Lo "nacional y popular" - Antonio Caponnetto
"Los
integradores de lo popular en lo nacional, han acabado traicionando
ambas cosas y sirviendo a los intereses mezquinos de sus respectivas
ideologías. Mientras quienes no conciben lo nacional sin la noción de
bien común completo, hicieron más por la elevación moral y espiritual
del pueblo que el malón de populacheros ungidos por el sufragio
universal".
Lo "nacional y popular" - Antonio Caponnetto
"Los
integradores de lo popular en lo nacional, han acabado traicionando
ambas cosas y sirviendo a los intereses mezquinos de sus respectivas
ideologías. Mientras quienes no conciben lo nacional sin la noción de
bien común completo, hicieron más por la elevación moral y espiritual
del pueblo que el malón de populacheros ungidos por el sufragio
universal".
“En rigor, lo nacional no es una categoría
abstracta, sino enhebrada de miles de rostros concretos, sufrientes o
felices, destratados o dignificados. La recíproca
en cambio no es siempre válida. Como bien ha dicho Schlegel: “todo el
mundo habla del pueblo como si fuese una persona con la que hubiese
comido en la feria de Leipzig o en el hotel de Sajonia. ¿Mas quien es
este público? […]. Un pensamiento, un postulado”, no más.
Esta es la paradoja trágica de nuestra
historia. Los integradores de lo popular en lo nacional, han acabado
traicionando ambas cosas y sirviendo a los intereses mezquinos de sus
respectivas ideologías. Mientras quienes no conciben lo nacional sin la
noción de bien común completo, hicieron más por la elevación moral y
espiritual del pueblo que el malón de populacheros ungidos por el
sufragio universal. Digámoslo de otro modo: hubo mayor y mas genuina
integración de lo “popular” en lo nacional entre los doctrineros del
Nacionalismo, que en las políticas partidocráticas, aliadas
inexorablemente con las plutocracias, según ley de hierro que denunciara
Maurras. Sin poder alguno más que el del testimonio de la Verdad, los
principales referentes del Nacionalismo Católico, bregaron a la luz de
la Doctrina Social de la Iglesia, por la superación de la dialéctica
clasista y la necesaria elevación material y espiritual del hombre
común. Con todos los poderes del mundo, los predicadores de la inclusión
social y de la revolución nacional y popular, dieron el escandaloso
espectáculo de decuplicar sus abultados patrimonios en el ejercicio de
los cargos públicos.
¿Qué puede haber de reprobable en la
constitución de una elite? Como en el caso de “lo popular”, el término
admite varias acepciones. Si alude a una minoría clandestina que opera
en las sombras para obtener ventajas contra el interés general, va de
suyo que es reprobable. Pero si remite a un conjunto de hombres que
mantienen públicamente y entre sí una coherencia interna de ideas,
medios y fines, entonces tal elitismo será reprobable o encomiable según
la calidad moral de tales hombres, ideas, medios y fines. No hace falta
para inteligir tales cosas andar leyendo a Gaetano Mosca o a Wilfredo
Pareto.
Lo que ocurre es que en esto – como en
tantos otros aspectos el marxismo ha impuesto su forma mentis, y hasta
quienes dicen no enrolarse en sus filas le pagan puntual tributo. Para
el marxismo, efectivamente, las elites – tanto como teoría o como praxis
– son una oposición a la lucha de clases. Más específicamente, son la
oposición a las masas proletarias y a su presunto protagonismo. Y aunque
históricamente es un hecho fehaciente que el marxismo se ha valido y se
vale de elaboradísimas elites para conducir a las masas, la flagrante
contradicción no los inquieta. Las elites comunistas son buenas y se
llamarán eufemísticamente “cuadros”. Las restantes son opresoras y
retardatarias de la Revolución.”
Fuente: Caponnetto, Antonio: Los críticos del revisionismo histórico, tomo III, Bs.As., UCALP, 2012, pp.340-341