En Baleares, como en Galicia, prometieron libertad pero ahora imponen trilingüismo
El Parlamento balear ha validado hoy el decreto de trilingüismo aprobado por el gobierno de esa comunidad. Igual que en Galicia, el texto del decreto sólo contempla que los padres puedan elegir la lengua de escolarización en la educación infantil. Esto incumple la promesa electoral hecha en 2010 por el entonces candidato del PP a la presidencia de Baleares: “los padres podrán elegir con libertad absoluta la lengua vehicular para la educación de sus hijos”.
No es el castellano: es la libertad
Bauzá prometió “libertad lingüística absoluta” en Baleares y ahora la niega
Feijóo ha mentido: libertad no significa que la Xunta imponga cuotas en tres idiomas
El PP vuelve a traicionar su compromiso de libertad lingüística
Esta traición del PP a sus promesas ya se dio en Galicia
cuando Feijóo olvidó sus promesas de libertad y adoptó un modelo
trilingüe en el que la administración sigue decidiendo por los padres y
los alumnos. En este sentido, el caso de Baleares parece un calco de lo ocurrido en Galicia.
En ambos casos nos encontramos con la misma situación: el PP promete
libertad y una vez llegado al poder, impone un modelo trilingüe que sólo
deja cierta libertad a los padres de niños de la enseñanza infantil. Una vez más asistimos a un engaño electoral que consiste en reducir a un problema lingüístico lo que es un problema de derechos. Y obvia decir que las personas son las titulares de los derechos, y no los idiomas.
Engañan a los padres y ni siquiera apaciguan al nacionalismo liberticida
Este nuevo engaño del PP, además de perverso, es un gesto inútil. Y es que con la imposición del trilingüismo en las escuelas el PP pretende silenciar a los que simple y llanamente no
admiten que los padres tengan el “derecho preferente a escoger el tipo
de educación que habrá de darse a sus hijos” que les reconoce la Declaración Universal de los Derechos Humanos en su Artículo 26, un derecho que también se aplica en el terreno lingüístico tal como refleja la Declaración Universal de la Unesco sobre la Diversidad Cultural en su Artículo 5: “toda persona tiene derecho a una educación y una formación de calidad que respeten plenamente su identidad cultural”.
Obvia decir que ese cambalache del PP ni siquiera satisface a los
liberticidas, como hemos visto en Galicia y como están viendo ahora en
Baleares: los nacionalistas se oponen frontalmente a ese modelo
trilingüe porque ellos sólo buscan, respectivamente, la imposición del
gallego y el catalán.
Con un modelo que respetase realmente la libertad de idioma
en la escuela, las exigencias nacionalistas quedarían ante la opinión
pública como lo que son: fascismo puro y duro aplicado al ámbito
lingüístico. Sin embargo, ahora el conflicto entre dichos
gobiernos autonómicos y los liberticidas que se oponen a esos decretos
de trilingüismo se traduce en una batalla entre partidarios de imponer tres lenguas y los partidarios de imponer una.
Obviamente, en lo que respecta a diversidad lingüística los primeros
tienen las de ganar, pero los segundos se llevan el apoyo de los padres
gallegohablantes y catalanohablantes que con el nuevo modelo tampoco ven
satisfecho su legítimo derecho de escolarizar a sus hijos en su lengua
materna. Así pues, en su afán por controlar la enseñanza y negar a los
padres sus derechos, nuestros políticos siguen echando gasolina sobre un
incendio que, insisto, no es una pugna lingüística, sino una pugna entre quienes defendemos nuestros derechos y quienes prefieren pisotearlos.
El incomprensible viraje del Círculo Balear
La única diferencia entre lo ocurrido en Galicia y lo que está
pasando en Baleares la encontramos, lamentablemente, en la respuesta de
la sociedad civil. Galicia Bilingüe
se ha mantenido firme en su reclamación de libre elección de lengua y
en su exigencia al PP de que cumpla sus promesas de libertad lingüística
en las aulas. Hace ahora dos años tanto Galicia Bilingüe como el Círculo Balear -junto a otras asociaciones- apoyaron una propuesta legislativa a favor de la libertad lingüística. En línea con esa propuesta, en mayo de 2012 el Círculo Balear criticó el “grave incumplimiento del compromiso electoral” de libertad lingüística hecho por el PP en Baleares,
señalando que la intención del gobierno de Bauzá de limitar esa
libertad a la enseñanza infantil no se correspondía con esa promesa.
Ante ello, el Círculo Balear anunció una campaña de seminarios,
conferencias y movilizaciones “para que no se engañe a la mayoría de
los ciudadanos de Baleares que respaldaron un programa electoral que se
está incumpliendo en un tema que facilitó la mayoría absoluta del PP,
por afectar a los derechos de las personas”.
En abril de 2013 el Círculo Balear presentó sus alegaciones a ese decreto, señalando lo siguiente: “Cuando proponemos la libre elección de lengua tratamos de un derecho, no de una gracia o licencia otorgada,
como las constituciones del Antiguo Régimen, si no como un derecho
inherente, similar a otros recogidos en la Declaración Universal de los
Derechos del Hombre y en nuestra Constitución de 1978. No se trata por
tanto de establecer una negociación o baremo. Los derechos fundamentales
no admiten mesuras ni pueden ser acotados. No existe un 50% de derecho a
la vida o un 40% de derecho a la libertad de expresión. Existe el Derecho a recibir la enseñanza en la lengua materna.”
Visto lo citado, cuesta entender el apoyo manifestado por el Círculo Balear a ese decreto a comienzos de septiembre, un apoyo ratificado el pasado sábado por un comunicado de esa asociación manifestando su “apoyo a la nueva normativa lingüística balear”.
Una normativa que, insisto, sólo concede una cierta libertad de
elección de idioma a los padres en la enseñanza infantil, pero no en los
siguientes ciclos: se trata del mismo modelo que el Círculo Balear tachó de “grave incumplimiento del compromiso electoral” del PP. ¿Alguien me lo explica?