domingo, 24 de agosto de 2014

La Farsa de Los Desaparecidos

La Farsa de Los Desaparecidos

En el lamentable caso de nuestra querida Argentina, la bandera electoral del kirchnerismo era la distribución de la riqueza, como en un verdadero y grosero absurdo han distribuido la riqueza pero entre los ricos y dentro de ellos a los amigos del poder,  la brecha entre los más ricos y los más pobres es mayor que nunca y crece día a día. 
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La pobreza llega a límites casi increíbles, estamos nuevamente cerca del 40% y los indigentes son cada vez más numerosos, es tan trágico el tema, que recientemente el Papa manifestó lo escandaloso que significa la pobreza, en un país tan rico potencialmente como la Argentina.
Pero el tema de esta nota es la otra bandera que utilizó el oficialismo: el de los supuestos “Derechos Humanos”.
Nunca en las casi dos décadas en el poder en la provincia de Santa Cruz se le había oído hablar a Kirchner sobre el tema de “Los Desaparecidos”, más aún, el trato con los presuntos represores era fluido, cordial y amistoso y muy frecuente, pero cuando asumió la primera magistratura, como un perfecto pragmático al cual no lo guiaba ninguna ideología ni convicción vio en este tema, una forma de acrecentar su escaso poder político inicial.
De esta manera instaló la famosa frase hecha de los “30.000 desaparecidos” de la guerra fraticida en la década del 70, lo repitió tantas veces, que ese número quedo definitivamente fijado, no solo en la desprevenida ciudadanía, sino también en el extranjero.
Fueron inútiles los esfuerzos que se realizaron para corregir esta cifra aumentada casi cuatro veces en su número real, la mayoría de los medios, salvo algunas honrosas excepciones la repetían simplemente por ignorancia o para no contradecir la versión oficial.
Algunas de las cifras más fidedignas que pocas veces fueron adecuadamente divulgadas, son las siguientes.
El Presidente ALFONSIN en Nueva York dijo que los desaparecidos apenas llegan a los 10.000 (Clarín 23/01/84).
El Embajador en Suiza, Roberto BIANCHI declaró que los desaparecidos se aproximaban a los 10.000 (Clarín 22/02/84).
El Cardenal Evaristo ARNS de San Pablo, informó a Su Santidad sobre 7.271 personas desaparecidas (Clarín 18/01/84).
El Senado de España sostiene la cifra de 7.000 (Tiempo Argentino 01/06/83).
El New York Times informa de sólo 6.000 en forma dudosa por falta de seriedad y credibilidad (Tiempo Argentino 28/02/84).
La APDH declara que son 5.780 (Crónica 07/05/83).
Ernesto SABATO, declaró en Bogotá que se habían recibido más de 2.000 denuncias, pero que la dificultad estribaba en las escasas pruebas y que la mayoría eran sólo testimonios con “escasas pruebas”. (Tiempo Argentino 21/02/84).
El número que supuestamente más se aproxima al real es el que surge de los anexos del libro NUNCA MAS, confeccionado por la CONADEP.
Las tres primeras ediciones del NUNCA MAS llevaban un anexo, en él figuraban “8.961 desaparecidos”, son 865 páginas con 18 apellidos en cada una, muchísimos de ellos sin nombre, sin número de documento, sin apodos, sin fecha de detención o desaparición, en las ediciones posteriores ya no figuraba el anexo, en síntesis, una larga lista de sospechosos por falta de pruebas.
Otro hecho que reafirma este número es que en los muros del Parque de la Memoria se exhiben los nombres de 8.875 personas desaparecidas por razones políticas entre 1969 y 1983.
En un testimonio de la Sra. Graciela Fernández de Meijide confirma con bastante exactitud los números expuestos y de esa manera cae estrepitosamente la mentira oficial de 30.000 desaparecidos.
Se podrá argüir que el hecho de un solo desaparecido tiene la misma gravedad que la desaparición de 30.000, esta afirmación es cierta, pero también es cierto que 8.000 no es igual a 30.000.
”En conclusión, otra descomunal mentira del gobierno”, otra obscena manipulación de la opinión pública, pero detrás de este hecho se oculta además un “GIGANTESCO NEGOCIADO”, pensemos que por cada desaparecido hay una indemnización a los familiares del orden de los u$s 250.000.- (Cifra nada despreciable).
Cualquier información referente a los desaparecidos y aquellos familiares que han cobrado la indemnización es celosamente ocultada por el gobierno, otra intransparencia de los actos del oficialismo que muestra a las claras la falta de honestidad de su proceder ante la ciudadanía.
Cada vez más se va conociendo con mayor profundidad y detalles la esencia vergonzosa de este nefasto gobierno, el mito de los 30 mil desaparecidos empieza a caer.
Alguien alguna vez pensó ¿porque 30000 desaparecidos?, y no hablamos del aspecto político o dogmático, hablamos de la cifra, 30000 ni 29999 ni 30001, ¿o acaso los militares andaban con un cuentaguerrilleros y al llegar a la cifra paraban?, no, es más simple, es una leyenda urbana como tantas pero un poco más costosa a la ciudadanía, la leyenda de los "30.000" desaparecidos carece de fundamento histórico y pruebas documentadas.
También hay que analizar que en los años 1973/79 se informó que en ese lapso, que en 742 enfrentamientos resultaron muertas 2050 personas, cifra que no incluye las bajas sufridas por las “Fuerzas Armadas", pero que también se agregó a los supuestos 30.000.
La idea-fuerza setentista más ampliamente difundida, y acatada a modo de dogma por el grueso de la sociedad parece estar dando un giro de ciento ochenta grados a raíz de las inesperadas declaraciones de la ex integrante de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), Graciela Fernández Meijide, quien desató la polémica desmintiendo el mito de los 30.000 desaparecidos, en un conocido periódico de nuestro país.
Vale destacar que el peso específico del embuste de marras es de tal envergadura que, además de constituirse en el principal caballito de batalla de las autoproclamadas organizaciones de derechos humanos (que en rigor sólo bregan por los guerrilleros caídos y no por sus víctimas), se ha institucionalizado y es difundido por centros educativos, discursos oficiales, medios de comunicación (tanto estatales como privados) y hasta en alegatos jurídicos.
Quizás esto último explique el nerviosismo evidente de los ideólogos del revanchismo setentista, luego de hacerse públicas las palabras de Fernández Meijide, en efecto, sin perder ni un momento, salieron a la palestra a intentar sostener algo que los documentos no prueban la existencia de 30.000 desaparecidos.
La realidad insoslayable indica la falsedad del eslogan numérico repetido a coro por políticos en campaña, payasos televisivos que posan de intransigentes, jóvenes autómatas, cantautores de protesta, comunicadores, artistas actuales adoctrinados y por cuanto personaje pretenda simular "un compromiso social", muy posiblemente para mantener su trabajo.
Tanto es así, que ninguna de las variadas investigaciones efectuadas por diversos organismos de derechos humanos consiguió recabar una cifra mayor al 30% de lo pregonado por los sofismas oficiales.
A la postre, la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos recopiló 6.000 casos, Amnistía Internacional habla sobre 4.000 desaparecidos, la OEA tiene documentación de 5.000, en el Comité de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, se señalaron sólo 1.377; el primer informe de la Conadep estimaba en 8.961 los desaparecidos, aunque luego
la cifra sería reducida por escandalosos casos de personajes públicos que, estando vivos, engrosaban el anexo rápidamente quitado de circulación (el juez Alberto Humberto Meade, el actual procurador general de la Nación, Dr. Esteban Righi, y la integrante de la Corte Suprema de Justicia Dra. Carmen Argibay constituyen sólo algunos ejemplos de tamaña mentira organizada sutilmente en beneficio de quienes cobran la suculenta suma mencionada).
El guarismo actual y presuntamente depurado contabiliza 7.954 denuncias de desapariciones de personas, aunque gran parte de ellas no son acompañadas por información elemental, como DNI, LE o, incluso, apellido, lo que pone en duda su credibilidad, según investigaciones realizadas por el escritor Nicolás Márquez, sólo 4.905 denuncias presentan DNI o LE.
La ex Secretaria de Derechos Humanos Diana Conti (en circuntancias de la aparición del informe Sábato) dió en conferencia de prensa el anunció que los listados de la Conadep contenían 15.000 nombres (mentira que puede corroborarse con leer el Nunca Más) y que podría haber tantos más (que seguramente no tendrían ningún familiar con necesidad de la suculenta indemnización), todo esto sin que nunca ofreciera datos que probaran este anuncio, 15000+15000=30000, ven como científicamente se llega a la verdad?, “así nació el mito popular”.
Otras fuentes, todas disonantes entre sí, pero ninguna cercana a los publicitados e hiperinflados 30.000, evidencian la falsedad del mito en cuestión, el difunto Alfonsín, al respecto, diría que los desaparecidos "apenas superan los 10.000", El Dr. Hilario Fernández Long, miembro de la Conadep y familiar de guerrilleros declaró la cifra de 8.426, El Senado de España sostuvo que el número es de 7.000, "The New York Times" informó de "sólo 6.000, en forma dudosa, por la falta de seriedad y credibilidad".
Habiendo datos documentados, es dable interrogarse ¿por qué la insistencia de imponer una cifra probadamente ficticia?, sencillamente, porque hablar de 30.000 desaparecidos genera efectos propagandísticos mayores que hablar de 7.954, 5.000 o uno solo, al respecto bien podemos trasladar una frase que fuera utilizada con frecuencia por los terroristas subversivos en los años 70, que rezaba "cuanto peor, mejor", a la praxis actual de sus familiares y militantes setentistas, cuanto peor el número de desaparecidos en términos de cantidad de víctimas, mejor son los resultados del marketing.
Lo que aquí queda demostrado, al certificarse la falsedad de los dígitos del eslogan setentista, no es que 8.000 desaparecidos sean menos condenables que 30.000, sino que las organizaciones de derechos humanos, sus militantes e, incluso, sectores del mismísimo Estado mienten a sabiendas, descarada e impunemente engañando al ciudadano honesto que paga impuestos para que estos vayan a las arcas de los “aparentes perjudicados”.
Fuentes:
(1) Márquez, Nicolás. La mentira oficial. 3ª ed. Buenos Aires, edición del autor, 2008, p. 216.
(2) "Clarín". 23 de enero de 1984.
(3) "Crónica". 27 de marzo de 1984.
(4) Rojas, Guillermo. 30.000 desaparecidos. Realidad, mito y dogma. Buenos Aires, Santiago Apóstol, 2003, p. 379.
(5) Idem, p. 380.
(6) "Crítica". 25 de julio de 2008.
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