Hace menos de 48 horas un grupo de cristianos argentinos
hemos iniciado una campaña para llamar la atención del Papa Francisco sobre un
asunto que nos preocupa y que, creemos, nos concierne a todos.
Se trata de los presos políticos argentinos, de los que su
Santidad ya conoce perfectamente. Este colectivo está integrado por más de mil
quinientos miembros de las Fuerzas Armadas y de Seguridad de la Nación
procesados, condenados y presos por haber combatido contra la guerrilla que en
los años setenta intentó mediante el
terrorismo tomar el poder para implantar una dictadura comunista.
En su inmensa mayoría eran jóvenes soldados, de todas las
jerarquías, que fueron acusados por haber cumplido las órdenes inicialmente
dadas por el gobierno constitucional de Isabel Martínez Vda. de Perón y
seguidamente por los altos mandos militares que integraron las Juntas Militares
del llamado Proceso de Reorganización Militar.
Todo ello no obstante las leyes 23.492 de Punto Final y
23.521 de Obediencia Debida sancionadas por el Congreso y promulgadas en
1987
por el Presidente Alfonsín, leyes que hace treinta años exculparon de
toda responsabilidad por haber participado en la guerra contra el
terrorismo, a los integrantes subordinados de dichas fuerzas, oficiales,
suboficiales y tropa y a los oficiales superiores que no comandaron ni
planearon las
operaciones. Esta situación ha sido posible por singulares
interpretaciones de
la Constitución Nacional por parte del Congreso, la actual Presidente
y la
Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Se violaron todas las Leyes y normas jurídicas, incluso de
carácter internacional, para mantener en la cárcel a estos hombres que lucharon
valientemente para evitar que la amenaza comunista triunfara en Argentina. Y
por ser delitos de lesa humanidad se invocaron las supuestas acciones
imprescriptibilidad de las acciones para justificar mega-causas penales en los
que los procesados y los delitos imputados que se consideran imprescriptibles
por ser de lesa humanidad, pueden aumentar indefinidamente con detrimento del
derecho de defensa en juicio.
Por estos motivos expuestos anteriormente, y por otras
fallas en las condenas y en el sistema judicial argentino mismo, queremos
solicitar a su Santidad que interceda ante las autoridades argentinas, que crea
conveniente, para que mediante el perdón del amor cristiano se sancione y
promulgue una ley de amnistía en forma amplía y general a todos aquellos que
hubieren sido imputados o procesados por delitos militares, políticos, crímenes
de lesa humanidad y comunes conexos con aquellos, cometidos desde el 1° de enero
de 1960 hasta la fecha.
Los adherentes somos
personas que creemos en Dios, la Santa Iglesia Católica, el modo de vida
occidental y cristiano y recurrimos al Papa Francisco porque reconocemos y
aceptamos su autoridad moral y religiosa, su carisma espiritual y, sobre todo,
su preocupación por los más necesitados y los perseguidos. Un pronunciamiento
suyo acerca de este problema que afecta a más de un millar de presos detenidos
injustamente -por no hablar de otros 218 fallecidos en presidio- tendría una
gran importancia para nosotros y el mundo, pero sobre todo para aquellos que
hoy sufren la injusticia y la ignominia.
Esperamos contar con vuestra adhesión y por favor les
pedimos que firmen la petición propuesta, Francisco es el argentino que la
alcanzado la posición de poder más alta de nuestra historia y seguramente es el
único capaz de instalar en la Agenda Política de nuestro país la necesidad
esencial de superar nuestras antinomias, restañar las heridas del pasado y
avanzar hacia un futuro venturoso y digno de ser legado a las generaciones que
nos siguen.
También aprovechamos la ocasión para desearle al Papa
Francisco lo mejor y que la luz del Señor ilumine sus pasos durante este
papado.
Sinceramente con nuestros mejores saludos fraternales y
cristianos.
Pacificación Nacional Definitiva
por una Nueva Década en Paz y para
Siempre