Rajoy, Villalobos y el PP al estilo 1984
“-¿Cómo puedo evitar ver lo que tengo ante los ojos si no los cierro? Dos y dos son cuatro.
-Algunas veces sí, Winston; pero otras veces son cinco. Y otras, tres. Y
en ocasiones son cuatro, cinco y tres a la vez. Tienes que esforzarte
más. No es fácil recobrar la razón.” Me he acordado de este
pasaje de la novela “1984″ de George Orwell leyendo las torpes y
lamentables declaraciones hechas por la diputada Celia Villalobos, del Partido Popular, este fin de semana.
El PP tiene una forma de frenar la sangría de votantes hacia Vox, pero no se atreverá
El ‘cambio’ que prometió Rajoy se ha quedado en nada dos años después
Pues claro que el PP tiene principios: aquí podéis ver a Rajoy exponiéndolos en 2007
Villalobos acusa a los miembros de Vox de ‘traición’ por dejar el PP
En clara referencia a Vox, Villalobos afirmó: “no se puede apostar por partidos de personas que han traicionado al PP”. Y acto seguido, en referencia a Alejo Vidal-Quadras, la diputada espetó: “Porque ahora no se le hace el caso que él quiere, se cabrea y se va a otro partido. Eso a mí no me vale, eso se llama traición, no se llama ser un compañero solidario con los demás, y no se merece un solo voto del PP”. Incapaz de darse cuenta de que estaba metiendo la pata hasta el fondo, Villalobos añadió: “por ahí hay pequeños partiditos que dicen ‘voy a coger votos del PP cabreados’”, y para redondear la faena, apostilló: “Los populares nos cabreamos, pero cuando nos afeitamos o nos metemos en la ducha, no cuando votamos, que tenemos muy claro a quién tenemos que votar“.
¿El PP se cree propietario de los votos de sus pasados votantes?
De las palabras de Villalobos cabe deducir que esta señora se debe pensar que el PP tiene títulos de propiedad sobre sus afiliados y votantes
y que si en algún momento hemos tenido la insensata ocurrencia de
votarles, tuviésemos en lo sucesivo la obligación de repetir ese gesto
de insensatez. Pues va a ser que no. En unas elecciones se evalúan la
capacidad y las propuestas de los políticos, pero también el
cumplimiento de sus compromisos. El pluralismo político implica, además,
la libertad para cambiar de partido o fundar uno nuevo si los
existentes no defienden los principios de uno. Lo que parece gustarles a Villalobos y a otros dirigentes del PP es que los votantes seamos rehenes a la hora de votar,
y que para nosotros el criterio más importante a la hora de acudir a
las urnas sea el mismo que para ellos: el partido por encima de todo. El
caso es que un partido se debe a los ideales y principios por
los que se fundó y a los compromisos con sus votantes, y si traiciona
todo eso, no se merece que éstos le sigan brindando su apoyo.
Ya está bien de pensar que votantes y afiliados tienen el deber de
otorgar un cheque en blanco a las direcciones de los partidos, cheque
con el que éstas pueden hacer lo que les venga en gana.
La traición la ha cometido la dirección el PP para con sus votantes
Desde hace dos años y medio vengo repasando los constantes incumplimientos del PP, un partido que tras prometer que bajaría los impuestos, los subió nada más llegar al poder, prolongando todo este tiempo el calvario social y económico que vive España. Se trata del mismo partido que tras prometer firmeza contra el terrorismo, se ha dedicado a soltar a etarras -entre ellos, el que secuestró a Ortega Lara-,
cruzándose de brazos ante la presencia de las marcas electorales de ETA
en las instituciones. Estamos hablando, así mismo, del partido que tras
prometer “reforzar la protección del derecho a la vida”, ha dejado
pasar dos años y medio sin aprobar freno alguno a la matanza de niños
por nacer, metiendo en un cajón hasta después de las Elecciones
Europeas -o eso dicen- la reforma de la ley del aborto. También estamos
hablando del mismo partido que mientras se dice defensor de la
Constitución y de la unidad de España, se cruza de brazos ante el
desafío separatista de Artur Mas, concediéndole una y otra vez
partidas millonarias pagadas por todos los ciudadanos en un absurdo
intento por apaciguarle, y transmitiendo la idea de que ser desleal a
nuestras normas de convivencia y a los principios democráticos es motivo
de recompensa por parte del gobierno de Rajoy. Y así podría seguir
enumerando muchas cosas más que vengo denunciando desde diciembre de
2011. Abandonar este PP es un gesto de rebeldía frente a tantas mentiras, incumplimientos y burlas a sus votantes y afiliados.
Aquí los que han traicionado al PP, en especial a sus votantes, son los
actuales dirigentes de ese partido, que tras recibir un apoyo sin
precedentes en las urnas con la promesa de llevar a cabo un “cambio”, se
han limitado a prorrogar el mandato de Zapatero.
Tirar el voto es votar a un PP que incumple sus promesas
Y es que Rajoy y su gabinete han dejando intactas las leyes con más
carga ideológica impuestas por el PSOE entre 2004 y 2011, continuando
con su política de cesiones ante ETA y ante los nacionalistas y
prorrogando la deriva de España hacia la ruina económica, social,
política, educativa y sobre todo, moral. Rajoy y su camarilla
llevan dos años y medio desperdiciando una ocasión histórica de
enderezar el rumbo de nuestra nación y lo han hecho traicionando la
confianza y las esperanzas depositadas en ellos. Por mucho que
ahora personajes como Villalobos pretendan convencernos de que cuatro o
cinco son lo mismo en función de lo que diga su partido, los hechos son los que son y al final la dura y tozuda realidad les está poniendo en su sitio, a ellos y sus mentiras. Personalmente, las declaraciones de Villalobos y las palabras de Rajoy diciendo que votar a partidos minoritarios es “tirar el voto” me han aclarado muchas ideas de cara al próximo domingo. Porque si ya tenía claro que tirar el voto es volver a votar a quienes han incumplido sus promesas una y otra vez,
ahora no puedo hacer menos que arder en deseos de acudir a las urnas a
otorgar mi voto a quienes ponen tan nerviosos a esos troleros