la diplomacia está podrida, como sangre de muerto: se trata
de engañarse y aterrorizarse mutuamente, con pretexto de amistad y
“coexistencia”; y nada digamos del espionaje -llamado pulcramente “servicio de
inteligencia”- ejercido por criminales con métodos criminales.
El dominio del mar (“la galera de oro” de Chesterton) que tuvieron los
fenicios, los cartagineses, Venecia, Inglaterra y ahora Yanquilandia, está al
servicio del monstruo del Supercapitalismo, con sus conflictos bélicos atroces
e inevitables. La necesidad de “ganar nuevos mercados”, que es forzosa al
capitalismo, conduce a las tremendas guerras animales 53.
Aquí navegamos solos, como he dicho. Otra cosa mejor no vemos. Parece
interpretación rara; pero hay que ver cómo naufraga aquí el famoso Alió, por ejemplo:
no dice sino pavadas y contrasentidos. Y el famoso Bossuet dice -contra el
texto- que todas las Redomas fueron volcadas a la vez, y significan las
desgracias que afligieron al Imperio Romano desde el Emperador Galieno hasta
Maximino Daia (!), desgracias que cierto no fueron las últimas ni las mayores.
Los Padres antiguos decían eran castigos de Dios en los últimos tiempos,
todavía no concretables; y algunos no temían interpretar literal crudo. Pero si
el mar se vuelve todo sangre, y los ríos sangre, perece la humanidad entera en
menos de 15 días. No puede ser.
Los únicos que nos apoyan aquí son Lactancio, Alberto el Magno (?) y los
escritores modernos (Peterson, Dessauer, Dawson) que notan en nuestros tiempos
fenómenos nefastos de una magnitud como no ha habido nunca y plagas mundiales
que parecen irremediables, y amenazan a la humanidad de enfermedad, si de
muerte no: “mares de sangre muerta”.
Y el Tercer Angel volcó su Redoma sobre los ríos Y las vertientes de las
aguas Y se volvieron sangre Los ríos y las vertientes Y oí al Angel de las
Aguas Diciendo: “Justo eres Tú. el que Eres y el que Era Tú. el Pío
53 Ver Maurice Colboume, La Economía Nueva, Barcelona, Editorial Labor,
año 1936.
Que esto juzgaste Porque vertieron de los Profetas la sangre Ahora deben
beber sangre: - En esto, justo has sido.”
Esta plaga representa la corrupción de nuestra cultura; della han de
beber los hombres para vivir. La cultura no es un hijo ni un divertimiento:
ella es necesaria, es el tajamar contra la barbarie, siempre latente en el
hombre. La Religión necesita de la cultura verdadera: la religión católica es
una religión cultural, nc primitiva; por eso ella conservó la cultura antigua
durante el Bajo Imperio y los Siglos de Hierro amenazada. Hombres religiosos se
hacían monjes para copiar manuscritos, no sólo de Cicerón y Virgilio, pero ¡di
Petronio!
San Benito, padre de los monjes de Occidente, inventó una Orden y una
Regla admirables: vio que era necesario algunos hombres se dedicasen al
estudio, y otros trabajasen manualmente para mantenerlos; y otros, a la tarea
intermedia de copiar y conservar el depósito de la antigua cultura, amenazado
por los bárbaros del Norte; cubriendo así los tres puntos vitales de la
civilización europea54; y al mismo tiempo cantasen todos juntos el oficio
divino, y enseñasen la agricultura a los belicosos bárbaros, y toda cultura,
junto con los cuatro Evangelios.
Vemos hoy cómo se corrompe la cultura; que se le puede aplicar lo que
Tácito dijo de la de su tiempo: “al corromper y ser hecho corrompido, a eso
llaman cultura”. Mucha música y poca lógica, decía mi tío el cura teníamos
ahora los argentinos: esteticismo y no razón; y ese esteticismo no para
acarrear el puro goce estético sino para divertir, distraer... hacer reír -como
bestias, ver los sainetes del Teatro Porteño-; en suma, disipar; cuando no para
afrodisiar. Dicen con ufanía que los argentinos somos muy dados a la música y
aptos a ella, aunque no haya surgido aquí todavía ningún Mozart; pero a mí me
da mala espina lo que afirma el doctor Sollier en su Psychiatrie> que los
idiotas e imbéciles característicamente son aficionados a la música. Y lo malo
es que a mí también la música me gusta; y también a los Santos del cielo, según
parece por San Juan.
La Bestia deforme del Apokalypsis, que todos decían era impintable, e
incluso se reían de San Juan (Goethe y Renán, por ejemplo), de haberla imaginado,
resulta que ahora el llamado “arte moderno’ pinta cosas que la recuerdan y aun
la empeoran. Y callo de otras corrupciones más profundas, de la filosofía, de
la enseñanza, de la literatura “espiritual” o devota. 54 Ver Hilaire Belloc,
Esto Perpetua.
Y existe una relación entre este veneno que corre hoy a ríos, y la
sangre derramada de los profetas; pues son los profetas en última instancia los
que mantienen -o mantenían- sana la cultura; pues toda gran arte y gran
filosofía tiene una raíz religiosa. Suprimen a los profetas, se pudre la
cultura. Hay que ver la estofa de los profetas que ahora nos imparten cultura a
mares desde los diarios, las revistas, la radio, la televisión, las novelas,
las poesías y las cátedras. Hay que verlos, pero un rato no más, para
conocerlos. Nadie puede abrevarse allí asiduamente, y sobrevivir.
Toda la “cultura” argentina está falsificada e intoxicada. Los veramente
cultos están relegados; y aun hostigados, si tienen dones proféticos. Justo
eres, Dios, en esto.
Si al más grande poeta del mundo le hubieran encargado hiciese un
símbolo de la cultura envenenada, creemos hubiese exclamado: “¡Aguas vueltas
sangre! ¡Ríos, arroyos, vertientes potables pero tóxicos! ¡Los íntimos veneros
del espíritu objetivo contaminados por el error y el vicio!...”
Y oí al del Altar diciendo: "Cierto. Scfior. el Dios, el
Pantocritor Justos veraces son los juicios tuyos.”
“El Veraz” es el epíteto de Jesucristo preterido por San Juan. Y es de
notar que en todas esas Plagas se alaba a Dios en el cielo, no solamente de
“justo” sino también de “pío” (“ósios”).
Y el Cuarto Ángel volcó su Redoma En el sol Y diósele quemar a los
hombres En fuego Y fueron quemados los hombres En gran calor Y blasfemaron el
nombre de Dios.
Que tiene poder sobre estas plagas Ni se convirtieron A darle gloria.
Este cuarto símbolo representa los calores que inflige a los hombres la
actual “Ciencia”; o sea “Técnica”; que de ciencia no tiene mucho. Es sabido que
todas las fuerzas que ella puede usar y usa, fuego, calor, vapor, dinamita y
energía atómica, proceden del calor del sol.
Dicen ahora los “científicos” que la superficie del astro-rey está
sembrada de uranio en desintegración (?) y de allí procede su benéfico -hasta
ahora-calor; el cual nutre árboles, plantas y animales, y amontona reservas de
energía, que ahora en manos del hombre se han vuelto enormes -y peligrosas 55.
Hay que ver lo que supone ese calor del astro: la Tierra y los planetas
interceptan sólo una parte infinitesimal de esa enorme esfera radiante, que se
extiende quién sabe hasta adonde.
Ese calor hoy día recrecido, no cinco más cien veces, en manos del
hombre, atormenta a los mortales con temor y aprensión; pues se emplea
principalmente en construcción de instrumentos de destrucción horríficos; y aun
cuando se aplica a la industria, produce desocupación, sobreproducción,
carestía, luchas sociales, y finalmente guerras; todo lo cual “atormenta”,
quema, mantiene temor y angustia en los ánimos de la humanidad actual; la cual
para remedio proclama incluso la restricción antinatural de los nacimientos, y
la destrucción deliberada de mercaderías o máquinas. No pasaba eso hasta ahora:
es una plaga novísima.
Y el Quinto Ángel volcó su Redoma Sobre el Trono de la Fiera Y se hizo
su Palacio Entenebrecido Y se mordieron las lenguas Del dolor Y de las Plagas Y
no se convirtieron De hacia las obras malas suyas.