Se casó con una estación de tren y asegura tener “sexo mental” con ella
Antes les ponían
un chaleco de fuerza y les daban medicamento. Ahora, como parte del
plan sistemático para desenganchar la sexualidad de la biología y
convertirla en expresión arbitraria de la libertad, le hacen un artículo
en el diario.
Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi
Fuente: Diario Clarín
Se casó con una estación de tren y asegura tener “sexo mental” con ella
Carol contó que su relación con el edificio comenzó en 2011 y cuatro años después se casó con ella
Carol, una mujer de 45 años de San Diego, confesó estar profundamente enamorada de la estación de tren de Santa Fe, de California. Su amor hacia la estructura comenzó cuando tenía nueve años y según cuenta su vínculo se fue afianzando a lo largo del tiempo.
Su relación comenzó en 2011 y cuatro años después se casó con ella,
contó a Metro, pero su amor va más allá. Carol asegura que tiene “sexo mental” con
la construcción. “No tengo sexo físico con la estación en público
porque quiero ser respetuosa. Tengo sexo en mi mente con Draida cuando
estoy allí”, aseguró la mujer, que hasta le pudo nombre al edificio.
Todos lo días recorre en colectivo 45 minutos para
ir a verla y cuando llega camina la cuadra dando vueltas alrededor de
ella. “Me gusta especialmente cuando escucho los trenes”, explicó y
añadió que hace unos años “estuvo a punto de tener un orgasmo al sentir
la pared detrás de ella”.
Carol, quien vive en California desde que tenía tres años, afirmó que
la estación de tren es el amor de su vida a pesar de haber tenido
una relación anterior con un hombre: “Una vez amé a un humano, se
llamaba Tom y estuvimos juntos durante 18 meses, pero no funcionó. Ahora
me siento increíble con esta relación con Diadra porque ella me dijo
que nunca me abandonaría”.
La objetofilia, consiste en sentir atracción emocional y sentimental por un objeto (Metro).
“La sexualidad objetiva no es una enfermedad mental. Es nuestra
sexualidad, al igual que ser lesbiana o bisexual, no estamos locos. La
gente simplemente no entiende”, explicó.
Y siguió: “Tengo tanto miedo de que me atrapen, por lo que no le digo
a la seguridad de la estación que estamos casados. Me encanta caminar y
mirarla. Daidra y yo conversamos sobre cosas normales, siempre le digo
cómo ha sido mi día. Nunca puedo dejar San Diego, porque mi amante está
aquí. Nunca podría amar a otra estación de tren, ella es la única“.