La economía ucraniana ante una trampa del FMI y la UE
La drástica situación económica
de Ucrania hace que las nuevas autoridades se encomienden a la “bondad”
de Occidente y el Fondo Monetario Internacional.
Sin embargo, esta parte patrocinadora condiciona la ayuda financiera con una serie de reformas que recaerán sobre la población.
Según las estimaciones del ministro
interino de Finanzas, a día de hoy las arcas públicas necesitan unos
35.000 millones de dólares, una suma que espera recibir de los Gobiernos
occidentales.
Pero en medio de la catastrófica
situación política y económica que reina en Ucrania, Occidente reitera
que no ofrecerá ninguna ayuda unilateralmente y pide a cambio algo que,
al parecer, solo perjudicaría la difícil situación actual.
Así, por ejemplo, el Fondo Monetario
Internacional está dispuesto a otorgar unos 16.000 millones de dólares
con la condición de que Kiev apruebe una serie de reformas.
1. Aumentar la edad de jubilación en dos
años para los hombres y en tres para las mujeres. Anular el derecho de
jubilarse antes de la edad legal, así como suspender el esquema que
estipula la doble cotización en los empleos que conlleven riesgo para la
salud.
2. Anular el sistema que fija los pagos
de pensiones especiales a científicos, funcionarios y gerentes de
empresas públicas. Limitar el pago de pensiones a los empleados en edad
de jubilación y fijar los 60 como edad para la jubilación de los
militares.
3. Aumentar las tarifas del gas en un
50% para las empresas municipales y duplicarlas para los consumidores
particulares, así como elevar las tarifas de electricidad en un 40% y
autorizar el incremento de precios de acuerdo al repunte de la tarifa
del gas.
Sin embargo, algunos expertos creen que
las reformas impuestas desde el exterior no sirven para Ucrania y
representarían un golpe para la economía y el bienestar de los
ciudadanos.
Según Joaquín Arriola, profesor titular
de economía política de la Universidad del País Vasco, las reformas
promovidas por el FMI conllevarían una pérdida de soberanía económica.
“Los programas de ajuste estructural que
promueven el Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea conducen
en el corto plazo a un empobrecimiento de la población. La receta será
la que se aplica siempre: reducción de salarios, venta de patrimonio
público a empresas multinacionales… Es decir una pérdida de soberanía
económica. Y, en tercer lugar, la apertura comercial, lo que supone un
deterioro de la balanza comercial a corto plazo y se traduce en una
intervención, más fuerte todavía de estos organismos internacionales. Es
una trampa de la que es muy difícil salir, como demuestran los países
de América Latina desde los años 80″, recordó.
Aparte de los cambios que de poco sirven
a los estándares de la economía ucraniana, según las revelaciones de
WikiLeaks, las reformas fueron elaboradas con el consentimiento de
EE.UU., que junto con la Unión Europea sigue insistiendo en que la única
forma viable para las finanzas de Kiev es acudir al Fondo Monetario
Internacional. Pero muchos destacan que a día de hoy no existen
garantías de que si el pueblo no está contento con los cambios, no vaya a
recurrir a los mismos métodos que ahora.
“Si la primera reacción del Gobierno es
pedir ayuda al Fondo Monetario Internacional, significaría que las
nuevas autoridades ucranianas no pueden ejercer realmente la soberanía y
el poder político. Será por tanto un Gobierno débil e incapaz de
satisfacer las demandas de la población. Sin duda, la inestabilidad
política será una constante en la información que vamos a recibir de
Ucrania en los próximos meses y probablemente años”, señaló.
De este modo, la ayuda monetaria que
ofrece el FMI implicaría recortes y reformas que tienen un panorama poco
alentador, frenando la euforia sobre los cambios políticos en el país.
Si Ucrania aceptara, afrontaría unas medias muy dolorosas.