La Corrupción K en la “Década Ganada” (Prólogo)
not1. Alcance de la obra
Éste
no es un libro político que busca réditos para un determinado partido,
sino un relato objetivo de hechos notorios que incluso han sido
publicados por casi todos los medios de comunicación, de modo que nadie
podrá decir que estamos revelando lo que nunca se dijo.
Todo
lo que aquí está escrito, por lo tanto, es conocido públicamente y
nosotros solamente hemos hecho el trabajo de recopilación a fin de
traerlo a tiempo presente y evitar que caiga en el olvido, porque “el pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla”.
Esta
recopilación de informaciones públicas demostrará un hecho realmente
inusitado, como lo es que en la Argentina la corrupción no existe si nos
atenemos a los fallos de los jueces, que prácticamente han absuelto a
todos los funcionarios denunciados[1].
Es
inusitado porque el enriquecimiento ilícito de los funcionarios públicos
salta a la vista sin necesidad de sesudas pruebas cuando no hay
relación entre la remuneración que perciben y la vida fastuosa que
llevan.
Los
fallos absolutorios son tan absurdos como que un juez dijera en su
sentencia que un vehículo que marcha a 150 km/h puede ser detenido,
aplicando los frenos, en un metro.
Pero
claro, como lo dijo un juez hay que respetar su fallo, así como también
hay que respetarlos cuando dictaminan que los funcionarios públicos son
insospechados de corrupción a pesar de que sus dispendiosos gastos
nunca pudieron salir de lo que cobran por el cargo.
En
definitiva, no hay otra conclusión posible que admitir que estos
funcionarios públicos obran verdaderos milagros −tal como hizo Jesús
cuando multiplicó los panes y los peces−, salvo, por supuesto, que se
piense maliciosamente que el gato encerrado se encuentra debajo de la
mesa.
En razón de que este libro aborda el tema de la corrupción política resulta conveniente explicar con claridad de qué se trata este delito.
En
términos generales, hay corrupción política cuando se hace mal uso
público (gubernamental) del poder para conseguir una ventaja ilegítima.
Es
el conjunto de actitudes y actividades mediante los cuales una persona
transgrede compromisos adquiridos consigo mismo, utilizando los
privilegios otorgados, esos acuerdos tomados, con la finalidad de
obtener un beneficio ajeno al bien común.
Por
lo general la expresión apunta a los gobernantes o a los funcionarios
elegidos o designados que se dedican a aprovechar los recursos del
Estado para de una u otra forma enriquecerse o beneficiar a parientes o
amigos.
El término opuesto a corrupción política es transparencia. De ahí que se pueda hablar del nivel de corrupción o de transparencia de un Estado.
La
corrupción política es una lacra de la que ningún país está exento. En
cuanto a sus formas, ellas varían, siendo las más corrientes el uso
ilegítimo de información privilegiada, el tráfico de influencias, el
“pucherazo”, el patrocinio, a los que se agregan los sobornos, las
extorsiones, los fraudes, la malversación, la prevaricación, el
caciquismo, el compadrazgo, la cooptación, el nepotismo, la impunidad y
el despotismo.
La
corrupción facilita frecuentemente otro tipo de hechos criminales como
el tráfico de drogas, el lavado de dinero y la prostitución ilegal.
Una situación de corrupción política sin restricciones se conoce como cleptocracia, término que significa literalmente “gobierno por ladrones”.
En
la Argentina la corrupción es un fantasma que ha acompañado desde
siempre a toda la vida política, donde el ansia de poder, la avaricia
desmedida y la lucha por el interés individual por sobre el interés
grupal ha contribuido para que el país sea poco confiable para la
inmensa mayoría del mundo.
Este
accionar corrupto hizo que la Argentina perdiera miles de millones de
dólares a lo largo de la historia, impidiendo que se construyeran
cientos de escuelas, hospitales, carreteras, fábricas, etc., que
hubiesen servido para el desarrollo del país, y que al no poder contar
con ellos los únicos perjudicados en definitiva han sido sus propios
habitantes.
Uno
de los capítulos lo hemos dedicado a la muerte fingida de Néstor
Kirchner porque creemos que las pruebas de la farsa son tan abrumadoras y
saltan a la vista que no es necesario demostración alguna.
Si
nos atenemos a las opiniones vertidas en la Red al respecto deberíamos
concluir que la creencia en que el ex presidente está vivo es “vox
populi”.
La
pregunta del millón es por qué motivo hay una conspiración de silencio
sobre esto y nadie, ni siquiera esos políticos que diariamente le hacen
denuncias al gobierno por corrupción, tocan el tema, y la respuesta
simple, lisa y llana, es que los perjuicios que acarrearían al país y a
su credibilidad serían poco menos que catastróficos.
Además,
y esto ya lo advirtió la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, no
hay posibilidad alguna de recuperar los fondos de Santa Cruz que se
llevó su esposo porque ellos “ya no existen”. En definitiva, como dice
el refrán, “a lo hecho, pecho”.
Hago
notar, asimismo, que en muchos artículos he utilizado la palabra
“affaire”, la cual tiene diversas acepciones. En nuestro caso la hemos
empleado en el sentido de “asunto poco claro que tiene repercusiones
sociales y políticas”.
En
cuanto a la palabra “corrupto” o similares no la hemos empleado en
sentido jurídico −especialmente porque la Justicia puede haberlos
sobreseídos (o eventualmente los sobreseerán)−, sino más bien popular, a
fin de denotar a aquellos funcionarios públicos cuyo fastuoso tren de
vida no condice con la remuneración que perciben por su cargo.
Es
importante reiterar, finalmente, que nuestro libro ha sido realizado
desde un punto de vista totalmente objetivo, lo que significa que hemos
hecho una recopilación de los hechos históricos relacionados con la
corrupción y recogidos por los medios de comunicación pero sin juzgar a
sus autores, ya que, como dijimos, incluso pueden haber sido, o lo
serán, sobreseídos por la Justicia. Debemos ser respetuosos de los
fallos de los jueces aunque no estemos de acuerdo con ellos.
Naturalmente
que es posible que los hayan absuelto porque también han sucumbido a la
corrupción, pero esto es harina de otro costal.
2. La Argentina y la impunidad política[2]
Argentina
se encuentra entre los países con mayor impunidad política. Según un
estudio que analiza los índices de impunidad en actos de corrupción
cometidos por funcionarios públicos, la Argentina está en el puesto 92
de un total de 97.
El
más impune es Venezuela, seguido por Nicaragua y Ucrania, mientras que
Dinamarca y Noruega se ubican en la cima de los países que más condenas a
funcionarios registran.
El
informe fue realizado por la ONG The World Justice Project, creada en
2006, que acaba de presentar el Índice de Estado de Derecho para el
período 2012-2013.
De
acuerdo a este estudio, América Latina y el Caribe, y Asia del Sur, son
las regiones con más bajo puntaje en la lucha contra la impunidad
política. De los 14 países de Latinoamérica que fueron evaluados, solo
dos, Uruguay y Chile, están en la primera mitad.
Argentina,
en tanto, junto con Guatemala y Bangladesh, se ubica entre los últimos
lugares de la tabla, con un índice de 0,26 está en el puesto 92.
Ni
los ex presidentes Carlos Menem, acusado por el contrabando de armas a
Croacia y Ecuador, y Fernando de la Rúa, investigado por el pago de
coimas a senadores, fueron condenados en primera instancia.
Los kirchneristas Amado Boudou y Ricardo Jaime también son investigados por maniobras incompatibles con la función pública.
El
ex secretario de Transporte está procesado por el cobro de dádivas de
empresarios a los que debía controlar entre otras tantas causas,
mientras que el vicepresidente es investigado por presunto
enriquecimiento ilícito y la sospechosa quiebra de la ex imprenta
Ciccone Calcográfica, fueron sometidos a juicio.
La
ex ministra de Economía, Felisa Miceli es, hasta ahora, la primera y
única ex funcionaria kirchnerista condenada por corrupción.
Pero
no son solo casos emblemáticos como éstos los que estudia la ONG para
definir la tabla. The World Justice Project se basa en el estudio de las
estadísticas oficiales de los 97 países del mundo seleccionados para el
informe, un cuestionario realizado a unos 300 especialistas de
distintas disciplinas por cada país y una encuesta a la población en
general. La ONG estableció un ranking según la cantidad de funcionarios
públicos sancionados por incurrir en irregularidades o en acciones
incompatibles con sus cargos.
Para llegar a ese ranking elabora un índice que otorga un uno a los países en los que, sin excepciones, todo aquel que comete una falta es condenado, y un cero a los que, por el contrario, no establecen ninguna represalia para el mal desempeño de los funcionarios públicos.
“Una
cultura de la impunidad debilita el respeto por los derechos
fundamentales, alienta la corrupción y lleva a un círculo vicioso de
violación de las leyes, en tanto neutraliza el efecto disuasivo del
castigo. La impunidad también erosiona la confianza ciudadana en las
instituciones públicas, y da la señal de que la ley no importa”,
advierte el documento presentado por la organización y en su apartado
sobre sanciones contra funcionarios, suma: “En los países en los que el
estado de derecho es débil, aquellos con conexiones políticas rara vez
deben rendir cuentas por sus inconductas”.
En
diciembre de 2013, el sondeo realizado por Transparencia Internacional
entre 177 países sobre la percepción del índice de corrupción, ya había
arrojado una mala nota para el país. Argentina retrocedió en el ranking
respecto del año anterior y se ubicó en el puesto 106 mundial y en el 22
de América Latina. Como en el estudio de The World Justice Project, en
el de Transparencia, Canadá aparece como el menos corrupto.
GRUPO DE PERIODISTAS ASOCIADOS CONTRA LA CORRUPCIÓN
[1] Manuel Garrido, “La impunidad en la Argentina es casi absoluta”, La Nación, 4/1/14,
http://www.lanacion.com.ar/1652688-manuel-garrido-la-impunidad-en-la-argentina-es-casi-absoluta.
http://www.lanacion.com.ar/1652688-manuel-garrido-la-impunidad-en-la-argentina-es-casi-absoluta.
[2] Fuente de información: Clarín, 22/1/14, “Argentina, entre los países con mayor impunidad política”,
http://www.clarin.com/politica/Argentina-paises-mayor-impunidad-politica_0_1070292986.html.
http://www.clarin.com/politica/Argentina-paises-mayor-impunidad-politica_0_1070292986.html.
NOTA
La Argentina volvió a caer en el índice de percepción de la corrupción de Transparencia Internacional. Ocupa el puesto 107 sobre 175 países relevados; en la región solo la superan Venezuela, Paraguay y Ecuador. Fuente de información: La Nación, 3/12/14, http://www.lanacion.com.ar/1748993-la-argentina-volvio-a-caer-en-el-indice-de-percepcion-de-la-corrupcion-de-transparencia-internacional.
La Argentina volvió a caer en el índice de percepción de la corrupción de Transparencia Internacional. Ocupa el puesto 107 sobre 175 países relevados; en la región solo la superan Venezuela, Paraguay y Ecuador. Fuente de información: La Nación, 3/12/14, http://www.lanacion.com.ar/1748993-la-argentina-volvio-a-caer-en-el-indice-de-percepcion-de-la-corrupcion-de-transparencia-internacional.