Un banquero corrupto es el nuevo primer ministro de Ucrania
Arseniy Yatsenyuk (izq) junto a Oleh Tyahnibok, líder del partido fascista Svoboda.
Un
parlamento ucraniano remodelado instalado tras el golpe la semana pasada
votó a favor de nombrar a Arseniy Yatsenyuk como nuevo primer ministro
del país. Yats, como lo apodó Victoria Nuland,
la Secretaria de Estado Adjunta para Asuntos Europeos y de Eurasia en
el Departamento de Estado de los EE.UU., era una elección natural. Es un
ex banquero millonario que se ha desempeñado como ministro de economía,
ministro de exteriores y presidente del parlamento antes que Yanukovich
asumiera el cargo en 2010.
Es miembro del
Partido Patria de Yulia Timoshenko. Antes de la revolución cocinada por
el Departamento de Estado y ejecutada por los matones callejeros
ultranacionalistas, Timoshenko fue encarcelada por malversación de
fondos y otros delitos contra el pueblo de Ucrania. Ahora ella será
parte del gobierno instalado, al igual que lo fue después del anterior
golpe orquestado, la Revolución Naranja.
Yats entregará a
Ucrania a los banqueros internacionales. “Ucrania está al borde de la
quiebra y necesita ser salvada del colapso – Yatsenyuk tiene una sólida
formación económica”, dijo el miércoles a Bloomberg Ariel Cohen,
investigador principal en la Fundación Heritage con sede en Washington.
“Ucrania se enfrenta a reformas difíciles pero sin ellas no tendrá un
futuro exitoso.”
La discusión con el FMI es crucial, dijo a principios de esta semana el Secretario del Tesoro de EE.UU. Jacob Lew.
Con el fin de asegurar el acuerdo, el gobierno estadounidense endulzó
la olla. Lew habló sobre Ucrania con la jefa del FMI, Christine Lagarde,
mientras regresaba de un cónclave globalista, la reunión del G-20 en
Sydney, Australia.
“El Secretario
Lew informó a la directora gerente Lagarde que había hablado el mismo
día con el líder ucraniano Arseniy Yatsenyuk y le sugirió el amplio
apoyo de un paquete de ayuda internacional vinculado al FMI, tan pronto
como el gobierno de transición ucraniano estuviese plenamente
establecido por el Parlamento” informó el lunes MNI News.
“El Secretario Lew también señaló que le había comunicado al Sr.
Yatsenyuk la necesidad de comenzar rápidamente la implementación de
reformas económicas y entrar en conversaciones con el FMI tras el
establecimiento del gobierno de transición.”
La historia de
Ucrania está sacada del libro de recetas del FMI. Los líderes de la
nación corruptos del pasado y presente – en especial Timoshenko, que fue
a la cárcel por corrupción y robo al por mayor – se han enriquecido a
costa de los ucranianos comunes y corrientes.
“Ucrania en los
albores de la independencia era uno de los diez países más
desarrollados, y ahora arrastra una existencia miserable”, dijo el año
pasado el líder del Partido Comunista Petro Symonenko.
Los líderes de la nación “firmaron un memorando con el Fondo Monetario
Internacional para cumplir los requisitos de los oligarcas, pero por
otro lado – para pagar a tiempo los intereses de los préstamos del FMI y
elevar los precios del gas y la electricidad”, dijo Symonenko.
La Revolución
Naranja – iniciada por la NED, el IRI, Soros y la CIA – instaló una
galería de sociópatas canallas y egoístas que llevaron a la quiebra a un
país ya seriamente debilitado por la corrupción.
Para el FMI y
la élite financiera, Ucrania no es más que un premio tentador. “Su
fértil suelo negro generó más de una cuarta parte de la producción
agrícola soviética, y sus granjas proporcionan cantidades importantes de
carne, leche, granos y verduras a otras repúblicas”, señala ABO,
un sitio web que se enfoca los recursos energéticos. “Del mismo modo,
su diversificada industria pesada suministra el único equipo (por
ejemplo, tubos de gran diámetro) y materias primas para los
emplazamientos industriales y mineros (aparatos de perforación vertical)
en otras regiones de la ex Unión Soviética.”
Después de
separarse de la Unión Soviética y declarar su independencia, se pensaba
que el país “liberalizaría” su industria y sus recursos, es decir,
abrirlos para la privatización por parte de las empresas transnacionales
y los bancos internacionales, pero esto no sucedió con la rapidez
suficiente para financieros y corporativistas.
“La caída en
los precios del acero y de la exposición de Ucrania a la crisis
financiera mundial debido a los préstamos del exterior redujeron
severamente el crecimiento en 2008 y la economía se contrajo más de un
15% en 2009, uno de los peores resultados económicos en el mundo”,
explica ABO. “En agosto de 2010, Ucrania, bajo el gobierno de
Yanukovich, llegó a un nuevo acuerdo con el FMI para un Acuerdo Stand-By
de 15.1 mil millones de dólares. El crecimiento económico se reanudó en
2010 y 2011, impulsado por las exportaciones. Después de los
desembolsos iniciales, el programa del FMI se estancó a principios de
2011 debido a la falta de avances del Gobierno de Ucrania en la
implementación de las reformas clave en el sector del gas, es decir,
aumentos en las tarifas del gas. El crecimiento económico se desaceleró
en el segundo semestre de 2012 con Ucrania terminando el año en recesión
técnica tras dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo”.
Ahora que
Yanukovich está fuera de escena, con el esbirro banquero Yats
controlando el parlamento, y los matones fascistas controlando las
calles y protegiéndose de una contrarrevolución que pueda amenazar el
golpe de Wall Street, la costa está despejada para que el FMI continúe
donde había quedado. Ucrania, que ahora es uno de los países más pobres
de Europa gracias la cleptocracia patrocinada por Washington y Wall
Street, está abierta para más saqueos.