ACLARACIÓN MUY IMPORTANTE DE BERGOGLIO: “JAMÁS HE SIDO DE DERECHAS”
LA BERGOGLIADA DIARIA: “JAMÁS HE SIDO DE DERECHAS”
JAMÁS LO HUBIÉRAMOS SOSPECHADO…
MADRID, 19 Sep. (EUROPA PRESS) -
El Papa Francisco ha recordado que
cuando era superior en la Compañía de Jesús en Buenos Aires a los 36
años tomaba sus decisiones de manera “brusca y personalista”. Entonces,
según cuenta, su forma “autoritaria y rápida” de tomar decisiones le
llevaron a tener problemas serios y a ser acusado de ultraconservador
cuando, en realidad, “jamás” ha sido “de derechas”.
También considera que la Iglesia tiene
el desafío de reflexionar sobre el “puesto específico” de la mujer en
la Iglesia de forma que también esté “allí donde se ejercita la
autoridad en los diferentes ámbitos de la Iglesia”.
Así lo indica en una entrevista
publicada este jueves por dieciséis revistas de cultura de la Compañía
de Jesús y realizada por el director de La Civiltà Cattolica, el jesuita
italiano Antonio Spadaro, que recoge un diálogo de más de seis horas
que se desarrolló a lo largo de tres sesiones los días 19, 23 y 29 de
agosto. En España, la revista Razón y Fe es la encargada de publicarla.
Así, preguntado por el papel de la
mujer en la Iglesia, el Papa Francisco apuesta por trabajar más hasta
elaborar “una teología profunda de la mujer” y por que “el genio
femenino esté en los lugares donde se toman las decisiones importantes”.
Así, subraya que “no hay que confundir la función con la dignidad” pues
María, una mujer, es “más importante que los obispos”.
En este sentido, añade que es
necesario “ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva
en la Iglesia”, critica los discursos que “a menudo se inspiran en una
ideología machista” y dice temer “la solución del machismo con faldas,
porque la mujer tiene una estructura diferente del varón”.
Por otro lado, el Papa también declara
que es necesario que la Iglesia acompañe a las personas con
misericordia independientemente de su condición, pero al mismo tiempo,
invita a no hablar tanto del aborto, el matrimonio homosexual o el uso
de anticonceptivos.
“No podemos seguir insistiendo solo en
cuestiones referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de
anticonceptivos. Es imposible. Yo he hablado mucho de estas cuestiones y
he recibido reproches por ello. Pero si se habla de estas cosas hay que
hacerlo en un contexto. Por lo demás, ya conocemos la opinión de la
Iglesia y yo soy hijo de la Iglesia, pero no es necesario estar hablando de estas cosas sin cesar“, apunta.
ACOMPAÑAR Y NO CONDENAR A LAS PERSONAS HOMOSEXUALES
Además, apunta que “urge” que los
sacerdotes “curen” con su predicación “todo tipo de herida y cualquier
enfermedad” en lugar de dejarse envolver en pequeñas cosas, en pequeños preceptos.
Así, recuerda que en Buenos Aires recibía cartas de personas
homosexuales, “verdaderos heridos sociales” que le decían que “sienten
que la Iglesia siempre les ha condenado” cuando, según explica
Francisco, “la Iglesia no quiere hacer eso”.
“Una vez una persona, para provocarme, me preguntó si yo aprobaba la homosexualidad. Yo entonces le respondí con otra pregunta: ‘Dime, Dios, cuando mira a una persona homosexual, ¿Aprueba su existencia con afecto o la rechaza y la condena?’. Hay que tener siempre en cuenta a la persona. Es nuestro deber acompañarlas a partir de su condición”, remarca, al tiempo que añade que el confesionario “no es una sala de tortura”.
En cualquier caso, el Pontífice
defiende que la religión tiene derecho de expresar sus propias opiniones
al servicio de las personas, pero que, como Dios en la creación ha
hecho libres a los hombres, “no es posible una injerencia espiritual en
la vida personal”.
Ante esta situación, Francisco ve
necesario que el anuncio misionero se concentre en “lo esencial”, que
sea más sencillo, profundo e “irradiante” para encontrar “un nuevo
equilibrio” pues “de otra manera el edificio moral de la Iglesia corre
peligro de caer como un castillo de naipes, de perder la frescura y el
perfume del Evangelio”.
UNA REFORMA SIN PRISAS
Por ello, considera que las reformas
organizativas y estructurales son “secundarias”, es decir, que deben
llegar tras la reforma de “las actitudes” porque, a su juicio, “el pueblo de Dios necesita pastores y no funcionarios clérigos de despacho”.
En cuanto a su modo de gobernar, el
Papa asegura que utiliza el discernimiento para tomar decisiones,
incluso aquellas que afectan a su vida más cotidiana, como el usar un
coche modesto. “Son muchos, por poner un ejemplo, los que creen que los
cambios y las reformas pueden llegar en un tiempo breve. Yo soy de la
opinión de que se necesita tiempo para poner las bases de un cambio
verdadero y eficaz”, apunta.
Además, en este discernimiento, cree
que ayuda el diálogo y las consultas, por ejemplo, en los consistorios y
los sínodos que, a su parecer, hace falta que tengan una forma “menos
rígida” para poder realizar consultas “reales, no formales”.
Concretamente, se refiere al comité de ocho cardenales que le asesorarán
en el gobierno de la Iglesia y revela que su creación no fue solo fruto
de su decisión sino de los cardenales.
“JAMÁS HE SIDO DE DERECHAS”
No obstante, Francisco admite que no
siempre ha sido así y que ha aprendido de sus errores. Así, recuerda que
cuando era superior en la Compañía de Jesús en Buenos Aires a los 36
años tomaba sus decisiones de manera “brusca y personalista”. Entonces,
según cuenta, su forma “autoritaria y rápida” de tomar decisiones le
llevaron a tener problemas serios y a ser acusado de ultraconservador
cuando, en realidad, “jamás” ha sido “de derechas”.
Concretamente, sobre los dicasterios
romanos, remarca que están al servicio del Papa y de los obispos y que
tienen que ayudar a las Iglesias particulares. No obstante, advierte de
que, en algunos casos, “cuando no son bien entendidos, corren peligro de
convertirse en organismos de censura”. De hecho, apunta que “impresiona
ver las denuncias de falta de ortodoxia que llegan a Roma”.
En la entrevista, Francisco se
confiesa un apasionado de Dostoyevsky, Hölderlin, Caravaggio y Mozart,
se define como un “indisciplinado nato” y revela que a veces se duerme
durante la oración vespertina, su preferida. El Papa también aborda el
tema del Concilio Vaticano II para concretar que hay líneas de
“continuidad y de discontinuidad” pero que “la dinámica de lectura del
Evangelio actualizada para hoy, propia del Concilio, es absolutamente
irreversible”.